[YRS II] No hay peor momento para estar en casa (Erika)

Pensé que aparecería ante mi hermana y la conocería por fin, o que mi destino sería uno peor que la muerto. Pero desde luego, jamás esperaba encontrarme transportada a mi propia casa, el lugar en que era más fuerte. ¿Era una burla de mi gemela, acaso? A decir verdad no podía planteármelo porque desconocía totalmente su modo de comportarse.

_ ¡El libro!_ fue mi primer pensamiento, en cuanto me paré a serenarme. Para esta situación necesitaría el libro, evidentemente. Sus conjuros eran la última esperanza que este pueblo tenía para romper esa maldición. Lo saqué de su escondite y lo puse sobre la mesa, comenzando a ojear sus páginas frenéticamente._ ¡Vamos, maldito libro! Tengo que salvar a este pueblo. Tiene que haber algún hechizo o pócima.

Golpeé la mesa, dándome cuenta entonces de que no estaba sola. Aquella mujer que tenía frente a mí, a la que había condenado a pasar veintiocho años como estatua. Apenas la conocía, ni tan siquiera sabría decir con exactitud cuál era su nombre. Pero ahí estaba, escuchándome lamentarme por no saber qué conjuro utilizar. Al verla, tan sólo se me ocurrió articular una palabra de dos sílabas, la única que me atrevía a pronunciar.

_ Hola...

Permanecí quieta, en silencio mientras la miraba totalmente perdida a pesar de ser ella quien había ideado la maldición. Su imagen en el fondo me daba pena , la había visto muchas veces en el pueblo maquinar alguna que otra maldad , pero no sabía que había dentro de ella. Por defecto siempre pensaba que había una razón para aquello. Y siempre también por defecto me llevaba tremendas desilusiones al ver que a veces la gente hacía las cosas malas por placer. Quería pensar que en ella era diferente. Tenía un muro tan tan duro que a veces si pasaba por mi lado siendo piedra no podía ver su corazón , su pensamiento , lo bueno que todo el mundo tiene.
Por un momento sentí una aflicción tan fuerte , que mis ojos se llenaron por un momento al notar que los poderes , los cargos no solo afectaban a las gentes de mi reino de mis poderes...
Suavemente toqué su hombro para calmarla como podía , pues yo de magia no sabía.

- Mi madre siempre me ha dicho que así no voy a encontrar las cosas, con ese humor.- A pesar de estar dolida y querer respuestas traté de calmarla , para tratar de ayudarla y sobre todo de ser capaz de perdonarla en lo que me había convertido a mi y a  mis dos hijas.

- Arkres Kalm ur , Sin calma no lo encuentras- Dije en mi idioma y en el suyo. Después me senté enfrente de ella calmada , miré al libro y después a ella.

- Me llamo  Danerys Targaryen, Erika en Storybrooke. Soy una de las afectadas por tu maldición. Soy una Reina como tu. De Pentos. Estoy viuda. Y durante 28 años he sido una maldita roca  de piedra junto con mis hijas , mis dragonas. He escuchado , visto , oído y sentido las vidas falsas que asignaste. He podido entrar en sus corazones cada vez que alguien se apoyaba en mi.A casi todos pude conocer menos a ti.Solo sé que esto no es obra tuya. Solo puedo aconsejarte que la magia no es la solución.


Durante mis multiples viajes , topé con un mago horrible , queme engaño y pude más con mi astucia que con la magia , eso desde luego. Solo si ella lograba hacerme comprender las razones , por su puesto yo estaba dispuesta a ayudarla.

Al escuchar su historia comprendí quién había sido, pero eso no me ayudaba ahora, porque lo que necesitaba era avanzar, no volver atrás. Y sabía, para bien o para mal, que el único modo que tenía de resolver el asunto era usar la magia, aunque eso me pesara. Tenía que detener a esa mujer, aunque ello me costase mi propia cordura.

