[UBF 0] Esta noche saldremos del infierno! (Piratas)

Después de tanto tiempo, finalmente el mar volvía a ser azul. Nos había llevado milenios, pero ahora podríamos tomar nuestra venganza contra el mundo. Tan sólo lamentaba no poder echarle el guante a Edward Kenway por dejarme tirado en aquel galeón inglés. Aquello me había costado todos aquellos años. Y por ello, esta vez me aseguraría de que los piratas tuviésemos el lugar que nos merecíamos desde un inicio. La ciudad junto a la que habíamos aparecido iba a ser nuestra primera conquista, y tras ella, el mundo.

Sin embargo, los hombres con los que contaba no se caracterizaban por su camaradería. Iba a tener que imponer orden para dejar las cosas bien claras y ahorrarme errores innecesarios. No sería la primera vez que había aquello, y probablemente tampoco la última. Desenvainé la espada y la apoyé en el suelo, ruidosamente, logrando así llamar su atención.

_ ¡Escuchadme bien, gusanos! ¡Hoy es el día por el que todos hemos estado esperando desde hace siglos! ¡Y por eso quiero dejar muy claro, que aquel que de un paso sin mi orden no verá la luz de un nuevo día!_ Exclamé, dejando que mis ojos pasasen de uno a otro. Uno de los marinos se levantó de donde se encontraba sentado y profirió una queja. Desenfundé una de las 4 pistolas y le disparé entre los ojos._ ¿Alguien más tiene algo que objetar?

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Mi vida como pirata no había sido lo que en un principio esperaba, pero aún así esperaba mi momento. La idea de conquistar la ciudad en la cual habíamos habíamos atracado. Al atracar, amarremos el barco al muelle. Tenia en mente el poder divertirme con las mujeres del lugar y por supuesto una visita obligada a la taberna del lugar. Estaba sentado pensando en planes para realizar en aquel lugar donde no olvidarían mi nombre. Saqueo, libertinaje y alcohol esas eran mis palabras en mente.

Barbanegra me saco de mis pensamientos, gire mi mirada cuando desenvaino su espada. Le mire serio sin quitarle la mirada de encima. Siempre con mis armas encima, con ganas de usarla en aquel lugar al que habíamos llegado. Escucha la palabras de Barbanegra. Mi sonrisa se torno maligna pero sin embargo de mis labios no salio ninguna palabra. Espere a que llegase la hora de la acción. Estaba seguro que nos lo pasaríamos en grande. Los ciudadanos del lugar no olvidarian este día jamás.

La idea de entrar en acción cada vez era más jugosa y apetecible en más de un sentido, ya que hacia mucho que no entraba en acción.