[NNJ] Frustración suprema (Ariadne)

por **James S. Nolan** Vie Oct 11, 2013 9:18 pm

Era una niña, la mujer a la que amaba se había convertido en una niña. Una niña preciosa, sí, pero lo peor es que no se acordaba de mí, no tenía ni idea de quien era yo y no parecía que eso fuese a cambiar. Estaba frustrado, muy frustrado. Cuando encontrase a aquella bruja iba a romperle la nariz de un puñetazo, sin duda.

La llevaba de la mano, mirándola de vez en cuando. Era una niña muy guapa, lo que me dejaba claro que siempre lo había sido tanto como yo la había visto. Estaba nerviosa, yo lo sentía. Me sentí tonto ya que estábamos en su casa y ella me daba las gracias por dejarla quedarse conmigo. No me sentía capaz de decirle la verdad por miedo a las consecuencias.

_ Ponte cómoda, voy a pedir una pizza._ Le dije a la princesita, mientras la observaba de nuevo. Afortunadamente su vestuario había encogido porque no sabía de donde sacar ropa de niña pequeña, ya que las tienda estaban cerradas con esta nueva maldición que nos azotaba. Me senté a su lado y le sonreí._ Si necesitas algo pídelo.

por **Ariadne Ferrara** Dom Oct 13, 2013 11:18 am

De no ser por él que se encontraba a mi lado en el momento en que todo había sucedido, me habría encontrado totalmente perdida y desorientada en un lugar en dónde nada era conocido para mi. Luego solo había sido capaz de aferrarme con todas mis fuerzas a su mano como si me fuera la vida en ello. No podía evitar sentirme profundamente agradecida con él, si algo había aprendido de todo lo que mis padres me habían enseñado era agradecer a todos aquellos que ayudaban sin esperar nada a cambio, sin ningún interés oculto en ese gesto. A pesar de que me sentía perdida, de que no le conocía de nada, no tenía la sensación de que me hubiera secuestrado, si no todo lo contrario, me sentía a gusto con él, a salvo, tenía la certeza de que mientras él no me soltara no me pasaría nada.

En cuando nos marchamos de ese lugar y nos dirigimos hacia lo que parecía ser un pequeño castillo, con cierta semejanza al que había vivido toda mi corta vida, una vez estuve dentro, no pude dejar de mirar por todos los alrededores, no me gustaba estar en lugares que no conocía, no sin mis padres o alguna de las doncellas, eso era completamente opuesto a todo lo que sabía, pero tampoco podía quejarme, al fin y al cabo él me había auxiliado y acogido hasta que mis padres me encontraran. Siguiendo tranquilamente sus indicaciones me subí como pude en algo que parecía ser cómodo y blandito y acomodé la falda del vestido que llevaba, un vestido que, a parte de ser distinto a todo lo que estaba acostumbrada a llevar, no recordaba que me hubieran puesto nunca, tenía tantas dudas y preguntas que no sabía que decir a parte de no dejar de agradecer su hospitalidad.

En cuando se sentó a mi lado, instintivamente me acerqué mas a él y me abracé a él antes de susurrar tibutantemente ya que no quería ofenderle —yo... yo no quiero que te enfades... —musité sin mirarle— pero... pero me podrías... me podrías decir en que parte del bosque encantado... estoy —me mordí el labio ligeramente— papá estará preocupado si me perdí —papá siempre había dicho que yo era la luz de sus ojos y que si me pasaba algo se moría— no quiero... no quiero... que se ponga malito —intenté reprimir un mohín y levanté mi mirada preocupada hacia él, solo esperaba que pudiera ayudarme y que no le importara que quisiera irme, que necesitara encontrar a mis padres para que éstos no se preocuparan por mi desaparición.

por **James S. Nolan** Dom Oct 13, 2013 1:38 pm

Me preguntaba cuando saldría este tema. Sus padre, que no tenía ni idea de donde estarían. Pero que, de estar aquí sabrían que la maldición habría caído, y sabrían que yo me estaría ocupando de su hija, si es que no se habían convertido en niños. Pero su preocupación no dejaba de ser enternecedora. Tenía que asegurarme de que se sintiese bien, y aunque no lo deseaba lo más mínimo, tendría que mentirle para que se sintiese mejor.

