Who I Am? {Flashback} (Regina)

Acababa de despertar en una habitación desconocida, una habitación grande y espaciosa, preciosa, con cuadros colgados por todos lados, una cama con dosel muy bonito azul, mesitas de noche de madera de la mejor calidad, fotos mías sonriendo sola, con gente, delante de lugares que no sé ni lo que son, en unas cuantas con personas que no se les veía nunca la cara, niñas pequeñas con caras difuminadas y sólo la suya reconocible... saldría ella en todas las fotos, sería una habitación preciosa, estaría durmiendo plácidamente, y todo eso, pero no dejaba de ser una habitación completamente desconocida, y el hecho de que hubiera mil millones de fotos suyas la aterraba más. ¿Qué es esto? ¿Dónde está? Cerró los ojos un momento y recordó, ah, vale, estoy en mi casa, ésta es mi cama, y es azul porque... bueno, no vayamos a pensar tanto... ¡ah sí, por la corona! Y estas personas están difuminadas porque... porque... no lo sé, voy a preguntar.

-¡Netty! ¡Ven!-dije dejándome la voz en ello para que no me pudiese decir que no se había enterado.

-¡Ya voy señorita!

Y acto seguido Netheodora, Netty como la llamaba yo, se materializó en mi cuarto ¿Otra pérdida de memoria, señora? es lo que me preguntaba... Eh... no, no es una pérdida, es una duda nunca resuelta... ¿Quiénes son éstos con la cara difuminada, y por qué la tienen difuminada? Netty no lo sabía, o prefería decirme eso antes que explicármelo... traté de sonsacarle algo, y después de muchos intentos, conseguí averiguar algo sobre los difuminados, eran mi familia, aunque el por qué, nunca lo supe.

Mi familia, mi familia, mi familia...¿La tengo? ¿Desde cuándo? Ésto es algo nuevo si me quedaba aquí sentada nunca averiguaría de ellos, así que decidí ir a ver a la única que podría ayudarme, Regina Mills, alcaldesa salí de mi casa/mansión/palacio y me dirigí al ayuntamiento, que era sublime, impresionante, y me encaminé por los largos pasillos hasta llegar al despacho de Regina, olvidándome de pedir cita, de registrarme y de todo, aunque eso de ser conocida en todo el pueblo por cualquier razón también trae esa parte buena, todos te conocen, todos confían en ti, abrí la puerta y allí estaba la alcaldesa, imponente, como siempre, enfundada en su ropa negra y mirando algún que otro papel, me llevé un buen rato en la puerta, observándola, hasta que me decidí a carraspear un poco -Regina,digo, alcaldesa, vengo a buscar, o sea, a pedir, información sobre mi familia... los Dromanov. No sé si la habré pedido alguna vez, pero si lo he hecho, como ya sabe, lo he olvidado... y sin que Regina me invitase a pasar entré y me senté, esperando la respuesta.

Regina estaba rellenando algunos papeles, la diferencia entre ser reina y alcaldesa solía cambiar en eso, en el papeleo, pero por lo general era sencillo, no ocurrían grandes cosas en un pueblo congelado en el tiempo. Regina encontraba divertido como la gente solía decir cosas como desde siempre o similares para referirse al tiempo que no sabían parado.

_ Buenas tardes, señorita Dromanov, es un placer recibirla._ No dejaba de serlo, pues la jovencita era bastante interesante, y a Regina le gustaba su historia, dos veces amnésica, dos veces condenada, era una ironía dulce, y ahora acudía a la única persona que podía ayudarla, a la que la había condenado precisamente_ No, lo cierto es que no me había pedido ayuda antes, siéntese y exponga el caso.

Regina daba una impresión de seguridad patente, que era difícil dejar de percibir. Nadie pensaría que haría algo sin tener en cuenta las consecuencias, porque lo cierto es que nunca lo haría. Decidió esperar a que ella hablase primero, y luego se encargaría de su parte, pues así era el juego que tocaba en esta ocasión.

Ya estaba sentada, así que su invitación no aportaba, aunque hacia que no me levantase de la silla, la miré y le dije -El caso es que... es que... quiero saber de mi familia, no sabía ni tan siquiera de su existencia, no sabía apenas lo que era eso, una familia... -una mueca de añoranza se dibujó en mi dulce rostro que escondía secretos y cosas que ni sabía, la pérdida de mi memoria me ha hecho no estar segura de nada, no saber mis ideales, lo que pienso y me hace no saber ni lo que es sentir, no sé de dónde vengo, aunque supongo que sí sé a donde voy, o hacia donde tengo que ir...

Me puse la mano en el pelo y lo moví a través de él, moviéndolo con el viento, y atusándomelo, pareciendo impaciente por tener una respuesta a esos enigmas que aún se me hacían mi vida pasada. Algún día recordare... lo juro.