_ No sé si la magia es o no es la respuesta para lo que a este pueblo le ocurre en estos momentos. Lo que sí sé, es que le debo intentar todo lo que esté en mi mano para salvarlos._ Dije, ligeramente tajante en ese aspecto. Después de todo lo que les había hecho, me habían permitido continuar con la responsabilidad de ser su alcaldesa, algo que no tiraría por la borda._ Lo que aprendí cuando la maldición se rompió, es que yo no importo, los que importan son ellos.

Aunque no quisiera admitirlo, necesitaba a Maléfica. No me había dejado sola en ningún momento desde que la había despertado y me había estado dando su apoyo. Era la amiga más íntima que jamás había tenido y ahora la echaba en falta. A cambio tenía a esa mujer que no conocía, que aunque tenía intenciones de ayudarme, distaba mucho de mi amiga.

No había aprendido nada según mi parecer.Al mirar al suelo vi a mis dos pequeñas , estaban aturdidas en el suelo las acaricié mirando a Regina Mills.
Dudaba de si sabía quien era, pero quería ayudarla. Sus comentarios me parecían todos equívocos , destructivos, y contenían un dolor que se percibía fácilmente.

- Sé como se salva a un pueblo.- Dije con un tono firme.- Y creo que se confunde , si me permite... no puede salvar a nadie si usted no se salva. Quererse y protegerse es necesario si se quiere salvar a todo un pueblo.Debe importarte tu bien estar. Sin tu no te importas ¿ Cómo van a importar los demás entonces?-


Tragué saliva, en realidad no me gustaba ver a nadie así ,había guardado toda mi rabia y dejado el  dolor a un lado. Para tratar de  entenderla , y aprender a perdonarla. Y aun así la veía hostil. Así no iba a conseguir nada , no solo por mi parte. Después de todo no la conocía tan solo sabía que me había amargado 28 años de mi existencia.

- Aun hay gente que cree en usted , gente a la que si le importa. Y yo....- Hice una pausa larga  y despacio las dos pequeñas levantaron su rostro para pedirme algo de agua.- ¿ Tiene usted agua Alcaldesa?-

No necesitaba esas palabras ahora, puesto que lo que necesitaba eran soluciones a lo que había montado mi hermana. Y no iba a conseguirlo haciendo autoreflexión, por mucho que Erika así lo creyese. Mis problemas interpersonales era mejor resolverlos más tarde. Ahora el infierno se había desatado ahí fuera y tenía claro que conversar sobre ello no lo iba a resolver.

_ Por eso mismo no puedo quedarme aquí sentada, Erika. Si lo hago estaré fallándoles otra vez. Y una vez más, no distaré de ser la reina malvada que se queda observando como su pueblo se hace cenizas. Y no quiero volver a ser esa mujer, nunca más._ Dije, ya más calmada. Tenía claro, desde que había visto aquella niebla, que iba a tener que luchar por mi pueblo._ Y si tengo que arriesgar mi vida y mi cordura, ten por seguro que lo haré. Porque no dejo de pensar que en el fondo, esto sigue siendo culpa mía.

En el reino encantado habría vía de escape. Sería posible contener la avalancha que suponían aquellas criaturas. Podríamos atrincherarnos en los castillos y no permitir que pasaran. Pero en una ciudad con el perfil que tenía Storybrooke, éramos un blanco fácil. Me pidió un vaso de agua, y yo me dirigí a la nevera y se lo di. Debo confesar que tenía miedo. Miedo a usar la magia de nuevo, miedo a fracasar y que no sirviese de nada el haberme arriesgado.

_ Empiezo a pensar que mi familia está condenada.