_ No te preocupes Odette. Tu padre estará bien. Él sabe que yo te cuido. Pero aún no pude venir a buscarte. Hay asuntos que lo retienen._ Le dije, mientras miraba esos hermosos ojos. Esos no habían cambiado. Tenía esa misma mirada profunda, ese mismo brillo que me había llamado la atención desde el primer momento._ Todo saldrá bien, pequeña. Te doy mi palabra de honor.

Mientras estuviese en mi mano, Odette no sufriría ningún daño, eso lo juraba. Si le pasaba algo, mi vida perdería todo su sentido, quedaría varado y sin rumbo. Y jamás me lo perdonaría. Sin embargo, el timbre me sacó de mis pensamientos, había llegado la pizza.

_ Ahora vengo querida, no te muevas._ Dije, dándole un suave beso en la frente.

por **Ariadne Ferrara** Mar Oct 15, 2013 8:20 pm

Suspiré ligeramente y asentí con la cabeza lentamente, creía y sentía que él me decía la verdad, de que realmente le importaba y que por ello no me mentiría. Casi no le conocía, pero me sentía a salvo, sentía como si realmente él fuera a hacer todo lo que él pudiera y estuviera en sus manos para mantenerme a salvo, creía en su palabra y eso era lo primordial, papá siempre había dicho que lo mas valioso de un buen caballero era que fuera capaz de respetar su palabra, su honor y dignidad, que no era importante la fortuna que pudiera tener y que algún día, yo misma entendería lo que él quería decir cuando me contaba esas cosas.

Ahora sentía que él podía encajar con facilidad dentro de esos canones o eso era lo que yo misma creía y, con cada minuto que permanecía en su compañía empezaba a creer con mas firmeza de que no estaba equivocada. Bajándome de un pequeño saltito del lugar en dónde me había sentado, empecé a caminar con cuidado por la sala, sin quererlo, mi mirada se quedó fijada en una imagen que había en una de las estanterías, una imagen que mostraba a lo que se podría asemejar a un ángel, una mujer con una piel pálida y fina, unos ojos de un precioso azul y un cabello de color dorado.

Dudosa, permanecí observando esa imagen hasta que oí sonidos tras de mi y di un pequeño respingo y me giré para ver regresar al caballero que me estaba acogiendo — yo... yo... —musité avergonzada— no... no quería ser indiscreta —me mordí el labio con nerviosismo empezando a jugar con la falda del vestido que llevaba— pero... —suspiré— milord ¿ella es su esposa? —agaché ligeramente la cabeza y suspiré— es muy hermosa —me sentí extraña diciéndolo, como si el simple hecho de que tuviera a alguien mas que le quisiera me molestara, no entendía bien el motivo para sentirme de esa manera, no podía comprenderlo, pero era algo que yo no podía controlar de ninguna manera, nunca me había importado que la gente que me rodeada estuviera casada, por lo que, no era capaz de entender de ninguna de las maneras el motivo por que me molestaba la posibilidad que estuviera casado.

por **James S. Nolan** Mar Oct 15, 2013 9:36 pm

Efectivamente había llegado la pizza, por lo que permanecí escasos momentos hablando con aquel hombre que nos la traía y le dejé unas monedas extra como propina. Cogí el pedido y lo llevé al salón, donde me encontré a la pequeña Odette observando su propia foto, incapaz de reconocerse. Eso simplificaba las cosas, a decir verdad.

_ Es Ariadne. Estamos prometidos. Íbamos a casarnos pero, ha tenido que irse de viaje._ Dije, visiblemente alicaído. Si le dijese la verdad, estoy seguro de que no me creería, así que le dije lo que podía de ella, nada menos. Dejé las pizzas sobre la mesa y me acerqué a ella, rodeándola con los brazos, era algo que sentía que debía hacer._ Algún día tu serás tan bonita como ella.

