{Desolación y melancolía} - {¿Regina?}

por **Ariadne Ferrara** Sáb Jul 06, 2013 12:43 pm

Desolación y oscuridad, eso era lo que desde hacía unos días regían mi vida, era cierto que una vez rota la maldición y recuperados los recuerdos me había sentido libre y livianda, era cierto que día a día había mantenido la esperanza de que él cruzaría el umbral de la puerta en cualquier momento, en que me abrazaría y me prometería que todo iba a ir bien. Pero día a día esa esperanza había empezado a difuminarse, a ir desvaneciéndose... dejando solo un vacío que empezaba a hacerse difícil de soportar, le echaba de menos, le necesitaba tanto como respirar y no sabía que hacer al respecto. Si, le había buscado por todos los rincones de Storybrooke y no había encontrado ningún rastro de él, mi corazón se había acelerado indudablemente al cruzarse con el que resultó ser su hermano gemelo y por un momento me había visto deseando que realmente fuera él, pero no había habido suerte. Por ello mismo, había vuelto a refugiarme en los estudios, en permanecer encerrada en casa rodeada de libros y luchando por mantener la mas mínima pizca de esperanza... pero al final, todo había sido inútil, no había podido mantener la desolación y la melancolía fuera y éstas finalmente me habían invadido.

Soltando un suspiro, miré el reloj de encima de la mesa, para darme cuenta de que en unos minutos tenía clase, sin pararme a arreglarme el pelo, cogí las cosas y me dirigí rápidamente hacia allí, antes de que la maldición se rompiera, había sido mas que feliz yendo todos los días a la universidad, ahora, solo me parecía un tedio, un medio para hacer que no perdiera la cabeza, que dejara de distinguir el norte del sur, pero hoy parecía que eso sería lo último que conseguiría. Por mucho que me intentara concentrar, mis recuerdos no dejaban de perseguirme, de recordarme aquello que echaba tanto en falta, lo que necesitaba para sentirme totalmente completa. Las horas me pasaban tan lentamente que éstas me empezaron a parecer una completa tortura, y en cuando llegó la hora del descanso, no pude hacer nada mas que recoger mis cosas y en vez de dirigirme hacia la cafetería me dispuse a salir de la universidad. Sin saber el lugar exacto al que me dirigía caminé por las calle durante unos pocos minutos para darme cuenta de que me encontraba parada delante del edificio del ayuntamiento. Regina... esa quizás sería una buena solución. Me mordí el labio y me adentré en el edificio para dirigirme sin vacilar hacia la puerta de su despacho. Al estar allí, me mordí ligeramente el labio antes de topar suavemente a la puerta.

En cuando oí su voz dándome paso, abrí lentamente la puerta para asomar primero mi cabeza, con cierta timidez, solo esperaba que mi visita no interrumpiera nada —buenos días Regina —musité antes de abrir un poco mas la puerta para observar, no, por suerte estaba sola, pero aún no sabía si había interrumpido algo— espero que no interrumpa nada —me mordí el labio antes de mirarla intentando mantenerme lo más serena, tranquila y calmada como me fuera posible— pero no sabía a quién acudir —me aparté uno de los rubios mechones de mi cabello que hoy llevaba sueltos alrededor de mi rostro— ¿tienes unos minutos? —pregunté mordiéndome el labio dudosa, si no era así no sabía que iba a hacer, tenía la sensación de que solo ella podía ayudarme y mas ahora que sabía que estaba haciendo grandes esfuerzos por mejorar, por ser mejor de lo que lo había sido en el pasado.

por **Arciria S. Mills** Sáb Jul 06, 2013 8:50 pm

Banda sonora
La medida de un monarca estaba en su puesto. Y Regina lo abandonaba casi continuamente.. Aunque ya me encargaba yo de cumplir todas esas ausencias y asegurarme de dar una imagen pésima de la alcaldesa ante su pueblo. Aunque la jovencita que acababa de entrar me ofrecía algo más. Odette. Esa mujer me debía un favor muy gordo.

_ No interrumpes nada. Lo cierto es que estaba dejando pasar el tiempo. Pasa, siéntate._ Le indiqué, con voz seria, a pesar de lo que más deseaba era reírme de ella y de su sufrimiento. Le daría un poco más de tiempo confiando en mí antes de rebelarme mi verdadera identidad. _ Odette. Cuéntame lo que te ha pasado. ¿Por qué estás tan triste?

