Meeting someone Special {Danielle A.Diswam}

Era una tarde lluviosa, para variar allí, en Storybrooke. Había quedado con Danielle, era una de sus pocas amigas allí. Aysha, no era una persona muy abierta, pero sabía que en ella podía confiar. Se conocieron casualmente, cualquiera diría que era pura coincidencia como sucedió todo.

Se encontraba en la entrada, esperando cuando empezó a llover, el cielo estaba oscuro cuando salió de casa, por accidente olvidó el paraguas en casa, por lo que entró. Grannie´s estaba lleno, parecía que gran parte de la ciudad había decidido ir a merendar esa tarde. Se sentó en una de las meses pegadas a la pared que quedaban libres, aunque estaba llena de cosas de los anteriores clientes. La camarera se acercó y le preguntó lo que deseaba. Pero sin embargo le dijo que estaba esperando a alguien y que pediría luego, seguido de una sonrisa,

Le gustaba quedar con Danielle, aveces venía bien quedar con alguien diferente que no fuese ella misma. Normalmente quedaban allí, para ponerse al día y comparar opiniones. Y eso la ayudaba a ver las cosas de otra forma.

Miró su reloj, había llegado temprano, un nuevo record personal, pues siempre llegaba tarde y por primera vez había llegado antes de tiempo. Se sorprendió pues se había arreglado en menos tiempo del pensado, ¿estaba dándole menos importancia a su físico? Quizás, pero ese día no había mucho que arreglar, se veía bien. Mientras esperaba, jugaba con el servilletero para disimular mientras que observaba al resto de personas allí.

Realmente no tenía muchas ganas de salir, estaba lloviendo y Danielle estaba demasiado a gusto en la cama viendo una película, que era lo que la rubia pensaba que se debía hacer en un día lluvioso como el que había salido, no le apetecía que la gente la viera como estaba, además su día tampoco había empezado del todo bien.

Nada mas levantarse para ir a la Universidad, se había dado un golpe con la pata de la mesilla de noche y se le había hinchado el dedo gordo, por lo que no pudo ponerse lo zapatos de tacón que quería, se tuvo que poner unas botas anchas que usaba solo cuando hacía mucho frío. Después al bajar a desayunar olvidó que el café estaba en el fuego hasta que se había quemado del todo, tanto el contenido como la cafetera, normalmente su familia utilizaba la maquina para hacer cafés, pero la rubia prefería el café hecho al fuego. Cuando ya estaba lista para asistir a la primera hora de clase y salía a coger su bicicleta, se dio cuenta de que llovía así que tuvo que coger el coche, algo que Danielle odiaba, ya que tardaba mil años en aparcar en el minúsculo parking de la Universidad.

Cuando salió de la Universidad y Aysha le preguntó si quería quedar para tomar algo, al principio se lo pensó ya que para agravar mas el día había suspendido un examen muy importante, pero luego reflexionó en la cama de su casa y se percató de que a lo mejor Aysha lograba subirle el ánimo, y que probablemente se lo pasaría mejor con Aysha que lamentándose en su casa, así que se vistió rápidamente y a pesar de llegar tarde, muy normal en ella, su ánimo ya estaba un poco mas arriba. Cuando llegó a la cafetería buscó a su amiga con la mirada esperando verla sentada donde solían sentarse siempre que iban a aquel restaurante, cuando la vio fue hacia ella intentando no pensar en el desastroso día que había tenido y concentrándose en divertirse con su amiga -Aysha cielo! ¿Qué tal estás? Si te cuento el día de mierda que llevo hoy no me crees ha sido horrible de verdad- se sentó y se calló repentinamente dándose cuenta de que estaba hablando demasiado, como siempre, miró a Aysha esperando a que hablara ella.

La camarera empezaba a mirarla rara, quizás pensaba que estaba allí sola por echar el rato y que no vendría nadie mas. Hasta que finalmente llegó Danielle y fue como un respiro de aire fresco, la camarera, ya sabía que decía a verdad.

¿Danielle, sin tacones? El mundo debía de estar acabándose o algo parecido. Sonrió ampliamente al verla, pensaba que Danielle era una chica muy mona y simpática, que sin duda era muy coqueta. sabía que la joven había echo un gran esfuerzo al ir allí, sabía que odiaba los días de lluvia, apostaba lo que fuese por decir si Danielle, era una de esas chicas que decía: "¡No, que se me encrespa el pelo!" o no. Era muy bella, tenía miles de fotos de ella riendo, no sabía que extraño fenómeno la hacía siempre quedar bien, aunque fuese en sus más extraños momentos. En más de una ocasión una foto de la universitaria, había sido estrella en sus exposiciones.

