Flashback: Café con pastelitos.

Había salido a dar un paseo por la ciudad, quería pensar en mis progresos con mi madre, en la operación cobra y todo lo demás. Iba con la cabeza en las nubes cuando, supongo que por costumbre, al pasar por la puerta de Granny's giré para entrar y me senté en una mesa.
Seguía algo absorto en mis cavilaciones y pensaba en cual sería el siguiente paso para podre romper la maldición. De momento mi madre no se había ido y eso era bueno, pero, aunque decía creerme yo sabía que no era así y tenía que convencerla de ello. ¿Pero como?
Sin darme a penas cuenta tenía entre mis manos una taza de chocolate con canela que Ruby me había traído, porque ya me conocía y no se equivocó en su elección.
Así que me quedé allí un poco más tomándome mi chocolate y observando a mi alrededor.

Acababa de terminar mi turno en el trabajo y por ese motivo me dirijo a la cafetería a tomarme un café y a despejarme la cabeza. De nuevo había pasado toda la noche soñando con castillos, caballeros y doncellas en apuros. Y con una especie de duende que convertía las briznas de paja en hilos de oro. Todavía no le había hablado a nadie de esos sueños que me acosaban desde que tengo memoria pero me estaba planteando ir al psicólogo ya que no era normal. Si al menos estuviera enganchado a películas medievales, leyendas y todo eso aún lo entendería pero llevaba una vida completamente normal, en la que tenía problemas de vez en cuando como todo el mundo pero que no justificaban esos sueños.
Entro en la cafetería y me siento en una mesa, intentando ocultar mi frustración. Enseguida se me acerca Ruby con una encantadora sonrisa y cuando le pido un café se va a ponérmelo, comentando algo sobre mí, creo que un cumplido aunque no le presto mucha atención, como al resto del local. Cuando me trae el café le dedico una sonrisa y vuelvo a enfrascarme en mis pensamientos.

Cuando levaba allí un rato no muy largo, vi entrar a alguien, que se sentó en la mesa libre que estaba cerca de la mía. Ruby le sirvió su café y el se centró en sus cosas, me pregunté a que cuento pertenecía, había tantos que no estaban en el libro, tantas personas en Storybrooke a los que no lograba identificar aun, pero pronto se rompería el hechizo y ellos mismos sabrían a que cuento pertenecían, sabrían quienes son en realidad.
Tal vez podría averiguar algo hablando con el, no quería molestarle, pero parecía algo contrariado, tal vez podríamos ayudarnos mutuamente. Lo pensé durante un momento y después de titubear un poco, cogí mi taza de chocolate y me senté en la mesa en la que estaba el, le miré sonriente y dije:
-Hola, me llamo Henry. Espero no molestarte pero estas aquí solo, igual que yo y pareces tiraste...-Tal vez estaba siendo demasiado directo, pero así era yo, ya no había vuelta a tras.-Bueno, he pensado que tal vez podíamos conversar.-Me quedé allí mirándole, esperando su reacción.

Vuelvo a la realidad cuando de repente un niño aparece delante de mí y se sienta en mi mesa, justo enfrente de donde yo estaba. Le miro con curiosidad y sorpresa. No le había visto al entrar pero ya debía de estar allí al entra yo porque llevaba una taza de chocolate. Debía de tener unos 10 años más o menos.
Suspiro y sonrío, más para mí que para él, sin saber si enfadarme o no, aunque en realidad estaba más sorprendido que otra cosa ante la confianza de ese niño hacia mí, un desconocido.

- Mucho gusto en conocerte, Henry, yo soy Cedric - Me presento yo también y le sonrío de forma cariñosa. Siempre me habían gustado los niños y entraban en mis planes futuros de formar una familia, aunque eso sería cuando encontrara a la chica apropiada. - No, en realidad no me molestas y no estoy triste es que... bueno... - No termino la frase y suspiro.

Me vuelvo a sorprender cuando me propone conversar. Desde luego la confianza de Henry hacia las personas era admirable.

- Em, vale, así nos hacemos compañía mutuamente si también estás solo. ¿De qué quieres hablar?

