[NNJ] Enlace entre Regina Mills y Mallory Kenway

No solían gustarme las bodas. Me recordaban a mis difuntos padres. Pero tenía la impresión de que si no me personaba Ruby estaría molesta. Al parecer era importante que nos mostrásemos comprensivas con la reina, que entendiese que la queríamos. Y por ello debíamos estar a su lado cuando nos necesitaba. Para mí era más que nada palabrería, pero no me opondría a ir, no ganaba nada con ello.

El ayuntamiento estaba tan engalanado que me daba cierto repelús. Tantas flores, cintas y demás objetos me daban repelús. En especial el arco floral que habían colocado.para que se diesen los votos. No veía a Regina y Maléfica allí diciéndose cursilerías. Nada que ver con lo que habría sido mi boda de haber llegado a tenerla. Lo cierto es que era algo que extrañaba.

Era la primera invitada en llegar, y no dejaba de ver trabajar a las personas que tanto esfuerzo habían puesto en esto seguir en ello hasta el último minuto. Yo me senté y decidí no molestarlos mientras esperaba. Agradecía que el evento se celebrase al aire libre, puesto que se respiraba paz. Realmente necesitaba aquello.

Desde que todo había vuelto a ser lo que era, nada era lo que parecía o debía ser. Echaba de menos a mi familia y todo lo que me importaba, pero me sentía dichosa de poder estar en contacto con el agua y el mar, mi mundo, mi hogar. Todo había estado más o menos bien hasta que había recibido la carta de invitación a la boda de Regina, la persona que nos había traído a ese mundo y me había separado de mi amor.

No tenía pensado aparecer, pero no podría engañarme, siempre sería una romántica y una boda es el mejor momento para serlo. Así pues, me vestí lo más elegantemente que pude y me dirigí al ayuntamiento, lugar donde se llevaría a cabo el enlace. No pretendía llegar la primera y mucho menos la última.

Al llegar, pude comprobar que no había mucha gente y la mayor parte estaban trabajando para terminar todos los preparativos. Al ver todo aquello, me senté en un rincón y suspiré con cierta melancolía pensando en que yo misma me hubiera casado de no ser por la maldita maldición de la misma que celebraba aquel día su enlace. Bueno, debía ser positiva, una boda es una boda y hay que celebrarla con una sonrisa o, por lo menos, no sentirse amargada o triste, cosa que no iba conmigo.

Mientras esperaba a que terminasen de llegar los invitados, me dediqué a observar todo con detenimiento mientras acariciaba el medallón que me había regalado mi padre tiempo atrás.

No podía creerlo ya llego el esperado día del enlace entre Regina y Mallory, seguramente ellas estarían nerviosisimas o al menos yo lo estaría. Lo que deseaba de corazón era que no ocurriese nada que interrumpiera el gran evento, ya que en Storybrooke nunca se sabía que podía pasar. Me había levantado temprano para prepararme, ya tenia preparado el conjunto y el peinado que llevaría era bastante sencillo. Una vez termine de prepararme me puse unas gotitas de perfume de jazmín sobre el cuello.

Mire una vez más la invitación para comprobar donde era la boda, antes de salir ayude a vestirse a mi pequeña Hikari. Granny se habia ofrecido a cuidar de algunos niños mientras durase la boda, sabía que también se iba a quedar con ella Paige y Zelda. Bese la mejilla de mi niña y le dije dulcemente mientras salimos de casa:
-Seguro que Granny te prepara un chocolate delicioso, ya veras como lo pasaras muy bien con tus amigas y con Granny. Cuando termine la boda, volveré a por ti, cariño.