Iba a ganar algo con aquella conversación, eso lo tenía claro. Mi primita iba a ser castigada por haber sido feliz y haber roto su maldición. Iba a pagar por haber fastidiado el sueño que había visto en mis preciadas cerillas. Iba a ser la primer en arrodillarse ante la nueva reina de Storybrooke, eso lo tenía realmente claro.

por **Ariadne Ferrara** Dom Jul 07, 2013 1:26 pm

Sus palabras, me parecieron extrañas, no recordaba a Regina con una actitud tan relajada, no cuando se encontraba sentada en la mesa de su despacho, por no decir que me extrañó mucho mas que me llamara por el que había sido mi nombre en el bosque encantado, siempre me había llamado por el nombre que había tenido aquí, en Storybrooke, incluso después de que se rompiera la maldición. Era extraño, no podía negarlo, pero la necesidad de encontrar un poco de luz en la oscuridad en la que me encontraba sumida hizo que apartara esa extrañeza para un poco mas tarde. Me mordí el labio con nerviosismo empezando a jugar con un mechón de cabello antes de que me decidiera a decir algo, a empezar a explicarme —intenté mantener la tranquilidad y la esperanza como tú misma dijiste, —empecé a decir recordando la anterior vez que había estado aquí para hablar, precisamente, del mismo tema que me volvía a traer aquí— pero poco a poco esa esperanza se ha ido desgastando dejando paso a la tristeza —suspiré y agaché ligeramente la mirada para observar mis manos jugueteando con un mechón de cabello— no puedo mas Regina, le echo demasiado de menos y ya no se que hacer su ausencia cada día me duele mucho mas, hasta el punto de que empiezo a verlo todo... negro —suspiré ligeramente, esa actitud y visión tan pesimista no era propia de mi, pero ya casi no me quedaban fuerzas para mantener la esperanza, para seguir luchando cuando cada minuto que pasaba se me hacía eterno, cuando cada minuto que pasaba dolía, en cuando su ausencia me cortaba como si de afilados cuchillos se tratara y notaba como el aire en algunas ocasiones me faltaba, en que notaba ese gran vacío en mi pecho— realmente me hace falta su presencia —musité en un susurro antes de morderme ligeramente el labio— se que no debería ni siquiera pensar en esa opción —dije dudando entre decirlo o no, no quería ser culpable de que ella pudiera volver a sus andanzas y mucho menos por intentar ayudarme a mi, pero mi desesperación era tal que necesitaba por lo menos formularlo en palabras— se que prometiste no hacer uso nunca mas de la magia —levanté la mirada de mis manos para mirarla a ella— necesito saber que él esta bien, que no le pasó nada... —sabía que estaba vivo, eso podía sentirlo... tenía que estarlo, pero necesitaba saber mas, algo que pudiera hacer que la esperanza pudiera crecer de nuevo... algo a lo que pudiera aferrarme, aunque ese algo fuera nímio.

por **Arciria S. Mills** Dom Jul 07, 2013 3:52 pm

Banda Sonora
La forma que tenía de autocompadecerse me resultaba cargante. Ella no sabía lo que era el verdadero dolor. El dolor de una vida de completo sufrimiento y soledad, contemplando lad de los demás, deseando tener alguna de ellas. El dolor de ver como alguien con tu mismo rostro se hace con el poder, y tú sigues sin ser nada. Pero tenía claro que eso iba a cambiar. Y Odette iba a ayudarme a cumplir mi próposito.

_ Supongo que por la familia, deberé hacer una excepción. Prometo que trataré de ayudarte a liberarte de tu sufrimiento._ Me dije, poniéndome en pie y sonriendo. Me coloqué frente a ella y le acaricié los hombros. Iba a hacer lo que había dicho, pero no del modo en que ella creía._ Nadie merece tener que pasar por la pena de saber que su amor está sufriendo.

Dejé descender mi mano derecha hasta alcanzar el pecho, y entonces, en un movimiento rápido y certero, lo atravesé. No tardé mucho en llegar a lo que estaba buscando. Di un suave tirón, y el corazón de la princesa abandonó su cuerpo. Lo sostuve y lo miré con una sonrisa cruel, sádica. Una sonrisa que mi madre envidiaría.

por **Ariadne Ferrara** Jue Jul 11, 2013 1:19 pm

Definitivamente había algo que no terminaba de encajarme, esa sonrisa en vez de resultarme tranquilizadora me incomodaba, de la misma manera que no hubiera puesto la mínima en cuando a usar la magia. Sus últimas palabras me desconcertaron completamente, parecía como si realmente ella supiera algo de él, pero la Regina que conocía, la que había cambiado y renunciado a la magia nunca me habría ocultado eso si realmente lo hubiera sabido. Mis pensamientos y cavilaciones pararon en seco en el momento en que noté su mano a través de mi pecho y al abrir los ojos vi mi corazón en su mano de la misma manera que en sus labios aparecía una sonrisa que no esperaba ver de nuevo ahí. Instintivamente, di un paso atrás y la observé como si la viera por primera vez —tú no eres Regina —dije intentando que mi voz sonara lo mas firme posible— puede que tengas su mismo aspecto, pero no eres ni serás nunca ella —la observé detenidamente buscando algo que hiciera la diferencia con Regina notable, pero por mas que buscara, su aspecto era una copia idéntica del aspecto de Regina, por lo que por ahí era imposible encontrar diferencias, la única parecía ser en el modo de actuar y en lo que, parecía ser, sabía sobre él. Tomé un par de respiraciones intentando mantener la calma y la volví a mirar fijamente— ¿qué es lo que sabes de él? —pregunté finalmente con un hilo de voz que por mucho que quisiera no terminaba de sonar firme— ¿a que te refieres con que está sufriendo? —sabía que si mi corazón siguiera en su sitio, en este momento se estaría retorciéndose y hundiéndose aún mas, a pesar de ello, seguía sintiendo dolor y desolación. Podía que ella tuviera mi corazón en sus manos, pero con él no me había arrancado todos los sentimientos, seguía sintiendo, si, pero de una manera mas tenue y eso era algo que no le iba a dejar saber de ninguna de las maneras. Sabía que ella podía terminar con mi vida en cualquier momento, pero ésta, sin él ya no tenía el mismo sentido, me faltaba algo primordial, algo que me resultaba tan necesario como el mismo aire. Me mordí el labio y la observé de nuevo— ¿qué es lo que pretendes? No le veo el sentido en hacerse pasar por Regina a no ser que realmente haya algo mas tras eso —sabía que estaba intentando acertar a ciegas, pero tenía la sensación de que realmente tramaba algo, algo que probablemente no sería nada agradable.

por **Arciria S. Mills** Jue Jul 11, 2013 9:37 pm

Se había dado cuenta, pero con su corazón en mis manos no me importaba en lo más mínimo. Ahora era mi sirvienta, lo desease o no. De hecho, sus palabras me resultaban agradables, me gustaba que me dijese que no era Regina, porque a fin de cuentas yo era mucho mejor de lo que ella sería jamás. Y ahora por in podía decírselo con la crueldad que me había estado guardando.

_ No, no soy Regina. Supongo que es un placer, querida prima. Soy Arciria, la mayor._ Dije, dando un pequeño apretón al corazón, porque la quería oír gritar de dolor. Sonreí, ya sin molestarme en tratar de fingir el más mínimo afecto. Y si no la había matado era porque formaba parte de la familia._ Tu príncipe está en el reino oscuro. Un lugar que conozco muy bien. Uno en el que sufrirá un tormento tras otro, durante el resto de su vida.

Me reí, con una risa que Regina nunca había tenido. La risa de alguien que jamás había conocido la felicidad, de alguien que era feliz únicamente atormentando a los demás. Se lo haría pagar a todos, y eso incluía a la pobre princesa que tenía delante de mí.

_ Más no temas, porque cuando terminemos el trabajo que hemos de hacer juntas, quizá lo veas.

por **Ariadne Ferrara** Sáb Jul 13, 2013 2:57 pm

La observé atentamente en cuando ella finalmente se presentó, obviamente tenía mas que claro que no era Regina, pero había supuesto que era alguien simplemente adoptando su aspecto, no que realmente tuviera una hermana gemela. No tuve tiempo de contestar cuando noté un dolor agudo en cuando apretó mi corazón, negándome a darle la satisfacción de verme gritar me mordí el labio con fuerza e intenté mantenerme en pie, algo que apenas conseguí puesto que éstas me temblaban ligeramente. Fueron sus siguientes palabras las que me dieron fuerzas para seguir luchando, para esforzarme a no dejar mostrar el daño que me había hecho, el daño que me hacía el saber que él estaba sufriendo. El hecho de que estuviera sufriendo, aunque fuera descorazonador, era señal de que seguía con vida por lo que era algo a lo que aferrarme. Quizás ella no lo supiera, ni dejaría que lo supiera, pero sus palabras en vez de hundirme mas me habían dado las fuerzas que había perdido últimamente. Le clavé la mirada con fijeza —se que sabes mucho mas —dije finalmente con la respiración entrecortada debido a que había reprimido el gritar— sabías perfectamente que era lo que me traía aquí, muy probablemente antes que yo lo dijera —empecé a decir— y teniendo en cuenta que yo he hablado muy poco de él... me lleva a la conclusión que lo sabías de antes —la miré con fijeza, no podía creer cómo había podido confundir su mirada calculadora con la de comprensión de Regina, había bajado la guardia, y eso era algo que me había dado cuenta que no podía permitirme— probablemente desde antes de la maldición —me mordí el labio ante el pensamiento que esa suposición desataba, el hecho de que probablemente ella hubiera sabido de mi cuando yo ni siquiera conocía la existencia del parentesco con Regina. Me mordí el labio ante sus siguientes palabras y negué con la cabeza en negativa, era cierto que quería verle de nuevo, pero nunca ayudaría a alguien malvado para ello— yo no voy a colaborar contigo, así que dudo que haya ningún trabajo que hacer juntas —era consciente de que mi vida pendía de sus manos, pero no por ello iba a dejar que me manipularan libremente, que pretendiera que hiciera lo que le diera la gana. No, no iba a consentirlo.

por **Arciria S. Mills** Sáb Jul 13, 2013 5:40 pm

Banda Sonora

Sus esfuerzos por fingir que no sentía dolor caían en saco roto. Yo podía notar cuanto le dolía todo aquello. Pero era algo innato en los héroes, la necesidad de parecer más fuertes de lo que realmente eran. Sin embargo, lo cierto es que me iba a asegurar de mostrar las verdaderas flaquezas de esos aclamados y relativamente venerados héroes.

_ Deberías estarme más agradecida. De no ser por mí, seguirías siendo un cisne, atrapada en ese lago alejado del mundo._ Di un golpe con la mano, lanzando algunas cosas de Regina por el suelo._ ¡Yo llevé a tu príncipe hasta ti! Yo evité que sus propios padres lo enterrasen vivos producto de la ignorancia. Los dos no sois más que piezas en mi juego. Pero no te preocupes. Pronto volverás a verle, cuando abras la puerta al infierno al que lo envié. Así podrás llorar sobre su mutilado cadáver, mientras me convierto en la dueña de esta ciudad, y dejo de una vez claro ante el mundo que la verdadera Reina soy yo.

Cuando me dijo que no tenía intención de colaborar conmigo yo me eché a reír. No era algo sobre lo que tuviese voz ni voto. Era mi marioneta, mi mascota. Y estaba bien claro que no tenía idea de hasta qué punto yo tenía control sobre sus acciones. Tenía en mis manos su corazón, la llave de sus sentimientos y todas sus emociones.

_ Me temo, querida, que no tienes elección. Y no tengo menor inconveniente en demostrártelo._ Dije, mirando el corazón._ Llora un poco para mí, princesa.

por **Ariadne Ferrara** Miér Jul 17, 2013 8:35 pm

Me quedé completamente paralizada en el momento en que oí sus siguientes palabras, estas me dejaron clavada en el suelo. No... eso no podía ser, no era posible, eso cambiaba muchas cosas. No cambiaba mis sentimientos por él, nada lo haría, sabía que le querría a pesar de que todo hubiera sido una trampa tendida por ella. Era consciente de ello, de la misma manera que sabía que probablemente no le perdonaría las verdaderas intenciones que habían habido tras sus acciones, cierto era que me había traído la felicidad, que estar con él había sido lo mejor que me había pasado. El hecho de que él pudiera estar mal, no podía hacer mas que lastimarme, de hacerme daño. Sabía que ella lo decía con la intención de hacerme daño, de causar heridas profundas y no podía permitir que sus venenosas palabras abrieran y causaran heridas que pudieran ser graves.

Por suerte, sus siguientes palabras hicieron que la mirara fijamente, no podía creer, no podía creer que quisiera, que pretendiera ocupar el lugar que Regina había dejado vacante en el momento en que había elegido dejar la magia de lado. La miré fijamente antes de negar con la cabeza —¿acaso crees que te aceptarán como reina Arciria? —dije finalmente negando con la cabeza— Regina nunca fue feliz siendo reina, ella sufrió y odió cada momento que pasó siéndolo, pero no se dio cuenta hasta que perdió todo y se encontró sola —me aparté unos pasos para mantener una distancia con ella. Levanté una ceja, ante sus palabras, sobre que no pudiera negarme a hacer nada para evitar obedecerla, me disponía a negarme, cuando dijo que llorara. Mantuve la mirada fija en ella, intentando no llorar, pero mis propios ojos se revelaron haciendo que las lágrimas empezaran a surcar mis mejillas pero me mantuve en silencio, no iba a proferir ningún sonido. Con los ojos húmedos le dirigí una mala mirada y me aparté un par de pasos mas de ella.

No estaba dispuesta a permanecer mas tiempo con ella, ya encontraría la manera de recuperar aquello que era mío, para recuperar mi corazón a la vez que esperaba realmente ver de nuevo a ver al amor de mi vida— tengo que regresar a la universidad —la miré fijamente mientras me apartaba un mechón de cabello y me giraba hacia la puerta— tengo cosas que hacer allí —dije finalmente comenzando a caminar hacia la puerta, era cierto que había venido en busca de un alivio, pero lo único que había conseguido era perder mi corazón.

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