Heart cold as ice {Oriana Lakefield}

Frenó poco a poco las ruedas de la bicicleta y, al pararse por completo, bajó de ella con total tranquilidad. Era una noche preciosa y la luna se alzaba en el cielo, el momento perfecto para darse un pequeño paseo. Debido a una molestia en su pie izquierdo al caminar, decidió quitarle el polvo a su antigua bicicleta. Puede que casi no se mantuviera en pie y que una rueda estuviera suelta, mas seguia rodando y con ello a Nagano le bastaba. La suave brisa que emanaba del puerto era agradable, con un cierto frescor que le agradaba, pero no conseguia recordar por que. Echó un vistazo a su reloj de muñeca, arremangandose para poder visualizar la hora correctamente...las once de la noche. Suspiró, apartandose un mechón de pelo y caminando hacia una farola. Sacó un seguro y ató la bicicleta a la farola, asegurandose de que estaba bien colocada. Con una mirada llena de distintas emociones, se acercó a las vallas de protección, apoyando los brazos en ella y inclinandose para poder ver su reflejo en el agua del mar.

Parpadeó y comprobó que aquel reflejo era el suyo realmente. A veces, ni ella misma se podia identificar; así que supuso que la cabeza le estaria jugando malas pasadas...otra vez mas. Tanto dolor para llegar a que, a nada. Alzó la mirada, concentrandose en el horizonte y preguntandose l oque debia haber al otro lado. Quizás en otro lugar la hubiesen aceptado, y no como en Storybrooke, donde la destrozaron por completo. Un pequeño ruido la hizo girar todo el cuerpo; estando siempre en alerta, sobretodo las noches- Otra vez los estupidos crios...-susurró, acostumbrada a tener un grupo siempre siguiendola a todas parte, aun mofandose de ella, como hace años.

Una noche común y corriente, eso era que lo esperaba. Pero nooo. Me tuvieron que mandar a vigilar el puerto por ciertos problemas que aun no se solucionaban y me habían sacado de mi cama al frío de la noche. Suspire mientras me rascaba la cabeza y miraba a mí alrededor. El haz de mi linterna alumbraba cada detalle a mí alrededor. Por lo tanto me sorprendió ver a la mujer apoyada a la barandilla, no entendía como había podido pasar por mi guardia. Aunque claro, el hecho de que ahora estuviera pensando en una cama calientita también podía ser la razón. Suspire y decidida a hacer mi trabajo me acerque a la mujer.

-Disculpa. Debes tener más cuidado. La barandilla está un tanto floja. -explique mientras miraba a la mujer calculadoramente. Creía haberla visto durante las tardes en el pueblo. Y la bicicleta que estaba apoyada en la farola cercana me señalaba que trabajaba en el correo.

Al voltearse no se encontró precisamente con el grupo acosador, si no con una mujer a la que inmediatamente pudo reconocer como policía. No es que pasara muchas veces cerca de la comisaria, pero las veces que ha tenido que ir hasta allí a repartir cualquier tontería, ha podido ver a quienes se encargan de "velar" por la seguridad. Menuda idiotez, como si hicieran bien su trabajo...-¿Y? Ya había visto aquel cartel de ahí que lo avisa...-señaló un pequeño cartel colgada en otra barandilla, el cual señalaba esta con un signo de precaución. Se apoyó de nuevo en la barandilla, pero esta vez mirando a la mujer. La expresión de odio en los ojos de Nagano era simplemente para todo el mundo, por lo que ella no iba a ser menos-Igualmente la caída, al menos desde aquí y por mis cálculos, tampoco seria mortal. Así que...vale la pena arriesgarse-comentó como si fuese lo mas normal del mundo. Total, si llegase a caer, nadie notaria su ausencia; incluso muchos pensarían en que menudo alivio que la homicida se haya matado.

Suspire tratando de no perder los nervios ante la respuesta de la mujer, debía admitirlo, era estresante que alguien del pueblo se negara a colaborar. Nuestro trabajo, el de los policías, era proteger a los ciudadanos. ¿No podríamos recibir un poco de respeto a cambio? Aun asi, cuando lo hacían le daban la emoción a la vida, así que por eso mismo decidí no rendirme. Mirándola con la ceja alzada me apoye en la farola.

-Me harías un gran favor si te dejaras de apoyar en la barandilla.- dije mientras mi voz adquiría un tono despreocupado.- Y mas porque así no tendría que buscar tus razones para un homicidio .-dije como si nada. Después de eso apague la linterna dejando que la Luna alumbrara con su trémulo brillo el puerto y empecé a tirar la linterna al aire. Atrapándola al caer, esperando la respuesta de la chica. Por mucho que me quejara y a ella le molestara, me quedaría en el puerto hasta que ella decidiera que no quería morir y se fuera o hasta que me desesperara y yo misma la jalara hasta la comisaria por intento de suicidio. Lo que sucediera primero.

¿Que había de divertido en cumplir las normas? La vida estaba para romper estas normas aunque no fuese lo correcto, aunque luego hubiera que sufrir las consecuencias de esos actos. Por eso mismo no pretendía alejarse ni un centímetro de la barandilla. Estaba en su completo derecho, puesto que el cartel era una simple advertencia y a simple vista no parecía haber peligro inmediato de que se destruyera la estructura. Aunque bueno, ¿que de repente podría ocurrir lo peor? Pues entonces que así fuera.