Nada más dejarla en Granny´s me dirigí al ayuntamiento el cual estaba precioso, la decoración era maravillosa. No podía evitar imaginarme como sería mi boda, pero no era momento para fantasear. La lastima que si algún día me casaba con Archie mis ancianos padres no estarían para ver el enlace que siempre deseaban. Seguro que ellos hubieran querido conocer a Archie, y este les caería muy bien. Por el momento no había mucha gente y las personas que estaban no las conocía. Como todavía seguían con los últimos preparativos, me senté cerca de una muchacha hermosa pelirroja.
-Hola, me llamo Mei-dije dulcemente-no la conocía, pero me agradaba hacer amigos. Habia quedado con Archie para asistir a la boda, sabia que no tardaria mucho en llegar y seguro que estaría guapisimo.

Era el día del enlace de Regina Mills y Mallory Kenway.No me apetecía ir a su boda,ya que ella fastidió la mía.En el otro mundo estaba a punto de ser feliz y casarme con Aladdín,pero en ese momento la luz apareció y nos separó a ambos.Sentia mucho recor hacia ella,aunque no me gustaba la idea de fastidiar su boda.

Sólo fuí porque iba todo el pueblo,y seguramente,mi pequeña Zeldita.Ella hacia que me sintiera bien y el rencor se esfumara.Ese día llevaba el pelo recojido en una trenza parecida a la que llevaba en el mundo mágico.Llevaba una camiseta corta de tirantes de color dorado,una falda negra y unos tacones de un color suave.

Hacia muy buen tiempo,una brisa muy suave echaba mi pelo hacia atrás.Me gustaba mucho el decorado,todo era muy floral y me encantaba estar cerca de flores y animales.Vi a algunas chicas del pueblo a lo lejos y me acerqué a ellas.
-Hola chicas,¿cómo estáis?-les pregunte a todas.
Estaban Jessica,Mei,Lexie y Chirstina.

Me habían invitado a una vida, era la primera a la que asistía. Solo había visto bodas por televisión ya fuese por una película o una serie. En la hondonada de las hadas no se había celebrado ninguna, así que esto era una experiencia nueva para mí. Antes de vestirme alimente a mis mascotas, mientras charlaba con ellas. Me alegraba poder charlar con mis mascotas ya que para mi eran algo más que eso, eran mis amigos. Con mi don de nuevo, podía entenderles a la vez que ellos a mí. Hacia varios días una compañera de la facultad me acompaño para elegir un vestido para la boda, a la vez que ella escogía el suyo.

Una vez me vestí , me puse un collar que compre en la tienda de Mr. Gold, tenia algo que me recordaba a la hondonada de las hadas. La noche anterior vi en una revista un peinado que me encanto, por ello tome nota para hacérmelo. El peinado resulto más sencillo de lo que m,e esperaba una vez me ondule el cabello con las planchas.

Ya estaba lista para ir a la boda, la verdad es que no conocía a las novias. Pero mucha gente iba a asistir a dicho evento. Ya que habían tenido la molestia de invitarme es lo menos que podía hacer. Tome mi bolso y salí hacia el ayuntamiento, que era el lugar de dicho evento.
El ambiente estaba animado, se escuchaban las risas y charlas de algunas chicas que estaban. La decoración del ayuntamiento era impresionante. Me acerque al grupo y las salude calidamente:
-Hola chicas. ¿puedo sentarme con vosotras?-pregunte, a algunas las conocía de vista mientras que a otras no las había visto.

Había llegado el día. Después de lo bien que nos lo pasamos en la despedida de solteras ya había llegado el día de la boda de las dos mujeres. Gracias a los dioses el enlace era por la tarde ya que las mañanas se estaban convirtiendo en mi tortura personal, tenía ganas de que esto avanzara para ver si ya dejaba de tener náuseas. El día había sido bastante ajetreado, tanto Regina como Mallory habían pasado varias veces histéricas perdidas por la cafetería. Por supuesto siempre por separado y para tomar lo mismo: un tanque de tila. Creo que en mi vida había preparado tanta tila en un solo día. 