De eso también estaba seguro, a fin de cuentas. Le acaricié el cabello y le besé la frente con suavidad. La protegería de todo mal hasta que venciésemos esa maldición y después nos casaríamos y seríamos felices. No dejaría que Arciria nos volviese a separar nunca más, de eso estaba seguro.

por **Ariadne Ferrara** Vie Nov 01, 2013 4:04 pm

Le miré con curiosidad al oírle hablar de ella y no pude evitar observar su expresión al hablar de ella, podía ser pequeña, pero no era estúpida como para no darme cuenta de que ella era muy importante para él, suspiré y me mordí el labio abrazándome a su cuello —la... la echas mucho de menos ¿no? —le acaricié lentamente la mejilla con suavidad, intentando reconfortarle de alguna manera, aunque no sabía cómo hacerlo... no sabía de que manera podría yo hacerlo, pero necesitaba encontrar la manera de hacerlo— seguro de que ella también te echa mucho de menos —suspiré y le acaricié de nuevo la mejilla.

No terminaba de entender el verdadero motivo por el que, en su presencia, me sentía tan y tan a gusto teniendo en cuenta que no tenía ni la mas mínima idea o el mas mínimo recuerdo sobre él. Podía repasar todos y cada uno de mis recuerdos pero no encontraba ni un solo recuerdo de él, y esa idea me hacía sentir rara, extraña, como si estuviera olvidando algo importante pero que no sabía que tenía que recordar, algo que ni siquiera sabía— ¿sabes? —dije tras un momento en silencio— algún día voy a encontrar a alguien que sea tan especial para mi como lo es ella para ti —me ruboricé ligeramente ante la osadía que significaba hablar de algo como lo eran las convicciones que tenía al respecto, además de ser algo que nunca me había atrevido a decirle a nadie mas, pero, extrañamente, me sentía perfectamente capaz de hablarlo con él— se que, en algún lugar, en el momento menos pensado encontraré mi verdadero príncipe azul —le sonreí tímidamente antes de acercarme más a él y darle un beso en la mejilla.

Luego le miré con cierta curiosidad reflejada en mi mirada— esto... perdona... pero... —musité un poco mas tarde— yo... yo no se tu nombre ni... ni como ni de dónde te conozco —agache la mirada con algo de vergüenza, no me gustaba la sensación de que algo se escapaba de mis conocimientos, no me atrevía a mirarle, no quería ver desagrado o disgusto en su mirada por mi incapacidad de recordarle y menos cuando, en alguna parte de mi, sentía que algo se me pasaba por alto, que había algo que quería recordar y que no era capaz de hacerlo. Mordiéndome el labio, observé lo que había dejado encima de la mesa al volver, era algo extraño, algo que obviamente no había probado nunca— ¿qué... qué tipo de... comida es eso? —pregunté con un hilito de voz mirando las cajas sin saber que hacer, ni cómo se comía o se cogía, pero no tenía problema en aprender lo que hiciera falta.

por **James S. Nolan** Sáb Nov 02, 2013 6:29 pm

Unos días después...
Cada día resultaba más duro estar con ella sabiendo que no me recordaba, que no me amaba como siempre. Estaba agobiado, porque echaba de menos pasar ratos con ella, sus besos, sus palabras. Era como volver a estar en la misma horrible situación que había tenido que pasar durante aquellos 28 años, encerrado en el mundo oscuro y solitario.

Me quedé mirando el techo de la habitación durante varios minutos antes de decirme a ponerme en pie, quitarme el pijama y vestirme. Últimamente los días se me antojaban congelados, como fotocopias de los anteriores. Odette me miraba de aquel modo tan particular, y yo le mantenía la mirada, esperando ver el recuerdo en sus ojos, la señal de que sabía quien era.

