En busca de una poción {Abierto}

Podía escuchar los llantos de aquellos que buscan la salvación. Un don que siempre había poseído. Sabía lo que había que hacer para conseguir las almas de cada uno de los seres que habitaban el bosque encantado. Todos acababan en el lago, o yo los seguía si así lo deseaba. Y ahora había optado por un punto medio entre las dos. La joven estaba cerca del lago, pero no tanto como para poder usar mi verdadera forma. Salí de las aguas y convertí mis tentáculos en piernas. Aquello que las sirenas siempre venían a rogarme para mí era tan sencillo como respirar. Y si bien mis piernas nuevas aparecían cubiertas por una tela morada, formando unos pantalones ajustados, mi torso quedaba desnudo a excepción de la pequeña tela que cubría mis pechos. Tendría que buscar un conjuro para eso.

_ Que ser más horrendo contemplan mis ojos._ Me burlé cuando me hallé delante de la ogra. Si quería convencerla iba a tener que derribar la escasa autoestima que le quedaba, igual que hacía con las sirenas, con los humanos. Corrompía sus mentes y los desesperaba, y entonces accedían gustosos a mis acuerdos, en los que sentenciaban su alma o incluso me entregaban su voluntad para siempre, sin saberlo siquiera._ Debería darte vergüenza mostrarte así al mundo.

Fingí pena, se me daba muy bien. Aquello formaba parte del truco, hacerle pensar que lo que hacía lo hacía porque realmente me importaban sus vidas, que iba a ayudarlos por altruismo, o hacerle pensar que el precio sería tan nimio que ni tan siquiera lo notarían. Lo cierto es que no la encontraba tan fea, sentía interés por los ogros. Nunca había tenido una ogra para mí solita.

_ Pobre alma en desgracia... ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Aquello era lo que llevaba tanto tiempo esperando. Una nueva víctima de la que sacar tajada. Y ella nunca desaprovechaba tales ocasiones. Estaba cansada de que ese tal Rumpelstiltskin le robara oportunidades de oro. Si él era el mago más poderoso sobre la tierra, ella era la bruja más poderosa bajo las aguas. Es por ello que ahora se esforzaba en ampliar horizontes, en conquistar más terreno del que antes tenía.

_ Pero querida... para eso vivo. A eso me dedico. A ayudar a las almas que han perdido la fortuna. Tu problema es un juego de niños para mí..._ dijo, con ese tono suyo tan seductor, muchos tratos había sellado con él, y muchas cosas había ganado. Voces de sirenas, sirvientas, juventud. Pero en esa criatura buscaba otra cosa._ Aunque claro, supongo que ya sabrás que toda magia tiene un precio... Pero no es nada importante... no lo echarás de menos.

Si realmente despreciaba su condición de ogra no lo iba a echar de menos. Y si en realidad sólo creía despreciarla a ella le daba igual, pues cuando el acuerdo estuviese firmado sería irrompible. Pero lo cierto es que aún no tenía claro que pedir. La belleza era muy codiciada y el precio podía ser muy alto.