¡Sáname, te lo imploro! (Merlín)

Siempre fui una buena persona. Desde que nací se me educó para respetar a las divinidades y a las personas que ante mí se presentaban. Quizás los conceptos que me dieron fueran algo atrasados para mi tiempo, pero sabía que esto no me lo merecía. Yo sólo vendía flores y le pedí a una mujer que me pagase, y ahora llevo esta maldición en mi interior. Siento un tétrico deseo de matar, en todo momento, y nada puede refrenarlo.

Esta maldición me ha obligado a matar a mi madre, a herir a mi hermana. Me ha convertido en un monstruo y poco a poco devora mi consciencia, engulle mi humanidad y hace que cada vez me importe menos el daño que hago. En mi corazón no existía el mal, y ahora lo domina todo. Aún no sé cuanto tiempo ha pasado. ¿Días? ¿Años? ¿Milenios quizás? Todo parece una simple orgía de sangre que saboreo entre mis labios.

Y era por ello que sus pasos acudían al mago Merlín, ahora que disponía de un instante de lucidez. Desde que la maldición cayó sobre ella no había podido volver a ver el sol, no había sido capaz de volver a sentir los rayos de Ra sobre su piel. Pero eso cambiaría, volvería a ser humana. Estaba segura de que un mago como él podía hacerlo.

Llevaba días fuera de Ávalon, llevaba días de viaje por los senderos del reino, estaba llevando a cabo investigaciones sobre presencias oscuras, había habido muertes en extrañas circunstancias y yo había decidido que era hora de acercarme al famoso Lago Nostros para observarlo un poco, pose mis pies sobre la cálida tierra mientras sentía el aire acariciar mi cuerpo era de noche, una noche fresca y despejada como solían ser, alce mi mirada para ver las estrellas, mis pensamientos estaban en ellas, ciertamente mucho había ocurrido durante los últimos años, ahora muerte del rey Leopold y las últimas actuaciones de la reina me tenían preocupado, aunque más me preocupaba no tener noticias de Maléfica, ni de Morgana ni de prácticamente casi nadie, parecía que el bien se estaba encargando de mantener a todos a raya , tanta presión, tantos hechos en los últimos meses me tenían algo desconcertado, pero ahora estaba logrando mantener mi mente bajo control,cuando sentí algo, una presencia no humana, una presencia que parecía andar en pena, me gire para observar atentamente

Vi a la hermosa muchacha, pero también vi el halo de oscuridad que la rodeaba, ¿una maldición?, era posible, la observe detenidamente –saludos muchacha- hable mientras la observaba detenidamente, no solo la veía por fuera sino también por dentro, parecía que una oscuridad se había pegado a ella de una manera impresionante, realmente impresionante, ciertamente las maldiciones estaban abundando demasiado últimamente, sin duda debería hacer algo para tratar de sanar este mundo herido y jadeante es como estaba en la actualidad y eso me dañaba –decidme ¿Qué os trae por aquí?- pregunte, pero más bien parecía andar buscando a alguien o tal vez solo buscaba donde encontrarse a sí misma, tal vez , me moví pausadamente y con mi toque elegante, pare a su lado y susurre –siento una gran pena en tu interior ¿Qué ocurrió?- Pregunte, podía sentir una ola rasgada que clamaba auxilio, ciertamente había preguntado pero yo ya notaba la presión de una maldición sumamente fuerte

Ese hombre era el que estaba buscando, el mago que debía sanarla. Ella también había conocido la magia blanca antes de su maldición, pero ahora, en cambio, había caído en el placer que llegaba a suponer usar la magia oscura, que se complementaba muy bien con la personalidad caótica de la vampiresa. Pero ahora había algo que hacía que desease recobrar su vida mortal, su humanidad. Algo que la empujaba a abandonar a Maléfica.

El amor. Había conocido a un hombre con el que quería compartir una vida, una vida normal, humana. Quería levantarse cada mañana y ver aquel sombrero sobre su cabeza, su sonrisa. Y eso sería mejor que toda la sangre y la eternidad, su corazón le dictaba que lo prefería. A pesar de que apenas había hablado con él, sintió lo que el flechazo significaba. Pero no se presentaría ante él como un monstruo.

