[NNJ] I'm lost (Espíritu Persistente)

Andaba perdida, más perdida que un gusano en una manzana de plástico pues la maldición había caído y yo no había recuperado mi verdadera forma pero si mis recuerdos. Me frustraba saber que yo había nacido siendo un perro y que la maldición me había transformado en persona. Lo cual no me disgustaba, era otra perspectiva a la que por lo visto debía de acostumbrarme porque según me dijo Rumplestilskin era algo irreversible y el muy desgraciado también me deseó suerte, con una marcada ironía, para que encontrara a mi amor verdadero convertido en humano... porque si no no habría nada que hacer. 

Tenía que encontrar a Golfo, necesitaba encontrarlo y que fuera un ser humano pero no me sacaba de la cabeza que por algún lado encontraría al vagabundo del que siendo un refinado perro de realeza me había enamorado. 

Era sábado por la mañana, tras varios meses después de la ruptura de la maldición aún no me daba por vencida, sabía que Golfo estaba en alguna parte y no me daré nunca por vencida. No me resigné en su momento a dejar de amarle por ser un vagabundo y no iba a resignarme ahora porque estaba desaparecido. Lo encontraré, lo sé. Salí a correr desesperada, ojo avizor para ver si encontraba al vagabundo... inútil de mi buscando siempre un perro en lugar de una persona. 

Fianlmente me senté en el puerto cansada y harta de buscar a Golfo.

La oscuridad se ha apropiado de mi ser. No había recuerdos. No había sentimientos. Tan sólo tinieblas. Y por más que intentaba encontrar el origen de mi ser, mi verdadera personalidad, me sentía incapaz. Siempre que sentía que estaba a punto de llegar hasta la verdad, la oscuridad de mi interior se revelaba y   me provocaba un lacerante dolor.

_ Tu sitio está en la oscuridad. Abre tu corazón a ella, deja de luchar._ Decía esa voz, esa voz que tanto tiempo me había atormentado. Pero cada vez que estaba a punto de rendirme, recordaba que alguien, una vez, me había dado esperanza. Y por ello permanecía en el limbo, entre la luz y las tinieblas._ ¡T...! ¡V...! ¿Donde estáis?

Mi grito, un grito telepático, atravesó aquello que estaba a mi alrededor, buscando, buscando a esas personas cuyo nombre no lograba recordar. No podía consentir que desaparecieran de mi memoria, no del todo. De lo contrario, mi conciencia ardería, igual que el banco que había hecho arder a mi izquierda, sin proponérmelo.

De repente escuché algo que no sonó a través de mis oídos, sino que sonó en mi cabeza. Yo no me consideraba una persona cobarde pero eso me había asustado... y mucho. No sabía de donde provenía ese sonido porque no podía seguirlo a través de mi sentido auditivo... que era bastante bueno dado a que aunque no era un perro físicamente seguía teniendo bastantes atributos perrunos. 

Me llevé las manos a las sienes y di un gran brinco cuando el banco en el que estaba sentada comenzó a arder sin motivo aparente. Esto no era normal. Vale, estaba en otro mundo tras una maldición que me había convertido en ser humano cuando yo era un perro en el Bosque Encantado, así que lo que es la normalidad, en mi vida hay poca. Pero que el banco ardiera en llamas sin que nadie se hubiera acercado y después de ese grito extraño que había sonado en mi cabeza no hacía otra cosa que aumentar el miedo que tenía. 

Grité y me escondí detrás de un contenedor, era una tontería porque no veía a nadie de quien tuviera que esconderme pero al parecer así estaba más protegida... psicología humana sería. -¿¡Quién anda ahí!? -pregunté asustada y con la voz temblorosa, se notaba que estaba asustada, las llamas habían sido cosa de magia... y la magia no me gustaba ni un pelo.

