[YRS II] Incluso aunque la muerte trate de separarnos (Jefferson)

Algo que tuve realmente claro cuando la bruma negra asomó sobre mi casa, era exactamente el tipo de maldición que era, y el reino que se nos venía encima. Tanto yo como mi marido habíamos estado en él, y sólo habíamos visto su cara más amable, por lo que no pude evitar ahogar un escalofrío innecesario cuando la niebla atravesó la casa.

Metí a las niñas en sus habitaciones y les pedí que cerrasen las ventanas. Lucrezia lo entendió enseguida, y se llevó a su hermana consigo por si debía cuidarla, ante lo que sonreí. Pero Jeff estaba en otros asuntos, como solía ocurrir. Tardé en encontrarlo, incluso con la velocidad propia de mi raza. Estaba en el sótano, probablemente preocupado por lo que ese hechizo nos iba a hacer, temiendo volver a quedarse sin familia.

_ ¡Jefferson, en marcha! El reino oscuro se nos echa encima y tenemos que preparar la casa._ Le indiqué, muy seria, con mi mejor cara de mujer sabia, que era muy convincente, como todas las que ponía en mis aniñadas facciones._ Hay que apuntalar puertas y ventanas si no queremos que el infierno atraviese la puerta principal.

Se equivocaba. En esta ocasión Jefferson estaba confundido con respecto a Regina. Ella no conocía este conjuro, era imposible pues no tenía idea de quién lo había lanzado. Aunque yo tenía una idea bastante aproximada de la persona que podía haberlo hecho. Y tenía que tomar cartas en el asunto. No podía quedarme en casa sin hacer nada. Cuando estuvo completamente asegurada, chasqueé los dedos, lanzando un conjuro de protección que impediría que nadie atravesase las paredes o las entradas apuntaladas.

_ Las niñas estarán seguras aquí, Jeff. No me voy a arriesgar a enviarlas a otro mundo sin saber si voy a volverlas a ver. No sería la primera vez que nos pasa. Y si queremos saber cómo romper esta maldición no podemos quedarnos aquí. Esto no lo ha hecho Regina. Sé bien que ella no ha estado en el reino oscuro. No sabría lanzar este conjuro._ Dije, mirándolo con seriedad, haciendo una pequeña pausa._ Voy a cambiarme.

No estaba vestida para combatir, ni armada. Mi vida había sido tranquila desde que Selennaya se había relajado, y mi vestuario lo había acompañado. Pero no podía salir vestida como una madre de familia para combatir a aquellas criaturas. Me conocían, y les recordaría con quien no debían meterse si querían sobrevivir. Por ello, cuando bajé, vestida para la batalla, daba una impresión completamente distinta.

_ ¿Listo?

Mi expresión era distinta, era una guerrera, y no dudaría en usar cualquier arma, incluidos los colmillos. No deseaba tener que combatir, porque no respondía de mis actos cuando lo hacía. No parecía la persona con la que Jeff se había casado, y era una faceta de mí que, realmente, me daba mucho miedo. Pero comprendía lo que había que hacer y lo haría si era necesario.

_ Ha sido su hermana, Jeff. Hace mucho tiempo, la conocí. En el reino oscuro. Se crió allí, por razones que aún no alcanzo a entender. _ Dije, desenvainando a mi espada. y haciéndola girar. Yo la había conocido como una niña, pero estaba claro lo que aquel lugar había hecho con ella. La había corrompido hasta un punto que era difícil preveer retorno._ Espero que estés listo.

Abrí la puerta de una patada, con los ojos teñidos de rojo, y las criaturas se apartaron aterradas. Recordaba que había logrado el mismo efecto con facilidad en su propio reino, por lo que en este aun lo tenían peor. No sabía lo que Arciria había planeado, pero sabía que iba a desmantelarlo junto a mi esposo, y que nada podría hacer daño a mis pequeñas.