A escucharla hablar tan rápido rió, no pudo evitarlo, parecía que lo llevase todo acumulado y quisiese soltarlo todo de golpe. -¿Dani sin tacones? Cuéntame que ha pasado, porque espero que no te hayas puesto de acuerdo con los mayas y hayas decidido acabar con el mundo antes de diciembre.- Rió. Había sido una especie de broma fácil. No se tragaba todo ese cuento maya. pensaba que el mundo se acabaría cuando tuviese que acabarse, no cuando el final de un calendario lo dijese. Sabía que había miles de personas que creían todo ese rollo, y las respetaba, pero sin duda le parecía una chorrada.

En ese instante vino la camarera para preguntar que deseaban -Un Capuccino, por favor- tras esto miró a Dani esperando su pedido.

Una vez sentada dejó todas sus cosas cerca suyo, tenía una manía desde pequeña de tener a la vista todas sus cosas, no podía evitarlo y cuando perdía cualquier cosa, que pasaba constantemente, se ponía hecha una furia. Suspiró tras acabar sus discurso y sonrió a Aysha, sabía que su amiga no se reía de ella, sino de su forma de ser, y aunque cuando era mas joven le molestaba, había aprendido que no podía cambiar su manera de ser y que si ella no se sabía reír de ella misma los demás podrían hundirla.

Al escuchar la respuesta de Aysha se rió, la verdad era que era demasiado raro ver a la rubia sin tacones, cosa que entendía que extrañara a su amiga, pero gracias a su dedo hinchado no había podido ponerse los tacones, que cualquier persona en su sano juicio, no se hubiera puesto unos zapatos de tacón alto un día de lluvia, pero así era Danielle, y aun que se cayese por haberse resbalado, sería feliz por ir con sus tacones, esa era otra razón más para que su día fuera malo. Se encogió de hombros y sonrió -Pues mira no te diría yo que no, pero es que esta mañana cuando me ha sonado el despertador, que por cierto me ha pegado un susto de muerte, ¿no te ha pasado nunca? Por que a mi me pasa constantemente, siempre que suena el despertador me pego cada susto... - negó rápidamente con la cabeza dándose cuenta de que se estaba yendo por las ramas e inmediatamente continuo contándole a Aysha su día -Bueno a lo que iba, que me he asustado con el despertador y me he levantado de la cama hecha una furia, y cuando voy a coger el despertador para apagarlo adivina que pasa...- hizo una pausa para darle mas dramatismo y continuó con cara de indignación -Pues pasó que ¡BUM! golpe contra la pata de la mesilla de noche en el pie y todo el dedo gordo hinchado, parece una salchicha, rojo e hinchado... Es asqueroso y bueno por eso no me he puesto tacones, por que básicamente no me cabía el pie- Concluyó la historia con una sonrisa de satisfacción por haberle contado a alguien lo que le había pasado.

Cuando la camarera llegó a preguntarles que querían Aysha fue la primera en contestar y a Danielle le costó un poco decidirse por que había demasiadas cosas en la carta que le gustaban, al final se decidió por no pedir nada de comer y tan solo una bebida -Para mi un té negro por favor- le dijo a la camarera, cuando esta se fue miró a Aysha esperando a que sacara un tema de conversación.

Sin duda Danielle era única, algo dramática pero única. Y su historia de los tacones la hacía aún más única. Eran ese tipo de cosas que solo le pasaban a la rubia, la miraba con una sonrisa divertida en la cara, mientras contaba su historia. Aquella historia le hizo recordar, cuando se hizo un esguince de pequeña, no lloró, simplemente se fastidió por no poder ponerse sus zapatos preferidos. Tras ello observó como la camarera se iba, para llevar acabo aquellos pedidos.
- Mi querida Danielle- sonrió ampliamente- Lo que no te pase a tí... - Tras esto rió un poco, no pretendía burlarse de ella ni mucho menos, pero le resultaba divertido el tono con el que la universitaria, contaba la historia.
En ese momento la camarera trajo sus pedidos. -¿Sabes? Creo que voy a dejar la fotografía profesional, pero no sé que hacer, solo viene gente superficial y ya sabes cuanto odio ese tipo de personas,- se quedó pensativa mientras echaba el azúcar en su capuccino- bueno y tú pero a tí, te tengo cariño-- Le sacó la lengua. Y era verdad, solo acudían personas que tenían complejo de personas perfectas, héroes del hoy en día cuando en realidad sólo, habían devuelto una moneda de más que le había dado la dependienta. Removió su café con la cucharilla en amplios círculos esperando a que su amiga le fuese sincera, y le ayudase a tomar una decisión.

Danielle no dejaba de mirarse las botas enfada consigo misma y con su torpeza, y no dejaba de darle vueltas una y otra vez al tema de no poder llevar tacones, ya de por si era una persona alta, con un metro setenta y ocho sobresalía, pero desde que comenzó a disfrazarse de princesa con tan solo 4 años, su pasión por los zapatos con tacón empezó, por lo que se sentía algo extraña yendo sin, como diría su hermano, sus andamios andantes. Recordar eso le hizo reír y volver de nuevo al mundo real, miró a Aysha poniendo atención a lo que le decía, sabía que tan solo bromeaba, así que rió y se encogió de hombros.

