Ayudando a Henry con la operación Cobra {Henry Mills} Terminado "Flashback"

Acababa de empezar el recreo así que saque el libro que me regalo una de las madres para que dibujase y escribiera las aventuras de mis juegos. A veces solía jugar con las niñas en el recreo pero hoy me apetecía escribir la aventura que jugue con Sher. Salí al patio y en uno de los bancos me puse a dibujar a los personajes:las princesas Sher y Zelda, el dragón, el espiritu de hada y el señor oscuro. Era divertido dibujar y pintar, tenía muchas pinturas de colores que me había dejado la señorita Mary Margaret. Empece por la primera pagína ya casí llevaba medío dibujo cuendo ví que salía por la puerta Henry.

Henry era un chico muy simpatico, que venía a mi clase, apenas había podido hablar con el. Pero ahora que ya no vivia en el orfanato, era ocasión de hcer amigos. Quizas pudiera invitarle a casa ,pidiendole antes permiso a mamá. Me habían dicho que Henry tenía un libro muy bonito. Guarde mis cosas y me acerque a él.
-Hola Henry, se que no hemos tenido muchas ocasiones para hablar. Me llamo Zelda, me gustaría ser tu amiga- le dije con una gran sonrisa- me han dicho que tienes un libro de cuentos muy bonito, a mi me encantan los libros.

Estabas en el patio, había salido corriendo de clase cuando sonó el timbre porque quería pensar en el siguiente paso para la operación cobra. Hasta el momento todo había salido bien pero el hechizo no se había roto y hasta que eso pasase, tendría que buscar la forma de poder ayudar a mi madre.
estaba ensimismado en mis pensamientos cuando una niña se acercó a mi, era una chica de mi clase, la había visto en ella y quería ser mi amiga. Le dediqué una sonrisa amable, yo no tenía muchos amigos, aquellos que no pensaban que estaba loco, le tenían miedo a Regina, mi madre adoptiva.
-Hola Zelda.-Le dije mientras me hacia a un lado para que se sentase conmigo.
Alguien le había hablado de mi libro ¿Sabría algo de el en realidad? o ¿Para ella era solo un libro de cuentos? En cualquier caso no perdía nada por enseñárselo y hacer una amiga, tal vez, sin saberlo, ella pudiese ayudarme con mi operación.
-Si, me lo regalo Mery Margaret.-Mientras hablaba, abrí mi mochila y saqué el libro de ella. lo coloque sobre mis rodillas y se lo mostré. Pase unas cuantas paginas y me detuve.
-¿Qué cuento te gustaría leer?dije mirando a la chica, esperando adivinar algo en su preferencia para ver si podía confiarle su plan.

Henry era tan simpatico como me imaginaba, me sente a su lado con una gran sonrisa. Al preguntarle sobre su libro me dijo que se lo había regalado Mary Margaret. Era una de las mejores profes junto con Shadow, ella me regalo unas pinturas, para que pintara mis dibujos en el orfanato. Pero ya tenía una mamá y no tenía que volver al orfanato eso me hizo muy feliz, poder compartir mi cariño con mi nueva mamá.

Al sacarlo de su mocila me sorprendí, era maravilloso. Quizas en ese libro hablara del oscuro, quizas me diera ideas de como destruirlo. Así la proxima vez se lo contaría a Sher, que era mi princesa favorita.
El me pregunto que cuento me gustaría leer, entonces se me ocurrio alguno sobre el oscuro. No sabía si era cosa de mi imaginación o quizas existía y era parte de una leyenda. Ya que pensaba que los cuentos quizas provenían de leyendas o de experiencias vividas.
-¿Tienes algún cuento sobre un hombre muy malo, que lo llaman el oscuro?- le pregunte con interes.-Una vez lo ví en uno de mís sueños. Aquel hombre me quería secuestrar para hacerse con mi reino. -se lo conte, aunque esperaba que no me tomase por una loca, como alguno de los niños del orfanato.

Me hablo de un ser oscuro y al escuchar lo que decía le presté atención. ¡Tenía suños en los que tenía un reino! podían ser recuerdos, recuerdos que le venían a la mente en forma de sueños. ¡Era genial! ella me creería si le contaba algo, ella no me tomaría por un niño con mucha imaginación o por un loco.
-Podemos buscarlo, miraremos por encima algunos cuantos y así veremos si en alguno de ellos aparece algo como lo que cuentas.-La miré ilusionado, no me lo podía creer, ella tenía que saber la verdad, pero por si acaso era demasiado, decidí contárselo con tranquilidad.
-¿Puedo confiarte un secreto sin que pienses que estoy loco? Dije, mientras ambos mirábamos el libro en busca de su ser oscuro y yo me hacia ilusiones y formaba mis propias esperanzas, en la posibilidad de que alguien me creyese por fin.