Regina escuchó sus palabras. Buscar una familia, vaya tarea más absurda. Las familias no tienen significado sin recuerdos. Ella aprendió por las malas que el amor solía terminar en tragedia, y por ello no permitía que los demás pudiesen amar en paz. No lo merecían, si ella no podía volver a amar los demás tampoco lo harían.

_ Comprendo. Bueno, no soy experta en buscar personas. Pero intentaré hacer lo que pueda para encontrar a su familia._ Le dijo, con tono amable. Ese tono que tan bien tenía ensayado a pesar de la falta de sentimientos que en realidad tenía. Pues si fuese por ella esa princesa podría pudrirse bajo tierra._ Creo que es deseo de todos que vuelvan a reunirse.

Regina la observó, evaluándola. A aquella mujer apenas la había visto en el reino encantado. Por supuesto sabía quien era, pero no le resultaba significativa. Quizás pudiese ganarse su favor y utilizarla para sus propósitos con la falsa búsqueda de su familia. Con Gretel funcionó... al principio, claro.

Sonreí levemente, aunque la ilusión de una familia se apoderaba poco a poco de mi, debería ser maravilloso, una familia, alguien que me contara mi vida, todo lo que ha pasado, todo lo que no recuerdo, quién soy, qué quería, hacia dónde iba, qué pasó, los enigmas de mi pasado absorbían la mayor parte de mis pensamientos, la mayor parte del tiempo,no hacía otra cosa que pensar en intentar acordarme de algo, en ser alguien, no, no sé quién soy, ni sé quién fui, no sé lo que quiero, no sé nada, sólo soy una pequeña niña engreída, que trabaja en una comisaría porque no recuerda lo que estaba estudiando, o lo que ha estudiado, no recuerda nada de antes de aquel día que despertó en aquella maravillosa habitación, y juego a ser la princesa de mi propio mundo, cuando realmente no sé en qué mundo vivo.Gracias Regina, muchas gracias por ayudarme, realmente necesito saber de mi, de donde vengo...-me estaba comenzando a poner llorosa y sentimental, y no quería que Regina me viese así, ella es una mujer fuerte, parece que nada le hace daño-A dónde debo ir, quién era y quién soy. y sin poder aguantarlo más, rompo a llorar, allí en medio, ¿por qué aquí? Delante de la alcaldesa... nada más y nada menos... me tapo la cara e intento tapar los sollozos que sacuden mi cuerpo.

Una princesa sola y sin afectos. Si había algo fácil de manipular era aquello. Cuando empezó a llorar sus sollozos fueron como lágrimas para los oídos de Regina. Se levantó y se acercó a ella, rodeándola con sus brazos en un gesto aparentemente protector. Sabía que los padres de aquella chica estaban muertos, antes incluso de cambiar de reino. Por eso sabía también que jamás los hallaría.

_ No llores Annie. Te prometo que todo irá bien. Hasta que encuentre a tus padres puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?_ Aquello era otra puerta a la manipulación, más que nada. Cuanto más tuviese controlados a los habitantes del pueblo mejor que mejor. Su libertad de expresión los fortalecía_ Seremos amigas. ¿De acuerdo? Yo me ocuparé de ti, de que estés bien. Desahógate.

Podía convertirse en una buena aliada, no tenía padres ni nadie que la entendiese. Ella podía ser su confidente y así podría sacar tajada de ella cuando la necesitara. Todo quedaba perfecto de ese modo y Regina no tendría que hacer prácticamente nada más que escuchar y aconsejar, de modo que siempre saldría ganando y podría imponer su opinión múltiples veces.

Seguí llorando sin poder evitarlo, poco a poco me fui sintiendo incluso agusto en presencia de la alcaldesa, la única persona que me ha visto llorar... me rodeó con sus brazos y me sentí como en casa, así que dejé de un lado mi manía de ser totalmente desconfiada y arisca.

Nu..nunca he necesitado una familia, no sé porque ahora esta devoción por encontrarla-dije entre sollozos, aún.-¿De verdad? ¿Me ayudaréis? -sonreí- Gracias Regina - y seguía llorando, pero aún así, sonreí.

¿Confiaba en Regina? ¿Debía confiar? Me está dando motivos, nada me dice que no deba hacerlo, nada me echa atrás, y me siento agusto con ella, pero algo me dice que no debo dejarme caer tan pronto en sus redes, aunque necesito tanto desahogarme, buscar algo, tener unos amigos... que no me importa mi mente ahora mismo, aunque debería de fiarme de mis instintos, que nunca se equivocan, soy incapaz de pensar, y sobre todo, de dejar de llorar, me siento impotente... y eso no se siente bien, llorar es tan.. malo, tan aburrido... no puedo, y tampoco puedo parar.

Annie, 10 líneas mínimo por post, recuerda.