Escuché un grito de sorpresa, y eso me alteró, emborronándome un momento, haciéndome visible.  Aunque lo que vio no pudo ser alentador. Un resto del pasado, una sombra aterradora. Porque lo que un día fui, era un total misterio. Un misterio que me encantaría poder resolver. Pero no tenía recuerdo de ello, no tenía nada más que mi presente, y a la oscuridad.

_ ¿Quién... soy yo? Debería ser importante... A... Mi nombre... No logro recordar..._ Me emborronaba, al tiempo que mis manos relampagueaban de un modo sospechoso. Intentaba ahondar en mis recuerdos y eso me provocaba un incesante dolor. Y ese dolor se convertía en Magia que brotaba de mis manos._ ¿Dónde están? ¿Dónde está mi llave? T... V...

De nuevo aquella imagen de la criatura de ojos rojos se imponía, y empezaba a manar magia negra de mi cuerpo. Me rendí, porque si seguía intentando alcanzar mis recuerdos haría daño a la mujer que tenía delante, y eso era algo que no me podía permitir.

Lo que estaba pasando delante de mis narices era peor que cualquier película de terror que se rodara en este mundo. Era una especie de sombra con forma humana pero daba miedo, mucho miedo, creo que en ninguna de mis peores pesadillas había pasado tanto miedo. Si aún fuera un perro hubiera soltado un lloriqueo de susto, siendo humana me limitaba a tener los ojos abiertos como platos y con la boca abierta en un grito mudo porque no me salía voz alguna de la impresión. 

De nuevo esa voz en mi cabeza. Me quedé encogida, de rodillas en el suelo cogiéndome las sienes con las manos. Pero luego recapacité. La persona que "hablaba" no era para nada amenazadora. Parecía no recordar nada. Me asomé un poco tras mi escondite. También parecía que estaba buscando algo, una llave. 

-Ho... ho... -la voz no me salía del susto -Hola -conseguí articular. -No voy a hacerte daño -tonta, lo que quieres es saber que esa cosa no va a hacerte daño a ti. Sí, vale, tienes razón ¿pero que quieres que diga? -No sé quien eres, yo me llamo Lauren. -por algo tendría que empezar digo yo. Puede que esa criatura no fuera malvada... aunque con las pintas que tenía el hecho de esperar que no fuera malvada era más por mi propio pellejo.

De nuevo aquella voz en la lejanía, aquella mujer, era real, no un producto de mi imaginación. Dejé de sentirme sola, y eso provocó que dejase de rezumar tanta oscuridad. Se presentó, pero yo no recordaba quien era, por lo que no me molesté en contestar a eso. Dijo que no me haría daño, aunque eso no me importaba, acabar con mi existencia podría llegar a ser una bendición, pues no tenía motivos para vivir, aunque tampoco los tenía para morir.

_ Lauren..._ repetí. Era el primer nombre que escuchaba en mucho tiempo. Recordaba objetos, pero no personas, y muchos menos sus nombres. Era, ahora mismo, la única persona que conocía. Pero yo no dejaba de ser una sombra, un espectro. ¿Cómo mantener una conversación sobre mí misma si no era capaz de definirme? Para hacerlo tenía que conseguir el objeto más preciado, el que más recordaba._ ¿Donde está la llave? ¿Tú... lo sabes?

Si tuviese la llave podría librarme de esta maldición, pero no era tan sencillo porque la oscuridad que me rodeaba no me dejaba conseguirla. Y sin ella no podría librar de dicha oscuridad. Era un círculo vicioso que me impedía salir de aquel limbo oscuro. Y tenía la certeza de que en mi interior, la persona que había sido, detestaba a la oscuridad.

Vale, esto cada vez me estaba resultando más extraño. Punto uno, ahí había algo que a voz de pronto podría definir como un espíritu más que como una sombra… aunque daba auténtico miedo. Las piernas me temblaban y mi corazón iba latiendo como si quisiera salir despedido de mi pecho en alguna de sus fuertes batidas.

