Re: [NNJ] Enlace entre Regina Mills y Mallory Kenway

por Invitado Mar Sep 24, 2013 5:18 pm

No podía negar que el pasar la noche a su lado era algo que me encantaba y que no me importaba lo mas mínimo repetir tan seguido como fuera posible. Al abrir los ojos, pestañeé varias veces y busqué a mi alrededor preguntándome en dónde se habría ido mi prometido pregunta que no tardé en responderme a mi misma en el momento en que le vi entrar en la habitación con una bandeja con el desayuno en las manos. Solté un ligero suspiro y negué con la cabeza ligeramente divertida —no tienes que agasajarme diariamente Víctor —dije divertida antes de coger la rosa que me había traído— así solo lograrás que te ame mas y mas cada día, hasta el punto que no pueda vivir sin ti —negué con la cabeza— a no ser que eso sea lo que pretendas hacer —reí y le di un suave beso en los labios antes de musitar un— gracias mi vida —antes de ponerme a desayunar.

Sabía que no disponíamos de todo el tiempo del mundo, pero comí con tranquilidad antes de salirme de la cama y disponerme a darme un baño matutino, una vez terminé, empecé a vestirme y arreglarme conscienciadamente: el liso y delicado vestido me había fascinado desde el mismo momento en que lo había visto, y lo había mantenido lo mas lejos de la mirada de Víctor hasta que tuviera que ponérmelo. Una vez lo hice, me recogí ligeramente el cabello, dejando que algunos tirabuzones se cayeran elegantemente del moño que me había hecho y me coloqué algunas de las joyas que mi amor me había regalado. En cuando hube terminado le busqué con una ligera sonrisa en los labios, sonrisa que se acrecentó al oírle opinar sobre mi aspecto— me temo, mi vida, que no tenemos tiempo para lo que sé que estás pensando —le pinché suavemente antes de acercarme y darle un dulce beso— ya nos podemos ir, está todo listo —dije abrazándome a su brazo antes de susurrarle— tú también estás terrible y espectacularmente atractivo —confesé con sinceridad.

Mientras caminábamos hacia el ayuntamiento, permanecí prácticamente en silencio y sólo lo rompí cuando casi llegamos a las puertas— esta vez irá bien —asegure con convicción sabiendo que, en algún momento se le habría pasado por la cabeza— esta vez no pasará nada que impida que podamos llegar hasta el final, te lo prometo mi vida —le di un suave beso y miré hacia las puertas— pero hoy, no tenemos que pensar en eso, hoy estamos aquí para disfrutar de la boda de Regina con Mallory, tenemos tiempo para hacer que la nuestra sea completamente perfecta —para mi ya lo sería solo con que él estuviera esperándome en el altar, eso era todo lo que necesitaba.

vestido:

por **Penelope M. Sutherland** Mar Sep 24, 2013 5:23 pm

Aún no había terminado de hacerme la idea de todas las cosas que habían cambiado en mi vida los últimos, entre ellos el hecho de que, en el momento menos pensado, la fiesta de despedida que se había celebrado en la casa de la alcaldesa, había descubierto cosas que no sabía y que nunca habría llegado a imaginar, cosas que sabía que cambiaban para siempre muchas cosas, entre ellos la que había sido la identidad de los que había considerado mis padres durante toda mi vida, algo que, había resultado no ser así, y que lo habían sido debido a la intervención de alguien mas, de alguien que, no podía creer aún que perteneciera a mi familia.

Suspiré y miré al espejo con cierto nerviosismo, en cuando me había llegado la invitación de boda, iba a acudir simplemente como una invitada mas, me habría sentado en uno de los bancos con las chicas y habría pasado desapercibida entre toda la gente que habría en el evento, pero ahora ya no iba a hacerlo como una simple invitada, las revelaciones destapadas por Holly habían cambiado mi posición en esa boda, ahora acudía que ni mas ni menos como la otra madrina de la boda y eso no podía hacerme sentir mas nerviosa de lo que podía creer. Sabía que contaba con Ari para todo, sabía que ella ya lo tendría todo en orden y bajo control, pero aún así me sentía responsable y me hubiera gustado poder ayudarla con anterioridad, pero, de nuevo, eso era algo que no sabía ni esperaba.

Suspiré y me miré al espejo, el vestido que tenía para la ocasión no era para nada ostentoso: de un color azul-verdoso, largo y liso hasta los pies, ceñido a la cintura, con una sola manga y una tira de seda que colgaba por la espalda cómo si de un velo se tratara. Los zapatos del mismo color que el vestido, eran imperceptibles bajo las capas del vestido. Me había recogido mi larga melena rubia en un semi-recogido y me había puesto unas joyas de jade adornando mi cuello, muñecas y orejas y me había maquillado sutilmente. Sabía que de las presentes a la boda, solo sabían todos los cambios y la verdad las que habían estado presentes en la despedida, no era que me avergonzara ni me molestara la revelación, pero no podía sentirme abrumada, eran bastantes cosas para digerir en tan poco tiempo y, a partir de ahora, no sabía exactamente como debería tratar con las que hoy se casaban, iba a necesitar tiempo para ello, pero estaba dispuesta a dar una oportunidad a esa relación.

Al llegar, suspiré al ver que el ayuntamiento ya se estaba empezando a llenar y una punzada de nerviosismo me atravesó ligeramente, recorrí con la mirada el lugar y pude percibir a la mayoría de las que habían estado en la despedida. Me mordí el labio y me dirigí con pasos seguros hacia dónde se encontraba Mei con Archie —buenas tardes —dije saludando a todos los que se encontraban alrededor y luego lanzándole una mirada de disculpa a Mei me acerqué lo suficiente a Archie para susurrarle al oído y que sólo pudiera llegar a oírme Mei por estar a su lado... a parte de las que poseían el desarrolladissimo oído lobuno, pero sabía que ellas lo sabían a parte de que confiaba en ellas

—Archie —le susurré muy bajito— me pregunto si por un casual tienes un par de horas libres —sabía que él entendería a lo que me estaba refiriendo, estaba completamente segura de ello— pero por favor, no le digas nada a la alcaldesa —seguidamente le dirigí una ligera mirada de súplica a Mei y seguí susurrando— si, aún sigo abrumada —necesitaba mantener eso en secreto, o por lo menos hasta que la boda pasara, por nada del mundo iba a quitarle el protagonismo a las novias con la revelación de esa información, por lo que esperaba que las que lo sabían, no dijeran nada hasta que la boda hubiera transcurrido y hubiera empezado a trazar los trazos de la relación, una relación que en realidad tendría que haberse forjado muchos años atrás... veinte antes de que se lanzara la maldición...

vestido:

por Invitado Mar Sep 24, 2013 7:37 pm

Salí para buscar tanto a la reina Clarion como a Lord Millori, pero seguramente me distraje por el camino ya que no los vi. Así que decidí volver, el recordar el rostro dulce de mi querida Wendy y sus dulces palabras eran algo que me guardaba en el corazón, ya que era poco amigo de mostrar mis sentimientos. Al ver a Garfio en la fiesta junto a Ruby, me pareció algo raro pero me alegraba por mi amiga. Apenas recordaba algunas de las cosas que hice como adulto, pero ya no tenian la mayor importancia para mi. Di una pirueta con una salto y volé en dirección hacia el ayuntamiento.