Henry me dejo ver su libro, estaba tan ilusionada. Me dijo de buscar en su libro al señor Oscuro, quizas en el viniera como acabar con el. Lo mire muy ilusionada, era fabuloso poder hacer amigos y más, si eran tan simpaticos como él. Empecemos a mirar el libro, pasamos varios cuentos entre ellos Blancanieves y los siete enanitos. Me encantaba aquel cuento Blancanieves era tan hermosa y tan bondadosa, siempre había deseado que esos personajes existieran. Aunque si existieran tambien lo harian los malvados de cada cuento. Por eso era bueno saber como combatir contra ellos, sabiendo sus puntos debiles.
-Me encanta ese cuento- le dije al pasar por el de Blancanieves, aunque cuando lo leí por primera vez la reina malvada me daba miedo. Estuve varias semanas sin probar las manzanas hasta que las madres me regañaron y me castigaron.

Henry parecía que lo estaba pasando bien conmigo, esa me alegro. Mientras buscabamos el cuento del Oscuro me pregunto sí podía confiarme un secreto. Le mire a los ojos tiernamente e hice una señal con la mano de "mis labios estan sellados".
-Por supuesto que sí, puedes contarme lo que quieras. No se lo dire a nadie.- le dije con mucho cariño, yo solía guardar muy bien los secretos de la gente ya que era para mí un honor que alguien me desvelara un secreto.

La miré fijamente cuando me contesto, su mirada parecía sincera y me alegré de ello. Miré a nuestro alrededor esperando que no nos escuchase nadie y como pensaba, nadie estaba cerca de nosotros.
Me agaché sobre el libro un poco y le hice un gesto para que hiciese lo mismo, para poder susurrarle mi secreto.
-Espero que no te lo tomes como una locura pero... halla voy.-Carraspee para aclararme la garganta y lo solté.-Todos los personajes de estos cuentos existen de verdad, están aquí en Storybrooke.-Hice una pausa para sopesar su reacción y después continué.-Están bajo un hechizo que lanzó Regina, que es la bruja malvada, y por eso no recuerdan quienes eran, ni de donde vienen. Les han robado los finales felices.-Esta vez en lugar de mirarla a ella, mire el libro. No la dejé reaccionar y busque en el cuento de Blancanieves esperando poder demostrarle de alguna manera lo que decía. Pasé las paginas y encontré una de las fotos, se la señalé.-Mira, esta es Mary Margaret, ella es Blancanieves.-Después esperé un poco a que reaccionara y me contestase, quizá todo esto era demasiado para ella, si lo era, no se lo reprocharía, pues no sería la primera en no creerme.

Por lo que parecía, el secreto de Henry era muy serio así que tal como me indico me agache entorno al libro. Entonces me confeso que los personajes de los cuentos eran reales, al parecer su madre era la malvada bruja que les había robado los finales felices. Al ojear el libro y ver el cuento de Blancanieves, me señalo que Mary Margaret era Blancanieves. El hecho de pensar que nuestra hermosa profesora era la princesa Blancanieves me ilusionaba. Mary Margaret era tan hermosa y tan buena...no había duda. Oí que la alcaldesa no se llevaba bien con la señorita, eso confirmaba el secreto de Henry ya que la malvada bruja odiaba a Blancanieves.

Mire a Henry con una sonrisa pero un poco sería y le confese:
-Te creo, ¿podría ayudarte a ayudar a recuperar los finales felices?- le propuse- ¿como lo podríamos hacer?

Al mencionar que había más personajes de cuentos me quede pensativa y le pregunte emocionada por el tema:
-¿Has descubierto más personajes de cuentos?, ¿mi mamá podría ser alguno? ella es la ayudante del Sheriff, se llama Amy Pond.-quizas mi amiga Sher era una princesa de verdad o Lexie, me preguntaba si yo quizas fuera el personaje de algún cuento, aunque no se lo pregunte. Pero mire muy interesada aquel libro y a Henry.

