Deals are the very foundation of all civilized existence [Emma]

Había sabido desde un inicio que Emma sacaría a la luz cual era la "mercancía" que yo le había dicho que buscase y que supuestamente llevaba Ashkey encima. En cierta manera, no le había mentido. Había querido que la rubia se solidarizase con la joven, que se diese cuenta de que ambas habían pasado por lo mismo y de que la convenciese de que dar un hijo en adopción no era algo tan terrorífico como uno pensaba. Ashley sería incapaz de mantenerlo sin perder su trabajo y su única fuente de ingresos ¿Quién quería que el crío acabase en servicios sociales? Swan no, yo tampoco y Boyd menos. Dármelo en adopción era la mejor solución.

Pero también sabía, nada más llegar al hospital y ver a Swan charlando con su pequeño, que estaba molesta por haberle ocultado lo que era "mi mercancía". Estaba preparado para sus comentarios ácidos que demostraban el poco miedo que ella sentía hacia mí, algo que me gustaba y me disgustaba a partes iguales. En realidad, era como su padre en ese sentido. No me tenía miedo, me respetaba pero no confiaba en mí, pero a la vez se veía obligado a confiar en mí de vez en cuando. Manteníamos una relación de amistad-enemistad algo extraña.

Su mirada volvió a cruzarse con la mía antes de que yo me dirigiese a la máquina de los cafés a sacarme uno mientras ella terminaba su conversación con su hijo.

Me gustaba molestarla, era mucho más divertido que molestar a otras personas de este pueblo. Como Regina, la alcaldesa era tremendamente fácil de molestar, siempre estaba a pocos grados de la ebullición y cualquier comentario hacía que comenzase a hervir. Emma, por el contrario, era más tranquila de lo que la mayoría pensaban. Tenía una seguridad interior que era tan buena como mala. Era difícil que se mosquease, sin tocarle directamente a Henry, claro. Y el duende que vivía en mi interior disfrutaba con escuchar la molestia en su tono y su mirada.

Mis pasos se pararon y me giré para mirarla. Ella podía pensar que estaba actuando de una forma sorprendente para mí, pero no había nada en este mundo, ni en el otro, que yo no hubiera hecho con un fin específico. Contratar a Swan iba a desembocar en algo que estaba por llegar y ella no tenía ni idea aún - Verá, Srta Swan, yo soy un hombre de palabra y no rompo ni modifico acuerdos - Me encogí de hombros y la miré con una sonrisa tranquila en su rostro. Sabía que por un momento se iba a sentir frustrada, sin saber qué hacer. Por eso estiré el momento antes de seguir hablando.

- La única forma de hacerlo es con otro acuerdo... ¿Está dispuesta a hacer un trato conmigo, Srta Swan? - Mis ojos brillaban, ella no tenía ni idea de lo que mis palabras ocultaban. Su hijo la había advertido de no hacer un trato conmigo, debería haberlo escuchado, porquue ya era demasiado tarde. Ya sabía que estaba dispuesta a aceptarlo.

Mis ojos la miraban con serenidad pero con ese brillo enigmático que siempre ocultaba mi mirada. Un brillo que advertía, como el pelaje naranja en las ranas venenosas, a todos aquellos que intentasen acercarse a mí. Y estaba sereno porque sabía lo que estaba por venir, porque ella iba a aceptar mi trato e incluso iba a pensar que lo había hecho ella solita. Era lo fácil de las personas como ella, al igual que me había sido fácil manipular la mente de sus padres allá en el mundo mágico, me iba a ser igual de fácil manipular la de ella. Aunque admitía que la rubía tenía más neuronas que sus progenitores.

- ¿Y qué me dará usted a cambio, Señorita Swan? - pregunté a sabiendas de que no tendría ni idea qué ofrecerme, al fin y al cabo era una mujer de fuera de este pueblo que lo único que tenía encima eran un par de cazadoras y unos jeans. No tenia nada que darme a cambio. O eso creía ella. Su precio era mucho más alto que el que ella pensaba.