Se estaba llenando el lugar de gente, así que no me extrañaba que ya hubiesen llegado tanto la realeza del mundo de las hadas de Neverland como mi querida Wendy aquí más conocida como Lily aunque para mi era mi querida Eve. Corte una rosa blanca de un jardín y volé hacia el ayuntamiento. Tenia ganas de hacer alguna travesura o de ir en búsqueda de una nueva aventura, pero sabía que aquel evento significaba mucho para Wendy por lo cual me dije que intentaría controlarme. La busque con la mirada mientras sobrevolaba la sala, entonces allí la ví tan hermosa como siempre. Entonces decidí gastarle una pequeña broma, baje y camine silenciosamente detras de ella. Al llegar detras de ella le tape los ojos con las manos y le susurre al oído:
-¿Adivina quien soy?-ella era muy inteligente por lo cual sabría al momento quien era- ¿llego tarde?-pregunte alegremente entre risas. Me encantaba bromear con ella, claro que todas las bromas que le hacía a ella eran inocentes y simples, ya que no quería molestarla, aunque ella me conocía bastante.
-Estas hermosa- dije y era la verdad, a nuestro lado estaban Ruby y Garfio, mi tentación estaba en hacer de las miás pero me repetí que todo lo hacia por Wendy así que intente distraerme. Me senté con las piernas cruzadas como hacia cuando visitaba a los indios en Neverland. Añoraba las fiestas con los indios.

por Invitado Mar Sep 24, 2013 8:21 pm

Las chicas eran muy simpáticas empece a conocer a muchas de ellas gracias a esta celebración.
De pronto me quede mirando fijamente a un niño, al ver que se marchaba volando no dude en saber quien era. Soló había un niño con esas cualidades y aquel aspecto. Era Peter, era agradable que estuviese en aquel evento. Desde que se rompió la maldición puse un cartel buscando la gente de mi mundo pero por el momento no había mucha suerte, me alegro ver que el estaba y quizás el supiera del paradero de Campanilla u otras de mis amigas. Después se lo preguntaría, antes de que pudiese seguir charlando ví como Ruby llegaba junto con alguien que conocía de sobra, era el capitán Garfio. Seguramente el no me reconocería por mi aspecto, ya que actualmente no era tan diminuta. Pero el no había cambiado en absoluto. Una dulce voz me hizo girarme, era Ari.

Me alegro ver a Ari, la conocía por la universidad. No íbamos a las mimas clases pero la conocia de los pasillos y de la cafetería. Era muy simpática y una de mis mejores amigas. Al parecer venia muy bien acompañada hacían tan buena pareja, al verla la abrace con mucho cariño y emoción. Salude con cariño a mi amiga tras sus elogios:
-Tu si que estas hermosa- le comente alegremente tras darle unos besos en la mejilla y abrazarla-¿Quien es tu apuesto acompañante?- le pregunte con la mirada curiosa en el. Ari parecía muy ocupada, al parecer todos la conocían y es que era un amor y se hacia de querer.. Al decirme que en la próxima boda me sentaría delante, con esas palabras me dijo algo más. Era agradable verla tan feliz, la verdad es que el sentimiento de mar a alguien era algo que aún desconocía y de lo cual sentía curiosidad. Las parejas fueron aumentando, me sentía fuera de lugar, así que decidí entablar alguna conversación. Me dirigí a la joven oriental que me había dejado sentarme cerca de ella, al poco rato llego el que parecia su novio. Entonces decidí charlar con aquel grupo y la chica que escuche que se llamaba Jess.
-Hola, me llamo Elena- me presente alegremente- aunque podeis llamarme Fawn, que es mi nombre real- me presente. Los tres parecían muy simpaticos.

por **Archie Hopper** Sáb Sep 28, 2013 5:10 pm

Los invitados llegaban poco a poco, pero todavía no había rastro de Regina ni de Mallory. Archie Hopper tomó asiento al lado de Mei y la muchacha pelirroja, que se presentó como Jessica. La muchacha parecía bastante curiosa ante el trabajo de Archie, lo cual hizo sonsacar una sonrisa al psicólogo.

-Bueno. Es un trabajo en ocasiones duro, pero siempre gratificante. En realidad... No tiene mucho misterio, cualquiera podría hacerlo; el truco es saber dar los consejos adecuados -sonrió. Al pelirrojo siempre le agradaba hablar de su trabajo. Durante mucho tiempo fue lo único que tenía y lo único que lo llenaba. Y, precisamente, gracias a ese trabajo conoció a Mei.

Pronto, vio acercarse a Penelope. Por su rostro, parecía macilenta; nada que ver con las sonrisas de los demás asistentes. Archie saludó, y en cuanto la rubia se dirigió a él, hizo un hueco para que se sentase. La muchacha comenzó a hablar en voz bajita.
-Sí, por supuesto Penelope -claro que tendría un par de horas libres. Con la ruptura de la maldición, Archie había tenido bastante trabajo. Muchos habitantes todavía no sabían cómo lidiar con sus dos recuerdos. En realidad, ni si quiera el propio Archie lo había llevado bien al principio. Había sido un suceso que había azotado a toda la población. El siguiente comentario de Penelope también le dejó sorprendido, pero asintió. No le diría nada a Regina.

-¿Puedo preguntar qué ocurre? -inquirió en casi un susurro, mirando a Mei y luego a Penelope. Parecía ser la primera sabía de qué se trataba todo aquello.

por **Jessica Aldrich** Sáb Sep 28, 2013 11:51 pm

Y seguían llegando más y más invitados… ¿estaba invitado todo el pueblo y toda la nación? Realmente no me importaba, me sentía bastante a gusto hablando con Mei y el señor Hopper, que por otro lado respondió a mi pregunta sobre su trabajo.

-Comprendo -respondí sonriente-. Así que solo es necesario saber dar consejos… -mi sonrisa se amplió-. Pues a mí se me da bien dar consejos, doctor -solté una pequeña carcajada.

