Un café en la realidad [ Pilian Foxy]

Era temprano por la mañana, y me disponía a tomar un café en la cafetería junto con mi periódico con mi tranquilidad y lo hacía precisamente porque me gustaba estar solo. La camarera era una mujer lista que sabía lo que le gustaba a cada cliente. Como cada mañana me senté en la barra, sonreí y me tomé sumamente despacio aquél café calentito. Me gustaba sentir esa sensación de calor antes de ir a trabajar mientras me enteraba de lo que pasaba en el mundo, mojé mis labios en el café y luego me bebí un buen trago.
Apenas se escuchaba ruido en la calle, pues era temprano y muchas veces era como si abriese la cafetería yo, me conocía el lugar de memoria.
No siempre me gustaba estar solo, era muy probable que en poco tiempo pasaran las primeras personas que iban a trabajar. La mayoría eran asiduas.
Siempre entraba una mujer de tez clara, ojos castaños y pelo cortito acompañada con gorrito, una mujer bonita, dulce y muy educada, otras veces iba a compañada de una mujer rubia con cazadora roja y vaqueros, gente con la que apenas había cruzado palabras a pesar de parecerme muy amables no se había dado la ocasión. Antes de entrar al trabajo, la gente pintoresca de este pueblo se pasaba para tomarse un café o desayunar para mantenerse vitales el resto de la mañana, y todos parecían ser felices levantándose energéticamente.
Algunas veces venía la alcaldesa con su ceño fruncido cabreada por algún asunto del pueblo o con alguien de el, otras venía relajada con un atisbo de superioridad en la mirada que le hacia tremendamente sexy, así en la mañana una pasarela de gente feliz restando a la que he mencionado antes, y estaba deseando ver algún rostro nuevo en este pueblo donde nunca venía nadie.
Salí fuera a respirar hondo y fumarme un cigarro antes de terminarme todo el café , los niños corrían para ir a la escuela acelerados pegando saltos y gritos ¿ Porqué está todo el mundo tan feliz? Me pregunté , le dí la última calada al cigarro y volví a entrar a la cafetería.

Me había despertado temprano y de mala leche (para variar) Me vestí a duras penas, me duché y me sequé el pelo en un tiempo estimado de unos 20 minutos en secármelo pues el secador era de bastante mala calidad.
Mientras mi marido dormía me puse las medias, mi falda y mis botas marrones, mi jersey de cuello vuelto y mis pendientes, finalmente me encaminé a la cafetería para tomarme un desayuno. En realidad nunca iba a la cafetería, solía desayunar en casa, pero ese día cambié de opinión ¡mi bolso y salí volando!
La cafetería se empezó a llenar, entré apresurada a la barra y sin querer di un golpe a la taza de café que el señor en cuestión se estaba tomando.
Me disculpé y me puse nerviosa, pues su mirada aterrizó en mis ojos de manera totalmente descarada.
- Discúlpame, soy un poco torpe, andaba con prisas y mira lo que he hecho.-
Ya había sido infiel lo suficiente a mi marido con personas que no debía, y había cortado toda relación con el marido de Fiona, era momento de buscar otras cosas, otros hombres o mas bien centrarme en mi marido, cosa que me parecía imposible dado que mi crisis matrimonial estaba en su apogeo fatídico de caer en picado.
Le regale una de esas sonrisa que se me daba de maravilla regalar a los hombres y le ayude un poco a limpiarse.