La miré asombrado, me había creído, no estaba acostumbrado a eso y para ser sincero no sabía como sentirme al respecto. Pero por supuesto, estaba feliz de que por fin alguien quisiese ayudarme.
Me preguntó si había descubierto más personajes y asentí con la cabeza.-Claro, se quien es Pepito grillo y también Caperucita roja y su abuelita...-Entonces me preguntó por alguien mas concreto y no supe que decir. Tal vez pudiésemos mirar en el libro y ver si aparecía. No quería decepcionarla, pero era todo lo que podía decirle por el momento.Lo siento, no se que personaje puede ser... pero, ¿qué te parece si miramos en el libro a ver si alguna de las imágenes te recuerda a ella?-Era todo lo que podía hacer de momento.-De todos modos, todos lo que viven en este pueblo forman parte de un cuento y el libro no es lo suficientemente grande para que estén todos, iremos aberiguándolo con el tiempo, estoy seguro y si consigo que Emma rompa la maldición, entonces sabremos quien es cada uno ¿No sería genial?-Esperaba que eso sucediese de verdad y de paso, ayudarla a ella también, estaba seguro de que nos ayudaríamos mutuamente..Todo esta en el libro, se que gracias a el lo conseguiré y con tu ayuda seguro que es mucho más fácil, seguro que tambien puedo ayudarte a ti en lo que sea.-Dije sonriendo, mucho más animado de lo que estaba esta mañana al salir de casa

Henry me dijo que ya conocía a Pepito grillo, a Caperucita y a la abuelita, era muy interesante vivir entre personajes de cuentos. Aunque era una pena que ellos no lo supieran, el no sabía quien podría ser mi mamá. Pero cuando Emma consiguiera romper la maldición se iría descubriendo quien eramos cada uno. Era maravilloso pensar que era el personaje de algún cuento. Cuando estaba en el orfanato, había oído hablar de Emma, era la ayudante del sheriff y la mamá biologica de Henry, según lo que oí. Desde que llego a Storybrooke, se veía muy feliz a Henry. Alguna vez los había visto juntos, al principio me daba un poco de envidia ya que yo no tenía mamá.

Mire con mucha esperanza a Henry y le dije:
-Te ayudare encantada para que Emma, rompa la maldición. ¿Como podemós hacerlo-le pregunte por si se le ocurría algo- Quizas sí investigasemos a la malvada bruja, ella quizas tenga algo que nos sirva para provar lo de la maldición. Se lo podríamos enseñar a Emma o quizas alguien de Storybrooke sepa algo de la maldición-le propuso con mucho interes.
-Mi mamá seguro que es la heroina de algún cuento, ella me conto una vez que el papel de princesa no le pegaba- le dije al recordar el maravilloso día que me adoptp y me llevo a su casa.

Estaba entusiasmado, porque quisiese ayudarme y me diese ideas, aunque yo ya había intentado sonsacarle algo a Regina, ella me había tachado de loco y me había mandado al psicólogo.
-Ya se lo enseñé a Emma, pero a nadie más, no quiero contarle esto a mucha gente... no todos se lo toman bien, la mayoría creen que son cosas de críos o que tengo mucha imaginación o que estoy loco.-Dije bajando la mirada, la primera en creerme loco fue la que se hacía llamar mi madre, eso no se lo perdonaría nunca.-Y con lo de buscar en las cosas de Regina... ella no me ha aclarado nunca nada, pero si quieres venir un día a casa... tal vez pueda convencerla de que ya se me ha pasado y que no creo en la maldición y así nos dejará jugar por la casa... tal vez así encontremos algo.-Dudé un poco, no quería contarle lo de la operación cobra, porque esta era algo que tenía solo con mi madre de verdad, era nuestro secreto. De momento me ayudaría, pero no le diría nada de la operación cobra y más adelante quizá me sintiese preparado para compartir esto con alguien más, pero por el momento, nos ayudaríamos a descubrir quien era su madre y como romper el hechizo.
-¿Te parece buena idea?-Comenté refiriéndome a lo de pasar alguna tarde juntos para descubrir más personajes.