Pero aún no lo había visto. Y cada día perdía más la esperanza. Me dirigí al salón, donde ella ya se encontraba. Nos miramos, yo sonreí y me acerqué mientras cogía un bol y me disponía a servirme cereales para desayunar. Ella me necesitaba, y yo iba a apoyarla en este trance hasta que recuperase la memoria, hasta que volviese a recordarme a mí.

por **Ariadne Ferrara** Dom Nov 03, 2013 6:53 pm

Los días pasaban y aún no había habido ninguna noticia de mis padres, y por extraño que pudiera parecerme no les echaba excesivamente de menos, no era algo que pudiera explicar con palabras, no era algo que pudiera comprender de ninguna de las maneras, pero estaba allí, me sentía completa con solo que él estuviera allí, conmigo, por lo que solo empezaba a inquietarme cuando él no estaba, algo que, por suerte, no sucedía muy a menudo... pero había algo que si me inquietaba... cada vez me molestaba mas pillarle mirando el retrato, empezaba a sentir una molestia que apenas era capaz de comprender, algo que nunca había sentido antes... ¿sería eso lo que muchos llamaban celos? No lo sabia, lo que si sabía era que mis posibilidades eran prácticamente nulas, imposibles a parte de que sabía que él nunca, aunque pudiera crecer de repente unos cuantos años, se fijaría en mi.

Pero no podía hacer nada contra los sueños que habían empezado a plagar todas y cada una de mis noches, sueños en los que era mayor y él si me quería de esa forma tan especial en la que había soñado. Aún así no me atrevía a decir nada, a dejarle saber lo que se pasaba por mi cabeza... solo podía observarle y esperar que... algún día... tuviera, aunque fuera remota, alguna posibilidad. Tan sumida en mis pensamientos me encontraba que casi no me di cuenta de que él había llegado, que ya se había despertado, en silencio, le dirigí una sonrisa mientras mis mejillas se teñían discretamente de rosa. Sin borrar la sonrisa de mis labios, me bajé de la silla en dónde había estado subida para acercarme a dónde él estaba —¡¡Jimmy!! —exclamé alegremente abrazándome a una de sus piernas impidiendo así que se pudiera dar cuenta del color de mis mejillas

—¿has... has... has dormido bien? —pregunté tras un momento soltándome de su pierna y empezando a jugar distraídamente con la tela de mi falda intentando no levantar la mirada hacia el ya que sabia que en el momento en que lo hiciera estaría de nuevo perdida y atrapada por sus ojos, algo que realmente me importaba poco. Tras un momento, sonreí ligeramente y levanté la mirada hacia él mientras notaba que la calidez que había estado sintiendo últimamente en el pecho se volvía a hacer notar, quería estar mas cerca de él, mucho mas cerca de lo que era abrazarme a su pierna, pero para ello, para que me levantara y pudiera abrazarme a su cuello antes debía esperar a que terminara de comer. En silencio, ladeé ligeramente la cabeza sin apartar mi mirada de él sabiendo que para mi todo terminaría en el momento en que regresara ella.

por **James S. Nolan** Dom Nov 03, 2013 7:28 pm

Banda Sonora
No era una tarea sencilla fingir que no la amaba, en especial dado lo que ella parecía sentir hacia mí. No dejaba de ver a la joven que había conocido en aquel lago en cada gesto que hacía, en cada uno de sus movimientos. Me costó concentrarme en el desayuno, y cuando me quise dar cuenta los cereales se habían quedado blandos a causa de la leche.

_ Sí, he dormido bien. ¿Cómo lo has hecho tú?_ Le pregunté, mientras la cogía y la subía a mis rodillas. Era una niña preciosa. Cuando rompiésemos la maldición y tuviésemos hijos, esperaba que se pareciesen a ella. Estoy seguro de que entonces serían los niños más guapos que un padre podría esparar._ ¿Ya has desayunado Odette?

Nuestra mirada se cruzó y no pude apartarla. Aquellos ojos azules eran demasiado atrayentes, y no podía luchar contra ello. Era más fuerte que yo. Me di cuenta de que me estaba acercando a ella, y no hice nada por evitarlo. Sencillamente, no quería.

por **Ariadne Ferrara** Dom Nov 10, 2013 10:26 pm

Sin poderlo evitar le dirigí una dulce sonrisa en el momento en que dejó su desayuno y me levantó sentándome en sus rodillas, sin borrar la leve sonrisa de mis labios asentí ligeramente con la cabeza antes de contestar a sus preguntas —bien, aunque... —dudé antes de decidir si decirle nada o no al respecto, pero finalmente decidí decirlo a medias— he estado... soñando —si, esa era la mejor palabra. Sueños, eso era lo que eran, sueños que sabía que nunca podría llegar a ver cumplidos, era consciente de que él no sentía lo mismo que había empezado a sentir yo últimamente, y eso era algo que, obviamente no se lo podía contar, no podía decirle nada de lo que había estado soñando, no cuando la posibilidad de que me rechazara por mi edad eran mas que enormes, y si algo me había quedado claro es que yo no sería capaz de estar en ningún lugar en dónde él no estuviera.

