Sorpresa inesperada... Empezamos con mal pie ¿Por que no lo intentamos de nuevo? {Regina}

Quería volver a ver a Henry, demostrar que no era tan mala como le habían dicho, que realmente le quería. Él no me odiaba, sabía que no. Le había criado durante diez años, y Emma no podía cambiar eso aunque lo intentase. Él deseaba que yo fuese mejor persona, y quería serlo, para que se sintiese orgullosa de mí. Y por ello, recordando lo mucho que deseaba un cachorrito, decidí que le compraría uno, a pesar de las trabas que le había puesto antes de que la maldición se rompiese. Por ello había acudido al refugio de animales en buca de un cachorro.

Procuré ignorar las miradas de odio que recibía al pasar. Tenía mi magia para protegerme, pero no deseaba utilizarla, no si eso llegaba a oídos de Henry. Todos sabían que no era buena idea provocarme, y lo prefereía así, con sinceridad. Si buscaba algo más que el resentimiento al que acostumbraba era mejor que no provocar más conflicos, por eso fui amable cuando pregunté por los cachorros, y sonreí al dirigirme hacia la zona de los perritos. Me costaba decidirme, estaba segura de que más de uno le gustaría, pero no tenía claro cual de ellos sería más adecuado para el lugar en que vivía ahora, pues desde luego no había tenido menor intención de pisar aquella casa.

Hacía tiempo que no hacía nada parecido a aquello, tan humano. Estaba siempre en tensión, siempre teniendo miedo a las consecuencias que la ruptura de la maldición podría tener, y ahora ya no lo necesitaba. Había perdido, y eso era extrañamente liberador, pues ya no me quedaba nada por lo que tener miedo, nada por lo que tensarme. Ya no había secretos o mentiras, había sido descubierta, Henry había ganado y me había descubierto, se había quedado con la mujer que ahora entraba por la misma puerta que yo acababa de atravesar.

_ Buenos días señorita Swan..._ Fue todo lo que dije, ocultando el resentimiento que aún sentía. Me había quitado a mi hijo, y eso no podía perdonarlo, aunque desde luego entendía sus motivos.

Tenía que relajarme un poco. Se suponía que tenía que deshacerme de la tensión que había entre Emma y yo. Sin embargo aún se me hacía realmente difícil asumirlo, o más bien, a mis instintos, que me hacían saltar aún como un gato cuando ella o Blancanieves se me acercaban. A pesar de todo, por Henry y Ava merecía la pena hacer todo aquello. En cuanto a Nicholas, podía ser bastante molesto y apenas dar señales de vida salvo para comer, se le cogía algo de cariño. Tardé unos segundos en reaccionar, en saber qué decir. Me era difícil ser sinceramente amable en lugar de fingirlo como llevaba tanto tiempo haciendo. La voluntad de cambiar existía, pero el orgullo y las costumbres eran fieros enemigos de esa voluntad que había aflorado en mí.

_ Creo que hemos tenido la misma idea. ¿Vienes a por un cachorrito para Henry, verdad? Yo también. Pensé que sería una buena forma de disculparme con él._ No podía mirarla a los ojos ante aquella derrota, aún era difícil. Pero si quería que Henry me aceptase del todo, tenía que llevarme bien con ella, o al menos intentarlo como lo estaba haciendo. Sonreí un poco y la miré a los ojos._ Podríamos elegirlo juntas, y así mataríamos dos pájaros de un tiro. ¿No crees?

Así estrecharía lazos con ella y Henry entendería que ya no la veía como a una enemiga. Me arrodillé y estreché la mano para acariciar a uno de los cachorros que había tras las verjas. Lo cierto es que eran bastante monos, pero yo ya no era del tipo de persona a la que la monería la enterneciese, esa era una de las cosas que estaba segura de que jamás iba a poder recuperar. Algo perteneciente a la mujer que yo era cuando amaba a Daniel. Y aunque parte de ella estaba empezando a volver a salir, era imposible que los detalles de su personalidad volvieran, o al menos eso pensaba.

La situación seguía siendo extraña a pesar de todo. Emma había sido mi enemiga durante mucho tiempo, y ahora ella había ganado, y a pesar de todo, sabía que me dejaría estar con Henry. Realmente había sido una reina malvada, alguien sin corazón que parecía disfrutar arrancando los de los demás. Me había convertido en alguien como mi madre, el ser al que más despreciaba en el mundo. Ahora debía cambiar para mejor, aunque fuese difícil. Aún había tiempo, tiempo para que Henry aprendiese a quererme tal como era, para que el pueblo lo viese.

_ Creo que ese de ahí puede gustarle. ¿Tú que piensas?_ Pregunté, observando al animal dando vueltas por la jaula, con aspecto hiperactivo. Tenía aspecto sano y juguetón, y estaba segura de que no sería raro verlos a él y a Henry corriendo por el parque, mientras el niño le lanzaba el palo para que se lo trajese._ ¿Es un encanto, no crees?

Sin saber por qué me puse a pensar en Graham, aunque no me atrevía a preguntar por él. Quizás es porque él había sido así de activo y luchador antes de que yo le robase el corazón. Ahora sería feliz con Emma, y yo no tendría que entrometerme en sus asuntos. Para mí el amor era un tema zanjado, ya que era imposible que Daniel volviese.

Las cosas habían sucedido realmente deprisa, o al menos así me lo parecía ahora. Cuando quise darme cuenta tenía el cachorro en los brazos, al parecer yo le gustaba, porque no dejaba de darme lamentones en la cara. Era agradable sentir aquello. Yo nunca había tenido un cachorro, pues mi madre no lo hubiese soportado. Ya odiaba mi gusto por los caballos, y se había esforzado en conseguir que yo lo olvidase y me centrase en convertirme en lo que más odiaba, una réplica de ella misma.

Iba a decirle que normalmente los perros se parecían a sus dueños cuando dijo algo que me dejó helada, pero esta vez para bien. Cuando la escuché sentí que mis ojos se humedecían por la propuesta que me decía. Me brindaba una segunda oportunidad para estar con mi hijo, para abrazarlo y quererlo, para que supiese que no iba a dejar a estar allí. Si no hubiese tenido al cachorro en las manos le habría dado un buen abrazo.

_ Emma, realmente quiero verle. No tienes idea de lo feliz que estoy de que me lo permitas.Si hubiese sabido... si tan sólo me hubiese molestado en escucharte..._ susurré, mirando al suelo. Podríamos haber evitado todo lo que había pasado si yo no hubiese sido tan rígida_ Quiero disculparme una vez más, y darte las gracias. He sido tan estúpida...