Mientras hablábamos, Mei se sentí a nuestro lado. La observé atentamente durante unos instantes. La chica era muy guapa, pero daba la impresión de que durante su vida, probablemente en su tierra natal allí en nuestro mundo, había luchado duramente contra algo o alguien. La miré y escuché su pregunta.

-Trabajo en el acuario -contesté sin más-. Antes de recordar mi vida no le veía sentido, pero cuando volví a recordar todo -me encogí de hombros- encontré ese sentido… -me acerqué ligeramente a ella y susurré-. Cosas de sirenas -sonreí y me aparté-. Y, en cuanto a verme por el colegio -retomé la conversación-. Es posible que me hayas visto alguna vez, pues ayudo en las clases de música cantando o tocando algún instrumento.

Y más gente seguía llegando. En aquel momento, se acercó una chica rubia a la que no conocía, igual de vista pero poco más. Saludó y se sentí al lado del señor Hopper para susurrar algo. Para mi gusto fue un tanto grosera, pero tampoco iba a meterme en nada, pues posiblemente fuera algún secreto que tuvieran entre ellos. La cuestión fue que, pese a no querer escuchar nada, pude oír algo sobre algún tipo de visita médica y algo que tuviera que ver con la alcaldesa. Estaba claro que un psicoterapeuta no venía nada mal y más después de la ruptura de la maldición. En mi caso había visitado el mar cada día con tal de aclararme de todo, pero no todo el mundo había reaccionado igual ante la revelación de sus propias vidas.

Suspiré y miré a Mei, luego miré al señor Hopper y luego a Penélope, la chica rubia. No entendía mucho de lo que sucedía, pero tampoco me metería. Estábamos los cuatro sentados, cuando la chica de pelo castaño que se había acercado a nosotros se presentó.

-Encantada de conocerte Elena… -fruncí el ceño y sonreí de nuevo-. Fawn… -le tendí la mano-. Como has podido escuchar, yo me llamo Jess, aunque mi nombre real es Ariel -ladeé la cabeza-. Disculpa mi brusquedad, pero el nombre Fawn no suena muy… ¿humano? -quizás hubiera metido la pata, pero no me lo parecía-. Espero que no te haya molestado -solté con un tono de preocupación y miré a Mei buscando su apoyo, esperaba que se diera cuenta de ese acto mío.

Off:

por **Selennaya A. Greene** Lun Sep 30, 2013 7:51 pm

Banda sonora
Una boda era un encuentro feliz, la celebración del amor entre dos personas que se querían más que nada. Era la antítesis de mi esencia, de mi poder. Pero aún así estaba entrando en aquel recinto, en riguroso silencio. Mi vestido parecía estar roto igual que lo estaba mi corazón. Era una forma de expresar mis ideas a través de mi cuerpo. Caminé, algo cabizbaja, y me senté junto a Lexie, ella me animaría.

Me sorprendió cuando, después de caer la maldición, quiso saber de mí. Yo era la diosa de la Discordia, y sin embargo me dijo que para ella, tan sólo era su madre, la única madre que había tenido, que la había aceptado sin reservas, y que no le importaba mi pasado. Con ella era con la única con la que podía sentir un atisbo de felicidad, aunque fuese una sola vez. Y ese era el motivo por el que me encontraba allí, y no por ningún otro.

_ Hola cielo... Siento interrumpir la conversación que estabas teniendo._ Le dije en un susurro, mientras me sentaba a su lado y trataba de sonreír, sin mucho éxito. No estaba contenta, estaba triste. Lo único que me diferenciaba de la depresiva Selennaya era que ahora era mucho más fuerte que antes, lo bastante como para mi tristeza no me venciese._ ¿Me he perdido mucho?

por **Lexie Greene** Mar Oct 01, 2013 11:00 am

Estaba empezando a perderse en medio de tantas conversaciones. Había estado hablando con Mei hasta que llegó Archie, al que saludó con un leve gesto de la cabeza. Estaba incluso perdida en sus propios pensamientos, ya que se estaban empezando a juntar los sentimientos encontrados entre presenciar una boda y ser partícipe directo de una. Se daba cuenta de la cantidad de tiempo que habrían pasado Regina y Mallory planificando cada detalle para que ese día todo fuese perfecto.

Se encontraba en medio de sus cavilaciones cuando notó que alguien se sentaba a su lado. Al girar levemente el rostro para poder mirar vio que era, nada más y nada menos que, su madre. Una extraña chispa de felicidad se encendió en el corazón de Lexie al tenerla allí consigo, ya que tenía muchas cosas importantes que contarle. No podía guardar toda esa alegría, que expresó dándole un grande y sincero abrazo a su madre. Lexie no sabía por donde empezar a contar, así que, directamente la cogió de las manos, la miró a los ojos y habló.

-Tranquila, mamá, ya me había perdido en la conversación de Mei. Pero tengo algo muy importante que contarte. Me imagino que ya lo sabrás, porque lo sabe todo el pueblo, pero... ¡Kristoff y yo nos vamos a casar!

No podía controlar la emoción, y terminó abrazada otra vez a su madre. La notaba extraña, un poco perdida, como desganada y triste. Lexie no quería preguntar directamente por las emociones de su madre, pero esperaba que al menos, saber que su hija iba a casarse, la hiciese un poco más feliz.
Sabía que había más gente a la que prestarle atención en la boda, pero aquel momento era para pasarlo con su madre, ya tendría tiempo de estar con sus amigos más tarde.

por Invitado Mar Oct 01, 2013 11:49 am

Estaba algo perdida en medio de tantas conversaciones, me alegraba la noticia de Lexie, se merecía lo mejor. Cuando llego Archie mi corazón se lleno de alegría al verle, cuando el estaba a mi lado era como si estuviese completa. Sin el sentía como que faltaba una parte muy importante. Empecemos a charlar con Jess, parecía una chica muy animada y alegre a la vez que hermosa.

-Vaya, así que en el acuario. Debe ser hermoso trabajar allí, quizás podríamos ir con Hikari ¿que te parece Archie?-le comente, cada vez que pasábamos un rato los dos con la pequeña eran inolvidables. Hikari era una niña maravillosa, la queria con locura.-seguramente te haya visto, doy clases extraescolares para los niños de artes marciales a parte de las clases que imparto en mi escuela-comente-¡Eres una sirena!- exclame dulcemente emocionada, ya que era la primera que conocía- Me encantaría poder escucharte cantar alguna vez- se decía que la voz de las sirenas era hermosa y seguro que la de ella era fabulosa.