Me mordí el labio y busqué sus ojos antes de intentar contestarle a la segunda de sus preguntas, intentando apartar cualquier pensamiento y recuerdo que contuviera las imágenes de mis sueños— esto... —dije con la voz ligeramente temblorosa mientras intentaba contestarle— s..s...si — en cuando mis ojos se encontraron finalmente con los suyos cualquier sonido se negó a salir de mis labios por mucho que lo intentara, estos parecían ejercer un hechizo sobre mi porqué era completamente incapaz de apartar la mirada y los pensamientos en mi mente se quedaron completamente obnubilados hasta tal punto que no era capaz de controlar ni mi mente ni mis propios movimientos.

Sin ni siquiera pensar en las consecuencias que ello podría traer me acerque con lentitud mas y mas mientras, con cada centímetro que me acercaba, mi corazón se aceleraba mucho, mucho mas de lo que ya lo estaba. En el momento en que, finalmente, mis labios rozaron los suyos, cerré los ojos mientras me sentía ligeramente extraña. Podía haber sido solo unos segundos, o quizás una eternidad, pero finalmente mi mente empezó a trabajar de nuevo, y mientras un color rojizo teñía mis mejillas me aparté agachando la mirada, sintiéndome incapaz de mirarle a los ojos

—lo...lo...lo siento —dije con la voz quebrada y a punto de ponerme a llorar del miedo que me daba haberlo estropeado todo— yo... yo... yo no debí —dije en un sollozo antes de bajarme como pude de su regazo y echar a correr lejos de la sala de estar, necesitaba alejarme, soltar todo lo que me estaba oprimiendo el corazón y no quería que me viera llorar, lo último que podría soportar ahora mismo era ver compasión y rechazo en su mirada. No, no podía ver algo así y el mejor lugar para ello era refugiarme en el jardín, el único lugar al aire libre que tenía esa enorme casa, una casa que pertenecía a la mujer que él amaba.

por **James S. Nolan** Lun Nov 11, 2013 1:36 am

Me besó y huyó despavorida, probablemente temiendo las consecuencias de lo que acababa de hacer. Trataba de unir todas las piezas que acaban de pasar, pero era demasiado complicado y demasiado rápido. Pero me quedó una cosa clara, que no quería que se fuese, que si ella, en su cuerpo infantil, se había enamorado de mí, podíamos romper el hechizo. Un beso de amor verdadero podía romper cualquier maldición.

_ Odette, espera._ Exclamé, persiguiéndola. La busqué por el jardín, pero lo cierto es que era tan pequeña que se había ocultado muy bien. Tardé un buen rato en encontrarla entre los arbustos. La cogí entre los brazos y la miré a los ojos. Veía ese temor, esas dudas. Y sabía que sólo había una forma de aclararlo. Y aunque se me hiciese extraño, era exactamente lo que tenía que hacer._ A veces los sueños son exactamente lo que parecen. ¿Sabes?

La acerqué, y uní mis labios a los suyos. Era extraño, pues aunque era mi Ariadne, no dejaba de ser una niña. Y Era difícil quitárselo de la cabeza, asumir que aquello realmente estaba pasando, que era una niña a la que estaba besando en los labios. Acaricié su cabecita cuando nos separamos, mirándola a los ojos. Noté como algo extraño me atravesaba. Buscaba reconocimiento sus ojos.

por **Ariadne Ferrara** Miér Nov 13, 2013 9:08 pm

Retazos, eso era lo que se encontraba pasando por mi mente a toda velocidad, imágenes que era incapaz de comprender, imágenes que parecían ser mas obra de un sueño que de la realidad. Di un pequeño respingo en cuando finalmente él encontró mi escondite y me levantó de nuevo en brazos, no quería ver en su mirada rechazo, por lo que mis ojos se abrieron enormemente en cuando habló de nuevo y antes de que fuera capaz de contestar o decir alguna cosa me besó algo que en ningún momento hubiera podido esperar.

