Cimmeria {NORMAL}

Cimmeria

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Nova era el hogar de 5 de los Dioses del Universo: Cimmeria, la más pura y su mellizo, Arix; Ferwand el apuesto, la perfecta Leviatán y el más brillante, Rwan. Leviatán era la más hermosa de todos los dioses, pero también tenía un corazón hecho con diferente material que el de los demás, era más duro y sus ingredientes eran también más oscuros. Ella sentía algo por Ferwand, y este, a su vez, perseguía a la joven y brillante Cimmeria, que correspondía sus coqueteos con ferviente alegría. Sin embargo, Ferwand no era un caballero y Cimmeria no era tan pura, Leviatán si era una desgraciada.

En algún momento de la historia, Ferwand y Leviatán tuvieron una hija, una hermosa niña a la que llamaron Lilith, pero Ferwand jamás quiso verla ni saber de ella, pues estaba más interesado en perseguir a Cimmeria, que alentaba todos los días sus coqueteos. Leviatán dolida y movida por su corazón, más oscuro que el de sus hermanos, decidió arrancarle el corazón a Cimmeria, pues de esta manera, ella no podría amar nunca a Ferwand, como el nunca amó a su hija. Leviatán partió con Cimmeria a la tierra y allí ambas criaron a Lilith. Arix, Ferwand y Rwan regresaron al Universo.

Arix creó a los álfar, las aes sidhe y las estrellas, pues se dio cuenta que en la tierra, entre las zonas áridas y salvajes, crecía un espacio lleno de vida, flora y fauna, que valía la pena y le recordaba la alegría y vitalidad de su hermana. Las aes sidhe cuidarían de la naturaleza que ahora brotaba, los álfar serían guerreros, protectores, dispuestos a entregarse por el bien de Cimmeria y las estrellas, vigilantes nocturnos desde el cielo.
Cuando Lilith creció, se le permitió regresar al Universo y se presentó ante los Dioses; estos le negaron su derecho a vivir con ellos, ya que, como hija de Leviatán, era igual de oscura que su madre. Lilith asesinó a Arix y les prometió que poco a poco caerían, junto con su orgullo y esa falsa bondad.

Rwan creó entonces a los Hijos de Adán, los envió a la tierra a ayudar a los seres mágicos y por un tiempo las cosas funcionaron bien, hasta que los hijos de Adán mantuvieron relaciones con Lilith y dieron paso al nacimiento de una nueva raza. Rwan furioso por la presencia de Lilith, mandó a Ferwand a acabar con su hija, pero nunca pudo encontrarla, por lo que asesinó a casi todos los hijos de Adán y Lilith, excepto a una niña, una pequeña que le recordó a Cimmeria y a quien dejó escapar.

Entonces Rwan hizo a los hijos de Adán y Eva, aunque no eran tan poderosos como los de Lilith, tenían un corazón noble y trabajador y convivieron durante muchos años con las hadas, los elfos y las estrellas.
Por supuesto que de eso, hace ya muchísimos siglos, Cimmeria es ahora un lugar tranquilo, donde jamás ha habido una guerra y mucho menos han visto a algún dios o un hijo de Lilith, pues estos últimos están extintos.
Una característica de los seres que creó Rwan, es que son seres felices y luminosos, incapaces de creer en el mal y la oscuridad, y una característica de los hijos de Lilith es que son seres capaces de apagar hasta la luz más grande.

Ferwand debe arrepentirse por haberse dejado mover por el sentimiento, pues esa niña pequeña a la que dejó partir, criada por su madre y su abuela, tiene planes, grandes planes para demostrarle a los Dioses que nunca hay que subestimar a nadie.