Cada vez llegaba más gente, la sala estaba casi al completo. Era algo difícil poder entablar charlas con todos, pero seguro que habría momento para todo. Estaba deseando ver a las novias, seguro que estarían hermosas y radiantes.

Al poco rato llego Penelope, nada más saludarla nos hizo un gesto de disculpa para decirle algo al oído a Archie. Sin querer escuche las palabras de mi amiga, que me miro y me comento que aún seguía abrumada. La mire con cariño, Penelope había pasado por muchas cosas pero estaba segura que su vida iba a mejorar. Archie me pregunto que ocurría, con cariño acaricie su mano y le comente dulcemente.
-ya te lo explicare, después-seguramente las novias no tardarían en llegar así que explicarle aquello nos llevaría bastante rato. Mire a Jess y con un gesto le indique que todo estaba bien y no pasaba nada.

La chica de cabello castaño se presento ante nosotros, su nombre real me resulto peculiar y me preguntaba quien sería en nuestro mundo. Jess se presento ante Fawn, aunque parecía algo preocupada por sus palabras. Seguramente Fawn no se lo habría tomado a mal ya que parecía una chica muy alegre. Mire a Jess con cariño y le acaricie la mano para darle mi apoyo, luego me presente ante aquella chica:
-Yo soy Mei, aunque mi nombre real es Mulan y el es Archie-comente, aunque el era muy conocido ya que era un gran profesional en su trabajo y además de una de las personas de corazón más noble.
-Estáis hermosas- les dije a ambas y era pura verdad, parecían modelos sacados de revistas de alta costura.

Spoiler:

por Invitado Mar Oct 01, 2013 2:51 pm

El ambiente de la boda era cálido y nunca mejor dicho ya que cada vez entraba más gente a la sala. Apenas conocía a mucha gente de la que estaba presente, pero era un buen momento para hacer nuevas amistades. Era agradable ver como tanta gente, diferente entre sí y de mundos tan diferentes podía estar en armonía. El ambiente que se respiraba en aquellos momentos me hizo recordar las ceremonias y fiestas de la Hondonada de las hadas. Después de charlar con Ari, decidí charlar con las chicas y el hombre que estaban sentados cerca mía. La joven pelirroja fue la primera en saludarme.
-Igualmente, es un placer conoceros- conteste alegremente. Me hizo mucha gracia que se fijase en mi nombre real, para mi era tan raro que me llamasen por el nombre que tenía en Storybrooke que el tener dos nombres era un caos para mí. Jess se disculpo, pero yo negué con la cabeza-No tienes por que disculparte, no me ha molestado en absoluto. La verdad es que soy un hada, un hada de los animales. O al menos lo era cuando vivía en la Hondonada de las hadas en Neverland.-No se lo tomaba para mal ya que no me había ofendido, de hecho me hizo hasta gracia, no pude evitar reir alegremente. No sabía si conocía mi mundo, poca gente conocía Neverland.- En verdad mi nombre de hada puede ser muy raro en este mundo. -adoraba gastar bromas en especial a Rosetta, como la añoraba. La joven de aspecto oriental se presento y a su acompañante. Me parecieron muy simpáticos. El por lo que había oído era el Psicólogo de de Storybrooke. Les sonreí y cuando Mei, nos halago le día las gracias:
-¡Muchas gracias!. ¿Alguna vez , habéis estado en alguna boda?- les pregunte a los tres, esta era la primera a la que asistía. Así que no conocía los protocolos ni nada. No sabía cuando vendrían las novias o como iría la ceremonia, pero al a vez me daba curiosidad.

por **Ariadne Ferrara** Vie Oct 04, 2013 8:31 am

Me ruboricé ligeramente en el momento en que Ruby cogió mi mano y se la llevó hacia su abdomen dejando que notara el pequeño bulto que el vestido negro escondía y me mordí el labio antes de asentir ligeramente —podría haber esperado a hacerse notar a mañana cuando ya no tuvieras que ponerte el vestido —me quejé bromeando antes de negar con la cabeza antes de decir nada sobre cómo había conseguido hacer que James se pusiera el esmoquin— si fuera por él se habría puesto la ropa que llevaba cuando el hechizo de mi... prima... lo trajo hasta aquí —mi voz tembló ligeramente en cuando pronuncié la palabra prima pero intenté quitarle toda importancia

—pero por otro lado, le interesa tenerme contenta para que, una vez pasada la boda de Regina, me apure con los preparativos de la mía —reí ligeramente— es eso lo que le ha hecho acceder a ponérselo, a parte de que... es incapaz de decirme que no —negué con la cabeza antes de sonreírle ligeramente— tú misma lo sabes perfectamente —normalmente conseguía salirme con la mía, de una manera u otra lo conseguía. Antes que volviera a decir nada, las puertas se abrieron dando paso a Holly y me giré con una sonrisa hacia Ruby— ahí llegó la que no te dejó poner el vestido rojo —apreté suavemente la mano de James antes de seguir con mis palabras— seguimos hablando luego, tengo que ir a por Penélope e irnos al frente

Sin decir nada mas, me dirigí de nuevo hacia dónde estaba Mei, ahora con Archie a su lado y le hice una pequeña señal a Penélope para que se viniera conmigo mientras les susurraba a ellos un— ya casi va a empezar —antes de proseguir con mis pasos hacia las sillas que había dispuestas cerca del arco floral, allí era en dónde iba a esperar a que llegaran las novias y a permanecer durante la ceremonia que había planificado con todos los detalles posibles intentando que ésta fuera simplemente perfecta, que pudiera hacer que éste día fuera el primero de la vida de felicidad que ahora le esperaba a mi prima, la cual sabía perfectamente que merecía conseguir esa felicidad, esa felicidad que en el pasado mi tía se había encargado de arrebatarle cruelmente y sin ningún miramiento.

por Invitado Vie Oct 04, 2013 8:36 am

Era consciente de que ya estaba llegando con cierto retraso al evento, que era mas que seguro que mis padres ya se encontraran allí, pero caminar sobre lo que llevaba en los pies no era algo a lo que estuviera ni pensara a llegar a acostumbrarme a llevar, si los llevaba hoy era por ser un evento especial, Regina se lo merecía y no quería hacerle de ninguna manera el desplante de acudir vestida con mis ropas habituales a pesar de que era con ellas con las que más cómoda me sentía.

Por otro lado, a pesar de todas las pegas de mi vestuario oscuro, había sido una de las primeras en llegar al ayuntamiento, pero en ningún momento había entrado al interior, antes quería asegurarme de que todos los puntos estuvieran cubiertos, que no hubiera posibilidad de que algo fuera a pasar... necesitaba tener por seguro que nadie iba a destrozar el día especial de Regina y que nada les pudiera pasar a mis padres.

