.:¡Ayuda! ¡Hay lunáticos por doquier!:. [Libre]

Llevaba días, quizás semanas aguantando ese deseo de correr a un solo sitio donde posiblemente una persona le entendería. Una persona que mantiene el orden y la restricción en el pueblo, y sabía perfectamente de quién se trataba. ¿Cómo era posible que desde hace quien-sabe-cuanto tiempo hayan personas que exageran con eso de querer ser magos? Sabía que en el interior de cada uno vivía una pequeña chispa de “magia”, pero ella es una muchacha de ciencia, no de ilusiones ni fantasías, y que esa magia era la misma tecnología creado por genios que nos salvarían a todos del único mal que casi parece jamás tener cura: La estupidez. Ojo, no estaba llamando de ese modo a los demás, porque no era la persona indicada para decir que por sus muchas (realmente, muchas) horas de lectura su cabeza estaba completamente cubierta por números o cifras, además, era torpe en todos los sentidos.

Aun así tomo coraje, se vistió con sus típicas prendas contra el frío del otoño que aproximaban al invierno, su época favorita, así que esa tarde había salido con su prenda de pantalón azul marino con una chaqueta que le hacía juego, una camisa blanca con botones y un par de dibujos que ocultaba con la ramera y, cómo no, su sombrero que le dejaba libre la cara de los cabellos que siempre les daba por atravesarse en medio del camino a la hora de ver. Parpadeo dándole la última vista a su hermoso observatorio, nerviosa por salir una vez más a ese nido de locos que podían incluso escupir fuego por la boca sin necesidad de las mezclas de los cirqueros, cómo parecían usar cables a su cuerpo que les hacía ver que casi volaban de verdad.

Una vez encaminada, se llevó las manos a los bolsillos y se mantuvo encogida de hombros, pateando un par de hojas caídas de los árboles, con su bonito color naranja y marrón que daban un aspecto bastante bonito al ambiente, a pesar de que muchos árboles estaban a punto de quedarse sin hojas completamente. Finalmente, llegada al pueblo, pudo notar el aire frío de Storybrooke que le hizo helar un poco la sangre, escondiendo un poco la cara con su suéter y sombrero; aprovechó que no había casi nadie de personas (si considerábamos que incluso los pocos animales que estaban allí eran “gente”)  para avanzar directamente al Ayuntamiento.

La puerta estaba semi-abierta, dándole tímidos toques a la entrada para ver que el mismo viento fue quien la acabó por abrir. Se adentró a la estructura en silencio, introvertida, mirando a su alrededor para notar que no había nadie cosa que le dejaba sin aliento y hasta casi con miedo. Avanzó hasta llegar a una mesa, a los lados de ésta estaba algo así como dos jaulas para los prisioneros. Curioso, aunque ella esperaba algo más… extenso. Se dio cuenta que habían unos papeles sobre el escritorio, y la curiosidad no tardó mucho en llamarla a que los examinara, aunque solo levanto la punta de unas hojas para releer unas pocas palabras.

¿Hola? – Llamó, y al ver que no había respuesta dio unos pocos pasos adelante y volvió a decir –: ¿Hay alguien aquí? ¡Hola!