Por la tarde cuando terminé mi turno subí a ducharme y a arreglarme, el pelo lo iba a llevar natural, no quería complicarme con recogidos ni nada por el estilo, aunque si que pasé mi tiempo arreglándolo. Luego vino mi gran dilema. Tenía el vestido rojo que pensaba ponerme para el evento pero era bastante pegado, de momento aún no me había notado grandes cambios aunque cuando salí de la ducha y me miré delante del espejo me fijé bien y observé que comenzaba a notar el vientre algo hinchado. Llamé a Garfio para que viniera a ayudarme con el vestido, no sabía si el que tenía pensado iba a poder abrocharlo menos mal que para eso llevaba una opción B, uno negro más suelto. 

Efectivamente tuve que decantarme por la opción B porque costaba subir la cremallera y no pensaba ir todo el día incómoda. Él iba como siempre, nunca cambiaría sus piratescas vestiduras por las de este mundo... en realidad no me lo quería imaginar de otra manera, era un pirata, mi pirata. Holly había salido un poco antes, había hecho buenas migas con Christina y fue antes para ver por donde andaba. 

Salimos de casa con tiempo, para poder ir con tranquilidad, me gustaba caminar cogida de su mano -Ya se empieza a notar -dije haciendo referencia a lo que acababa de pasar. Lo cierto es que no sé quien de los dos tenía más ganas de que empezara a notarse. Poco tiempo después llegamos al ayuntamiento donde ya se comenzaba a ver a la mayoría de los invitados -Hola a todos -saludé cuando llegamos -¿Con ganas ya de ver a las novias? -pregunté sentándome.

Después de volver a  ser un niño de nuevo deje el hostal de Granny´s para vivir en el bosque. Pero Wendy me acabo convenciendo de vivir con ella y la reina de las hadas, la reina Clarion en su mansión. La reina nos dijo que nos habían invitado a una boda y debíamos ir arreglados, a mi lo que realmente me apetecía era salir al bosque a buscar un  nueva aventura. El vestir elegante y bien peinado como bien dirían, no era lo mio. Me gustaba ir con la ropa más cómoda que tuviese y mi cabello despeinado.  La reina me había preparado un traje del cual me puse el pantalón y la camisa , la cual me deje desabrochados los primeros botones. La corbata no me la puse, ya que además de no sabérmela poner, no era algo que me iba mucho.  

La mañana empezó ajetreado, baje hacia la sala volando en mi camino me encontré a mi querida Wendy que en este mundo se llamaba Eve. Bese su mejilla y le guiñe un ojo:
-¿Que tal has dormido?-le pregunte alegremente mientras volaba a su lado, su sonrisa era lo mejor para empezar el día. Como vi que andaba algo ocupada la deje preparase para la boda.

Al llegar a la sala, la reina seguramente intuyo las ganas que tenia de salir a divertirme. Le dije que quería dar un paseo por el bosque, volar libremente y estar en contacto con la naturaleza.  Me dijo que debía estar a la hora en el ayuntamiento. No me hacía mucha gracia, pero lo hacia por ella, por Wendy y lord Millori.

Me dirigí volando hacia el bosque, donde pude vaguear durante un rato y pensar en mis cosas pero el tiempo paso volando y debía de ir hacia el ayuntamiento.
Me dirigí hacia el ayuntamiento volando, donde pude ver caras conocidas y otras menos conocidas,   salude a los presentes Me senté esperando a que llegasen la reina Clarion, Lord Millori y Wendy, pero como no podía permanecer quieto  vole hacia el camino para ver si llegaban ya Wendy, la reina Clarion y Lord Millori.

Las bodas no eran lo mío, y mucho menos los trajes de pinguino. Ruby lo sabía, y por eso ni se le pasó por la cabeza decirme nada cuando me puse una de mis habituales gabardinas. Aunque sí que le saqué algo de brillo al garfio y logré que resplandeciera al ser incidido por el sol. Era una celebración importante. Y la reina, hasta cierto punto, me caía bastante bien.