Sí, había presentido a nonna en el interior al llegar y sabía que ella no permitiría que les pasara nada mientras yo no estuviera presente, pero aún así no estaba dispuesta a dejarlos solos por tanto tiempo mientras hubiera la posibilidad de que esa harpía llamada Arciria pretendiera hacer alguna de las suyas y que no pudiera hacer nada por protegerlos. Tras dar mi última vuelta al perímetro, solté un ligero suspiro esperando que no me hubiera dejado ningún rincón por revisar y me dispuse a entrar finalmente a la sala en dónde se celebraría la boda.

No necesitaba ninguna indicación para saber dónde se encontraban, puesto que los habría encontrado incluso con los ojos cerrados entre una multitud de gente, con la cabeza en alto y mi larga melena moviéndose al compás de mis pasos me acerqué sin ninguna vacilación hacia dónde se encontraban, ahora que estaba con ellos podía sentirme ligeramente aliviada, pero sabía que no debía bajar la guardia en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia —buenas tardes mamá, papá y nonna —musité de manera que solo ellos pudieran oírme perfectamente, mi identidad no era algo que fuera vox poppuli y mientras ésto no llegara a los oídos de Arciria, sabía que mi madre estaría un poco mas segura que si se supiera abiertamente, por nada del mundo iba a arriesgarme a ponerla en peligro y no estaba dispuesta a perderla.

Sonreí ligeramente y recorrí la mirada por el lugar, reconociendo algunos rostros y desconociendo el resto— aún no ha llegado ninguna de las dos ¿no? —pregunté a pesar de que ya sabía la respuesta a mi pregunta, si hubieran llegado, la ceremonia ya habría empezado y habría llegado tarde tal y cómo había supuesto. Pero, al parecer había llegado bastante puntual teniendo en cuenta toda la gente que había llegado antes. Sin decir nada, observé a mi padre y esbocé una ligera sonrisa, definitivamente él no iba a cambiar su atuendo para asistir a una boda, pero eso no era algo que me extrañara lo mas mínimo, yo misma no lo habría de no haber sido por el hecho de que Regina había sido, y era, importante para mi.

vestido imagen izquierda:

por **Askadelia Serkhay** Vie Oct 04, 2013 8:40 am

Miré por última vez el reloj una vez terminé de darle los últimos retoques al recogido, clásico y elegante por el que había optado para el evento, dejando que mis dorados cabellos se encontraran recogidos en un delicado moño en mi nuca. Al romperse la maldición había recuperado, junto a mis recuerdos mi aspecto original, el espejo volvía a reflejar el aspecto que había tenido desde que había vivido en Egipto: mi pálida tez, cualquier rastro de los tatuajes que habían cubierto mi piel se habían desvanecido, los cabellos habían dejado de ser negros para volver al mismo tono dorado de siempre y los ojos habían pasado del color castaño al azul y volvían a estar bordeados de las mismas sombras oscuras.

A pesar de ello, mi aspecto era lo último que me importaba, mas importante era el hecho de que Anzu existiera, que volviera a estar a mi lado y la certeza de que, esta vez no iba a permitir que nada ni nadie la hiriera o la apartara de mi lado; eso era lo mas importante para mi, poder asegurarme de que ella era completamente feliz y que finalmente, y después de todo, hubiera podido reunirse de nuevo con toda la familia. Apartando por un momento mis pensamientos de mi hermana me centré en el día de hoy, en la boda que iba a oficiar, era cierto que no terminaba de aprobar las relaciones entre miembros del mismo sexo, pero también sabía que los sentimientos entre ambas eran completamente verídicos y que eso era una de las cosas mas poderosas que existían, como bien las mismas novias habían demostrado con creces y era por ello mismo que había accedido a bendecir esa unión.

Con total tranquilidad, me puse y me abroché la chaqueta del conjunto de color beige y dorado que había elegido para la ocasión antes de salir por la puerta de la casa en la que había estado viviendo durante la maldición. Tras unos pocos minutos ya me encontraba frente la puerta que daba al lugar en dónde se celebraría la boda y era evidente que los presentes no estaban precisamente en silencio y el barullo era claramente destacable. Con total tranquilidad, y con una posición corporal adecuada, empujé las puertas y me dirigí directamente, y sin realizar ninguna pausa, hacia el arco floral que se encontraba al fondo de la sala.

No fue hasta que llegué que me di la vuelta hacia los presentes y recorrí con la mirada la sala fijando solamente unos momentos mi mirada en Discordia, que contra todo lo que había pensado se encontraba allí presente haciendo que empezara a pensar si realmente había cambiado tanto como ella misma había asegurado. Dirigí la mirada hacia las puertas que daban paso al lugar antes de disponerme a hablar con voz completa y absolutamente calmada, sin levantar un ápice la voz sabiendo que aún así, esta se oiría claramente por el lugar —damas y caballeros, a partir de éste momento, les pediría que guardaran silencio respetuosamente —recorrí con la mirada de nuevo el lugar antes de volver a hablar— la ceremonia está a punto de empezar y las novias no van a tardar en llegar —dichas esas palabras, permanecí completamente en silencio, observando, sin observar, todo aquello que me rodeaba.

vestido:

por **Penelope M. Sutherland** Vie Oct 04, 2013 8:43 am

Sonreí ligeramente aliviada en el momento en que oí la respuesta de Archie, definitivamente era algo que simplemente necesitaba contar a alguien, pero necesitaba tener la confianza suficiente en esa persona como para hacerlo, sabía que tenía a mis amigas, las cuales sabían bien que era lo que había sucedido al estar presentes, pero necesitaba que, alguien que no fuera una de ellas me escuchara, simplemente necesitaba terminarlo de asumir e interiorizarlo para poder permitir que las cosas pudieran ir a mejor y que se pudiera conseguir una armonía al respecto.

Y Archie era la persona indicada —muchas gracias Archie, no sabes lo mucho que te lo agradezco y lo mucho que ésto significa para mi —luego le dediqué una sonrisa a Mei cuando intervino salvándome de contestar al respecto por el momento, e hice una nota mental en traerle una cestita llena de dulces una vez hubiera pasado la boda. Al fin y al cabo era todo un amor y me estaba haciendo un gran favor no diciendo directamente lo que estaba pasando, ése no era el momento adecuado para lo que estaba sucediendo.

No permanecí mucho mas tiempo en ese lugar sentada, puesto que Ari no tardó en hacerse presente para llevarme lejos de allí, mas exactamente hacia los primeros asientos, lo mas cerca posible del arco floral que adornaba el lugar y en dónde las novias intercambiarían los votos. La escena no podía resultarme mas cercana como a la vez lejana, mientras recordaba el día en que yo misma me había casado con el amor de mi vida y, en este momento solo podía desear haber sabido, todo lo que hacía poco que sabía ya que, de esa manera, un día que ya había sido especial de por si, hubiera sido mucho mas especial si eso era posible.