Cada vez que escuchaba su “voz” en mi mente me acostumbraba más a ese sonido y ya no era tan repentino y desagradable como la primera vez que lo había escuchado dentro de mi cabeza. Por lo que decía parecía estar bastante confundido pues no recordaba nada salvo que tenía que encontrar una llave… bueno, de momento íbamos por buen camino.  

–No, no sé nada de ninguna llave –dije escusándome algo triste por no poder ayudar a ese espíritu perdido. –Me gustaría poder ayudarte –continué. En cierto modo me daba pena su estado. –Tienes que intentar recordar, pero no puedes ponerte nervioso – ¿o quizás nerviosa? Eso no lo sabía aún. Pero cuando el ser supiera quien es saldría de dudas.

Sus latidos llegaban a mis oídos, claros y seguros. En mi pecho, si es que había corazón, no latía de ninguna manera. Llevaba parado mucho tiempo, aunque no sabía cuanto exactamente. Pues no recordaba nada salvo aquellos dos ojos rojos que me espiaban desde mi interior. Y aquella dos formas difusas en mis recuerdos. Formas que pertenecían a alguien cuyo nombre no recordaba.

_ Yo... entregué... la llave... no recuerdo.... T...._ Dije, llevándome las manos a la cabeza, se formó una esfera a mi alrededor y esta se tiñó de tinieblas. Quise salir, pero la barrera era infranqueable. La golpeé con todas mis fuerzas, pero cuanto más lo hacía más débil me encontraba. Estaba claro que las tinieblas querían que me mantuviese apartada._ Por favor... basta... por favor.

De poder llorar lo habría hecho. Lo único que podía era quedarme que aquella esfera que me impedía ver lo que había a mi alrededor. Me quedé frustrada. Lauren me pedía que recordase, pero para mí no era un asunto sencillo, pues no había ningún cabo del que tirara.

Algo en mi interior me decía que esa criatura no iba a hacerme daño, es como si no pudiese detectar maldad en él o ella... pero eso no quitaba que me temblaran las piernas cada vez que eso se ponía a cambiar de formas, a emborronarse, que era normalmente cuando su voz o lo que fuera que tuviese sonaba más angustiada. 

Tenía que ayudar a esa criatura de la manera que fuera porque si no terminaría por volverme loca... a ver. Si estaba en calma se definía más y cuanto mejor definido estaba más podría recordar... o eso espero siguiendo esta regla de tres. Como pude traté de dejar el miedo aparcado en un rincón y armarme de valor para intentar ayudarle... pero en realidad sigo siendo ese perro criado entre algodones que solo supo ladrar alto para defender un lugar en la casa para Golfo... después de eso ya no he hecho nada más. 

-¡Por favor! ¡Por favor! No te alteres -le pedí al extraño ser -intenta calmarte porque si no te emborronarás y no recordarás nada -veremos como acaba esto, pero todo empezaba por tener algo de fe en mí misma y en creer que podría ser de ayuda... algo que mi mente aún no terminaba de asimilar. -Quiero ayudarte, pero necesito que te calmes. 

_ Nadie puede ayudar a esta criatura. Su corazón ha sido devorado por las tinieblas. Sigue tu camino y no te entrometas en aquello que no es de tu incumbencia._ Exclamó una voz, una voz tétrica y enfermiza, la voz de alguien sin alma. Todo comenzó a temblar a su alrededor, y de la esencia maligna que se formaba de la esfera que rodeaba al espíritu, comenzaron a caer manchas de tinta_ O de lo contrario... tú correrás la misma suerte.

Las manchas de tinta comenzaron a despegarse del suelo, tomando aspecto tridimensional, amorfo. Sin embargo, algo que se veía con claridad en todas aquellas criaturas eran dos ojos amarillos, que miraban fijamente a Lauren. La esfera se disipó, y el espíritu trató de levantarse, pero le fallaron las fuerzas. Aquello era su culpa, y quería ponerle remedio.