Como era de esperar, Cedric, que así se llamaba, estaba algo asombrado por mi entrada en escena y mi forma de ser. No paso desapercibido para mi, que se evadió cuando quiso explicar el motivo por el que estaba así, diciendo que no estaba triste, pero no dijo mucho más, al menos nada de lo que dijo me resultó útil para saber de que cuento procedía.
Me dejó a mi la elección del tema de conversación, después de todo era un niño y el un adulto, supuse que prefería que yo le hablase de temas triviales o que creía que si hablaba el me aburriría o algo así.
Decidí ir directo al grano, ya que por allí todos me conocían y sabían lo de mi libro de cuentos y que creía en la maldición y que pensaba que mi madre adoptiva, Regina, era una bruja malvada. La mejor forma de saber a que cuento pertenecía y si era por algo de su vida anterior por lo que parecía triste, era contarle la verdad desde el principio. Puede que no me creyese, pero al menos esperaba que me siguiese el juego. Para el sería como pasar el rato, distraerse con la imaginación de un niño y para mi sería, la oportunidad de descubrir más sobre el mundo del que provenía y el que jamas había visto.
-Bien Cedric, el caso es el siguiente. ¿Que pensarías si te dijese que no eres quien crees ser? ¿Que me dirías si te plantease la posibilidad de que fueses otra persona, de otro mundo? y sobre todo ¿Me creerias si te contase que además ese otro mundo es el mundo de los cuentos de hadas y que estas aquí por culpa de un hechizo que una malvada madrastra lanzó?-Decidí no decírselo todo de golpe, plantearlo como una hipótesis, para que al menos no creyese que estaba loco, como habían hecho los demás, al contarles lo que sabía.
El echo de que nadie me creyese era un punto en contra, pensé que si en lugar de intentar convencerles sin más, les contase lo que se como si supiese que no era real y les pusiese en la tesitura de tener que imaginarlo, tal vez viesen la posibilidad de que no todo fuese creado por mi imaginación y eso le diera algo de sentido a lo que ellos creían que no era más que mi invención.

Le escucho con atención cuando empieza a hacerme preguntas, planteándome una hipótesis. Estaba cada vez más sorprendido por el contenido de esas preguntas pero aun así consigue atraer mi atención. ¿Yo? ¿El personaje de un cuento de hadas? ¿Qué estaba aquí por el hechizo de una malvada madrastra? Todo lo que me estaba diciendo sonaba a la imaginación sin límites propia de un niño de su edad, pero aun así...
De repente, me vienen los sueños que tenía cada noche desde que tenía memoria a la mente. No conocía el origen de esos sueños, ni el motivo por el que venían una y otra vez cada noche. No era un obsesionado con la Edad Media ni nada de eso, al contrario. Esa época me gustaba pero no lo bastante como para soñar con ella cada noche, y encima con magia y criaturas mágicas. Y ahora Henry decía que yo era un personaje de cuento. ¿Tendrían esos sueños algo que ver con eso? ¿Serían recuerdos de alguna vida anterior? Esa posibilidad ya se me había ocurrido pero no podía ser, era imposible, ¿o no?.

- Si... esa hipótesis fuera cierta, que no digo que lo sea pero por un momento voy a pensar que sí, si lo que me has dicho fuese cierto, si yo soy un personaje de cuento de hadas entonces... - Dudo un momento pero al final decido contárselo. Después de todo no perdía nada - Desde que tengo memoria siempre sueño con lo mismo. Sueño que soy el hijo de un rey, un príncipe, y que me enamoro de una chica con la que me caso y tengo una hija. Y tengo que salvarla de un duende que convierte las briznas de paja en hilos de oro porque ese duende exige a nuestra hija como pago por un favor que le hizo a mi esposa y tenemos tres días para averiguar su nombre sino se la lleva consigo pero al final todo sale bien, averiguamos el nombre del duende y... vivimos felices para siempre - Digo lo último en un susurro.

Miro a Henry.

- Si lo que dices es cierto, ¿crees que esos sueños tienen algo que ver?