No pasó mucho tiempo hasta que finalmente llegó quién iba a oficiar la ceremonia, y a pesar de que apenas levantó la voz, no pude evitar estremecerme ligeramente al oírla, podía no levantar la voz, pero con poco parecía ser completamente capaz de acallar fácilmente la sala. Me mordí el labio con cierto nerviosismo, ya era casi la hora y, probablemente, lo próximo que veríamos desfilar por el pasillo que había entre las hileras de sillas sería a las novias dirigiéndose hacia al arco para que, de esa manera, empezara la ceremonia en si misma en que, ella, pudiera tener ése día tan especial que, estaba claro, tiempo atrás no había podido tener.

por **Sapphire Blueshine** Vie Oct 04, 2013 9:11 am

Bodas, bodas, bodas... no podía negar que adoraba las bodas. En realidad solo había habido una que había detestado con toda el alma y otra que había anhelado como la que mas y que me había sido arrebatada entre las manos cruelmente y eso era algo, que por mucho que pasaran los años, los siglos, los eones, no sería capaz de perdonar. No me importaba lo mas mínimo el pasar toda la mañana probándome un vestido tras otro, hasta que pudiera encontrar el perfecto, hasta que al fin lo hice, la elección terminó siendo un vestido de un color rosa pálido con ribetes de encaje negro, algo que acrecenté calzándome unos zapatos de encaje negro.

Mi larga melena, se encontraba lisa y suelta en mi espalda, simplemente sujeta por una brillante tiara que lanzaba destellos cada vez que la luz intercedía en ella, en el cuello, muñeca y orejas me coloque también un collar, una pulsera y unos pendientes de diamantes encastados en oro blanco y, una vez terminado, me observé con una sonrisa satisfecha al espejo de cuerpo entero que tenía en mi habitación: definitiva y completamente, estaba mas que deslumbrante, aunque, siendo sincera, era rara la vez en que yo no lo estuviera.

Miré el reloj y sonreí ligeramente, aún me sobraba tiempo antes de que me dispusiera a hacer acto de presencia en el ayuntamiento, sabía lo suficiente en lo que se refería a quién oficiaría la ceremonia: una de las hijas de Discordia, una de las tantas que la tenían entre ceja y ceja, sonreí con malicia ante el pensamiento y me quedé mirando y admirándome en el espejo hasta el momento adecuado. Lo tenía decidido, iba a aparecer una vez llegara Zandramas, de manera que las miradas de todos los presentes se centraran en mi y pudieran admirarme abiertamente.

En cuando se hizo la hora, desvié la mirada del espejo y me dispuse a aparecerme en el ayuntamiento, ni corta ni perezosa abrí las puertas que daban a la sala que se celebraba la boda de par en par, y empecé a caminar hacia uno de los asientos delanteros mientras notaba como iba atrayendo las miradas... si, definitivamente éso era algo que me gustaba en demasía pero... ¿quién se quejaría de ser eternamente la más bella, la más atractiva y la más sublime? Nadie, no conocía a nadie que repudiara ser atractiva o ser el centro de las miradas, eso era algo que no existía en mi vocabulario, igual que, obviamente, no había nadie mas bella que yo... imposible.

vestido:

tiara:

por **Ruby S. Lucas** Vie Oct 04, 2013 5:50 pm

Reí ante la broma de Ariadne, sabía que iba a saltar la liebre cuando me viera con el vestido negro menos despampanante que el rojo, pero gracias a los dioses cogí un plan b porque si no ahora estaría vestida de pirata en la boda de la reina a conjunto con mi pareja, porque otra cosa no tendría para ponerme.
-Por lo visto mi niña quería estar bien presente el día de la boda de la reina -seguí bromeando junto a Ari y le dirigí una corta mirada a Killian y apoyé mi cabeza en su hombro. Acostumbraba mucho a hacer ese gesto. Por lo visto pronto tendríamos más campanas de boda. Ari y James se casarían en breve y a mí ya me valía la pena ir buscando un vestido para su boda porque seguro que estaría un poco más panzona para entonces. Reí con ganas cuando me explicaba lo del traje de James. Negué con la cabeza y volví a mirar a Killian de refilón. Ari había podido con James pero Killian era harina de otro costal. Aunque de todas formas no sería capaz de verlo sin su atuendo de pirata, bueno, sí, la prueba de ello era que estaba embarazada pero me refiero a que no sería capaz de verlo con otra ropa que no fuera la de corsario. -Ya veo, pobre James -dije picándola -Con lo gallardo que va con su armadura, es como si le quitara el garfio al pirata... que podría haberlo hecho -lo miré fingiendo echarle la bronca -que con ese artilugio puede herir a alguien... pero no me imagino al Capitán Garfio sin su garfio.

Cuando anunció a Holly me di la vuelta y la miré, esbocé una sonrisa de medio lado al ver como iba vestida, no iba de pirata, pero no podría ir de otra manera-Tengo la sensación de vivir con dos Garfios -dije con una amplia sonrisa dándole un codazo a su padre.
-Por fin, cariño -la abracé-¿Dónde te habías metido? -murmuré en voz baja cuando Ari ya se había marchado, pero lo suficientemente alta como para que su padre y Christina me oyeran. -Estaba preocupada. -Continué hablando en voz baja mientras nos sentábamos para esperar a que entraran las novias.

por **Regina Mills** Sáb Oct 05, 2013 2:13 pm

Era el día que, sin saberlo, llevaba esperando desde que perdí a Daniel. El día en que miré aquel anillo por última vez y le di un beso de despedida. Sabía que eso era exactamente lo que él quería, que yo volviese a amar, que fuese feliz. Cogí una pequeña cajita y lo guardé en ella, dejándolo en el cajón de mi mesilla. La gente me estaba esperando y no quería llegar mucho más tarde. Me dirigí a la puerta, en espera de coger el coche, pero antes, me giré una última vez.

_ Gracias por todo, Daniel, de verdad._ murmuré mientras me subía al Mercedes y arrancaba. El viaje fue tranquilo, porque la gente ya se encontraba esperándome. Tenía curiosidad por saber donde estaría Maléfica, cómo se habría vestido para la ocasión. Ese era nuestro día, el comienzo del resto de nuestra vida. Me colé en la parte trasera del ayuntamiento y me metí en mi despacho para cambiarme y ponerme mi vestido de boda. Comprobé mi peinado y me miré en el espejo. Me veía preciosa, pero no por mi maquillaje mi peinado o mi vestuario. Hoy me encontraba preciosa por lo feliz que me sentía._ Lo conseguiste Regina. De verdad lo has conseguido.