_ ¿Tú crees? Yo te veo tan preciosa como siempre._ Le dije, aunque lo cierto es que sí que se le notaba un poco el embarazo. Tenía la ilusión de ver a una versión más joven de esa mujercita que ya había conseguido un hueco en nuestras vidas. Cuanto más la conocía, más me gustaba._ Espera un momento. ¿Ese de ahí es?

No contesté a su pregunta cuando vi un niño aterrizar en mitad del recinto. Sabía muy bien quien era, y lo cierto es que verlo despertaba mis instintos homicidas. Pero noté la mano de Ruby coger la mía, y me sosegué. Había conseguido olvidarme de la venganza con el ser oscuro. Y Peter Pan había sido más molesto que otra cosa.

_ ¿Las novias? Yo he venido por la comida gratis._ Dije, para relajar el ambiente, porque era obvio que habría notado que me puse tenso.

Estaba sentada en aquel lugar, sola y sin dejar de mirar a todas partes. Suspiré y me fui de aquel mundo extraño para volver al mío, exactamente al día de mi boda con Erick.

El evento se iba a celebrar en un lujoso y precioso barco, de ese modo tanto los humanos como mi gente y los seres a los que amaba podrían acudir en armonía. Por todas partes se podían ver adornos increíbles que recordaban la alianza que es forjaría entre la tierra y el mar. Mi vestido era precioso, el más hermoso visto jamás en aquellas tierras y Erick iba guapísimo, pero no llegamos a acercarnos, pues la maldición nos alcanzó de lleno en aquel momento. Cerré los ojos ligeramente y volví a suspirar.

Justo en ese momento, alguien se acercó. La chica en cuestión era morena y muy guapa. No me era desconocida, pues la había visto alguna vez en el colegio cuando iba a ayudar con la música. Sonreí cuando se presentó pero no me dio tiempo a presentarme pues justo en ese momento se acercó Lexie, la chica con la que había estado preparando el recital de ballet y, tras saludarla, me saludó por mi nombre.

-Hola Lexie -sonreí-. Y bueno, Mei, encantada de conocerte -dije por fin-. Me llamo Jessica, pero todo el mundo me llama Jess.

Poco a poco iban llegando los invitados, primero se acercó otra chica morena, también muy guapa y nos saludó preguntándonos cómo estábamos.

-Pues yo estoy bien -respondí sonriente- esperando a que empiece esto cuanto antes -solté una pequeña carcajada.

Enseguida se acercó otra chica, en este caso castaña, a quien invité con la mano a sentarse cuando preguntó si podía hacerlo. No pude evitar fijarme en que todas iban muy elegantes y eran muy guapas, y eso me hacía pensar en quiénes eran realmente, vamos, yo era una princesa sirena llamada Ariel, pero, ¿quiénes eran ellas?

Y más invitados seguían llegando. El primero un chico joven que volaba y no paraba quieto. Ruby, la Camarera en Granny's, fue la siguiente en entrar, acompañada de un chico al que no conocía, pero que me puso los pelos de punta desde que lo vi. Por sus pintas, sus maneras y todo en general pude ver que era pirata y yo odiaba a los piratas tanto como les temía. Tragué saliva y me envaré ligeramente en mi sitio.

-¿Alguna sabe quién es el acompañante de la camarera Ruby? -pregunté casi por inercia y sin pensar realmente mi pregunta o las consecuencias que podría tener.

La noche anterior me quede a cenar en la mansión de mi querida Clarion, era fabuloso pasar cada momento con ella. Lleve el traje que me pondría para la boda de la alcaldesa, entre otras cosas. Me agradaba estar en compañía de gente de mi mundo, la dulce Wendy, el travieso e inquieto Peter  pero sobretodo de la compañía de mi amada. La cena resulto bastante agradable y amena, decidimos acostarnos pronto ya que el día siguiente estaría bastante ajetreado.

