Arrastrada fuera del trabajo [Ariadne]

Muchas cosas habían sucedido en muy poco tiempo, pero eso no era ninguna novedad... a este ritmo iba a acostumbrarme a ir de maldición en maldición como el que va de oca en oca y tiro porque me toca aunque deseaba que esto no se repitiera mucho más porque necesitaba estar tranquila y relajada por lo menos durante unos cuantos meses... no creo que sea mucho pedir, aunque por lo visto para los habitantes de este pueblo SI que era mucho pedir un poco de tranquilidad. 

Por fin la ciudad se recuperaba y volvía a su vida normal, aunque yo tenía nuevas cosas en las que pensar y aunque fuera algo precipitado no podía estar más feliz. Supongo que todo este revuelo ocasionado por la maldición nos había dado un giro, casi morimos todos y eso por lo visto se había traducido en unas enormes ganas de la gente por casarse, de momento justo en el momento en el que yo necesitaba relax todo el mundo tenía ganas de juerga. 

Y hablando del diablo por la puerta de Granny's entraba una futura novia, un amor de criatura y una buena amiga mía y como casi todo el pueblo asidua clienta de la cafetería de mi abuela en la que ya se había puesto el cartel de " se necesita camarer@ porque iba a necesitar un sustituto o por lo menos una mano más ya que aún no sabía como iba a encontrarme en los meses venideros. 
-Buenos días Ariadne  -la saludé con mi habitual sonrisa sin tener ni idea de que en un rato terminaría entre vestidos y zapatos.

No me hacía falta alguna que Odette me dijera que quería tomar, ella era un animal de costumbres y siempre pedía lo mismo. Le puse una buena taza de chocolate con una montañita de nata, como siempre pero además hoy no sé si porque las hormonas me tenían de buen humor o porque simplemente me gustaba ver sonreír a mi amiga o porque después de todo lo que habíamos pasado esa última semana me apetecía estar simpática, yo que sé, le puse una nube encima de la montaña de nata como extra. Se lo dejé delante de las narices y le dediqué una sonrisa -Aquí tienes patito -dije cariñosamente -lo que viene ya siendo tu adicción, nunca habría pensado que una persona pudiera tomar tanto chocolate -la piqué un poco. 

En realidad ya estaba empezando a notar síntomas porque ahora que lo tenía delante el chocolate me parecía poco apetecible, puede que no tardara mucho en necesitar de verdad que alguien le hiciera caso al cartelito de la entrada porque si tenía que seguir ahí durante mucho tiempo sabía de un pirata y una abuela con ballesta incluida que se comenzarían a poner de los nervios.

Cuando escuché su petición la miré fijamente al ver su juego de pestañeos, mi mirada era dura como si me estuviera resistiendo a una tarde en la que me apetecía salir de detrás de la barra, aunque lo ideal sería que fuera para descansar porque tenía las piernas algo agarrotadas de tanto tiempo de pie y el suplemento que cada día se hacía notar más, pero me apetecía ir con Ari a donde fuera, pasar una tarde de chicas. 


Finalmente le dediqué la mejor de mis sonrisas -Claro que quiero ir -dije saliendo de mi puesto de trabajo -la abuelita no verá mal que cuelgue el mandil por unas horas y más ahora, además hoy hay poca gente -dije notando como las ganas de pasar la tarde con ella me invadían más y más.

Le saqué la lengua cuando hizo el comentario a cerca de los patos y los cisnes -Sí que son patos, lo único que pasa es que tienen el cuello más largo y son más elegantes pero son igual de patos que los patos -dije para pincharla más. Luego cuando mencionó entre líneas a su mayor adicción la miré picarona. -No sabía que James era comestible... ni que los cisnes fueran patos carnívoros -bromeé haciendo que mis ojos variaran del verde al ámbar, cosa que solo hacía cuando estaba cabreada y agresiva pero esta vez me di el gusto de hacerlo. -Te entiendo, yo también tengo una gran adicción... es manco, navega, tiene los ojos más azules que el océano por el que pasa su barco y tiene tendencia a terminar aporreado por lo que sea... 

Cuando salimos escuché atenta la planificación de la tarde, había escuchado campanas a cerca de la boda de Regina y Maléfica, lo cierto es que después de lo que pasó cuando Arciria lanzó la maldición nos dejó a todos los que estábamos ahí para verlo de piedra. Nunca hubiera imaginado que Regina terminaría casándose con una mujer... y menos con Maléfica, pero no era nadie para juzgar a una pareja que se quería, tampoco me habría imaginado que asistiría a la boda de la mujer que nos había traído aquí. 

Le dediqué una sonrisa, cuando mencionó lo del buen ojo para ayudarla a buscar vestidos me dieron ganas de abrazarla, era una personita adorable. -Entonces, si necesitas un buen ojo has dado con la persona ideal -bromeé echándome flores -aunque ahora me fijo más en los pantalones con cintura elástica que en los vestidos -dije aún en broma, aunque no sabía si le había dicho nada sobre mi actual estado. -Yo también tengo que mirarme un vestido. -Lo del tema del vestido lo llevaba rodando varios días, tenía que buscarme algo que pudiera estar ligado a imprevistos como que se pronunciara la curva que apenas se notaba comenzaba a salir entre mis caderas.

Reí al escuchar que se había picado con el tema animal, Ariadne era muy adorable cuando se picaba con algo. -Pero no me negarás -para variar continué pinchando -que cuando salgo a correr en luna llena y se ve al lobo feroz correr por todo el pueblo con ese pelaje negro azabache brillante y limpio da gusto verme -lo cierto es que una vez superado lo de Peter y tras aceptarme a mi misma como loba y mujer a la vez tenía mucho amor propio hacia mi lado lobuno.

Cuando mencionó lo de "mi día" solté una carcajada irónica. Yo no estaba muy por la labor de montar una boda. No tenía esa necesidad. Para mí, Killian ya era mi marido, el padre de mi hija, el hombre que me hizo volver a sentir el latir xe mi corazón -Cariño, Killian y yo ya estamos casados -dije con una sonrisa especial, una sonrisa que solo aparecía cuando mencionaba al pirata. -Además, tenemos una hija, eso es más que un matrimonio.

Mi mente voló a nuestro primer beso, un momento que recordaría toda mi vida, el día en el que se llevó mi amor. -Fue el día después de conocernos. -Me puse romanticona porque sabía que Ari adoraba eso -él me había secuestrado y me tenía cautiva con un cinturón mágico. A lo largo de esos dos días supe que no era malo, pero que estaba terriblemente solo. Me dijo que la venganza era lo único que le quedaba porque igualmente iba a estar solo siempre... yo le prometí que no lo dejaría nunca... y el cinturón se cayó dejándome libre, porque sabía que había sido sincera...  -Suspiré como una adolescente -Ahí querido pato, fue cuando los dos nos dimos el "Sí, quiero" poco después me besó... y unos días más tarde hicimos a Holly.

Sabía que la princesa estaba loca por casarse pero desde que James había vuelto no se había hablado del tema -Cariño... no tardará nada en pedírtelo -la animé -tú irás guapísima, él irá arrebatador, yo iré con mi tripita y Killian y Killian dos en mujer, véase, mi hija, irán a su bola -bromeé.

El vestido, he ahí mi gran problema, sabía que mi tripita no tardaría en comenzar a hincharse como un globo. -Quiero tener dos opciones, si me sale tripa no quiero llevar a mi niña apretada ahí dentro, ahora más que nunca tengo que tener mucho cuidado