Mis niñas , las dos se abrazaron a mis piernas al escucharme  un  poco indispuesta. Existían formas más rudimentarias que el usar la magia  para vencer  al enemigo. Pero de poco podía ayudar si no sabía la historia , ni las relaciones.
Cogí el vaso lentamente , y la miré detenidamente a  los ojos. Estaba dispuesta a entregar su vida  por su pueblo , como lo había hecho yo en numerosas ocasiones. Acaricié a mis niñas y les di un poco de agua.

- No has sido tu la que ha creado la nueva maldición ¿ verdad?- Dije asentando con la cabeza en señal de respeto. A pesar de todo lo desconocido a pesar de todo , había algo en mi naturaleza de mujer que me hacía querer ayudarla sin preguntar.  Las personas que mienten , suelen retirar la mirada enseguida , pero ahí estaba yo y ella totalmente descolocada , sufriendo por la perdida de su familia. ¿ Sabía ella cuantas vidas había arrancado? ¿ Cuantas identidades habían volado con su humo morado? Pensar en eso solo me hacía  cabrearme más.¿ Por qué debía ayudarla? ¿ Quién quería hacerla daño ahora?-

- Perdóname Regina. No eres la única que piensa que su familia está condenada al sufrimiento. Queremos volver a nuestras Tierras , a nuestro hogar. Esto no es sitio para mis hijas. El mundo real es peligroso. Existen maneras duras de terminar con todo esto , las que yo he vivido en mis Tierras. Dónde hay sangre de verdad. Dolor que no tiene que ver con la magia... y pobreza. Yo fui interrumpida en la búsqueda de la paz  por tu maldición.Y solo busco justicia.- La miré  sinceramente a los ojos- Sin embargo , soy capaz de perdonarte. Si me escuchas una de las salidas que yo puedo darte.-

Despacio , como sincronizadas , las dos pequeñas se dirigieron a una de las ventanas de la casa. A la vez , después de mi llamada " Dracaris" una llama de fuego salio  de las dos niñas , por la boca  quemando gran parte de el exterior , donde se veía la oscuridad de la maldad.
Después miré a Regina , girandome.

- Yo te he desvelado el secreto. Estoy contigo. Pero debes confiar en mi. - Le extendí la mano para que me la diera.- Debemos salir de aquí , no podemos hacer nada, desde tu casa.-

Luz, fuego, calor. Cuando vi a aquellas dos niñas lanzar sus llamaradas por la ventana, me percaté de que aquello era la clave. Las criaturas huían de aquello. Y si esas dos niñas podían causar ese revuelo, Maléfica podría arrasarlos a todos. Eso quitaba un problema de encima, pero Arciria seguía siendo el principal. En cualquier caso, en mi libro no estaba la respuesta.

_ Yo no he creado esta maldición. Y todo mundo es peligroso. Pero lo que yo deseo es que este deje de serlo. No puedo mandarte a tu mundo, Erika. Eso escapa a mis poderes. Pero te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para que tus hijas se sientan seguras. Tanto como quiero que este lugar sea seguro para Henry y los gemelos._ Miré a las niñas un momento, tratando de olvidar como, un momento antes, habían lanzado sendas llamaradas por la boca._ Estoy se acuerdo en que no podemos quedarnos aquí. La persona que estaba conmigo en la cafetería. Tenemos que encontrarla. Ella nos ayudará.

Le estreché la mano y sonreí. Quería pensar que mientras no realizase más magia que la necesaria para sobrevivir, no acabaría sufriendo. No hace falta ser indestructible para ser una heroína. Al contrario, era la voluntad de luchar, sobreponiéndose al riesgo que esto sufriese, lo que marcaba a los verdaderos héroes.