_ Una hechicera me maldijo, me condenó a ser esclava del sol y la sangre._ dijo, tratando de apartar la vista de su cuello, que deseaba morder para devorar hasta la última gota de la sangre del mago. Pero se había propuesto ser fuerte, y vencer a las tinieblas de su corazón. De lo contrario nunca podría estar al lado de Jefferson_ ¡Tú eres Merlín! Y necesito que sanes mi dolor. Necesito mi humanidad de vuelta.

Era Merlín el Mago y por eso ya se me solía considerar capaz de cualquier tipo de proeza, mire a la muchacha, entendía cada palabra con una perfección única, cada frase era completamente analizada en mi mente, podía comprenderlo casi todo pero sabía algo, había maldiciones con las cuales no se podía jugar –el vampirismo es una deformación completa del ser interior, por eso ese tipo de manipulación debe ser reconstruida por un hada azul o por el mismo ser que ha creado esa maldición- una deformación tan completa tan elaborada solo podía ser curada mediante una magia que existiera para esos fines o bien con la magia del ser que lanzo la maldición, mi cuello parecía provocarla y observaba como se mostraba fuerte, tratando de contenerse –soy un profeta y sabes es posible que si has sido convertida es por algo, pero puedo ayudarte, no eres un monstruo bonita, eres un ser lleno de magia, con mi ayuda podrías alcanzar mucho- explique suavemente, podía observar algo más sobre ella, su mente era en estos momentos un libro abierto para mi, Maléfica había actuado, pero yo arreglaría sus desperfectos de una manera no drástica, simplemente quería que ella lo pensase bien antes de tomar una decisión que podía matarla, saque un colgante de plata de mi bolsa este tenía una imagen de un sol, musite unas palabras y se lo acerque –si lo que deseas es sentir los rayos del sol sin arder, con este colgante podrás hacerlo, llévalo puesto y no arderas- esa era una buena solución, sabia las consecuencias de intentar levantar una maldición que transformaba todo completamente

La mire a los ojos –puedo sentir el deseo de lucha contra la naturaleza vampírica, escúchame, yo puedo ayudarte a controlarte, a controlar tu sed para que no provoques matanzas sin sentido- hable, ahora ella estaba en el punto de salida, en el principio de un camino hacia un nuevo orden, realmente podía ayudarla, si lograba que se aceptara a sí misma, podía hacer daño a Maléfica –abandona a Maléfica, yo mismo me asegurare de que no ponga un dedo sobre ti, ve con la verdad por delante y con la cabeza bien alta, todos cometemos errores en el pasado, ahora puedes usar tu nueva forma para hacer un bien superior- hable con un tono tranquilo, pero siempre manteniendo el halo de sabiduría que me caracterizaba, debía siempre mostrar el camino correcto y esa muchacha no debía seguir bajo el mando de esa bruja, la mire -puedo sentir el amor, si ese alguien te ama, no le importara que seas vampiresa- de eso estaba completamente seguro, esperaba que comprendiera al menos una parte de lo que yo hablaba

¿De qué servía que fuese el mago más poderoso de todos si nada podía hacer? La bruja que la había condenado estaba muerta desde hace mucho tiempo. Sin embargo le quedaba la esperanza de implorar a las hadas. Quizás ellas pudiesen sanarla. Observó el collar que le tendía y lo cogió con sus manos, para que complementase el anillo que Maléfica le dio en su día, que cumplía la misma función. Con ellos podía andar de día, pero no sentir el calor del sol, tan sólo debilidad al ser tocada por sus rayos.

_ Agradezco tus palabras, Merlín, y agradezco el regalo que me has hecho. Pero no puedo complacer lo que me pides._ dijo, en voz baja, sin dejar de mirar el colgante que ahora llevaba a conjunto con el anillo._ Ya he abandonado a Maléfica, pero quiero estar al lado del hombre que amo siendo la humana que en su día fui. Con todo respeto, dudo que esta forma pueda hacer el bien. Los vampiros no aman como los mortales.

Se recargó en un árbol y se dejó caer. Esperaba que aquella noche todo se solucionase, y al día siguiente a ver a Jefferson y decirle lo mucho que lo amaba. Pero eso no ocurriría, porque Merlín no tenía poder para romper su maldición, nadie podía a pesar de lo que le habían dicho.