-Agente, me temo que ese es su trabajo, para algo le pagan un sueldo. ¿Acaso me ve con intenciones de facilitarle el papeleo o lo que deba hacer?-se metió las manos en los bolsillos con una sonrisa triunfante en su rostro. Agradeció que apagara la linterna, puesto que la dejaba algo deslumbrada y no le sentaba bien a sus ojos, débiles ante las luces. Cada segundo mas que veía a la agente inmutada empezaba a irritarse, y eso no era bueno. Apretó el interior de sus bolsillos y adoptó una pose chulesca, mirándola con indiferencia- ¿Piensa quedarse ahí toda la noche? ¡Perfecto! Estoy apoyada, así que no me cansaré. Diviértase mirando como observo el mar-sonrió y se dio la vuelta, dándole la espalda. Toda la gente creía que podía entrometerse en su camino y creer que ella aceptaria amablemente dejar algo que la entretiene. Si esa mujer no fuese policía, ahora mismo la habría tirado al mar...o quizás de lo mismo.

Una cosa es seguro sobre la mujer que estaba adelante mío. Las mulas empalidecían en respecto a la terquedad. Atrapando la linterna por una última vez, la guarde en mi bolsillo. Mire mi reloj con despreocupación y sonreí al ver la hora. Metí mi mano en el bolsillo y saque una pequeña libretita en la que escribí algo con una calma aparente. Mire a la mujer, mientras arrancaba la hoja y metía la libreta en mi bolsillo.

-Bueno, te daré una última oportunidad señorita Stradt.- empece mientras mi tono de voz tornándose más serio.- Mi turno acaba entro de cinco minutos y no tengo la menor idea de quién me va a remplazar por el resto de la noche. Así que o se va ahora o le tengo que poner una multa .-dije como si nada. Pues a mí no me interesaba que se quejara, la ley es dura pero es la ley. Y tampoco es que sea mi culpa que la mujer no tenga respeto hacia los demás. Yo solo trataba de hacer bien mi trabajo y ella no me lo dejaba fácil. Y claro, la multa no sería mucho solo lo necesario para que prestara más atención a los concejos ajenos.

Escuchó un pequeño sonido, como de papel, mientras se fijaba en como las olas del mar golpeaban los rompeolas, escuchándose un pequeño golpe como resultado. Trató de no preguntarse que demonios seguía haciendo la agente de policía, ¿que tramaba? Podia sentir su presencia detrás suya y eso no era algo agradable. Se llevó la mano a la frente, pasando con delicadeza sus dedos a través del flequillo y resoplando con suficiente fuerza como para que lo pudiese escuchar aquella irritable mujer. ¿Ultima oportunidad? Definitivamente eso no sonaba nada bien, y menos con aquel tono. ¿Tratando de meter miedo? Que graciosa...y penosa- ¿Perdón? No la he debido escuchar bien...-habló con tono amable, pero esbozó una sonrisa burlona a la vez que se daba la vuelta y veía el papel que sostenía entre sus manos- Oh, por lo que veo es una multa. ¿Va a ponérmela de una vez? Me pregunto de que me acusara en ella...estoy tan emocionada por saberlo.

Con tranquilidad dejó de lado el puesto donde estaba, alejándose de la valla, pero acercándose a la agente con cara de pocos amigos. Quedó a centímetros de ella, mirándola con asco- ¿No tiene tantas ganas de marcharse? Deje la multa aquí mismo...-señaló el suelo-...y váyase. Total, ya le puedo asegurar que no la pienso pagar-soltó una pequeña carcajada, apretando las puños a sus lados. Controlándose, evitó un cambio de humor típico suyo y el acabar dejandole la marca de su puño en la cara, pero aun se encontraba tensa.

Suspirando, deje la multa en el suelo mientras una risa divertida se escapaba de mis labios.

- Esta multada por ser irrespetuosa con las autoridades y por no moverte de un lugar peligroso cuando te lo piden.- señale mientras me encogía de hombros y sacaba el walkie talkie del bolsillo, me lo abrochaba a la camisa y empezaba a caminar a donde había estacionado mi auto. Volteándome en la acera, volví a tirar mi linterna una ultima vez al aire y la encendí solo para alumbrar a la chica débilmente, mire la luna por una ultima vez y bufe divertida
.- Fue divertido hablar contigo, nos vemos después. Después de todo el pueblo es pequeño.- me despedí, montándome en mi coche y arrancando el carro. Le eche un último vistazo a la mujer y presione el acelerador, esperando que mi hermano no se hubiera despertado y notado mi ausencia. Aun asi una parte de mi se preguntaba que seria de esa chica.

Aquella mujer ya le estaba tocando la fibra sensible, ¿ quería jugar con el peligro acaso? Da igual que fuese policía si se la tenia que quitar de en medio lo haría Sacudió la cabeza, ahuyentando aquellos pensamientos que no sabia de donde venían. Si, estaba enfadada, ¿pero hasta ese punto? Irrespetuosa con las autoridad y hacer caso omiso a un aviso, y luego se quejan de que no pueden recaudar dinero- ¿Oh, te ofendió el como te he hablado? Que tristeza....ahora lloraré por haberme comportado tan mal- observó como se abrochó el walkie y caminaba de vuelta. Bien, al fin se pensaba ir...decisión correcta. Es difícil ver a alguien que la soporte por mas de dos minutos, así que le daría un pin por batir el récord. Un golpe de luz la cegó por un instante- A la próxima te tragas la linterna- a otra persona no le habría afectado lo mas minino, pero ella, siendo altamente sensible a la luz, eso incluso la molestaba.

-Yo también me lo he pasado genial, a ver si la próxima vez que te vea te llego a encerrar en un contenedor de basura-recogió la multa del suelo y se acercó de nuevo a la barandilla. Rompió la multa en varios trozos y los dejó caer al mar, donde mejor pertenecían. Suspiro y volvió a por su bicicleta, preguntandose el por que demonios ha tenido que se molestada por una agente. Ni que le importase su seguridad. Quitó el seguro de la bicicleta y se montó en ella, pedaleando para llegar a casa y pensar sobre todo lo ocurrido.