Suspiré al notar que Regina comenzaba a comprenderme, tomé a las dos pequeñas. Habían echado mucho fuego por la boca,y eso que aun eran pequeñas. No podía hacerme regresar a mis Tierras, no estaba en su mano poder hacerlo. No sabía tampoco si ella querría hacerlo.¿ Quería quedarse en Storybrooke siempre? Yo no estaba dispuesta a aquello. Pero ahora se había liberado una oscuridad desconocida por mí aun.
Asentí con la cabeza ,ante la idea de salir a buscar a aquella persona que debía ayudarnos. Podía contar conmigo , al menos para quemar hacer arder o emplear la justicia a quiénes ahora estaban dañando StoryBrooke.
Suspiré ante la idea de salir de allí mirándola.
- Dígame una cosa ¿Si no ha sido usted? Cosa que es obvia...¿ Quién ha lanzado otra maldicion Regina?- Dije mirándola mientras daba las manos a mis hijas. Lo reconozco , tenía curiosidad por saber, por que cuanto más supiera más podría ayudarla. Saber los  puntos flacos... yo que había derribado con astucia a tantos enemigos , de la manera mejor. No derramando sangre.Y ahora seguiría haciéndolo.

Banda sonora

Oscuridad perpetua. Una noche sin día, una tortura. Sin embargo, yo tenía algo que mi hermana jamás había tenido. Sabía muy poco de ella, aparte de lo que la joven del futuro había contado cuando hizo acto de presencia. Pero si se había criado en un lugar como aquel, no podía conocer la esperanza. Y yo tenía esperanza, en especial desde mucho antes de que alguien había entrado en mi vida.

_ La joven dijo que lo había hecho mi hermana. Aunque estoy segura de que mi madre también ha tenido algo que ver. No hace más que complicarme la vida. Aunque, si he de ser franca, desconocía que tuviese una hermana._ Nos internábamos más en la oscuridad, que yo dispersaba con una antorcha. Y entonces, escuché un rugido que generó un temblor._ Creo que la he encontrado.

No tenía pérdida. La colosal dragona ocupaba el cielo, moviendo sonoramente sus alas, rugiendo y lanzando llamaradas por doquier. No me había equivocado al pensar que ella podría acabar con aquel problema, o al menos, con los esbirros de mi hermana.

Una sombra asolaba nuestras cabezas , y asombradas las niñas y yo levantamos la vista al cielo. Ahí lo vimos , un Dragón hermoso , grande. Sorprendida y casi temblando por la emoción de la criatura enorme , y tras la gélida historia corta de la Reina Malvada , di la mano a las dos pequeñas.
-¿ De Dónde ha salido esta maravilla?- Una emoción recorría mu cuerpo. Existía un solo Dragón , cuando estaba todo perdido , cuando no había esperanzas ni si quiera para mí , y solo quedaban estos dos. Ahora más que nunca podía comprender lo que deseaba. Ocupar su lugar , y ser quién tenía que ser, simplemente una Reina.

-Solo hay una cosa en la que discrepo. No tienes por que culparte , si tu pierdes no puedes ayudarlos.- De pronto la miré a los ojos hablando un poco más fuerte por el ruido y el Temblor. Sabía que detrás de ese Dragón había también una historia fascinante.

La esperanza volvía a envolverme. Tan sólo el contemplar aquella poderosa estampa me daba fuerzas, y me hacía sentirme mejor conmigo misma. Me recordaba que ya no estaba sola, que había alguien que se preocupaba por mi seguridad, una amiga de verdad. Y juntas íbamos a salvar este pueblo, con la ayuda del resto de personas que vivían en él.

_ ¿De donde? Ni idea. Pero estoy segura de que me está buscando. Y que la necesitamos si queremos acabar con esta locura._ Dije, más para mí misma que para Erika. La extrañaba más de lo que había creído. Y de hecho, cuando la vi, sentí que mi corazón daba un vuelco. Extendí las manos y grité, tratando de llamar su atención._ ¡Mallory! ¡Estoy aquí!

Sonreí al verla acercarse, sabiendo que una parte de mi tormento se aliviaría. Aunque no quisiese admitirlo, se había hecho una parte muy importante de mi vida. Estaba ahí cuando la necesitaba, y sabía que se preocupaba por mí.

OFF: