And two is becoming three (Garfio)

Estaba dividido. Una parte de mí quería quedarse con Ruby, pero la otra quería acompañar a la pequeña Holly y asegurarse de que estaba bien. Decidir hacer caso a Ruby e ir con Holly, ya que al parecer ella ahora quería romperle la mano a otra persona. Algo que agradecí ya que la mía no iba a poder aguantar mucho más. Si conservase la izquierda probablemente intentase darme algún alivio con ella, porque el dolor era palpitante e intenso y dudaba que se me fuese a olvidar en mucho tiempo.

Observé como bañaban a mi hija y por fin pude relajarme un poco después de tanto estrés. Cierto era que Ruby lo había pasado mucho peor que yo, pero eso no significaba que mi día hubiese sido un camino de rosas. Pero supongo que ella también pensaba que todo había merecido la pena al ver a aquella criatura tan mona. Cuando me la entregaron la tomé como pude entre los brazos, lo cual era bastante difícil dadas las circunstancias. Con una genuina sonrisa llegué y me senté junto a mi novia, aunque no separaba la vista de Holly más de lo necesario, porque parecía interesada en la mano que me faltaba y no me apetecía nada que jugase con mi muñón.

_ No ha sido lo que se dice un día fácil para nadie, Pero lo hemos conseguido._ Dije, mientras mecía ligeramente a la pequeña. No tenía claro si su madre querría volver a cogerla porque lo cierto es que aparentaba estar tremendamente agotada. Había hecho un esfuerzo sobrehumano que para mí era admirable. Y se merecía al menos unos cuantos días de descanso ininterrumpido si ese era su deseo. _ Ahora puedo confesarte que estaba aterrorizado.

Al parecer estábamos de acuerdo en que había merecido la pena, aunque no dejaba de ser sorprendente que dijese que podría pensar en repetir. Aunque lo cierto es que yo también lo haría. Por Holly haría lo que fuese, su sola presencia hacía que me sintiese contento. Desde que Baelfire me había rechazado como su padrastro había un vacío en mí que me impedía sentirme entero del todo. Y ahora se había llenado. Ahora éramos una familia, una de las de verdad, y sólo por ello todo merecía la pena.

_ No, es la primera vez. La verdad es que tenía miedo de que se cayese pero parece que puedo cogerla._ Dije, con una sonrisa. Había sido un temor que me había atenazado durante todo el embarazo. Pensar en que no podría coger a mi propia hija me horrorizaba. Pero parecía bastante capaz de hacerlo y eso me tranquilizaba mucho. Fruncí ligeramente el ceño cuando me dijo que había notado desde el principio lo asustado que estaba._ ¿Tanto se me notaba? Si lo llego a saber... Me lo podrías haber dicho.

Me eché a reír, tampoco es que hubiese tenido ocasión para decírmelo. Salvo cuando ocurrió el incidente del sandwich no es que hubiese tenido mucho tiempo para relajarse. Al parecer había hecho bien mi papel en cualquier caso, por lo que no tenía nada de lo que arrepentirme. Estaba orgulloso de que estuviésemos al fin los tres juntos. Miré a la niña y luego a su madre, y no pude evitar sonreír.

Cierto era que estaba tan entusiasmado con Holly que no había visto que su madre me la pedía, porque la verdad es que no quería soltarla. Pero lo cierto es que sus palabras me hicieron darme cuenta de hasta que punto me tenía calado. Podía ver a través de mí, saber lo que yo sentía, lo que pensaba, en cada momento. Eso era muy distinto a lo que había tenido en el pasado con ninguna otra mujer. Supongo que el verdadero amor provocaba tales percepciones.

_ No me puedes pedir que no me preocupe. Es un pequeño trauma del que no creo que me libre nunca_ confesé. Me pidió que le diese a la niña, que debía estar hambrienta, y yo casi que lo hice de mala gana porque no tenía ganas de separarme de ella. Tenerla entre mis brazos era una sensación _ Pero luego me la devuelves. ¡Promételo!

Lo dije con humor, pero lo cierto es que quería volver a tenerla conmigo cuanto antes. Conocia a la Holly adulta, pero la verdad era que tenerla en brazos era algo completamente diferente. Era una cosa tan pequeña y mona que me costaba creer que había tenido algo que ver en su creación.

La escena que estaba presenciando era lo más tierno que había visto en toda mi vida. Incluso logró que me olvidase de que no tenía ninguna idea de donde había metido mi garfio desde que me lo había quitado y cuando me lo dio la enfermera me sorprendió haberme olvidado de él. Lo cogí con la mano derecha y lo coloqué sobre su soporte en mi muñón. No pensaba dejármelo cuando cogiese a Holly, pero lo cierto es que normalmente me sentía desnudo sin él después de haberlo tenido durante tantos años.

_ Ya discutiremos quien se levanta a esas horas intempestivas en otro momento. ¿Quieres?_ Le dije, mirándola. Estaba claro que por el momento tendría que hacerlo yo dadas las circunstancias. Ruby había pasado por un largo trecho y ahora estaba mejor. No podía esperar a que los tres estuviésemos en casa tranquilos y sin preocupaciones. Que finalmente las cosas se normalizaran y pudiésemos relajarnos._ Yo te veo preciosa, Rubs.

Me resultaba imposible no verla bella estuviese como estuviese. Después de lo que habíamos compartido, podía ver la belleza de su alma tanto como la de su cuerpo. Y su alma estaba radiante, pues nunca había sido más feliz. Yo tampoco lo había sido nunca. Quizá ser padre podía ser difícil, pero estoy seguro de que valía la pena después de todo lo pasado. Ver a aquella niña en brazos de su madre me daba verdaderas ganas de vivir.

La historia de Roja no dejaba de recordarme demasiado a la mía propia, Aunque era difícil creer que Milah me hubiese querido como ella parecía haber querido a Peter. Se notaba en sus ojos un brillo en los ojos al hablar que me recordaba vagamente al que tenía cuando hablaba de mí, aunque a la vez era bastante distinto. Yo siempre la vería bella, era cierto, pero estaba seguro de que no sería el único que la veía así. Estaba preciosa estuviese como estuviese. Yo haría lo que fuese por ella, y ahora a decir verdad, creo que necesitaba un descanso.

Me volví a desenroscar el garfio y esta vez sí que me acordé de guardarlo en el bolsillo antes de nada. No me convenía perderlo después de tantos años. Aunque ya no quería clavárselo en el pecho a Rumpel y sacarle el corazón con él lo cierto es que me había ganado una reputación con él y era el que me daba el mote de capitán "Garfio", al que al final había cogido cierto cariño. El caso, es que cuando la niña terminó de comer yo la volvía coger en brazos.

_ ¿Qué te parece si yo me encargo de la niña y tú duermes un poco?_ Le propuse, mientras miraba a la niña otra vez. Sencillamente no parecía capaz de dejar de mirarla pues era la cosa más bonita que había visto durante toda mi vida y Ruby y yo la habíamos hecho juntos, lo que la hacía más especial aún._ Creo que es algo que realmente necesitas.

Me preguntó por el padrino y la verdad es que no sabría responderle. Por lo que sabía del alter-ego de Holly probablemente hubiese terminado por elegir a Anzu como madrina, pero mi labor era el padrino. Y no había nadie tan cercano a mí como para poder otorgarle tal honor. Honestamente me había parado a pensar en ello durante bastante tiempo pero no había sido capaz de decidirme al respecto. Había pensado en James, pues es el mismo me había elegido como padrino de su boda, pero a pesar de todo no era algo en lo que tuviese especial seguridad.

_ Ya se me ocurrirá alguien, no quiero preocuparme de eso ahora._ reconocí, mientras cogía la pequeña de su pecho y la acomodaba sobre mí. Personalmente que estuviese sana y no le hubiese pasado a Ruby me importaba mucho más que pensar en quien sería su padrino o cualquier otra cuestión más trivial que su propia seguridad._ Anda, descansa un poco. Todo irá mejor después.

Esperé que se durmiese y me quedé con la niña en brazos. Era imposible que hubiese algo más adorable que ella. Había costado mucho dolor y muchas lágrimas. Pero sólo con echarle una mirada uno se daba cuenta de que había merecido la pena. Y esta vez, nos aseguraríamos de que Holly Jones fuese una niña feliz.