_ No... no te permitiré que se lo hagas a ella. No me usarás para esto._ Exclamó, haciendo aparecer una espada en su mano. Lo único en ella aparte de sus ojos que no era de un genuino color negro. Ojos que, en dicho momento, cambiaron de color a un azul marino. Intentó usar la espada para apoyarse y levantarse, pero no lo lograba._ No tienes elección, has fracasado. Y tendrás que pagar las consecuencias durante el resto de tu vida.

Puede que esa voz tuviera razón, no podía ayudar a ese ser. La nueva voz era imponente y me sentía cada vez más aplastada, como un perro que se ve sometido a la voz de su dueño cuando sabe que ha hecho algo mal, era como una losa que caía sobre mí sobre la que no podía hacer nada para imponerme. En ese momento pensé: ¿Qué haría Golfo en un caso así? ¿Qué consejos me daría? Él siempre decía que pese a ser un perro pequeño era increíble la cantidad de coraje que había en mi corazón  pero que yo no lo veía. 

El pensar en Golfo me dio algo de fuerza que necesitaba, como siempre. Nunca me había enfrentado a mis amos, pero cuando quise hacerle un hueco a Golfo, un perro sucio y vagabundo en una casa de nobles lo conseguí. Puede que  tuviera más valentía de lo que yo creía, puede que venciera el miedo que tenía a esa voz que se nos había impuesto a mí y al espíritu. 

-Sí que tienes elección -dije con voz temblorosa -Nadie puede decirte que no tienes opción a nada solo tú -estaba quedando como un perro tonto, pero si podía aportaría mi grano de arena. Tenía miedo, por supuesto, pero ya no pensaba esconderme, ya no pensaba tener miedo nunca más. -No te sometas.

_ No te sometas..._ Repetí. Sentí un recuerdo difuso, imposible de concretar, y me puse en pie. Tenía que seguir luchando, porque algo me decía que esta vez sería distinto, que esta vez triunfaría. Y si postergaba la lucha era lo mismo que si me rendía._ Él no se rindió... yo no debo hacerlo. Le estaría fallando. La llave... ¿Dónde está mi llave?

Por eso había fracasado, me habían arrebatado la llave de mi poder. Y sin ella, no podía apartar la oscuridad. Por eso se había alojado en mi corazón y había cubierto todo lo que había tenido a su alcance. Había sido más fuerte que yo, pero lo cierto es que eso era algo que podía cambiar, y yo tenía que luchar por ello.

_ Tú renunciaste a la llave. Y a tu corazón. Deja de remover el pasado._ El espíritu negó, y usó la espada que había hecho aparecer para atacar a las sombras que habían surgido de él. No podía permitir que hiriesen a Lauren. La conciencia, que aún permanecía en su interior, no se lo permitía._ No... no cuando pones en peligro a inocentes.

Noté como la voz se alejaba, u las tinieblas se disipaban. Pero las que me envolvían a mí aún seguían en mi interior, y no serían tan sencillas de eliminar como aquellas. Debía alejarme de las tinieblas, buscar la luz. Una luz pura que me permitiese destruir las tinieblas. Entonces podría descubrir quien era realmente, y quienes eran esas personas que estaban en mi cabeza.

_ Debo darte las gracias, Lauren. Me has permitido dar un paso importante para encontrar la luz. Pero ahora, he de seguir sola._ Murmuré, mirándola. No podía sonreír, pero le transmití esa sensación a través de la telepatía, de que me sentía un tanto mejor conmigo misma, de que aquello me daba esperanzas para ser_ Volveremos a vernos, y te aseguro que esto no quedará olvidado.

Le dediqué una última mirada antes de decidirme a desaparecer. Lauren recibiría mi ayuda, de eso podía estar segura. No iba a dejar en la estacada después de todo lo que había hecho por mí. Era la única persona de mi memoria que se había preocupado por mí.