Un momento de descanso (priv. Nagano)

Hacía un día precioso. No había ni una nube en el cielo y el sol calentaba, pero aun así seguía haciendo frío. Acababa de terminar con un montón de papeleo en mi despacho, asuntos legales para la alcaldesa que aunque no eran nada urgente, me habían llevado más tiempo de lo previsto, y aprovechando que tenía un rato libre decido ir a la cafetería a tomarme un cafe. Mi trabajo como abogado me exigía demasiado tiempo y aunque era algo que me encantaba cuando tenía un rato libre lo aprovechaba al máximo, aunque tampoco podía quejarme. El trabajo era muy bueno y pagaban bien.
Entro y Ruby me sirve un café. Miro a mi alrededor. Apenas había gente en estos momentos pero eso era normal a esta hora del día. El local se animaría un poco más mas tarde, al oscurecer.
Suspiro suavemente y empiezo a tomarme el café tranquilamente. Cojo el periódico y lo ojeo por encima, deteniéndome en las noticias más interesantes.

off: Solucionado, espero que ahora esté bien ^ ^

Tras enfundarse sus gafas de "Sol", empezó a marchar con la bicicleta en su habitual reparto de paquetes y cartas, yendo de un extremo de Storybrooke a otro en menos que cantaba un gallo. El recorrido era el típico, preferiblemente encargándose de entregar primero los paquetes, librándose así de un peso que solo la hacia ir mas lenta e irritarla, puesto que cuanto mas se exponía a la luz ultravioleta del Sol, peor se sentía, aun llevando las gafas. El dia de hoy, para su suerte, no era muy estresante. Pocos paquetes tuvo que entregar y las cartas las terminó de entregar en tiempo récord. Miró su reloj y vio que no era muy tarde, así que aprovechó y, como su estomago pedía a gritos algo de alimento, recorrió el corto camino que había desde la plaza hacia la cafetería de la abuelita.

No era costumbre suya entraren un lugar como este, y para su gran alivio no había mucha gente. Echó un vistazo en general y buscó el lugar mas apartado de las vistas de aquellas pocas personas. Se sentó en la barra, concretamente en la parte del fondo. Esperó un rato hasta que la joven camarera, Ruby según como la habían oído llamar, le tomó el pedido: un zumo de naranja y una hamburguesa. Pacientemente, y mientras esperaba a que su pedido llegase, miró de nuevo a su alrededor. Divisó a un hombre que le pareció curioso, pero no se atrevía a hablar con nadie...ni tampoco ganas tenia. Fijó la vista en el periodico que estaba leyendo y suspiró. ¿Como un pueblo tan pequeño, tenia su propia editorial? Era un gasto inútil de dinero- Nunca vas a encontrar noticias interesantes en ese periodico-murmuró en voz muy baja, casi para ella misma.

Mientras leía el periódico, oigo como abren la puerta y alzo la mirada un momento. Veo que entra una mujer en el establecimiento. No recordaba haberla visto antes pero muchas veces yo iba a lo mío pensando en mis cosas y no prestaba atención a la gente así que no podía asegurar si la había visto antes o no. Le echo un rápido vistazo antes de volver a concentrarme en el periódico. Suelto un suave suspiro, las noticas no eran muy interesantes aunque bastantes veces me había llevado bastantes sorpresas. Un momento después, creo escuchar algo que dice la mujer que acababa de entrar, pero en voz tan baja que era como si hablara consigo misma. Vuelvo a alzar la mirada y la localizo en la barra sin compañía, al igual que yo. La miro con sorpresa y cierta curiosidad.

- Disculpa, ¿has dicho algo? - Le pregunto amablemente con una sonrisa, ya que no sabía si se había dirigido a mí o simplemente estaba hablando consigo misma, expresando un pensamiento en voz alta, algo que hacía bastante gente.

Volvió la mirada a la superficie de la barra, odiándose a si misma por haber tratado de conversar con un simple desconocido. No es que odiase hablar, pero sociabilizar no era precisamente una de sus características y menos cuando odias a casi todas las personas que habitan este lugar. Escuchó un taconeo que se dirigía hacia ella, y alzó la vista de la superficie de la tabla. Se limitó a asentir a la camarera en cuanto el plato de tortitas y su zumo se encontraban delante de ella. Dio un pequeño sorbo, agradeciendo que no hubiese mucha gente para incomodarla. Justo cuando había agarrado el cuchillo y el tenedor, disponiéndose a disfrutar del desayuno, una voz respondió a su comentario.

Suspiró y mentalmente se golpeó la cabeza...idiota. Volteó el cuerpo en la silla para mirar de nuevo al hombre y vio como portaba una sonrisa, algo que poca gente hacia al comentar algo con ella. Sorprendida, aunque tratándolo de disimular de su rostro, lo miró a los ojos y carraspeó- Quería decir que en el periódico siempre aparecen noticias parecidas...una y otra vez. En Storybrooke no hay suficientes sucesos como para que tener un periódico salga rentable y efectivo-respondió con algo de nerviosismo ante la incomodidad. Habia algo en el que parecía amable, pero no...aquí nadie le trataba con amabilidad y cortesía.

Veo sorpresa en su rostro cuando se gira para mirarme cuando respondo a su comentario. A juzgar por esa reacción había hablado más consigo misma que conmigo pero me responde igualmente y sonrío de nuevo amablemente, escuchándola.

- Cierto, estoy totalmente de acuerdo contigo. Este pueblo es demasiado pequeño y tranquilo como para que haya noticias interesantes y menos todos los días. No se si es rentable o no tener un periódico aquí en Storybrook pero siempre ha habido y que yo sepa nunca han tenido ningún problema financiero. Además está bien saber todo lo que pasa, aunque no sean noticias de gran importancia, y si uno trabaja como abogado como es mi caso, es recomendable estar al día de todo. - Le vuelvo a sonreír - Pero discúlpame, debo de estar aburriéndote con tanta charla, me llamo Matthew Goldberg, por favor, llámame Matt - Le tiendo la mano, presentándome.

Agarró el vaso lleno de zumo de naranja y llevó sus labios a la pajita, mordiéndola un poco antes de sorber. Con el vaso aún en las manos, lo miró y dio un leve asentimiento- ¿Y no es algo extraño? Me refiero...¿de donde logran los recursos para seguir en pie? Porqué está claro que un periódico es algo que cuesta lo suyo-dio otro sorbo, dándole vueltas a la remota idea de que algo se ocultara a los ojos de los habitantes del pueblo, mas no era de su incumbencia. Igualmente y aunque descubriese algo, ¿alguien la creería? No, todos pasarían de largo, incluso algunos se atreverían a mirarla con desprecio.

-¿Abogado? Pensaba que nadie en Storybrooke podía llegar a tener un empleo interesante y en el que fuese necesario tener neuronas-alzó una ceja cuando vio como sonreía y no supo como reaccionar cuando tendió su mano. ¿ Debía aceptarla gustosamente o no? Tenia miedo a sufrir un ataque de panico ante el contacto, por lo que se limitó a mostrarse seria y negar con la cabeza- No estrecho manos, disculpa Matt. No te lo tomes a mal, sino que no acostumbro a tocar o que me toque nadie.

Retiro la mano carraspeando un poco incómodo por la situación. No es que me lo hubiera tomado mal, había muchas personas que como a ella no les gustaba que las tocaran, pero su respuesta me había pillado por sorpresa y ahora no sabía muy bien como reaccionar.

- Oh, entiendo. Lo siento muchísimo no lo sabía - Le sonrío para quitarle importancia al asunto. - Sí, bueno. Trabajo para la alcaldesa en el ayuntamiento - Le digo, respondiendo a su comentario anterior - Ya sabes, llevándole el papeleo y comprobando que todo esté en orden. Es interesante, desde luego, pero son cosas rutinarias, nada más. Éste es un pueblo pequeño. Aunque si alguien necesita un abogado puede contratar mis servicios perfectamente. Y en cuanto al periódico, es el ayuntamiento quien se encarga de mantenerlo en pie.

La miro.

- Y de nuevo te estoy aburriendo - Sonrío de nuevo - Todavía no me has dicho como te llamas