You didn't have the time. So I softly slip away {Papa}

Si no podía sacar a su hijo de Storybrooke tendría que quedarse allí. No quería perderse más tiempo de estar alejado de él; no quería que creciera con un padre ausente como le sucedió a él cuando era pequeño. Pero tenía que pensar mucho más lo que le diría a Tamara cuando se fuera de allí. Las cosas se le tornaban difíciles, pero tenía la tonta esperanza de que todo mejoraría.

Realmente quería sacarse todas las cosas malas que tenía como recuerdo, pero la peor era la de su madre. Se le hacía difícil pensar que su padre le hubiese arrebatado la vida, pero sacudió su cabeza para sacarse esa imagen de la mente. 

Bella. Esa era el nombre de la mujer que había hecho que su padre se apaciguara. Neal debería ir y hacerle un monumento si en verdad había logrado aplacar a la bestia hambrienta de poder que residía en Rumplestiltskin. Lo hacía sonreír por el mero hecho de nombrarla nada más y fue en ese momento donde Neal comprendió que los rumores eran ciertos. Se alegró internamente de que alguien estuviese en su vida para demostrarle las cosas que no podía ver por si mismo. Ella tuvo fe en él como la que Baelfire había tenido — Desde que yo la tenía — completó mirándolo de reojo. Él había creído en su padre sin importar los rumores del pueblo acerca de su cobardía, siempre había estado para defenderlo hasta que la magia se lo arrebató.

Volvió a pasarse la mano por el cabello en busca de algo que decir. No le apetecía hablar de todas las cosas horribles que había pasado desde que cayó del portal y tampoco recriminarle, pero le era un poco difícil considerando que se había guardado todo eso durante tantos años. Optó por un terreno más neutral — Me quedaré una semana cuanto mucho aquí, tengo a alguien esperándome en Nueva York — se ajustó la bufanda sobre el cuello — Pero quería pasar por aquí antes de irme — continuó dando un paso hacía atrás. Tenía la mente demasiado revuelta como para decidir que hacer con su padre, pero se sentía más aliviado de haber pisado esa tienda.

En realidad no tenía planeado ir hasta allí cuando se enteró de que él estaba en la ciudad. Primero se rió de que el destino se las cobrara todas juntas con él y luego decidió que tenía que ir a verlo. Quería ver como estaba ahora y la reacción que tendría al verlo allí parado en su tienda. Además creía que debía decirle que tenía un nieto y que planeaba llevárselo de la ciudad. Ahora sabía que no podría, pero quizá podría llegar a un acuerdo para que se fuera con él tan solo unos días, como si fuese un paseo. Le haría caso a su padre en ese aspecto, como lo había hecho tantas veces cuando era el pequeño Baelfire.

Por mucho que quisiera olvidarse de las cosas buenas que habían pasado no podía. Tenía presente tanto las buenas como las malas, pero por alguna extraña razón las que más tenía en la mente eran las segundas. — No tenía pensando hacerlo apenas supe que estabas aquí — merecía sinceridad considerando que él también estaba haciendo uso de ellas.

La sonrisa tiró de la comisura de sus labios al oír como lo llamaba por el nombre al que respondía en este mundo. No sabía que decirle y lo mejor era no pensarlo todo tanto. — Hasta luego — dijo elevando la vista. — Papa — agregó antes de dar media vuelta y abrir la puerta de la tienda oyendo nuevamente esa campanilla que en un principio lo aterró.