Al principio creí que me tomaría a broma, que no se tomaría nada enserio y que si me seguía el juego, no sería más que para masar el rato entretenido con la desbordante imaginación de un niño al que no conocía de nada.
Pero entonces, cuando creí que todo se quedaría en eso, una simple charla sobre hipótesis y casos imaginarios, el decidió contarme sus sueños. A cada palabra iba abriendo más los ojos y poniéndome más ansioso. Entonces escuche con mucha atención y cuando creí que había terminado, cogí mi inseparable mochila y saque el libro.
-Claro que lo creo, es más, estoy seguro de ello.-Dejé el libro sobre la mesa y comencé a buscar el cuento de Rumpelstinski, para mostrarle a mi acompañante su foto y saber si era ese el duende de sus sueños, pero mientras buscaba entre las paginas seguí hablándole.
-El duende al que menciones se llama Rumpelstinski y es un ser oscuro con mucho podre mágico, siempre dice que toda magia conlleva un precio y en su cuento, el precio que hay que pagar, muchas veces es ese. Entregarle a tu hijo.-Por fin encontré lo que buscaba y gire el libro para mostrárselo, aun no estaba del todo seguro, pero parecía que Cedric pertenecía a ese cuento, el cuento de la Hilandera. Lo miré entusiasmado, esperando ver su reacción y también poder estar seguro de que era quien yo creía que era.

Con cada palabra que iba diciendo, Henry iba abriendo más los ojos y se iba poniendo más ansioso, y cuando termino de hablar se apresura a coger su mochila de la que saca un libro. Al fijarme en el título, no puedo evitar sonreír ya que era un libro de cuentos, muy apropiado para la conversación que estábamos teniendo. Henry lo abre y empieza a buscar entre sus páginas, momento que aprovecho para beber un poco de café y poner en orden mis pensamientos. No sabía si había hecho bien en contarle mi sueño o no, había sentido que tenía que hacerlo y ahora no había marcha atrás, sucediera lo que sucediera. Pero Henry me había dado la razón y tal vez él tuviera la respuesta, aunque fuera fantasiosa.
Cuando me pasa el libro y veo la imagen de Rumpelstinski no puedo evitar atragantarme con el café al reconocerlo. Y me recorre un escalofrío al escuchar su nombre, también reconociéndolo. Todas las dudas que me quedaban desaparecen.

- Es él, este es el duende que veo en mis sueños - Alzo la mirada del libro y miro a Henry. - Pero entonces, si todo esto es cierto, si los personajes de los cuentos fueron hechizados y mandados a la vida real, si no dejo de soñar con lo mismo una y otra vez y resulta que lo que sueño forma parte de un cuento entonces yo... yo soy... - No termino la frase y miro de nuevo la imagen.

No me sorprendí cuando reconoció al personaje del cuento y aun me quedaba lo mejor. Cuando empezó a comprender lo que le decía y se dio cuenta de que era lo que eso significaba, le di la vuelta a la hoja, para mostrarle la imagen de los protagonistas, que si no me equivocaba, era el y su amor verdadero.
-Eso significa, que este de aquí,-señale la imagen del libro que ahora mostraba-Eres tu y ella es la mujer con la que sueñas.-La emoción se notaba en mi cara, no podía dejar de sonreír.
Estaba frente a otro de los personajes de mi cuento y eso no era algo extraordinario, todos los de aquel pueblo pertenecían a algún cuento, pero este me creía, esta persona estaba dispuesta a escuchar de verdad y a comprender lo que los demás se negaban. Le miré para ver como se lo estaba tomando, parecía algo anonadado, supuse que era demasiada información para el, en tan poco tiempo. Después de todo seguramente jamas habría esperado que al entrar en el local, se encontraría con un niño que le plantearía lo que para los demás era un disparate, pero para el tenía sentido.
Le dí tiempo para asimilarlo, mientras me bebía mi chocolate con canela, me senté apoyando la espalda en el respaldo de la silla y le miré con la cabeza algo ladeada. Aun podía echarse a tras, aun podía negar todo aquello y seguir pensando que sus sueños solo eran eso, sueños.

