Had I known how to save a life ~Sean Herman~

Had I known how to save a life.

Desesperación y nada más que eso llevaba mis pasos. Mi cabeza estaba abrumada y me hacía actuar de forma apresurada, pero es que mi intuición me gritaba que no me quedaba tiempo. Mi hija nacería en cualquier momento y definitivamente mi meta para asegurar su seguridad era correr de este pueblo, aunque tuviera que correr con mis propios pies por la carretera hasta Bostón, lo hubiese hecho, pero esa exageración no fue necesaria porque un pequeño salvavidas llegó cuando lo más lo necesitaba. Mi amiga Ruby me pasó su querido auto para que huyera, ella fue la única que supo darme lo que requería, armas para poder partir de nuevo con el pie indicado y lejos de este pequeño infierno. No fue posible planearlo demasiado, llevaba conmigo una pequeña maleta, mis escasos ahorros y mis deseos de salir adelante en esa gran ciudad desconocida. Manejaba a toda velocidad por la carretera y mi rostro se ensanchó en una sonrisa al ver que me acercaba al cartel que anunciaba la salida a Storybrook. Lo estaba logrando, todo iba a salir bien.

- Pequeñita desde aquí comienza nuestra nueva vida...- acaricié con una mano mi panza mientras mantenía la otra en el volante. Pero mi alegría duró solo un segundo más, todo pasó muy rápido y sólo fui capaz de notar un fuerte dolor en mi parte baja junto con un horrible ruido desde el auto. No supe si todo eso ocurrió justo en el mismo momento o uno conllevó a lo otro. Tampoco lo que ocurrió a continuación estuvo muy coherente en mi cerebro. Todo transcurrió en partes entrecortadas en que el miedo infinito tomó posesión de mis acciones.
El auto quedó detenido a un costado del camino a pocos metros del bendito cartel que deseaba un buen viaje. No sé cómo fui capaz de salir del auto y arrastrarme un poco más allá ya que del vehículo salía mucho humo y tenía miedo de que explotara, pero tampoco llegué muy lejos debido al dolor...el dolor del parto. Mi bebita ya venía, no quiso esperar más.

Se escucharon mis plegarías que gritaba mirando al cielo, Emma, la nueva habitante del pueblo apareció como un ángel guardián. Recuerdo haberle suplicado que me llevara a Bostón, pero hasta yo sabía que eso era imposible...en mi estado no tenía las dos horas de camino para resistir, un nacimiento no es algo que se pueda retrasar. Le grité que quería quedarme con mi hija, que haría lo que fuese por lograrlo. Algo en su mirada me hizo creerle que ella lograría el milagro, porque entendía mi posición. Me llevaron al hospital y luego de eso todo se volvió oscuro.

Flashes de peticiones de las enfermeras y médicos que siguiera resistiendo, que lo estaba haciendo bien y todo rodeado de infinito dolor. Pero el llanto de Alexandra iluminó mi consciencia despertándome por completo. Estaba aquí, ella estaba aquí. La tomé entre mis brazos cuando me la entregaron envuelta una manta, era perfecta, tan pequeña y frágil. Mis lágrimas no tardaron en llegar y no quería compartirla con nadie más. Y al parecer no tendría que hacerlo porque Emma había cumplido su palabra, no sabía cómo había logrado que Mr. Gold declinara con su contrato, pero lo había hecho y le agradecí con mi alma por ello.

Sean Herman ↔ Storybrooke ↔ Hospital

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No podía quitarle la vista de encima, sus pequeños rasgos eran como los de una muñequita de porcelan con su delicada piel blanca e inmaculada. Había perdido la cuenta cuántas veces la examiné de pies a cabeza cerciorándome que no tenía ninguna herida y parecía completamente bien. Hacía pequeños ruiditos y movimientos, aunque seguía con los ojos cerrados. - Eres la niña más hermosa del universo- le susurré acunándola entre mis brazos.

Repentinamente alguien tocó la puerta. Esperaba que fuese Ruby porque las noticias en este pueblito volaban y de seguro ya todos se habían enterado del nacimiento. -Pase.- dije no muy alto para no molestar a la bebé.

Mi sorpresa fue enorme, no pude evitar abrir la boca. -Sean...- sentí como si mi alma volvía a estar en paz, ni siquiera era consciente de cuánto extrañaba al hombre que tenía en frente. Quizás simplemente para protegerme a mi misma y a mi complicada misión de salvar a mi hija que lo saqué de mi cabeza, no tenía tiempo para autocompadecerme ni pelear batallas que ya daba por perdidas. -Hay mucho que hablar...- le respondí sin dejar entrever ningún motivo de resentimiento, al contrario estaba sonriéndole con honestidad.

