You enjoy your stay [Emma]

Storybroke no era un pueblo demasiado pequeño. La maldición había creado un pueblo de dimensiones amplias para no agobiar a los personajes que allí vivían sin poder salir al mundo real. Pero el pueblo reducía sus dimensiones cuando de cotilleos se trataba. Las noticias volaban de boca en boca y, pese a que ningún habitante del pueblo se acercaba a mi para contármelas, yo procuraba tener siempre los oídos abiertos para captar cualquier hecho que me pudiese servir en un futuro. Ahora que la magia no funcionaba, era dificil meter mis narices en los problemas ajenos. Sin embargo, acababa enterándome, y no tardó en llegar a mis oídos la noticia de que había llegado un forastero al pueblo. Y no cualquier forastero, sino una mujer. La mera anticipación me hizo querer cerrar mi tienda y correr a ver quien era, pero aquí era yo un hombre serio e impasible, hacer aquello se habría visto extraño.

Por eso me esperé hasta que mi horario cumplió. Por fortuna para mí hoy era día de pago, lo que significaba que iba a poder ver todos y cada uno de los negocios en busca de aquella mujer. Así que me recorrí todos ellos, terminando finalmente en Granny's, ella siempre era mi última parada. Y, por lo tanto, mi última esperanza de ver a la mujer aquí. Mi entrada fue silenciosa, llegando a captar un poco incluso de la conversación. Mas pronto la joven Ruby se dio cuenta de mi presencia y con ello su abuela. No lo suficiente pronto para que la mujer alta de pelo rubio dijese su nombre.

- Swan, Emma Swan - De nuevo aquellas ganas de salirme del personaje me recorrieron el cuerpo, vestigios del duende que dormía en mi interior. Habían pasado ya 28 años y, como había vaticinado, la salvadora estaba aquí.

- ¡Emma! - Mi voz ronca rompió la conversación entre aquellas dos mujeres que sorprendidas, levantaron sus miradas hacia mi rostro calmado - Un nombre... precioso.

Asentí con la cabeza, claro... Debía haberme escuchado decirle mi nombre a la Abuelita, pero quizás me había sorprendido por el echo de que no le habíamos oído llegar nadie.
Pude observar como ambas mujeres, Ruby y la Abuelita, se ponían tensas con la presencia de aquel hombre, e incluso me atrevía a pensar que se podía respirar el miedo en el ambiente... Ladee la cabeza viendo como la anciana le entregaba un rodillo de billetes al hombre y este se lo agradecía, quizás fuera el casero, pero algo más había en aquel hombre... Algo que no me daba buena espina...
Entonces, la Abuelita, tartamudeante me pregunto cuanto tiempo me hospedaría y con una leve sonrisa le dije .:- Una semana....-Dije segura de misma, pues quería asegurarme de que mi hijo estaba bien con aquella alcaldesa psicótica.
De nuevo me atreví a mirar al señor y le dije en un tono amable y segura de mis palabras-¿Y su nombre señor?- Dije mirándole con fijeza a los ojos, era demasiado atrevida y valiente. 
Mis pocos amigos que tenía en el mundo solían decirme que mi carácter y mi forma de ser me traerían problemas y quizás ahora, el echo de estar en aquel lugar, ya me estaba creando algunos problemas, como la amenaza de Regina, la alcaldesa o mi detención por "conducir borracha"
Off. Perdón por la tardanza u.u

Me contuve las ganas de reirme de forma irónica, claro está. La chica realmente creía poder entrar en la vida del chico de la alcaldesa, en la vida de todos los del pueblo y marcharse como si tal cosa. Ella no tenía ni idea de todo lo que se le venía encima. De hecho dudaba que si ahora mismo yo le contaba la misma historia que el joven Henry le había dicho sobre los cuentos de hadas, primero ella me creyese y luego, en el caso de que así fuese, saldría corriendo ahora mismo y evitaría estar aquí un día más. Pero claro, lo bonito de todo esto era que si habíamos esperado 28 años para ser liberados, unos conscientes y otros no, podríamos esperar unas semanas o unos meses más. La cosas seguirían su curso, ella acabaría por creer y si no ya me encargaría yo de manipular un poco los acontecimientos. Al fin y al cabo, era lo que mejor se me daba ¿no?

Sus ojos volvieron a mi y pude ver la determinación en éstos. Debía haber visto como las otras mujeres de la sala temblaban en mi presencia. Aquella seguridad en si misma me pareció una ventaja pero a la vez una desventaja. Sería, sin duda, una ventaja ante el exceso de autoconfianza de Regina. Pero ser terca en sus convicciones nos retrasaría, era dificil hacer creer a alguien que no quiere ver - Gold... Puede llamarme Señor Gold, Señorita Swan - le respondí con aquella voz suave que me caracterizaba, una voz que disimulaba mi acento escocés. Una leve sonrisa estaba en mi rostro, serena, confiada también ¿Pensaba que la iba a dar un nombre? ¿Pensaba que le diría que me llamaba Rupert? JA! Nadie sabía mi nombre. Gold. Así quedaría.

off: no problem! =)