[NNJ] - {Clases de magia} - {Anzu}

por **Penelope M. Sutherland** Vie Oct 11, 2013 10:26 pm

Había tenido que poner muchas caritas y muchos pucheritos para convencerla, pero finalmente lo había conseguido, finalmente me había salido con la mía, había empezado con las clases de esa parte de mi que no conocía de nada, aunque claro, tampoco era que supiera mucho de mi, mis recuerdos no llegaban a muy lejos, solo recordaba molinos, recordaba vagamente a mis padres, por lo que no podía evitar ser efusiva con aquellos que sentía mas cercanos, y desde el momento en que me había cruzado con ella por Storybrooke había sentido apego hacia ella hasta el punto de terminar llamándola tita y pasarme gran parte del día metida en su casa, en esperar con ganas a que llegara el momento en que fuera a visitarla.

Mirando el reloj, esbocé la sonrisa que ponía todos los días y empece a bajar las escaleras dando saltitos para luego disponerme a adentrarme en el bosque. Caminando alegremente a través del bosque, viendo cómo iba pasando árbol tras árbol hasta que finalmente me paré delante de la puerta y sin dejar de sonreír tocar el timbre para luego esperar jugando con los pliegues de mi falda hasta que finalmente la puerta se abrió. Con una pequeña sonrisa me adentré dando ligeros saltitos acercándome a ella —buenas tardes tita Anzu —dije abrazándome a una de sus piernas sin dejar atrás mi sonrisa antes de levantar mi mirada hacia ella— ¿hoy que vamos a aprender? —pregunté con entusiasmo y sin dejar de sonreír en ningún momento.

Era algo que me fascinaba y me encantaba, algo que me ilusionaba mucho y que me hacía mas que feliz, podía ser extraño, pero una parte de mi, se sentía en casa, en familia en su presencia, era algo que no entendía de ninguna de las maneras era incapaz, pero no me importaba, me sentía feliz y llena y eso era suficiente para mi. Soltando su pierna volví a sonreír y esbocé la mejor de mis sonrisas— quiero hacer volar papelitos por los aires —di unas ligeras palmaditas a la vez que daba unos ligeros saltitos emocionada— ¿puedo, puedo, puedo? —pregunté aún dando saltitos. Estaba emocionada y no podía evitarlo, me encantaba hacer pequeñas cositas y aunque al resto les pudiera parecer una tontería yo era mas que feliz haciendo uso de ello, practicando siempre que tuviera alguna cosa que hacer, lo disfrutaba, no podía negarlo. Le sonreí de nuevo a tita Anzu y me aparté un mechón de cabello antes de pestañear ligeramente mirándola esperando su respuesta.

por **Shadow Shayker** Vie Oct 11, 2013 11:03 pm

El sonido de las espadas al chocar inundaba la casa. Lucrezia y yo practicábamos. Tenía claro que íbamos a tener que Luchar tarde o temprano. La oscuridad estaba haciendo presa de todo aquello que yo amaba, y no pensaba arriesgarme hasta estar segura de que Arciria dejaría de amenazarnos. Sin embargo, me tuve que interrumpir al escuchar la puerta.

_ Seguiremos más tarde, Lucrezia. Tengo que atender a Penny._ Dije. Ella me miró con desgana pero no me dijo nada, sabía que no iba a llegar a contradecirme, no se atrevería, me apreciaba demasiado. Abrí la puerta y me la encontré allí, sonriente y feliz. En cierto sentido envidiaba a los malditos porque irradiaban una felicidad que en nada podía compararse a lo que sentía yo._ No sé, si te portas bien puedo enseñarte a lanzar confeti.

Un hechizo simple, pero que la tendría contenta, eso era lo que yo estaba buscando. Porque le estaba cogiendo mucho cariño a aquella niña y no quería hacerla profundizar en la oscuridad de la magia. No le deseaba eso a nadie porque no dejaba de ser un camino sin retorno hacia la oscuridad.

por **Penelope M. Sutherland** Vie Nov 01, 2013 4:16 pm

Al oír sus siguientes palabras no pude evitar emocionarme y soltar un gritito de alegría antes de ponerme a dar saltitos a su alrededor, contenta de lo que había dicho, y esperanzada de que me enseñara a hacer confeti y con ello una lluvia de confeti. Lo que no esperaba en absoluto fue el sonido de un objeto de cristal haciendo que soltara un grito de sorpresa y que me abrazara de nuevo a sus piernas por la sorpresa que me había llevado con el estallido —tita Anzu —dije con un tono de voz tembloroso y asustado mientras me mordía el labio— tengo... miedo tita —musité abrazándome con mas fuerza a sus piernas. Suspiré y apoyé mi cabeza en su pierna, podía ser que no fuera de mi familia, pero yo la sentía de igual forma, me sentía cómoda y segura, algo que, si mi corta memoria no me fallaba solo me había pasado con mis humildes padres.

