{Que empiece la cacería} - {Regina}

Mi trabajo ahora me parecía más sencillo. Pero a pesar de todo trabajaba mucho más duro que antes. Quería demostrar que podía ejercer como alcaldesa, y que no se arrepintiesen de permitirme continuar con mi puesto a pesar de saber la verdad. Yo ya no era la reina malvada, y quería que tuviesen claro, especialmente Henry, quería que viese que podía ser una buena madre.

Ely había desaparecido, y no sabía por qué. No había dejado carta de dimisión, simplemente había dejado de venir, y había tenido que ocuparme de todo otra vez. Pero ya le pediría explicaciones cuando decidiese aparecer. Aunque Ely desapareció completamente de mi cabeza cuando Maléfica entró por la puerta como una exhalación.

_ Buenos días, Maléfica._ Dije, sonriendo. Deseaba tener una pausa en aquel trabajo. El vestuario de Maléfica era espectacular, apostaba que había tenido las miradas de todos los hombres del pueblo. Casi parecía que estaba intentando cazar a alguien, aunque me preguntaba quién sería, porque no me había comentado nadie que le gustara._ La verdad es que pensaba tomarme un café aguado... pero este plan es mucho mejor.

No dejaba de mirar a Maléfica, los últimos cambios que había hecho para su físico la hacían despampanante. Ahora envidiaba no haber sido yo la que había sido rescatada e introducida en un cuerpo más joven. Por primera vez en mi vida, me estaba fijando en el atractivo de una mujer, y no entendía realmente el por qué. En cualquier caso, sonreí.

_ Bueno, si me lo dices de esa manera supongo que no me quedará más remedio que obedecerte y contratar a alguien que sustituya a mi desaparecida secretaria._ Dije, con tono dramático, fingiendo que me estaba pidiendo algo horrible, aunque las dos sabíamos que yo estaba deseando tener algo de ayuda._ Bueno, si te has pasado toda la mañana cocinando para mí, supongo que puedo hacer el esfuerzo y renunciar a mi café aguado. Esas tostadas tienen buena pinta.

He de reconocer que jamás me había imaginado a Maléfica cocinando, y mucho menos para una persona que no fuese ella misma. Había un brillo en su mirada, que atribuí a que quería agradecerme lo que había hecho por ella. En ningún momento se me pasaría por la cabeza siquiera pensar que yo le interesaba como le interesaba.

Me di cuenta entonces, por los gestos de Maléfica, de la persona a la que quería pescar con ese sexy atuendo. Quería cazarme a mí. Y no sabía cómo sentirme hacia ello. Era mi mejor amiga, pero yo no podía ver a otra mujer de ese modo. Nunca había tenido siquiera el más mínimo pensamiento lésbico. Aunque reconocía que me sentía a gusto a su lado.

_ Me mimas demasiado, Maléfica. Cualquiera diría que buscas algo de mí._ Dije, tratando de que pareciese que era un comentario casual, una broma sin segundas, puesto que no quería confesar que me había dado cuenta de lo que ella buscaba de mí. Puesto que no era habitual realizar semejante trabajo sin buscar algo a cambio._ Probemos ese pastel, tiene buena pinta.

¿Realmente era la primera vez que cocinaba? Entonces debía tener talento natural para la cocina, porque aquello estaba delicioso. No tanto como mis legendarias empanadas de manzana, pero sí lo bastante como hacerme coger el segundo trozo sin pensármelo. Me sacó una sonrisa ver la mirada que tenía.

_ Conseguirás que pierda la figura...

Definitivamente tenía razón al decir que no cuidaba de mí misma, eso era cierto. Lo cierto es que me preocupaba mucho más por los demás desde que me había propuesto mostrarles a todos que podía ser mejor persona. Quizás me había deshecho de más comodidades de las que realmente correspondía. Así que cuando me dijo aquello, simplemente sonreí.

_ ¿La gente sigue teniéndome tanto miedo como para no querer llevarme la contraria nunca?_ Pregunté, pensando que aquello no era cierto, porque había demostrado con creces quien era ahora. Sin embargo, tenía que aceptar que aquellas cosas llevaban tiempo. Tomé otro trozo de pastel y asentí a su comentario._ Pero no va a estar todo el tiempo pendiente de la salud de tu amiga. ¿O sí?

Aunque no lo descartaba, porque tenía claro que Maléfica no tenía mucho más que hacer encerrada en casa. Y si mi impresión de sus intenciones no estaba errada, y realmente sentía algo por mí, tenía todo el sentido del mundo que se ocupase de mí todo el tiempo.

Era difícil no fijarse en la coquetería que Maléfica desprendía. Tampoco en los halagos que me estaba prodigando. Pero debía ser fuerte y no dejarme llevar. Porque ella era mi mejor amiga, y eso era lo que debía seguir siendo. Yo no había tenido jamás ese tipo de trato con una mujer, y no iba a empezar a tenerlo en aquel momento.

_ Me encuentro bien donde estoy. Por el momento me conformo con saber que Henry y tú habéis visto la persona que soy. El resto llegará con el tiempo._ Dije, más para mí misma que para la mujer que tenía delante. Tener a mi amiga y a mi hijo era más de lo que habría pensado que llegaría a tener._ Ambas sabemos que sólo hay una de esas opciones por la que puedo decantarme, y estoy bien segura que sabes cuál es.

No podía dejar de lado mis responsabilidades ni contratar a una persona para que se ocupase de mí. A fin de cuentas, eso sería algo propio de la reina, y quería alejarme cuanto antes de mi pasado. Eso sólo me dejaba con la opción de que ella se ocupase de todo, algo que ella ya debía haber calculado, por lo que no dije nada en contra. Ella había vencido esta vez.

_ No, no las he olvidado. Son un aporte interesante a cuanto me ha sucedido, y eso me hace feliz._ Sonreí, con sinceridad. El amor que la gente me había demostrado me había sorprendido gratamente, y no quería perder el calor que había empezado a notar al despertarme por las mañanas._ No te veo todo el día en casa con aguja e hilo la verdad. Es bastante irónico después de lo pasado.

Cuando Maléfica observó el reloj, yo la imité, y me llevé una desagradable sorpresa. Tenía muchísimo trabajo pendiente, y había pasado mucho tiempo sin darme apenas cuenta. Tuve que esforzarme para contener un gimoteo y decir algo productor de la frustración. A pesar de todo, el suspiro no podía quitármelo nadie.

_ Temo que sí. Sabes que no te pediría que te fueses si no fuese estrictamente necesario pero..._ Bufé, porque no tenía ganas de que se fuese. Me gustaba estar junto a mi mejor amiga, que me comprendía muy bien. En algunos momentos tanto como sólo Daniel lo había hecho cuando era joven._ Temo que llegaré tarde esta noche. Hay mucho por hacer.