Henry me conto que le había enseñado el libro a Emma, pero prefería no enseñarselo a mucha gente ya que le tomaban por loco o no le creían, le mire con mucha ilusión intentando animarle.
-No te preocupes ya veras como todo ira bien- le dije con mucha ternura en cada palabra. Luego el cuando le propuse investigar en las cosas de Regina por si encontrabamos algo que la delatase. Él me dijo que podríamos hacer una maniobra de distracción, podría ir a jugar con él a su casa y su madre pensaría que había olvidado lo del tema del libro y así podría mos aprovechar para investigar. Me pregunto si me parecía una buena idea, entonces con una gran sonrisa le dije:
-Me parece fenomenal, si quieres despues del cole vamos a la oficina del Sheriff. Así podre pedirle a mi madre que me deje ir a tu casa. ¿Vale?
Siempre había leido cuentos o inventado que era una princesa que salvaba el mundo. El hecho me pensar que todo era real cambiaba las perspectivas de mi vida. Todo era real, eso me ilusionaba. Aunque no se lo contaría a nadie ni a Sher ni a mamá, ya que se lo había prometido a Henry. Había una cosa que no tenía muy claro así que le pregunte:
-Una pregunta, ¿Entonces todos los que vivimos aqui pertenecemos a cuentos, pero pueden entrar gente en la ciudad o salir?-Le pregunte con interes. Yo apenas conocía a la gente de la ciudad pero no me resultaba confuso el echo de que pasaría si un personaje de algún cuento salía de la cuidad y no podría volver. Habia leido tantas historias sobre mágia que no sabía si alguien ajeno a los cuentos podría entrar en Storybrooke.

Sonreí antes su entusiasmo, le parecía bien venir a mi casa y yo me alegré, más por el echo de que acababa de hacer una amiga que por que fuésemos a ir a mi casa, Regina era muy lista y dudaba de que creyese con tanta facilidad que me había olvidado de todo, y mucho menos que dejase algo en la casa que me pudiese llevar hasta la manera de desenmascararla.
-De acuerdo, iremos a pedirle permiso a tu madre y después a mi casa.-Le dediqué una sonrisa.
Entonces me preguntó algo que parecía ser una tontería, pero no lo era. Todos se creían libres, pensaban que podían viajar si lo deseasen o mudarse a otro lugar, pero no era así. Nadie podía salir de Storybrooke y solo alguien que perteneciese a un cuento y que no estuviese ya en la ciudad, podía entrar en ella. Desconocía que pasaría si alguien lo intentaba, solo sabía que la mayoría sufría un accidente al llegar al limite de lo que se consideraba, territorio de la ciudad.
-Nadie puede salir de aquí, siempre que lo intentan, acaban teniendo accidentes o si cruzan... bueno no se que les pasaría si lo hacen. Nadie que no pertenezca a un cuento puede entrar, y una vez dentro, al igual que los demás, esta aquí condenado, no podrá volver jamas a salir, o al menos eso es lo que creo.-Pensé por un momento, no recordaba que nadie hubiese salido jamas de aquí y sin embargo todos los que lo intentaban o tenían accidentes o desaparecían, para aparecer poco después. Nadie recordaba nada de más halla de la frontera de Storybrooke. Es cierto que yo si conseguí salir, pero porque no tenía a donde ir, solo me quedaba volver, no tenía otra opción y por eso pude ir a buscar a mi verdadera madre, pero los demás que intentaban irse, tenían la intención de no volver y eso les impedía salir. -Es algo extraño, pero es como una norma del hechizo, para mantener a todos los personajes aquí, bajo la atenta mirada de la malvada madrastra.-Como era de esperar Regina había intentado no dejar ningún cabo suelto, pero yo era la prueba de que no lo había conseguido, mi verdadera madre era la salvadora.

Me alegro mucho poder ser de ayuda a Henry, hacia mucho que nadie me contaba ningún secreto y menos que me dejase colaborar en algún proyecto. Le pareció bien ir después de clase a pedirle permiso a mamá y luego ir a su casa. Cuando le pregunte si alguien podía salir o entrar de Storybrooke me explico que nadie podía salir ya que si lo intentaban tendrían algún accidente. Parecía que hasta ahora nadie había logrado salir de esta ciudad. El menciono que el hecho de estar aquí y no poder salir y si entraban no podrían salir era una de las normas de la maldición.
-Seguramente sea para poder tenerlos controlados a todos, ¿no te parece?. Pero entre los dos ayudaremos a tu mamá a romper la maldición.

Al oír que nadie que no pertenezca a ningún cuento me vino una imagen a la cabeza. Mientras paseaba con mamá hace poco vi llegar un coche a Storybrooke, se me ocurrió contárselo ya que podría ser vital para la investigación.
-El otro día paseando con mi mamá, vi que llegaron dos hombres a Storybrooke. Al parecer son dos forasteros que han llegado a la ciudad. Entonces seguro que serán personajes de algún cuento. ¿Crees que deberíamos investigarlos?-le pregunte con una sonrisa y mucho interés. Aquellos hombres parecían muy decididos a quedarse en la ciudad, aunque no sabía porque habían decidido quedarse. Pero por lo que me explico Henry, ellos serían personajes de algún cuento, lo que no sabrían es que al entrar no podrían volver de donde habían llegado.

