Un trato se avecina [Rumplestilskin]

Hacía frío. Estaba nevando y los copos de nieve resaltaban en mi caperuza roja. Las blancas montañas destacaban en el cielo oscuro aunque iluminado por la luna llena. Hoy, por fin podría cumplir una promesa que parecía haber hecho hacía ya una eternidad, mas no era así. Pero habían pasado muchísimas cosas desde aquella noche en la que prometí a un amigo recuperar algo que le pertenecía.

Tras aquel encuentro con el Cazador en el castillo del rey George planeé este viaje y tras la victoria de Blancanieves y James en frente de George y Regina partí hacia el Castillo Oscuro, fortaleza del Ser Oscuro. Iba decidida a formalizar un trato con él pues hice una promesa y la pensaba cumplir fuera cual fuese el precio a pagar por conseguir un favor de Rumplestilskin. Dejé el reino que ahora pertenecía a James y a Blanca con sigilo, al principio de la temporada de los lobos ya que si estaba ausente creerían que era por eso. Viajé una noche entera corriendo en mi forma lobuna y una jornada entera a pie. Cuando volvió a salir la luna llena llegué al castillo con mi caperuza puesta.

Ahora, estando ante la imponente construcción me entraban escalofríos y me sentía pequeña, diminuta y sobrecogida por ese lugar. También estaba aterrada por lo que podría pasar... mas en el fondo tampoco me importaba que sucediera conmigo, después de lo de Peter, ya me daba igual todo. Blanca había conseguido el reino y el bien nuevamente había ganado. Llamé a la puerta con decisión sin achicarme, dispuesta a dejar todo miedo en esa puerta y a hacer un trato con el Ser Oscuro para devolverle a un hombre con espíritu de lobo su libertad y su dignidad puesto que al haber dejado a Regina viva aunque en el exilio y no haberla matado consigo se llevó al hombre que consideraba su marioneta. Cuando las puertas se abrieron respiré hondo y pensé: "Por ti, hermano"

No dejaba de repetirme que estaba ahí por el Cazador, un hombre al que conocía desde que era una niña y al que consideraba como un hermano mayor, el hombre que vivía entre lobos. Respiré hondo y sentí que el gélido aire que llenaba mis pulmones me los acuchillaba como si fueran pequeños cristalillos que se incrustaban en su interior. Un escalofrío recorrió mi cuerpo desde la cabeza a los pies. De todos los que había oído hablar del Oscuro, de ninguno había oído cosas alentadoras, siempre había que pagar un precio elevado por un favor suyo. Toda magia conlleva su precio. Siempre es así. Pero a mi, poco me importaba. Perdí a mi amor, no tengo hijos, solo tengo a mi abuelita y Blanca y Charming tienen su propia vida, no estaba sola, pero tampoco estaba atada a nadie, y pensaba ayudar al hombre al que tenía en tan alta estima.

El oscuro apareció detrás de mi. Su voz cantarina me hizo estremecer pero me mantuve erguida en mi posición y sin temblar ni un momento. Pero él era el Oscuro. Sabía que yo estaba asustada y que él no tenía que temer por muy licántropo que yo fuera. -No creo que ningún castillo valga tanto para cobrarse una vida -dije algo distante, en eso me mantenía firme. Había matado mucho, para ayudar a Blanca y porque no sabía como controlar al lobo. Pero odiaba matar. -De todos modos no he venido a discutir eso -carraspeé -He venido para pedirle un favor... Rumplestilskin -su nombre fue pronunciado por mis labios con un deje distante y temeroso. -Hay alguien que necesita mi ayuda y estoy decidida a hacer cuanto haga falta -en ese momento me recordé que estaba ahí por el Cazador. Mi voz dejó de sonar temerosa y resonó con seguridad.

Empezaba a pensar que a lo mejor no había sido tan buena idea ir a ver al Ser Oscuro para conseguir recuperar el corazón de Graham, ese ser no tenía corazón, no tenía alma alguna, solo le importaba el poder. Era algo que se podía hasta respirar entre los muros de aquel oscuro castillo en el que me encontraba. Todo lo que envolvía a Rumplestilskin era oscuridad y su mera presencia creaba una tensión en el ambiente que podría cortarse con un cuchillo, no solo porque fuera un ser con una apariencia... diferente, piel dorada casi similar a las escamas de un cocodrilo y unos ojos que costaría encontrar palabras para describir, quizás fuera lo que más podía inquietar de aquel extraño duende.

Estaba bastante claro que si me daba lo que yo le pedía era porque podía sacar algo a cambio y por supuesto él se beneficiaría más de este acuerdo que yo y debía de tener cuidado porque seguro ya sabría que clase de criatura era yo. La abuelita me dijo que mi caperuza se la había comprado a un chamán pero la abuelita también dijo que la caperuza servía para protegerme del lobo y en realidad era para proteger a los demás... de mi. Así que fácilmente él podría haber encantado la caperuza y de haberlo hecho la reconocería.

Lo miré con desconfianza, duda e incluso algo de temor pero finalmente suavicé la mirada y me decidí -Entonces Rumplestilskin, he venido a hacer un trato contigo -mi voz sonó contundente y decidida, no había ningún rastro de miedo en ella, no tenía nada que perder. -La Reina Malvada le arrancó el corazón a un viejo amigo mío y quiero recuperarlo para que pueda volver a ser libre -por alguna extraña razón pensaba que si salvaba a Graham sería un pequeño paso para redimir lo que le hice a Peter. Una noche que quedará grabada en mi corazón durante el resto de mi vida.