Cuando la camarera trajo sus pedidos la rubia le dio las gracias y tomó un sorbo de la bebida caliente, era lo que realmente le apetecía en ese momento, iba a comentarle a Aysha la última adquisición que había conseguido, unas lita con estampado de leopardo de Jeffrey Campbell en una tienda de segunda mano, una verdadera ganga y un milagro que estuvieran en tan buen estado, pero cuando escuchó lo que decía su amiga, dejó la taza de té en la mesa y miró a la castaña con una ceja alzada -Y tú sabes una cosa? Si lo dejas te puedo matar! Tienes muchísimo talento para ese mundo cielo, créeme, y además si lo dejas es por que realmente no te gusta, no por la gente y otra cosa mas cariño gente superficial te vas a encontrar en todos sitios, tienes que saber hacerles frente, no son mas que... bueno que idiotas- todo lo que le había dicho era verdad, y la rubia deseaba que su amiga siguiese con la fotografía, si le gustaba y se le daba bien no podía desaprovecharlo.

Su pasión pro al fotografía comenzó con su segundo padre adoptivo. Él tenía un gran número de cámaras antiguas, tanto como un taller de revelado de fotografía en la cochera. Un año por navidad, antes de que desapareciese de su vida, le regaló su primera cámara, no era nada especial, pues no tenían mucho dinero. Pero a Aysha aquel le pareció ser el mejor momento del mundo y el mejor regalo. Muchos niños de su edad habrían preferido una Barbie o incluso una bicicleta, pero ella prefería aquella magia que captaba momentos. Su padre, Andrew, nunca le había enseñado como usar el cuarto oscuro, pero aprendió a escondidas en el de él. Desde entonces supo que querría trabajar en ese mundo. Aunque últimamente, la tenía un poco desengañada.

Escuchó a su querida amiga, que trató de darle ánimos e incitarla a que siguiese, sin duda le había sacado una sonrisa con aquello. Nunca nadie le había dicho nada parecido y sin duda era algo que a veces necesitaba oír. -No sé... está siendo todo un poco difícil ¿sabes? No me siento inspirada, no estos días. Ya mismo es navidad y se me quitan las ganas de todo.- Dio un sorbo a su capuccino. -Tengo bastantes encargos de felicitaciones etc pero... no sé veo las fotos vacías y sin ala, como si no contase una historia...- Tras esto se apartó el pelo. Todo aquello tenía una historia que nunca Aysha nombraba.

La rubia no hacia mas que mirarla un poco asombrada mietras daba pequeños sorbos a su té todavía muy caliente, no podía creer que quisiera dejar la fotografía, Danielle le había conseguido muchos lugares de importancia para exponer, puesto que su familia siempre había sido una acomodada y con muchas influencias sobretodo en el mundo de las artes, por que sabía que lo adoraba y aun que la rubia le encantaba cuando su mejor amiga la fotografiaba, también le encantaba como las fotografías mostraban la realidad, no eran las típicas fotografías que hacían los fotógrafos profesionales, frías, en las que solo importa si lo que sale en la foto sale encuadrado y perfecto.

Danielle estaba convencida a convencer a Aysha para que continuara en ese mundo, un mundo elitista, frío y muy muy reducido, pero por los pocos conocimientos sobre fotografía que tenía y las conversaciones que en secreto había tenido con algunos conocidos fotógrafos, sabía que Aysha tenía un gran futuro, pero su baja autoestima no iba a serle de mucha ayuda. Dejó la taza caliente de té en la mesa y miró a la castaña con el ceño fruncido -Cariño... creo que te entiendo, es duro, la gente es una estirada y solo quieren salir bien en las fotos, sin alma y con un ideal de perfección demasiado alto, pero tienes que comprender que hagas lo que hagas, vas a encontrarte personas así, en unos trabajos mas y en otros menos, pero siempre va a ser así- hizo una pequeña pausa para tomar aire y desfruncir su ceño y dedicarle una pequeña sonrisa compasiva -De verdad Aysha piensalo muy bien, sé que me dijiste que no querías que hablase con nadie sobre ti, pero me sentí en la obligación de hablar, y a todos los fotógrafos a los que les enseñé tus fotos, se quedaron encantados y me dijeron que tenías mucho talento, no te voy a decir lo que tienes que hacer, está claro que eres suficientemente madura, solo te pido que te lo pienses y que tengas en cuenta que tienes muchas posibilidades de triunfar- acabó su discurso orgullosa de si misma y suspiró mientras miraba a su amiga esperando su respuesta, de verdad que le gustaría mucho que no lo dejase.