Parecía que la noche se paso en pocos minutos, pues dormir al lado de mi amada era como un sueño. Al despertar y ver su dulce rostro, no pude evitar ampliar mi sonrisa. Acaricie su rostro y bese su mejilla antes de poder ir al baño a darme una ducha y prepararme para el gran evento. Al parecer estaban todos o casi todos los ciudadanos invitados.

El agua fresca de la ducha me recordaba parte del frió de mis tierras, no tarde mucho en prepararme para no hacer esperar a mi dama. Al verla tan elegante no pude evitar ruborizarme:
-¡Estáis preciosa!, mi querida Reina- le hice una pequeña reverencia seguidamente tome su mano y la bese-¿Vamos?-pregunte, Regina y Mallory seguramente estaban deseando que llegase el momento de su enlace.  Espere a que terminasen de prepararse aunque al parecer Peter ya se nos había adelantado.

Una vez estuvimos listos marchemos al lugar del enlace.

Traje de la boda:

Elizabeth el amor de mi vida se quedo a pasar la noche para poder ir juntos a la boda de la alcaldesa Mills. Igor tenía el día libre por lo cual nos encontrábamos solos. Decidí despertarme temprano para darle una sorpresa a mi amada. Baje al a cocina donde corte algunas naranjas e hice zumo con ellas con el exprimidor, después de tostar varias rebanadas de pan hice un café con leche. Lo puse todo sobre una bandeja de plata decorada con pétalos de rosas , cogí una rosa la cual me puse en la boca y subí al dormitorio. Al llegar abrí con mi mano libre, entonces me puse al lado de mi amada que al parecer acababa de despertarse y deje la bandeja sobre la mesilla de noche. Tome la rosa que tenía en la boca y arrodillado le dije:

-Esta rosa es para la rosa más hermosa de mi jardín, te amo, mi querida Elizabeth- susurre, me levante y deje que mi amada desayunara, mientras tome mi traje y me empece a preparar . Habíamos sido invitados al enlace de la alcaldesa y debíamos asistir. Las bodas me traían malos recuerdos ya que mi boda no salio como esperaba ya que entonces mi hermano se descontroló y ataco a mi amada. Pero las cosas habían cambiado y la vida nos traería más prosperidad esta vez.

Seguramente, lo pasaríamos muy bien en la celebración, era algo que Storybooke necesitaba después de tantos incidentes que habíamos pasado. Termine de vestirme y me dirigí a mi amada, al verla no pude evitar sentir un calor por todo mi cuerpo.
-¡Estais muy hermosa, mi querida Elizabeth!- exclame con una grata sonrisa. Al terminar de prepararnos, fuimos paseando agarrados de la mano hasta el ayuntamiento donde la gente empezaba a aglomerarse, empecemos a buscar un sitio para sentarnos.

Estaba deseando ir a la boda de la alcaldesa, no sabéis cómo me gustan las bodas. La verdad es que Regina y Mallory habían hecho un gran trabajo estando las dos juntas, a pesar de todo lo que he pasado con Maléfica, me alegraba por ella, que no parecía ya tan mala como antaño.

Me llevó varias horas encontrar un vestido adecuado, no había nada lo suficientemente elegante para un acontecimiento de este tipo, porque, me repito, las bodas son maravillosas. Las bodas son días y momentos felices, la unión de dos personas que van a jurarse amor y protección eterno, y en este caso, seguro, seguro, que se portegerían a muerte mutuamente. Creía que el gran cambio de la alcaldesa fue gracias a Mallory, y me alegraba por ello, toda aquella aura de destrucción y de... bueno, de maldad había desaparecido por completo, y admiraba ese cambio.

Finalmente había sido capaz de elegir mi ropa, un vestido celeste, largo, un colgante maravilloso y una coronita de flores, que me recordaba a Felipe... Ojalá estuviese aquí Felipe... Lo echaba tanto de menos... Estos días felices suponía debía pasarlos con él, pero a pesar de que la maldición se rompió y todos estaban donde debían estar, él no apareció por ningún lado.

Cogí unos maravillosos tacones plateados, a juego con los colgantes y con el hilo de plata de las flores. Me veía demasiado bajita, por lo tanto buscaba métodos para aparentar un poco más de altura y que fuesen menos molestos que los tacones, pero por ahora, no había nada. Salí andando hacia el lugar de la boda, que por suerte no me pillaba muy lejos. Abrí la puerta en silencio, temiendo que hubiese empezado ya, pero por suerte, el ayuntamiento aún no estaba en ebullición por la boda. Me acerqué a los bancos donde estaban Lexie y Mei, las saludé a las dos y le di un abrazo a Lexie.
-La próxima es la tuya, estoy tan emocionada Lex... Muero por ser tu dama de honor -sonreí y la volví a abrazar, acto seguido me senté y miré alrededor, viendo si había pasado por alto a alguien cuando vi a Ruby acompañada de su querido (e inseparable) Hook. Me acerqué y le di un graaaaaaaan abrazo a mi lobita, sonriendo.

-¡Ruby! Que feliz estoy de verte   -sonreí y me senté a su lado- ¿me puedo sentar aquí? Porfi, porfi, porfi. Tengo ganas de verlas ¡Adoro las bodas!-

Aunque en medio del aburrimiento, al menos había algo que me tenía entretenida. Y estoy hablando de Zelda. Confieso que, al centrarme en recuperar el afecto de Ruby, había olvidado bastante como hacer mi papel como madre. Ahora debía estar en el local de la abuelita, junto con el resto de niños que allí se habían quedado. Me prometí a mí misma que le regalaría un gran bol lleno de chuches por haber sido tan paciente conmigo.

Y ahora, una vez más, Ruby me distraía al hacer acto de presencia. Sonreí de oreja a oreja al verla y me puse en pie para señalar donde estaba. Ahora que nos llevábamos bien esperaba que tuviese ganas de sentarse conmigo para cuchichear un poco mientras la boda se desarrollaba. Esperaba que no viniese Lucrezia, porque entonces no sabría como actuar.

_ ¡Ruby! ¡Garfio! Estoy aquí. ¡Venid!_ Exclamé, de forma impropia de mí, ya que normalmente me comportaba con verdadera clase, dada la educación que había recibido durante mi vida. Mi amor por mi familia me dejaba totalmente trastocada y me hacía olvidar las desavenencias del pasado._ Desde aquí se ve mejor.

-Encantada de conocerte Jess, estas realmente hermosa- le comente con cariño. Al poco de llegar al ayuntamiento y sentarme junto a aquella hermosa chica peliroja de la que me presente llego Lexie, la abrace con mucho cariño, era una de mis mejores amigas. Había oído que pronto ella también se casaria, parecia que empezaria pronto la temporada de bodas en Storybrooke. Luego seguramente el doctor Whale tendria trabajo con los futuros partos, la verdad es que era una idea muy bonita el ser todas madres a la vez.  
Bese la mejilla de Lexie y le felicite:
-¡Lexie, hola! Me han dicho que no tardaras mucho en casarte tu también, ¿verdad? ¡felicidades hermosa!-comente tras darle un abrazo-tu tambien estas muy hermosa, Archie no tardara mucho en llegar. ¿Va a venir Kris?-pregunte con cariño. Estaba deseando ver a Archie, seguramente no tardaría pero le reservaría un lugar para sentarse. Quizás habia ido a ver a Hikari, ya que le avise que estaría en Granny´s.

Entonces fueron llegando más personas como Ayla o Ruby, al verlas fui a abrazarlas con mucha ilusión:
-¡que alegría veros!-exclame emocionada, la boda empezaba con buen pie, tenia tantas ganas de ver a Regina, seguramente estaría hermosa al igual que Mallory. No las había visto aún a ninguna de las dos pero seguro que estarían deslumbrantes.  Al llegar una chica joven de pelo castaño, nos saludo y pregunto si podía sentarse con nosotros, la salude con cariño:
-claro que si-le dije después de presentarme
Ver la hermosa pareja que hacían Ruby y Hook, no podía dejar de sonreír, me alegraba tanto que Ruby hubiese formado una familia. Adoraba ver felices a mis amigas, lo merecían y bastante.

Al llegar Aurora la salude con mucho cariño, cada vez eramos más y estaba deseando que comenzase el evento. Todo era muy bonito y con bastante ambientación, con el cariño de todos los seres queridos de las contrayentes y de los vecinos de Storybrooke. Todas estaban radiantes, hermosisimas pero todavía quedaría mucha más gente por llegar. El pequeño Peter llego pero al rato se marcho, no sabía a donde había ido tal vez a buscar a alguien.

No me gustaba la corbata, así que mucho que Odette había insistido, no me la puse. Sabía que era una ocasión especial para ella, que esperaba que todo saliese perfecto. Pero aquella cosa no me inspiraba confianza, me hacía sentir ahogado, porque me recordaba a la horca y a la gente suspendida en el aire y perdiendo la vida de un modo terrible.

Sin embargo parecía que en este mundo era una señal de distinción, porque no tardé en ver a unos cuantos con ella puesta. Lo cierto es que aunque haber vivido con recuerdos falsos durante tanto tiempo debía haber sido perturbador, les era muy práctico a la hora de saber para qué servía cada cosa. Porque lo cierto es que me sentía vacío sin la espada colgada del cinturón.

Ariadne saludaba a todas sus amigas mientras yo me quedaba un tanto apartado, sintiéndome un tanto fuera de lugar. Este mundo era extraño, pero era el único capaz de darse cuenta. Preferí no hablar con nadie aún, pues no tenía la confianza necesaria. Me mantuve cerca de Ariadne, fingiendo que la decoración me parecía apasionante.

Por supuesto que me faltaba algo, a parte de mi hija, que aunque tuviera veintiún años ahora que había llegado tanto para mi como para su padre era nuestra niña, teniendo en cuenta que nosotros aún no habíamos tenido la experiencia de criar a un hijo íbamos algo desorientados y como pollo sin cabeza, solo espero que en llegar el bebé tuviéramos las cosas más claras y todo fuera menos novedad... en realidad no era capaz de imaginarme con algo tan pequeñito entre mis brazos. Si, y volviendo a lo que "me faltaba" ese algo era el huracán rubio, Odette o Ariadne, mi patito. -Patito! Vas guapísima. 

Como ya podía imaginarme me miró con desaprobación al ver que llevaba puesto el vestido negro y no el rojo así que ni corta ni perezosa le cogí la mano y la puse en mi abdomen, a simple vista no se veía pero al tocar se apreciaba la ligera curva que sobresalía, en realidad cuando me fui de compras con ella supe que el rojo era la mejor opción pero algo me decía que no iba a poder ponérmelo, igualmente para después de la fecha en la que estaba previsto el nacimiento de Holly había más bodas así que en alguna caería, de todos modos me daba un poco igual. -Esta mañana cuando he intentado ponérmelo esto no me ha dejado abrocharlo. -Dije soltando su mano y con una sonrisa, no podía negar que me gustaba que esto empezara a tomar forma. 


Reí cuando riñó a Garfio por ir con su siempre piratesco atuendo, yo no pude evitar mirar al hombre que me cogía de la mano y sonreír. Dudo que me gustara verlo de diferente manera... aunque dicho sea de paso por las noches no me gustaba verlo vestido, vestido a secas... malditas hormonas traviesas. -Así va muy guapo -lo defendí -ahora... no me imagino como has conseguido vestir a James de pingüino. -Él y James iban cortados por el mismo patrón, uno príncipe y el otro pirata... puede que Killian fuera incluso algo más canalla pero iban los dos por la misma línea.