Me sentía abrumado por toda la información recibida, por todo lo que Henry me había dicho. Cualquier otro seguramente se habría reído y le hubiera dicho que se dejara de mentiras e imaginaciones, pero para mí no lo eran. Al saber todo eso las piezas del puzzle encajaban y todo cobraba sentido. Era algo muy extraño pero mi instinto me decía que Henry decía la verdad, y yo siempre había hecho caso de mi instinto ya que nunca me había fallado.
Henry le da la vuelta a la hoja y me encuentro mirando la imagen de una chica y un caballero, o en este caso, de un príncipe. Al verlos el corazón me da un vuelco, sobre todo al saber que el hombre de la imagen era yo. Si eso era cierto no me reconozco, aunque no era lo mismo vestir normal a vestir armadura y llevar espada. Pero ella... al verla siento un amor tan intenso hacia ella que siento que puedo hacer cualquier cosa y salir victorioso de ella. No puedo evitar acariciar la imagen de la chica con un dedo y al hacerlo me tengo una especie de visión, no, un recuerdo, en el que la veo como si de verdad estuviera allí. Con su largo cabello flotando al viento, de color castaño claro con reflejos dorados, sonriéndome, una sonrisa que llegaba a sus bellos ojos verdes. Y luego me viene a la mente un nombre. Lilly.
Vuelvo a la realidad.

- Te creo - Le digo a Henry en voz baja - Todo esto es increíble pero... te creo

Suspiro.

- ¿Y ahora qué? Si todos estamos atrapados aquí entonces... ella también está aquí, ¿verdad? ¿y él? Rumpelstinski. Tú sabes quienes son - Lo último no lo digo como una pregunta sino como una afirmación. Le miro con intensidad.

Noto como las piezas van encajando en su cabeza, sus expresiones pasan de la felicidad a la preocupación en cuestión de segundo, casi puedo notar su decisión de creer toda la verdad, pero espero que pueda afrontarla y no me haga creer que no tiene sentido para el.
Entonces confirmó lo que sospechaba, ¡Me creía! Sabía que no podría negarlo todo. No podía convencer a mi madre, porque ella no tenía recuerdos, aunque fuesen borrosos, de la vida en el mundo de los cuentos, pero el resto de los habitantes de la ciudad si los tenían, aunque reprimidos. En esté caso se habían manifestado en forma de sueños y por suerte se había cruzado en mi camino, aunque yo no creía en las coincidencias.
-Esto es genial, ahora podré ayudarte a recuperar tu vida y si lo hago puede que Emma me crea y rompa la maldición para que todos los de esta ciudad vuelvan a sus vidas de verdad.-Estaba tan emocionado y entusiasmado, deseaba que los adultos pudiesen creerme y que el lo hiciese era fantástico. Entonces me pregunto por el resto de personajes de su cuento y al menos a uno de ellos era seguro que lo conocía. ¿Como era posible que el mismo no se hubiese dado cuenta del parecido de Mr. Gold con Rumpelstinski? No importaba, sobre todo porque no sabía donde estaba su princesa, pero sería una buena aventura intentar encontrarla.
-¿De verdad que no sabes quien puede ser Rumpelstinski? Bueno no importa, es Mr. Gold y bueno... no se donde está ella.-Dije algo apenado, pero me ofrecería a ayudarle a buscar sin duda.-Aquí es muy probable que tenga otro nombre diferente y que al igual que tu, hasta hace unos minutos,no recuerde quien es.-Era lo cierto, nadie conservaba su nombre y es que sería demasiado evidente si todos tuviesen nombres de cuento.-Pero no te preocupes, la buscaremos, te ayudaré.-Le dedique una sonrisa y recogí mi libro, después bebí el ultimo sorbo de mi chocolate.

Off: No, no está. Ok.

Henry estaba muy emocionado y entusiasmado, sobre todo al ver que yo le creía. Pero era la verdad, le creía. Eran demasiadas las coincidencias como para ignorarlas, y si todo coincidía sólo podía ser verdad por muy asombroso y fantasioso que fuera. Henry estaba decidido ayudarme. Para él todo esto era una aventura y no podía culparlo, pero parece sorprendido al ver que no conocía la identidad de Rumpelstinski. Doy un respingo al saber que era Mr. Gold y de nuevo es como si todas las piezas encajaran.