Cierto que era un mago extraordinario, pero había cosas y situaciones que solo estaban al alcance de unos pocos, el hada azul era magia en estado puro, una magia que nosotros solo podíamos usar en determinadas situaciones, pero los efectos de esa magia tan reformativa podían ser perjudiciales, quien lanzo ese hechizo sin duda debía tener una poderosa razón para ejecutar una maldición que podía acaba con ella misma, ciertamente era algo terrible, escuche cada una de sus palabras –amar, hum realmente si es capaz, incluso los enanos quienes no están hechos por así decirlo para eso, son capaces de amar, incluso seres como ogros podrían llegar a tener y a sentir un amor, solo debes de dar el camino correcto- termine de explicar mientras observaba con cautela cada uno de sus movimientos, camine dirigiéndome al lago, observaba el agua estuve unos segundos observando y me gire nuevamente para mirarla -el hada azul, su poder supera al de todos nosotros, el polvo de hadas mueve este mundo nos la esencia, el hada azul podría quitarte esa maldición, veras podemos poner maldiciones si pero hay algunas cuya cura solo esta a manos de ella, por eso es extremadamente peligroso hacer maldiciones- una maldición requería poder si pero para curarlo era necesario algo mas, el polvo de hada o mejor dicho el poder del hada azul –puedo hablar con ella y contarle tu problema, pero lo mejor sería que acudieras tu ante ella, llámala, desea que venga y si tu corazón y tus pensamientos son puros ella irá- termien de hablar y me acerque a ella -o si no el amor, esa es la magia mas poderosa, sin Maléfica puedes, acercate a ese hombre, si te ama te aceptara tal y como eres y si es amor verdadero, un beso un solo beso de amor verdadero deberia bastar para librarte de la maldicion- tan simple y al mismo tiempo tan complejo, el amor verdadero era una magia unica y poderosa, pero tenia sus riesgos,también había métodos más oscuros, pero este era el camino del bien, no sabía si podía usar a los dragones para esto y era algo que dudaba poder hacer

La observe recargarse en el árbol, sin duda debía estar abatida y derrotada, suspire y me acerque a ella –hay posibilidades, el hada azul, ella es una fuente de magia pura sin límite- aunque era el polvo de hadas la autentica fuente de poder, debía sin duda contactar con ella, pero veía que el problema estaba mas allá, incluso puede que la confrontación estuviese dentro de ella, y si de eso se trataba lo mejor era una búsqueda de la visión o tal vez algo que la hiciese sentirse bien

El hada azul, sólo ella podría curarla. Pero... ¿Dónde se encontraba? ¿Se apiadaría de ella? Sólo había una forma de saberlo, sólo podía preguntar y arriesgarse. Si fracasaba le contaría a Jefferson la verdad con todas las consecuencias. Pero ahora debía intentarlo, al menos una vez. Sus ojos miraron las estrellas. Los cuerpos celestes siempre la habían fascinado.

_ Hada azul... si es que me escuchas. Concede mi deseo, rompe mi maldición._ Dijo, con lágrimas en los ojos, lágrimas teñidas de rojo por el sufrimiento que le causaba la idea de ser así para siempre y no poder amar a Jeff. Le oprimía el corazón el pensarlo. Quería volver a ser buena, quería ser libre y amar, poder tener hijos._ Te lo suplico, déjame ser humana otra vez. Haré lo que sea, cualquier cosa. Sé que puedes escucharme.

Las palabras de Merlín ya no importaban, él no podía ayudarla, pero el hada azul sí. Y creía que la escucharía, que sus palabras le darían la razón, que le concedería la liberación. Se recostó aún más contra el árbol susurrando su deseo una y otra vez.