Los invitados seguían llegando y yo seguía sorprendiéndome de lo guapos que iban todos. No era de extrañar, las bodas eran lugares donde las personas querían que se les viera bien y que todo fuera perfecto. Sonreí para mí misma al darme cuenta de que estaba algo celosa de aquella boda y de no haber podido celebrar la mía, pero algún día lo conseguiría, de eso estaba segura.

Las chicas con las que estaba eran muy agradables y se notaba que se conocían desde hacía tiempo. La cuestión era que yo no había salido mucho y por eso no conocía a casi nadie y si los conocía sería de vista.

Suspiré algo nerviosa al darme cuenta de mi propia pregunta sobre el acompañante de la camarera Ruby. Aquel hombre era pirata, de eso estaba segura, pero no podía dejar que aquella sensación de odio y temor me ganase pues no sabía si era bueno o malo. Además, mi pregunta estaba fuera de lugar y sabía que, por muy lejos que estuviéramos, la chica me habría oído pues sabía, porque lo había oído por ahí, que era una mujer-loba y, seguramente, me habría oído alto y claro, como si estuviera a mi lado.

Respiré hondo y me acomodé en mi asiento mientras miraba a las chicas que estaban cerca de mí. Luego miré hacia la puerta, más invitados seguían llegando. En ese momento entró un hombre que se acercó a nosotras, besó a Mei en los labios y alabó su belleza. Sonreí, me había parecido de lo más tierno ese acto. Entonces, me miró y se presentó tendiéndome su mano.

-Encantada de conocerle, señor Hopper -respondí estrechando su mano sonriente-. Soy Jessica Aldrich -me presenté- pero puede llamarme Jess si gusta, todo el mundo me llama así.

El señor Hopper se sentó al lado de Mei y yo la miré con una sonrisa, luego miré al frente y suspiré. Me quedé pensativa. Conocía a aquel hombre de vista, pero sabía que era psicoterapeuta. Me giré para mirarlos a los dos bien y sonreí.

-Señor Hopper -dije ladeando la cabeza- siento un poco de curiosidad -fruncí el ceño un poco pensativa-. ¿Cómo es su trabajo? -pregunté de pronto-. Quiero decir. Ser psicoterapeuta debe ser interesante, conocer a gente, poder ayudarla y todo eso. Debe ser muy bonito, ¿no? -lo miré fijamente y sonreí.

Las palabras de Lexie me llegaron al corazón, me alegro tanto el saber que la noticia sobre el futuro enlace de mi amiga era verdad.
-Claro que si, sera todo un honor ser tu dama de honor. Cuneta conmigo para lo que necesites- le dije realmente emocionada. Entonces llego Aurora la cual nos saludo .Al poco rato llego Ari, me alegro verla tan radiante como siempre, estaba realmente hermosa.  Llego junto a su novio, el hermano gemelo de David. Al ver a mi amiga le abrace y le bese en la mejilla tras levantarme:
-¡buenas tardes preciosa! La pequeña Hikari se a quedado en Granny´s junto a sus amigas Zelda Y Paige, me parece que van ha hacer una fiesta infantil o algo asi. Granny a sido muy amable al quedarse a su cuidado-le explique con cariño-Tienes que venirte algún día a conocerla, seguro que le caerás muy bien-le dije con cariño. Ari, se marcho a charlar  con las otras chicas.

Al girarme mi corazón se acelero al ver a Archie, al verle me beso calidamente en los labios. Correspondí su beso con mucha ternura. Cada vez le amaba más, ante sus halagos me sonroje:
-Tu también estas fantastico-le dije sonrojada, me alegraba tanto estar con el en aquellos momentos.  Archie se presento ante  Jess, la cual le pregunto por su trabajo. Me senté de nuevo y me uní a la charla:
-¿En que trabajas Jess?, me ha parecido verte en el colegio-pregunte con curiosidad, ya que me había parecido verla por el colegio, aunque quizás me había equivocado. El ambiente era agradable, se veía que todos lo pasaban de maravilla.