- Bueno, conozco al señor Gold sólo de oídas, apenas si me he encontrado con él cara a cara y las pocas veces que lo he visto han sido en las reuniones del Ayuntamiento. Y sí, siempre le he visto demasiado parecido con Rumpelstinski y también sé que hace tratos con la gente pero entiende que hasta ahora pensaba que mis sueños eran sólo eso, sueños y muchas veces la realidad y los sueños se mezclan. Nunca me ha caído bien el señor Gold por cómo se comporta en este pueblo, como si fuera el dueño de todo, y sí, aparece siempre en mis sueños pero siempre he pensado que era una casualidad, sólo un sueño en el que aparecía nada más. Jamás he buscado relación... hasta ahora. Y ahora veo que no sólo no es una coincidencia sino que son la misma persona

Suspiro.

- Todo esto es tan increíble. Me siento como si acabara de despertar de un sueño pero al mismo tiempo siguiera dormido - Le miro y sonrío - ¿Crees que la encontraré algún día? Sería maravilloso volver a verla. Te agradezco que quieras ayudarme - Le devuelvo la sonrisa - Si necesitas ayuda para romper la maldición cuenta conmigo, te ayudaré en lo que sea, en lo que necesites, ayudémonos mutuamente, ¿te parece bien?

El cerebro de Cedric tenía que ir a mil por hora para procesar todo lo que acababa de rebelarte y es que parecía como si echase humo. Era normal, acababa de descolocar todo lo que Regina quería que creyese y lo que me extrañaba es que no le doliese la cabeza o algo así, siempre había pensado que si alguien se liberaba del hechizo estaría algo más adolorido, aunque supuse que el aun estaba asimilándolo y que cuando se diese cuenta de la verdadera magnitud de todo, puede que si que le acabase doliendo algo la cabeza.
Hablo rapido, parecía intentar convencerse a si mismo de que no pasaba nada por no haberse dado cuenta y así era. No pasaba absolutamente nada, así que para tanquilizarlo, ladee la cabeza y le sonreí, para después decir:
-Es normal que no lo relacionases, era lo que Regina quería, os quitó vuestros recuerdos y tu has tenido la suerte de recordar algo en sueños, el resto de la ciudad, tal vez ni eso. ahora comprenderás que aquí nada pasa por casualidad, todo tiene un fin y todo está tramado de antemano, pero tranquilo, no pasa nada, cuando Emma rompa el hechizo con mi ayuda, todos volveréis a recordar como eran vuestras vidas.-
Seguía estando algo incrédulo, sin duda, pero lo primordial para mi en aquel momento era que, aun así me creía y parecía asimilarlo con más rapidez de la esperada. Entonces me miró con una sonrisa y me preguntó si la encontraría, yo le devolví la sonrisa y asentí enérgicamente.-La encontraremos, haré todo lo que pueda para ello, te lo aseguro.-Entonces se ofreció a ayudarme y mis ojos se encendieron de nuevo, era estupendo, si me ayudaba, tal vez mi madre me creería, de un niño podía decir que solo era su imaginación, pero el era un adulto y no parecía tener pinta de loco.
-Eso será genial, ahora la ...-Dudé antes de decir el nombre de nuestro proyecto, ya que era algo entre mi madre y yo, pero el me ayudaría así que seguí hablando-la operación cobra, que es así como llamamos a nuestra investigación para romper el hechizo, está algo parada, pero estoy buscando nuevas pistas, formas de hacer ver a mi madre la verdad, y es que solo ella puede romper el hechizo.-Estaba entusiasmado por todo aquello, era fantástico que quisiese ayudarme, pero aun no había planeado mi siguiente paso, así que tal vez deberíamos centrarnos en encontrar a su princesa primero.-Que te parece... ¿Y si buscamos a tu princesa mientras se me ocurre algo para convencer a Emma?-Dije con alegría y casi levantándome del asiento de emoción. Esto era sin lugar a dudas lo mejor que podía pasarme.

Off: Perdona la tardanza, no he podido conectarme antes

Me siento algo mejor cuando Henry me dice que era normal que no hubiera relacionado al señor Gold con Rumpelstinski. Les había visto demasiado parecido, tanto físico como con su comportamiento, pero al pensar que sólo eran sueños no le había dado mucha importancia al asunto, sólo que era una casualidad. Pero resultaba que no, que eran la misma persona pero en mundos distintos.
Cuando nombra a Regina siento otro sobresalto al reconocer el nombre de la alcaldesa.