Di otro rodeo y la gente pudo verme. Comencé a andar con calma, en dirección a Zandramas. La gente me miraba y cuchicheaba, pero no me importaba lo que estuviesen diciendo, aunque dudaba que fuese negativo. Sujeté con fuerza mi ramo y me coloqué en mi lugar, esperando a mi prometida. Nada podía estropear este día, nada en absoluto.

por Invitado Mar Oct 08, 2013 9:39 am

Las palabras de mi querida reina eran lo que necesitaba para empezar el día con un buen pie, ya que ella era la única que me hacía sonreír de aquella manera. Reí alegremente y bese su mano antes de partir. Caminando de su mano, parecía como si nunca hubiera habido diferencias entre los dos ya que ahora no eramos un duende del invierno y una hada cálida. Mientras caminaba no podía de dejar de echar miradas furtivas hacia mi amada, estaba resplandeciente. Su belleza no era soló lo único que me atrajo de ella la primera vez que la conocí. Su corazón era igual de hermoso a la vez que ella era y seguía siendo una hermosa dama inteligente, siempre se preocupaba por los demás. Le sonreí al mirarla, al volver mi mirada hacia delante pude observar como la gente empezaba a aglomerarse. Al parecer estaba más de medio Storybrooke en el evento. Aunque una persona no tuviese sentido de la orientación no se podría perder, pues mucha gente vestida de forma elegante comenzaba a llegar o ya estaban en el ayuntamiento.
-Espero que no lleguemos tarde, mi reina- le susurre acariciando su rostro una vez lleguemos. Al llegar a las puertas del ayuntamiento pude observar un mercedes aparcado, esperaba que la ceremonia no hubiese empezado ya que tal como dijo mi querida Clarion no era cortes llegar tarde y menos a una boda tan importante como era esta.

Me incline para besar la mano de mi querida reina:-Las damas primero-le dije dejandole entrar primero a la sala. Después de que ella entraría, yo la seguí. La sala estaba llena de gente, pero busquemos un buen lugar para sentarnos.
-¿Donde te gustaría que nos sentásemos?- le comente con cariño. Entonces no soló me fije en algunos rostros conocidos sino en una de las novias que ya estaba en la sala. Regina estaba realmente hermosa, esperaba que a partir de ahora la vida le brindase lo mejor tanto a ella como a Mallory.

por Invitado Miér Oct 09, 2013 2:12 pm

Me alegro bastante el que Elizabeth decidiese quedarse a pasar la noche, era como si el tiempo no hubiese pasado y siguiésemos viviendo en el castillo de mis padres. Aquella mañana me decidí a darle una sorpresa a mi queda Elizabeth, me encantaba demostrarle mi amor. Me senté a su lado mientras ella desayunaba, a sus dulces palabras respondí entre risas:
-Yo si que no podría vivir sin ti-y era muy cierto, ya que cuando mis recuerdos volvieron a mi, una parte estaba muerta hasta nuestro reencuentro. El recordar quien fui durante la maldición me avergonzaba, pero por suerte ella me lo perdono. Tal como pensaba cuando era aún un niño, ella era un regalo caído del cielo, era el ángel que vino a alumbrar mi oscura vida llena de penumbras.

Tras prepararnos no pude evitar mirar con picardía a mi amada:
-Eso me temo-entonces ella me beso, mi corazón estaba cien por hora. Tome su brazo delicadamente, mientras salimos de casa hacia la boda de Regina y Mallory. Mire con cariño a mi querida Elizabeth, era pura hermosura y tan dulce que me la podría comer a besos a cada instante. No podíamos distraernos mucho ya que en breves comenzaría el enlace. Mientras caminábamos comencemos a charlar, ella me aseguro que todo saldía bien esta vez, la acaricie antes de entrar a la sala y le susurre cuando me dijo que teníamos tiempo para planificar la nuestra ,que esta vez soló debíamos disfrutar de la de Regina y Mallory.
-Tienes razón, seguro que sera muy divertido- solo su presencia hacía que estar hay sería perfecto para mí, así que sin duda nos lo pasariamos muy bien. Entremos a aquella sala que estaba conglomerada de gente del pueblo y nos sentemos en unos de los asientos que vimos libres. Seguramente la ceremonia no tardaría en comenzar ya que Regina ya estaba presente.

por **Aqua Enix** Miér Oct 09, 2013 8:23 pm

Vacío cósmico, inexistencia. Era cuanto había en mi cabeza. No sabía lo que estaba pasando, ni tan siquiera quien era. Tampoco donde estaba. Simplemente avanzaba, sin pararme a pensar. Sentía que si me detenía me desvanecería, y no lo descartaba, porque la gente al pasar a mi lado no parecía capaz de verme. No eran capaces de ubicarme, ni de reconocerme.

Finalmente me detuve en una ceremonia en la que parecía concentrarse todo el pueblo. La gente seguía sin verme, o si lo hacía, no era capaz de reconocerme. Tomé asiento, y decidí esperar, ver qué ocurría. Me miré las manos y las encontré borrosas, difuminadas. Realmente deseaba saber quién era y por qué me dolía tanto existir, porque temía tanto desaparecer.

Traté de hablar, y no me salía la voz. Al verme así traté de gritar, pero tampoco me salió la voz. Estaba frustrado. ¿O acaso frustrada? Ni tan siquiera eso lo tenía seguro. Observaba a la gente y la envidiaba, porque ellos estaban vivos y yo era, y seguiría siendo, un simple fantasma.

por **Mallory Kenway** Vie Oct 11, 2013 2:10 pm

El gran día, finalmente había llegado y desde primera hora de la mañana me había refugiado en el ala contraria de la casa a la que estaba Regina, quería hacer las cosas de la mejor de las maneras y sabía que, por mucho que la quisiera ver, no era el momento adecuado y que no sería correcto, que era mejor que esperara a que se hiciera la hora a pesar de que los minutos se me antojaban eternos, demasiado largos como para que pudiera soportarlos. Solo esperaba que la pérfida de mi futura cuñada se mantuviera lo mas lejos posible y que no intentara hacer nada para destrozar el día, porqué, si eso sucedía no respondía de mi misma y sin dudarlo lo mas mínimo la haría pedacitos para luego carbonizarlos en medio de las llamas.

