Un dia duro, aunque no el primero {Henry Mills - Flashback -

Los días eran igual, una persona como Mihaela se percataba fácilmente de ese pequeño detalle. No podía si siquiera estar segura de que el tiempo no estuviera congelado. Vale, ese era un pensamiento ilógico, y si algo entendía Mihaela era de cosas lógicas. Al menos su mente funcionaba siempre bajo ese principio. Mihaela siempre se había tenido que defender sola ante todo. Quizá por eso, las miradas que le lanzaba al joven profesor en practicas eran, ignoradas por los sentimientos que sentía. Aparte de que procuraba estar a varias decenas de metros alejada de el, en su mente discutían dos posturas. La Primera, seria la de que si realmente lo que sentía era eso que conocían como amor, y si el correspondiera, seria feliz, y no estaría mas sola. Como durante toda su vida. O la Segunda, aceptar que realmente estaría sola toda su vida, porque no podía confiar realmente en sus sentimientos, porque no podían volver a herirselos. Evidentemente, Mihaela usaba la segunda, tenia miedo de arriesgar es una partida en la cual no estaba segura si podía ganar o no. No quería porque no soportaría tal golpe. Y una parte de ella le decía, que se merecía la situacion en la que estaba. Y no sabe porque.

De la misma manera, las clases de música le parecían siempre lo mismo. Como cada día, ella había llegado como una hora antes, y ensayaba alguna de sus canciones en el piano de la clase. Los alumnos llegaban y algunos parecían denotar que la profesora estaba preocupada, o mas bien triste por algo. Mihaela evitaba responder demasiado brusca con los niños, pero si que solo decía escuetos. "Estoy perfectamente, gracias por la preocupación", que realmente, convencían a muy pocos de que la mujer realmente estaba bien. Porque resultaba evidente, no solo con verle la cara, sino su musca, que ella misma transmitía un vació existencial muy grande. Y aunque intentaba no mostrarlo, las notas, que siempre oscilaban entre las notas mas graves del piano, o agudas en el caso del violín, trasmitían eso, aunque no quisiera.

Ese día en concreto, tuvo a bien en fijarse en el hijo de la Alcaldesa Mills. Solo lo conocía por eso, porque su madre tenia la especialidad de poner en tensión a todo el pueblo, y realmente... Mihaela no era una excepción, Regina la ponía extremadamente nerviosa, por algo que no entendía el porque, porque no es que la temiera, es que había algo que no le gustaba de ella. Solo eso, por lo que no solía tampoco, hacer o decir algo que la molestara, y eso incluía mediar palabra tanto con la madre como con el hijo.
La clase fue como siempre, les explico las figuras musicales y ensayaron la parte practica. Lo de siempre. Era viernes, así que quizá los niños estuvieran algo mas ansiosos.
-Hasta el Lunes, chicos. -susurro entre todos los chicos que salían disparados. Mihaela cayo en su asiento con gesto pesado, sin fijarse que un alumno se había quedado, y sujetaba un libro mientras parecía examinarla con la mirada. Cuando Mihaela se fijo en quien era, levanto el cuerpo y se apoyo en la mesa. -¿Necesitas algo, Henry? -le dijo lo mas relajada y normal que podía en ese momento. La verdad es que estaba extrañamente cansada ese día.

Otro día hubiese inventado cualquier escusa para salir de allí, pero ese día en concreto, ese niño le parecía hasta curioso. Observo el libro con bastante curiosidad. No lo había visto nunca en ningún lugar, y eso hizo la curiosidad de la profesora. Levanto la cabeza cuando el chico deja el libro sobre su mesa y lo abría. Empezó a fijarse en las historias, mientras Henry pasaba las paginas. Cuentos clásicos, noto algo poco común... no tenían final. Al menos no el final que se suponía que eses cuentos tenían. Le gustaban muchas de esas historias, pero su mayor interés se centraba en las historias de la Mitología Griega y Romana. La Idea de que si había seres superiores, fueran también humanos, cometiendo errores, engañándose y mintiendo... Se le hacia una imagen realmente verdadera. Por algo que en fondo no entendía.

En el momento que Henry abrió el libro en la historia que el le quería enseñarle. Mihaela abrió los ojos. Miro de reojo a Henry, bastante intrigada.
-La Diosa Afrodita tomo la espada de su hermana Athenea y salio corriendo en busca de su apreciado Adonis. Mientras este esquivaba a Ares como podía. (...) El Dios celoso no vio venir a su adorada diosa del amor, por lo que no la vio ni siquiera venir con la espada. Afrodita molesta, con la espada, le corto la cola al jabali, devolviendo con la agresión a Ares a su ser humano. -susurra mientras lee la historia en el cuento de Henry. Lo mira con curiosidad. Meditando un poco. Recordaba otra historia diferente. Una en la que ese Adonis moría a manos de Ares, y Afrodita lloraba su muerte. Por algún motivo, la versión del libro de Henry la reconfortaba. Porque era esperanza, la sorpresa fue encontrar una imagen... Una imagen de ese Adonis, siendo acariciado por una mujer, que se veía de espaldas.

Suspiro, de forma demasiado evidente, sin tan siquiera disimular en absoluto. Era tan similar al chico que quería, que casi parecía una... -Henry... ¿que me quieres decir con esto? -pregunta, volviendo a echarse hacia atrás, en gesto relajado, esperando la reacción del chico. Sin duda, el pequeño Mills le había enseñado eso por algo que ella en ese momento no entendía. Y aunque fuese algo ridículo, lo escucharía... Quizá no lo seria tanto.