Había otros métodos, mire fijamente el agua del lago, el lago vivía, todavía había magia en el aunque no sabía bien durante cuánto tiempo, lace mi mano derecha haciendo que una parte del agua se elevase formando una columna de agua observaba con cautela, baje mi mano y la columna desapareció, me gire para mirarla a ella –el agua de este lago tiene propiedades mágicas y puede quitar maldiciones- hable mientras la oía suplicar, el hada, realmente suponía que ella estaría ocupada en estos momentos, realmente no todas las maldiciones se iban cuando lo deseábamos, para muchas era necesario hacer algo antes, llegar a un punto en el cual la maldición se encontrase vacía, pero en este caso, no sabía bien qué punto era ese –no es algo que se pueda poner y quitar así como así, tendríamos que probar distintas maneras, pero la maldición solo se irá en el momento justo la verdad el mejor método es el beso de amor verdadero- la mire a los ojos, pues parecía que hay estaba la guinda del pastel, el amor verdadero, la magia más poderosa y la más peligrosa al mismo tiempo, un arma de doble filo y era solo eso lo que podía salvarla de esa oscuridad, era momento de elecciones y de ser fuerte, el agual, un beso de amorTodo eso entraba en materia cuando se trataba de salvar una vida, cuando se trataba de recuperar algo –recuperar el alma, ser humana es complicado, el beso de amor es lo que mejor funciona, debes hablar con él- susurre y seguí observándola, mientras el lago permanecía moviéndose ligeramente

Merlín, que no juegues con mi historia personal XD

Era difícil no dejar de mirar al cielo, a las estrellas, y seguir rogando. No le importaba lo que Merlín le dijera ahora, el hada azul era poderosa, la única capaz de liberarla de su maldición. Y no dejaría de rogar hasta que la escuchase. Tenía toda la eternidad y no necesitaba pararse a respirar. Ya había probado el agua, pero no bastaba. Además, la sirena no había sido muy amistosa a la hora de conseguirla.

No, no le diría a Jefferson la verdad, no le diría que era un monstruo, no quería serlo al empezar esa relación. Rogaba y rogaba, suplicaba. Y repentinamente un aleteo llegó a sus oídos, pero algo la impidió volverse a mirar. Era el hada, lo sabía sin hacerlo. Ella no dijo nada, pero la vampiresa notó como algo caía por sus cabeza, y luego sintió que se ahogaba. Se ahogaba porque necesitaba respirar, y los vampiros no necesitaban respirar.

El primer trago de aire le supo a gloria, mientras trataba de ponerse en pie, tropezaba y se caía con la innata torpeza humana. Lo siguiente fue el dolor de la caída. Todo parecía mucho más difícil, pero a la vez mucho más reconfortante. Le costaba ver en la oscuridad, le costaba ponerse en pie, miró a Merlín, con una sonrisa en los labios. Ahora era humana, con todas las consecuencias. Pero le daban igual, porque Jefferson podría ver a la humana que era, y ella podría amarle como se merecía.

Solo ella podía liberar esa maldición, era algo que incluso se me escapaba a mí, la mire cuando apareció, el hada azul, la representación de la esencia mágica del mundo –señora- susurre con un tono respetuoso cuando apareció, ella sonrió y observe como hacia su trabajo, la maldición podía notar cómo se esfumaba, podía sentirlo en el lugar, incluso el lago estaba en calma respetando el proceso de cambio, suspire y mire a la chica nuevamente –tranquila, no son los mismos pasos los de una humana que los de una vampiresa, calma debes recuperar la esencia del andar humano, algo realmente maravilloso si se me permite el comentario- sonreí y mire el hada simplemente se fue, desapareció y ahora era mi turno guiarla de nuevo sobre el sendero humano, sin duda algo fácil y simple, no me costaría mucho, me acerque a ella despacio, -ya esta, ya puedes correr en pos de tu amado, ya puedes mostrarte ante el- realmente no había mucho más que decir, solo desear que todo fuera bien, me gire a observar el lago, seguía en calma, una calma que podía llegar a preceder a una tempestad, era algo hermoso realmente

Era difícil. Todo parecía difícil ahora. Pero si había sido humana antes podía volver a serlo. Tan sólo debía volver a acostumbrarse a las limitaciones que ahora tenía. Por una parte bastaba con tratar de ser humilde, algo que desde que era una vampiresa le había costado enormemente. Pero en vida lo había sido. Y ahora, aunque mucho más pálida, era aquella mujer de nuevo. Su corazón empezó a latir rápidamente al recordar el motivo de todo aquello. Jefferson, por supuesto. Ahora nada la frenaba para estar con él, y eso era maravilloso. Sólo pensarlo bastó para que se consiguiera poner de pie.