Estaba tan contenta de tener un amigo, Henry era tan simpático como me lo parecía en clase. Aunque hasta ahora nunca había hablado con él. Extendí mi brazo y puse la mano boca abajo para que el pusiera la suya encima como en las películas antes de ejecutar un plan:
-hoy empezaremos nuestra misión-le dije muy contenta guiñándole un ojo. Todavía quedaba unas clases, a pesar de que quería mucho a Mary Margaret y más al saber quien era en realidad se me haría eterna.

La idea de distraer a la malvada bruja fingiendo que el había olvidado el tema de la maldición era muy bueno.
-Me llevare a tu casa mi ocarina y mi libro de colorear, así podremos hacer creer que estamos jugando-le dije con mucha alegría. Lo que me apenaba era que dentro de poco tendríamos que volver a clase.
-Tengo muchas ganas de que acaben las clases, quizás al salir nos encontremos con los forasteros-le comente con una sonrisa muy grande e ilusionada con la idea de ser amiga de Henry y de poder ayudarle. Era tan bonito que en Storybrooke todos fuésemos personajes de cuentos. Aquellos cuentos de los que habíamos leído, quizás mi compañero de mesa era uno de los tres cerditos o quizás mamá era una guerrera de un reino olvidado. Mi imaginación quizás podría ser de mucha ayuda, al menos las madres solían decir que tenía mucha imaginación.

La escuchaba atentamente, me hacía tanta ilusión tener una amiga, que me escuchase y me contase sus cosas, que me ayudase y que me creyese... entonces me quede algo anonadado al escuchar sus palabras ¿Extraños? tenían, sin duda, que pertenecer a algún cuento, no sabría a cual hasta que les viese, y quizá después de verles tampoco lo supiese, en mi libro no estaban todos los cuentos del mundo.
-Vaya eso si que es una sorpresa, no sabía que hubiese mas personajes de cuento fuera de la ciudad, aparte de mi madre claro.-Me interese.
Hacía planes para después, intentamos organizar nuestra quedada y era divertido, entonces me di cuenta de que ya llevábamos mucho tiempo en el patio y que el timbre sonaría en cualquier momento. Justo entonces comento que que tenía ganas de que terminaran las clases.-Yo también y puedes traer a mi casa lo que quieras, podremos jugar un rato ademas, para despistar claro, seguro que si vienes a casa hoy Regina no nos dejara mucho tiempo sin vigilancia así que...- Entonces sonó el timbre y me levanté de donde estaba de un salto, esperé a que ella hiciese lo mismo para ir juntos hasta la clase, el tiempo se había pasado volando, jamas me había pasado algo así si no estaba con Emma y era agradable.
-Bien, cuando terminen las clases te esperare en la puerta de entrada para ir a la comisaría y después a mi casa, sera genial.-Dije entusiasmado y me dirigí al edificio para continuar con las clases y deseando que no fuesen muy largas, aunque sospechaba que se me harían eternas.

Era divertido poder planear algo y salir con un amigo, antes no podía planear nada con nadie ya que del colegio volvía al orfanato. Por suerte ahora las cosas eran diferentes y se las debía a mi mamá. Seguro que ella se pondría muy contenta al ver que había hecho un amiguito. Quizás mi mamá conociera a su mamá ya que ambas por lo que le oí a mamá trabajaban juntas.

Al contarle lo que había planeado me dijo que podía llevar lo que quisiera a su casa, eso me hizo mucha ilusión el poder compartir mis cosas con él. Aunque seguro que la alcaldesa al principio no nos quitaría la vista de encima, seguramente se preguntaría quien era y que hacía con Henry.

En aquel momento sonó el timbre del colegio, este recreo se me había pasado volando. Parecía que acabábamos de salir y ya teníamos que entrar. Era lo malo de los recreos cuando mejor lo pasabas pasaban volando. Me levante de un salto como Henry, cogí mi libro de colorear y el estuche. Mientras iba con él hacía el interior del colegio le dije:
-Me parece estupendo, estaré esperando con mucha ilusión que acaben las clases.

Con mucha ilusión sobre lo que íbamos ha hacer entre en clase , sentándome en mi sitio al lado de uno de los niños que venían conmigo al orfanato, un niño llamado Pablo.
Mire el reloj de clase, esperando a que llegara la hora de salir. Entonces llego la señorita Mary Margaret, la mire con una gran sonrisa, mi profesora era una princesa de verdad.

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