- No me lo digas, Regina es la malvada madrastra que nos ha hechizado a todos y nos ha robado nuestros recuerdos

Suspiro. Empezaba a dolerme la cabeza con tanta información. Todavía no podía creermelo aunque sabía que todo era verdad. Sonrío al escucharle.

- Espero que tengas razón y todo esto termine pronto. - Vuelvo a sonreír al escuchar el nombre de la operación para romper el hechizo y al saber que estaba dispuesto a ayudarme a encontrar a mi amada.

- Me parece perfecto, Henry, te lo agradezco. Será complicado hacerle ver a tu madre la verdad pero cuenta conmigo para la operación cobra

Cedric estaba asimilándolo todo con mucha rapidez, hasta dedujo que Regina era quien había causado todo el problema, sonreí alegre al ver que se implicaba en todo aquello y ponía interés en ayudarme. Deseaba que la maldición se rompiese cuanto antes y su ayuda sería muy útil, tal vez una vez rota, sería más fácil encontrar a su princesa, pero de momento empezaríamos a buscar.
Teníamos que empezar a buscar por alguna parte y se me ocurrió que tal vez podíamos empezar por buscar donde se trabajase en algo que a ella le gustase de antes.
-Oye se me ocurre una cosa. Me he dado cuenta de que todas las personas aquí tienen un patrón y es que trabajan en algo en lo que, en el cuento les gustaba.-Era algo lógico, Regina no quería que tuviesen un final feliz pero tampoco quería que la gente no estuviese mal para que se revelasen. -Piensa un poco a ver si se te ocurre algo que le gustase mucho y tal vez tengamos algo por donde empezar ¿Qué te parece?-Estaba emocionado y esperaba que el compartiese mi entusiasmo.

Me quedo pensativo. Todos teníamos un patrón relacionado con algo que nos gustaba hacer en el cuento y en el que trabajábamos en la vida real. A mí siempre me habían gustado muchísimo los animales y se me daban de maravilla, por eso trabajaba en el refugio de animales. Supongo que sí estaba relacionado con el cuento, aunque no tenía recuerdos de eso, a lo mejor era porque me gustaban los caballos, los halcones y ese tipo de animales. Me esfuerzo por recordar el más mínimo detalle. ¿Qué le gustaba a ella? Cierro los ojos para visualizar mis sueños y recordar mejor.

- Me parece bien, aunque no tengo recuerdos de nuestros gustos. Yo trabajo en el refugio de animales, si me gustan aquí significa que también me gustaban en el cuento, y que se me daban bien. Pero Lily... - Sigo esforzándome por recordar - recuerdo que el rey, mi padre, la obliga a hilar, encerrándola en una habitación, porque el padre de ella le dice que sabe convertir las briznas de paja en hilos de oro, y lo dice porque es un campesino que se ha retrasado en los impuestos y no quiere ser castigado. Pero también recuerdo que ella no sabe hilar y lo sé porque me lo dijo, así que no puede ser eso. Ella se crió en una granja así que le gustarán los animales y el campo y también le gustan los niños, estaba encantada con nuestra hija, no permitía que el servicio se hiciera cargo de ella ya que quería cuidarla personalmente. Estaba feliz

Abro los ojos y miro a Henry.