_ Jefferson..._ musitó. Ahora la distancia que los separaba le parecía enorme. Normalmente podría recorrer kilómetros en minutos. Pero ahora estaba limitada a la velocidad que un cuerpo humano tenía. Necesitaba un medio de transporte para poder llegar. Además, empezaba a encontrarse cansada y necesitaría un refugio cuando necesitase dormir._ Merlín... ¿Podrías conseguirme un caballo? A pie no creo que avance mucho.

Montar. Sí, aún recordaba como se hacía. Era gracioso, porque hace tan sólo 10 minutos hubiese podido adelantar a cualquier caballo que se le hubiese puesto por delante. Ahora tenía que volver a domar a aquellas fieras y a utilizarlas. Pero como se dijo desde un principio, ahora debía ser humilde y aceptar las consecuencias de su decisión. Pero sabía que cuando estuviese con él, no iba a lamentarlo.

El amor era la magia más poderosa de todas pero también era extremadamente poderosa la magia del hada azul, tan poderosa como hermosa, la maldición se había esfumado de una manera extraordinaria, camine en círculos rodeándola, podía notarlo, el hada había estado extraordinaria como siempre, volví a pararme cuando quede enfrente de ella y la mire a los ojos –extraordinario, solo ella o el amor podían devolverte la humanidad, pero debes ser muy cuidadosa a partir de ahora- sobre todo porque no confiaba en una liberación tan simple, debería investigar un poco sobre las actuaciones de los magos y brujas del mal, no podía permitir que ciertas situaciones sucediesen de esa forma, estaba seguro, tal vez debería convocar una asamblea en Ávalon, pero dudaba que nadie viniera y menos aun a una isla donde podía alterar la situación de prácticamente casi cualquier forma, Ávalon era sin duda el lugar donde más poderoso era, seguía escuchándola, susurro ese nombre ¿el sombrerero? Hacía tiempo que no le veía, hum la escuche terminar de hablar

Caballos, observe una roca, saque una bolsita de mi cinturón arroje unos polvos –hay lo tienes- un hechizo simple, un principio alquimista, la piedra pronto se convirtió en un majestuoso corcel, un caballo marrón, con una mancha blanca en la frente y un pelo negro que ondeaba con la brisa –sin límite de tiempo, adelante ve a por tu amado, ya estas a salvo en parte, recuerda que eres humana ahora, hay ciertas cosas a las que ya no eres invulnerable, el camino humano es un camino frágil pero a la vez es el camino más hermoso de todos, ve y que la magia te proteja- sonreí cuando termine de decir eso y la observe esperando que marchara, mi trabajo con ella había finalizado ya

No podría agradecer aquello suficiente en todo lo que mi vida ahora mortal durase. Me acerqué al animal y le acaricié la crin. Por suerte parecía dócil y eso me ahorraría dificultades. Era extraño como sentía que ahora el tiempo avanzaba más rápidamente, quizás porque las cosas ocurrían sin que yo pudiese percibirlas. Todos mis sentidos eran inferiores, más lentos. Eran imperfectos. Pero no importaba, porque iba a estar con Jefferson, y eso me daba fuerzas. Fuerzas de sobra para subirle al animal y tomar las riendas como hacía siglos que no hacía.

_ Merlín, nunca os agradeceré lo bastante a ti y al hada lo que habéis hecho por mí. Siempre contarás con mi agradecimiento._ le dijo, con una sonrisa en los labios. Una sonrisa humana, feliz, deseosa. Prueba de que si no se quedaba más tiempo era porque quería estar al lado de su amado. Un hombre por el que movería montañas si hacía falta, incluso con su ahora frágil cuerpo humano._ Hasta la próxima, Merlín

Espoleó el caballo que avanzó como si su vida dependiese de ello y se aferró al cuello del animal, tratando de no caer. Su equilibrio fallaba, su corazón no. Sabía que iba a ser feliz, y eso impedía que cualquier cosa la frenase. Vencería todas las dificultades, y sería la amada de Jefferson, pues sólo junto a él sería feliz.