Suspiré y luche contra mi misma apartando esas imágenes de mi mente y centrarme en arreglarme, quería estar mas que deslumbrante, y sabía que probablemente podría conseguirlo con el vestido que había conseguido para mi. La curiosidad por cómo sería el vestido de Regina hizo acto de presencia en el momento en que terminaba de abrocharme el mío, pero sabía que eso no sería algo que pudiera saber hasta que me encontrara en la sala del ayuntamiento en dónde Ariadne había estado haciendo todo su trabajo. Me miré un momento en el espejo y sonreí satisfecha, definitivamente la imagen que me devolvía el espejo era mas que perfecta y una vez terminara de poner la diadema en su sitio estaría lista para partir.

Tenía muy claro en cómo iba a ser mi entrada, no iba a ser caminando, eso podía tenerlo claro, si no de la que todo el mundo conocía, la que era tan propia de mi. Sonreí ligeramente antes de concentrarme y aparecer en medio del pasillo que llevaba hacia el arco rodeada por mis queridas y características llamas verdes que me habían acompañado desde siempre. En cuando se desvanecieron, mis pasos empezaron a dirigirse hacia dónde se encontraba ya Regina, cualquier imagen que hubiera formado mi imaginación definitivamente no le hacía para nada justicia estaba mas que hermosa y a partir de hoy me iba a asegurar que nadie, nadie intentase hacerle ningún daño si ese valoraba lo mas mínimo su vida, fuera quien fuera, se tendría que enfrentar a mi cólera, y eso no era nada, nada agradable. Al llegar a su lado le dediqué una ligera sonrisa y susurré un —estas preciosa —antes de fijar mi mirada en Zandramas, ahora ya estábamos a pocos minutos de que todo empezara finalmente, en que el día no pudiera ser mas maravilloso.

vestido:

tiara:

por **Askadelia Serkhay** Vie Oct 11, 2013 3:02 pm

El silencio se había hecho en la sala y ya no había rastro de cuchicheos y conversaciones en el momento en que la primera de las novias hizo acto de presencia y cruzó las puertas de la entrada y se acercó con pasos firmes hacia el arco en dónde me encontraba, poco después, noté como el aire empezaba a enrarecerse antes de que hicieran acto de presencia las características llamas verdes que marcaban la presencia y llegada de la segunda de las novias, la cual no tardó nada en recorrer el pasillo hasta dónde me encontraba.

Tras observar un momento en silencio a las novias en frente de mi, me dispuse a hablar de nuevo con el mismo tono tranquilo y pausado que había usado anteriormente para silenciar la sala —nos encontramos hoy aquí presentes para celebrar el enlace entre Regina Mills y Mallory Kenway —mi mirada recorrió la sala a medida que pronunciaba las siguientes palabras— quién tenga algún motivo para que impedir que se celebre la unión, que hable ahora o calle para siempre —en silencio, recorrí de nuevo con la mirada el lugar antes de clavar mi mirada en la primera de las novias

—Regina Mills, ¿tomas como a esposa a Mallory Kenway libre y voluntariamente, sin coacción ni obligación alguna para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza y serle fiel hasta que la muerte os separe? —esperé pacientemente a que ella contestara antes de que fijara la mirada en la segunda de las novias— Mallory Kenway, ¿tomas como a esposa a Regina Mills libre y voluntariamente, sin coacción ni obligación alguna para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza y serle fiel hasta que la muerte os separe? —en el momento en el que respondió las miré atentamente antes de seguir hablando pausadamente

—por los poderes que me han sido otorgados, yo os declaro mujer y mujer —dije finalmente antes de terminar de hablar— pueden besar a la novia —dije finalmente, antes de dar por finalmente concluida la ceremonia. Ahora la ceremonia llegaba a su fin, mi trabajo en este lugar ya estaba llegando a su final y por ello mismo en el momento en que el matrimonio quedara completamente sellado podrían marchar todos y cada uno a los eventos que, por lo que sabía habían organizado para después de la ceremonia en el ayuntamiento.

por **Aqua Enix** Vie Oct 11, 2013 4:19 pm

Parecía tratarse de un enlace matrimonial, un acontecimiento feliz. A mi mente vino una imagen, un recuerdo, una risa. La risa de un niño. Pero no era capaz de recordar a su dueño, y eso me provocaba dolor de cabeza. Sentía que debía ser muy importante, pero no lograba alcanzar el recuerdo. Eso hizo que mis manos se difuminasen más.

Observé a las mujeres besarse y sentí como algo dentro de mi corazón se calentaba. Extrañaba a alguien, pero no lograba recordar a esa persona. Al igual que ese chico, estaba desaparecido de mi memoria. Me llevé las manos a la cabeza, buscando alcanzar esos recuerdos, pero no fue posible. Golpeé una silla con la mano, pero la atravesé, pues no dejaba de ser un espíritu.

En aquel momento comenzó a caer una lluvia de luces. Pequeñas luces del tamaño de gotas de lluvia. Sentí un extraño calor cuando me tocaron. Mis manos dejaron de emborronarse, y al tocar la silla, esta vez la toqué. Pero la gente no pudo fijarse en mí, porque poco a poco, algunos de ellos empezaron a encoger, convirtiéndose en niños.

Yo, por mi parte, no había adquirido el menor color. Tan sólo el negro. Todo mi aspecto era de una oscuridad total. Necesitaba pensar, evitar que me mirasen aquellos niños. Niños que lloraban, que necesitaban a la gente que querían, porque no recordaban en quienes se habían convertido.

_ T...

por **Killian Jones** Vie Oct 11, 2013 7:29 pm

Pensar en Peter Pan me ponía de los nervios, y por eso decidí obviar las preguntas de Wendy. Lo bueno que había tenido el reino encantado era que pensaba que no iba a tener que pasar por aquello más tiempo. Aquel crío me ponía de los nervios, aunque al menos esta vez no tenía a un ejército de niños que lo ayudasen.

Observé la ceremonia en silencio, el modo en que las dos mujeres se casaban. A mí no me gustaban las bodas, pues pensaba que cuando dos personas se querían de verdad no tenían que montar una ceremonia como esa. El amor no tenía que ver con celebraciones, tenía que ver con sentimientos. Pero a pesar de todo, la gente se obsesionaba.

Entonces comenzó a caer una extraña lluvia dorada, y la cosa cambió, la gente empezó a cambiar, a encoger, y comencé a escuchar el llanto de los niños. Yo me aferré a Ruby, pero afortunadamente ella no parecía estar cambiando. Eso me alegraba, porque no sabría que hacer si se convertía en una niña de repente.

_ ¡Es una maldición! ¡Otro maldito hechizo!_ Exclamé cuando Agatha se presentó, sorprendido por su presencia._ ¿Y qué haces tú aquí?

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