De forma inconsciente, empecé a cerrar los ojos y, simplemente, me dejé llevar mientras sentía la misma sensación que había tenido antes, cómo esta me volvía a inundar, primero como si de un pequeño riachuelo para terminar pareciéndose una marea que me mareó y me dejó completamente desorientada. Pestañeé varias veces, intentando orientarme, hasta que finalmente fui capaz de distinguir el jardín de mi casa en Storybrooke, pero también su rostro —¿que... que... que ha pasado Sigfrido? —pregunté lo suficiente confusa como para no recordar en el momento de hablar hasta que punto odiaba su segundo nombre— lo... lo siento, se que odias ese nombre —me mordí el labio, intentando asimilarlo todo, buscando en mi mente la respuesta de porqué mis brazos y mis manos me parecían tan... tan pequeños, en el momento en que otra ráfaga de pensamientos vino a mi, haciéndome recordar todos los días que habían pasado desde la boda de mi prima, la cara de frustración de él.

Compungida me mordí el labio intentando no ponerme a llorar ahora, a pesar que algunas lágrimas se escabulleron de mi control y rodaron libremente por mis mejillas— deberías.. deberías odiarme —dije con un hilito de voz a pesar de que era algo que no quería, que ni siquiera me atrevía a pensar— solo hago que hacerte pasarlo mal —musité— me has vuelto a salvar... de nuevo —lentamente y con cuidado levanté una de mis pequeñas manos para acariciar lentamente su rostro— pero... porqué sigo siendo tan... ¿pequeña? —dudé un momento antes de lanzarme a alguna conclusión sobre los hechos

—¿ha sido cosa de Arciria? —busqué entre mis recuerdos de esos días para recordar tanto a ella como a Regina siendo tan pequeñas como yo, pero también podía ver un brillo diferente en la mirada de Arciria ahora que había recuperado mi criterio adulto de la misma manera que caía en cuenta en algo en concreto. Busqué su mirada con la mía antes de empezar a formular lo que pensaba— eres consciente de que te acabas de convertir en el héroe de Storybrooke ¿no? —pregunté con un susurro— pero a mi, eso no me extraña lo mas mínimo, para mi siempre lo fuiste —le sonreí dulcemente antes de, con cierta timidez, acercarme lentamente para besarle mientras mi mente me indicaba lo extraño que eso podía llegar a parecer visto desde fuera, pero eso ya no me importaba lo mas mínimo.

por **James S. Nolan** Jue Nov 14, 2013 1:36 am

Habíamos roto aquella maldición que pretendía separarnos. En cuanto vi sus ojos lo supe, incluso antes de que me llamase por ese nombre que tanto detestaba. Me conformaba con saber que volvía a ser, aunque fuese en su interior tan sólo, la mujer de la que me había enamorado. Cuando la vi llorar no pude evitar acompañarla y abrazarla con fuerza. La había echado tanto de menos, me había sentido tan solo, tan frustrado que hasta había sentido que me dolía el corazón.

_ ¿Cómo podría odiarte, cuando lo único que he deseado desde que te convertiste en niña ha sido volver a verte sonreír, volver a tenerte entre mis brazos, sentir tu calor a mi lado?_ Dije, besándola esta vez con más naturalidad, con calma. No me importaba su aspecto, o todos los hechizos que pudiesen lanzarla. No me iban a separar de ella, pues iría hasta el final del mundo una y otra vez para volver a tenerla a mi lado, para que recordase cuanto la amaba._ ¿Ha sido Arciria de nuevo? Juro que se lo voy a hacer pagar.

Aquella lluvia dorada no había dejado claro quien había sido, pero si había alguien de quien siempre iba a fiarme, esa era Odette. Y no iba a perderla otra vez, no me arriesgaría a ello. Esta vez Arciria iba a pagar por lo que nos había hecho, y nos encargaríamos de que no volviese a hacernos nada parecido. Hice bajar a Odette y la cogí de la mano. Íbamos a buscarla y le exigiríamos respuestas.

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