En ese preciso momento la pequeña criatura abrió los ojos dejando a relucir unos preciosos ojos celestes. No podía negar que se parecía mucho a mí ahora que lo decía Seam. Compartíamos la misma forma y color de ojos, pero también podía ver muchos rasgos de su padre en ella como en sus labios y nariz. -Alexandra. - le respondí mientras una lágrima se me escapaba, pero no era signo de tristeza, al contrario, el alivio y la felicidad de me embargaron con tanta fuerza que hasta me llego a doler. -Alexandra, él es tu papá.-

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Mis propias palabras de tenemos que hablar se repetían constantemente en mi mente, pero la verdad es que estaba agotada física y psicológicamente. Hacía unas pocas horas había tenido un parto, que a pesar que fue el momento más feliz de mi vida al ver el pequeño rostro de mi hija también fue uno de los más complicados ya que nunca tuve más miedo...muchas cosas podían salir mal y era normal que sintiera esas aprensiones con un parto de emergencia como fue el mío. Afirmé mi cabeza en la almohada y sin dejar de mirar a Alexandra que agitaba sus brazos hacia su padre tomé aire para hablar. -Tienes razón, Sean. Me debes más de una explicación, pero no es algo que quiero hablar ahora.- le sonreí con un gesto cansado. - Aprovechemos este momento, son las primeras horas de nuestra pequeña--

Me estaba contradiciendo un poco, pero no quería tomar ninguna decisión apresurada o responder guiada simplemente por mi cansancio. Lo único que necesitaba era no sentirme más sola y como si me hubiese leído el pensamiento Sean enjuagó mis lagrimas para luego besarme con ternura. ¡Cómo lo había extrañado!

-Son perfectas.- sonreí ampliamente y reprimí mis lágrimas que nuevamente querían escaparse.
Con mi mano libre le tomé la mano a Sean.-Sólo prométeme que no me abandonaras más, no sería capaz de volver a lo mismo...y Alexandra necesita a su padre cerca.- mi voz fue firme sin dejo de súplica, mas parecía un ultimátum de no tendrás una segunda oportunidad. Tenía que ser fuerte por la criatura.

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¿Felicidad...podemos ser felices? Pestañeé seguidamente mirando a Sean como si fuese increíble e impensado lo que estaba planteando. No era una persona negativa, pero tanto infortunio en tan poco tiempo me había dejado con mi fe tambaleante y estaba siendo desconfiada con las muestras de un cambio fuera del camino al desastre que estaba acostumbrada a que terminaran las cosas. Tenía un poco de miedo de rendirme a esa felicidad que me la estaba dando en bandeja ahora mismo para luego desilusionarme y ese golpe sabía perfectamente que dolía y mucho, no quería volver a sentirlo. Lamentablemente ahora no era sólo yo y debía ser fuerte mucho más que antes, y no podía caer en actitudes infantiles de adelantarme a los hechos. Negué levemente con la cabeza quitándome esa sensación fatalista del cuerpo, no porque antes lo había pasado mal volvería a caer en lo mismo.

Y la respuesta la tenía en mis brazos, Alexandra me traía esperanzas. Aunque llevaba tan poco tiempo en este mundo ya era capaz de iluminar todo a mi alrededor como una estrella. Le sonreí al ver cómo bostezaba ruidosamente y se acomodaba cerrando y abriendo los ojos intermitentemente cada vez más lento. Parecía imposible como parecía estar en sincronía con mi propio cuerpo ya que me sentía tan somnolienta y cansada como ella se veía. La única diferencia era que lo que me mantenía despierta era la falta de paz que a mi bebé le sobraba.

Me permití empaparme de esa tranquilidad y le di un beso en su pequeña frente para luego depositarla con mucho cuidado en su cuna que estaba ubicada al lado de mi cama. Le acaricié una de sus mejillas y me giré hacia mi acompañante.

-Creo en ti, Sean.- pronuncié con convicción. Tomé uno de sus dedos y lo acaricié distraídamente. -Al parecer nos darán de alta mañana a primera hora.- esa información traía consigo una segunda intención, pero ni siquiera yo misma podía ponerle la etiqueta adecuada. Le estaba pidiendo algo a Sean implícitamente y quería con todas mis fuerzas que me dijera que estaría conmigo para esas horas...la confirmación que realmente no se separaría de mí porque a penas cruzara el umbral del hospital no tenía dónde ir.

Sean Herman ↔ Storybrooke ↔ Hospital

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Sabía que había muchas cosas por saldar y eran temas importantes para nuestro futuro, pero mi cuerpo me exigía a gritos un descanso. Cada minuto que pasaba me sentía más a la deriva directamente al mundo de los sueños y no podía seguir peleando para mantenerme despierta.

Asentí con real agradecimiento antes de deslizarme hacia abajo de la cama apoyando mi cabeza en la cómoda almohada.-Luego hablaremos de eso...ahora- bostecé sonoramente exactamente igual que Alexandra lo hizo hace unos momentos. -Ahora necesito cerrar los ojos un momento- dije con real vergüenza, sentía mis mejillas que se estaban comenzando a colorear de rojo. No quería perderme ningún momento con él ya que todavía me sentía en un sueño y temía que si cerraba los ojos volvería a la realidad de estar sola otra vez.

Sin embargo mi cuerpo mandaba esta vez y me dormí sin más preámbulos me hundí en la oscuridad. No fui consciente de en qué momento ocurrió simplemente me dejé arrastrar.

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