Con eso bastaba, Regina había tocado su corazón, y muchas veces con eso uno se apropiaba de él con facilidad pasmosa. Todo era un juego, y ella siempre ganaba. Ese día consolaba a la jovencita que tenía entre sus brazos y al siguiente confiaría en ella y la defendería del resto del mundo que a pesar de haber cambiado de mundo e incluso sus recuerdos la seguía menospreciando. Aunque al menos la seguían temiendo como debía ser. El tener el corazón oscuro y vacío ayudaba a conseguir afectar con facilidad los de los demás.

_ La familia es lo más importante. El amor de una familia es algo que nada puede igualar. Las familias deberían permanecer unidas, no deberías avergonzarte de echar a la tuya de menos._ Recordó a su padre y también deseó llorar, pero no habían más lágrimas en su interior. Él y Daniel se habían ido, y ningún llanto se los iba a devolver. Lo que pudiese ser de la familia de aquella chica le era desconocido, pero lo cierto es que las palabras de la reina eran sinceras._ No temas llorar, es bueno, ayuda a superar el dolor. Tu familia retornará a tu lado, no temas.

Sonrió un poco y la soltó lentamente. La joven era cálida y le recordaba lo que extrañaba abrazar a alguien en ocasiones. Pero ya no había nadie a quien abrazar, ni tan siquiera a Henry, que la rehuía cada vez que lo intentaba. Le dolía pensar en ello, pero estaba segura de que a su acompañante no le interesaban sus problemas, estaba demasiado ocupada con los suyos.

¿Cómo estoy echando de menos algo que no conozco? Esa duda me empieza a asolar, si no los conozco, no los recuerdo, no sé nada de ellos... ¿qué es lo que echo de menos? No lo sé, y creo que realmente no los echo tanto de menos como me he querido pensar... ¡qué absurda soy al querer una familia!¡Si no están será por algo! Rápidamente me enjugo las lágrimas y paro de llorar, me pongo seria, me atuso el pelo y después vuelvo a dulcificar mi expresión, sonriendo.

-Supongo que es lo normal, la familia, lo que te acompaña en el camino, aquella que te apoya, te defiende, te sujeta... pero nunca he conocido eso, ni el amor de una familia, ni el calor de un amigo, ni la compañía, retenida en mi mansión y perdida en mi mente, no conozco nada más que mi persona y a esta tampoco la conozco bien, y bien, ¿cómo echar de menos lo que nunca tuve? No sé si es añoranza, o más bien es deseo, no sé si esa familia existe, ni sé porqué no están aquí, sólo sé, que perdí mi vida una vez, y que aún no sé bien esa vida, y que si los encuentro tal vez, vuelva a vivir de nuevo...-las palabras sobre la familia emanaban de mi boca, como recuerdos llegaban a mi mente, un castillo, muy parecido a mi casa, vestidos de princesa, grandes, increíbles, coronas, príncipes, y sangre, mucha sangre.-¿Sabe dónde vivía yo? ¿Siempre he vivido donde vivo?¿En mi casa ocurrió... algo?- Y al igual que antes las palabras, ahora las preguntas, ¿qué me ocurrió? Apenas oía las palabras de Regina, y cuando volví a prestar atención al mundo, ella hablaba de que las familias retornan, aunque me parece que hay un tono un tanto escondido en su voz, así que decido preguntarle.-¿Y su familia? ¿Perdió a alguien?

Ella había perdido a todos los que amaba. Era su maldición, estaba condenada a ser infeliz. Y era por ello que arrastraría a los demás a su infelicidad. Si ella no podía ser feliz nadie lo sería, pues ella no era en absoluto inferior a los demás, en cualquier caso lo contrario. Ella merecía lo mejor, y le habían arrebatado su felicidad con facilidad pasmosa. Y fue entonces cuando juró a sí misma vengarse, cuando su corazón se tornó oscuro como la noche y sin desearlo terminó convirtiéndose en la persona que más había odiado. Pero ya era tarde para volver atrás, distaba mucho de estar a tiempo de hacerlo.

_ No sé donde vivías Annie, aún requeriré tiempo para descubrir qué ha ocurrido. _ le dijo, con calor en sus palabras. Ella a veces deseaba olvidar, olvidarlo todo y empezar de nuevo. Quizás si la maldición le hubiese afectado como a los demás las cosas serían distintas. Pero ya era tarde para cambiar eso, y los recuerdos la atormentaban continuamente, más cuando alguien le hacía preguntas como aquellas._ Yo perdí a algunas personas, y sé que ellas no van a volver. Pero espero que a ti no tenga que ocurrirte lo mismo.

Se sentía un poco identificada con ella pues no podía dejar de echar de menos a su padre. Formaba en su corazón un vacío que nada podía llenar. Y por más que se esforzase en pensar lo contrario, ella no era feliz. Había renunciado a lo que más amaba, y por ello había construido este nuevo mundo, que no sabía si realmente merecía la pena.