- Es lo único que recuerdo, el resto es sólo intuición, pero algo es algo

Lo creyese o no, Cedric me había dicho mucho más de lo que yo esperaba, recordaba mucho de sus sueños y eso era estupendo, porque nos ayudaría, puede que el pensase que solo era intuición, pero yo estaba seguro de que era algo que sabía y que muy en el fondo, jamas olvido de ella.
Según lo que acababa de contarme, ella podía trabajar en el refugio, pero eso era imposible, ya que se conocerían y al descubrir que sus sueños eran recuerdos de su verdadera vida y saber que lo que las personas que veía eran reales, habría relaciona a alguna de sus compañeras con sus sueños. Pero de momento no había sido así.
Entonces pensé en lo de que le gustaban los niños, como a Mary Margaret y se me ocurrió algo.
-Tal vez trabaje en el colegio, si le gustan los niños y es buena con ellos, no recuerdo haber visto a ninguna profesora que se le pareciese, pero tal vez está con los niños más pequeños.-Lo pensé un momento, si prefería a los bebés, tal vez, si se sentía mas cómoda con ellos, eso explicaría porque no la relacioné antes con ninguna de las profesoras que estaban en mi colegio.-Podríamos empezar a investigar por ahí, deberíamos preguntar por las clases de infantil.-Le dediqué una sonrisa alegre y entusiasmado. Ya me había terminado mi chocolate y seguía maquinando las posibilidades, tal vez me estaba equivocando, pero no lo sabríamos si no lo intentábamos.

Me quedo pensativo. Era una posibilidad tan buena como cualquier otra y no perdíamos nada por empezar a investigar por el colegio, tal vez con suerte trabajase allí y ya no tendríamos que seguir buscándola, y si no lo hacíamos al menos teníamos la suerte de que este pueblo era pequeño y tarde o temprano tendríamos que dar con ella. Ahora que conocía el origen de mis sueños sería más fácil porque me permitiría reconocerla y saber quien es en vez de pensar que es una casualidad y no darle importancia, como me había pasado con el señor Gold.

- Es una magnífica idea, con mucha suerte trabajará allí como profesora, no perdemos nada por ir al colegio a echar un vistazo, es un buen sitio por dónde empezar a buscar.

Le sonrío y me termino el café rápidamente.

- Si no tienes nada que hacer podemos ir allí ahora - Le propongo - Si te parece bien, o si no quedamos para otra ocasión y ya aprovecho para ayudarte también con la operación cobra

La emoción de que un adulto me crea me sobrepasa, tanto que no me he dado cuenta de la hora que es y de que Regina me estará esperando. Miro el reloj del local y mi decepción se nota en mi cara, me muerdo el labio esperando que no crea que no quiero ayudarle o que he cambiado de idea.
-La verdad es que después de todo soy un niño y llego tarde a casa.-En mi voz se nota la tristeza, no quiero dejar esta aventura así, me gustaría seguir y poder dar con su princesa para que recuperen su final feliz, pero lo cierto es que tengo una madre muy estricta y que si no llego a tiempo a casa, quizá crea que es por Emma y no quiero que se peleen más.
-¿Te parece bien que quedemos aquí o en la puerta del colegio otro día? Así continuaremos con la investigación los dos.-Digo alegre y esperanzado. Me levanto de mi silla con calma y cojo mi mochila mientras espero su respuesta. No quiero irme, quiero seguir con la operación cobra y su historia es tan importante para la operación como las demás, pero esos son los inconvenientes de ser un niño, que nadie te cree y que no puedes hacer lo que quieras.
-Ha sido un placer conocerte y de verdad que espero que te pases por el cole para continuar con esto.-Alargo la mano, esperando que la estreche, e irme después a mi casa, donde me espera la malvada madrastra.

Spoiler:

Veo como la decepción se refleja en su cara y suspiro cuando me dice que llegaba tarde a casa. Le sonrío, entendiéndolo. Sólo era un niño, aunque se me hubiera olvidado en este rato que llevaba hablando con él, y como tal tenía que respetar unos horarios. Espero que no se meta en algún lío por mi culpa.

- Por supuesto, lo entiendo. Perdóname, con la emoción del momento se me había olvidado que sólo tienes 10 años y que tienes que cumplir con tus horarios, espero que tu madre no te castigue por llegar tarde. Podemos quedar otro día en la puerta del colegio, sí, así ya vamos directamente, o puedo esperarte a la salida del colegio, así no perdemos tiempo.

Me levanto también de la silla y le estrecho la mano.

- El placer ha sido mío, Henry, gracias por tu ayuda y por abrirme los ojos, cuídate y ya nos veremos.

Le sonrío y le acompaño a la salida de la cafetería para luego irnos cada uno por nuestro lado.

Off: El placer ha sido mío. Ya rolearemos en otra ocasión ^ ^ Ya he cerrado yo el tema