Pero... incluso con ellos no me sentía de la misma manera en la que me sentía con ella, era extraño, no sabía como explicarlo, pero tampoco sabía a quién podría preguntarle esas cosas, no sabía dónde se encontraban mis padres, no sabía nada... suspiré y mientras mi mirada se desplazaba por el suelo hasta quedarse fijada en los fragmentos de cristal esparcidos por el suelo. Mordiéndome el labio ligeramente y, sin soltarme de sus piernas en ningún momento, me concentré en silencio en ello intentando que se elevaran por el aire, eso tardó un poco en llevarse a cabo y éstos se levantaron lentamente en el aire antes de empezar a danzar por el aire— oh —susurré con la mirada fijada en los cristales cuando la luz les dio— brillan con colorines —musité soltándome dejando atrás el miedo observando con cierta fascinación los brillos de los cristales, mientras me iba acercando a dónde se encontraban flotando los cristales

—es muy bonito —susurré sin apartar la mirada de allí. No sabía cómo se habían roto, pero ahora eran un espectáculo maravilloso, era tan tan bonito... que eran algo realmente mágico. Reí de pura alegría y me di la vuelta para volver con pasitos rápidos para volver a su lado, abrazándome de nuevo a sus piernas— es muy bonito tita —dije antes de mirarla levantando los brazos esperando que me subiera en brazos para poder abrazarme a su cuello.

por **Shadow Shayker** Sáb Nov 02, 2013 7:21 pm

Estaba claro que la magia fluía por ella con facilidad. A mí me había costado alcanzar la capacidad para hacer tales hechizos, porque mi cuerpo no estaba predispuesto para la magia. Ella, sin embargo, era la hija de una bruja, y fruto del verdadero amor. Una magia como esa no era fácil de ver en una joven como ella. Y era poco probable que ella misma pudiese percatarse de ello.

_ Sí, Penny. Es muy hermoso. Pero con esto, hay que hacer lo mismo que con todo._ Dije, mientras me encogía para quedar a su altura y la abrazaba cariñosamente. Le había cogido muchísimo afecto a la pequeña desde que había caído la maldición y se había encaprichado conmigo como tía._ También puede ser peligroso. Y has de tener cuidado con ello.

Di un pase con la mano y los cristales volvieron a reunirse en el jarrón que antes fueron. Lo cogí con las manos y lo deje en su sitio. A fin de cuentas aquello era de Jeff y no tenía claro hasta que punto podía importarle aquel jarrón.

por **Penelope M. Sutherland** Miér Nov 20, 2013 6:43 pm

Me mordí ligeramente el labio en cuando dijo que podía ser peligroso, era incapaz de comprender como unos cristales flotando en el aire y reflejando colores podían ser peligrosos, pero tampoco entendía de ninguna de las maneras como podía ser que el jarrón se hubiera roto sin que nadie lo tocara. No, no era capaz de comprender que era lo que había sucedido. Observé sin decir nada como bajaba los cristales y volvía hacer que se juntaran en el jarrón que había sido antes de que éste estallara de repente, en cuando volvió a mi lado la observé con curiosidad —¿cómo... cómo se rompió? —pregunté con un susurro intentando recordar que era lo que había sucedido, solo recordaba haberme sentido entusiasmada para que luego, de repente, eso estallara.

Me mordí el labio intentando atar cabos de alguna manera— ¿lo... lo rompí yo? —musité tras un momento buscando una respuesta que pudiera ser adecuada— ¿pe...pero cómo? —no lo entendía, yo no había tocado en ningún momento el jarrón para que este se rompiera, ni había querido que lo hiciera, por lo que no podía entender la manera en que había pasado. La miré con preocupación— yo... yo no quería,,, no quería que se rompiera —musité abrazándome a su pierna mientras unas pequeñas lágrimas de culpabilidad rodaban por mis mejillas. Me sentía mal por haberlo roto sin haberlo querido, realmente aún no sabía como había sucedido, pero sabía que, aunque había sido sin querer, podía que se enfadara conmigo y no quisiera seguir enseñándome a hacer nuevas cosas.

Aún abrazada a su pierna, levanté la mirada hacia ella— ¿e...estás enfadada conmigo? —le pregunté en un susurro— pe...perdóname —supliqué mientras levantaba la mirada hacia ella intentando buscar algún enojo en su mirada o alguna cosa que me indicara que realmente estaba molesta conmigo. No quería que lo estuviera, no era algo que quisiera ver, la quería y la apreciaba muchíssimo como para dejar que se enfadara conmigo por algo que no sabía ni cómo lo había llegado a hacer. Lo que si sabía era cómo me sentía estando con ella, cuando en este extraño lugar no había sido capaz de encontrar a mis padres, me sentía sola y la única con la que había llegado a sentirme a salvo era con ella. No, no quería estar sola, por lo que necesitaba mas que nada que me perdonara, que siguiera queriéndome y dejando que pasara tiempo con ella, aunque solo fueran unas pocas horas al día.

por **Shadow Shayker** Miér Nov 20, 2013 10:12 pm

Todo sucedió demasiado deprisa para mí. Yo no estaba enfadada, era muy difícil enfadar a alguien que tenía esa carita tan mona. Le revolví un poco el pelo y me arrodillé para quedar a su altura. Sonreí, para demostrarle que no estaba furiosa, que la seguía queriendo como siempre y que podía contar conmigo. Pero también tenía que dejarle claro que su magia era poderosa, y por eso, también era peligrosa.

_ Se trata de tu magia, es con lo que lo has hecho. Por eso quiero que tengas mucho cuidado con ella. es un gran don, pero también una gran responsabilidad. _ Le dije, un tanto seria para lo que estaba acostumbrada. Pero para compensarla le di un suave golpecito en la nariz._ No podría enfadarme con una monada como tú.

Aquel día, sería uno de los primeros que tendríamos esas clases, que se prolongarían durante bastante tiempo. A fin de cuentas, víctima de aquella maldición, ya no tendría confianza en nadie más. Tan sólo esperaba que su familia no se sintiese celosa de mí por aquello.

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