Ilusiones de agua (Regina)

Dos zapatos rojos que hacían ruido al caminar. Talla 36, tacón de aguja. Los lleva flamante una muchacha a ras del mar. Arena en los dedos, luz de luna. Sufre en su melena la noticia desdichada que alguna mañana espera olvidar. Irradia pensamientos, sentimientos, intenciones, que hagan recordar al corazón las sensaciones y que hagan recordar a la memoria sus valores. Sin embargo, busca la verdad en una carta carcomida. Esa muchacha debía haberlo sabido, sin embargo, ahora que ella se ha transformado en la persona que soy ahora, no dejaré que vuelva a ser vulnerable. Y que mi madre sea una luz ahora blanca la hace fácil de atacar. No quiero que ahora que descubrí un vínculo con la vida que pude haber tenido, puedan destruirlo, necesito traerla conmigo a las sombras, donde estará escondida y será fuerte.
Aun poseía esos zapatos rojos, que vestí para mi encuentro, bien cuidados, adornados con un hilo dorado en el tacón. Quise ir elegante, siempre se despierta más respeto así. Es una manera de hacer ver a mi madre que lo que digo lo digo en serio, que no soy una demente, y que quiero lo que es más seguro y razonable.
Esperé a que me diera paso tras llamar a su puerta, había pensado en no decirle quien era, en proponer su regreso como reina oscura, y cuando aceptara la realidad, presentarme como su hija.