You're no Accidental Angel, falling down on me, now the picture is completed, and two is becoming three (Killian y Holly Jones)

Si... a casa a dormir... ¡Y un copón! Si no le contaba nada a Killian terminaría por volverme loca y Holly andaba desaparecida. Después de que todo acabara y Killian despertó nos fuimos a Granny's con los demás durante un rato, rato durante el cual pude escabullirme para hacerme una prueba de embarazo, dio positivo y por supuesto no fue una sorpresa para mi ya que la que nos había salvado a todos venía del futuro y era mi propia hija. 


Puede que si esto me hubiera pillado por sorpresa me hubiera puesto histérica e incluso llorona pero ahora que la conocía y que sabía que nos había salvado a todos estaba más tranquila... pero el que me preocupaba era el manco con el que compartía la alcoba, el que le había dado esos ojos a Holly. 

Como de Cora nada se sabía el barco había quedado libre así que agotada le pedí a mi pirata que nos escabulléramos de la multitud, necesitaba hablar con él y decirle lo que había, pero quería decírselo de la manera tradicional, quería ver su cara y su reacción cuando le dijera que en unos meses tendríamos a nuestro despertador particular. 

Durante el trayecto de vuelta al barco iba en silencio, cogida de su áspera mano y con la cabeza apoyada en su hombro. Estaba cansada, como si me hubieran molido a palos aunque era más bien un cansancio psicológico y me dolía la cabeza por todo lo que había llorado cuando había visto a las dos personas que más quiero tan mal. 

-El barco vuelve a ser tuyo... -le susurré en el oído cuando estuvimos ante el imponente Jolly Roger que seguía a flote contra viento y marea. -Capitán. -Seguía preocupada por Holly, no sabía donde estaba pero algo me decía que mi hija estaba cerca. 

Subimos a la cubierta, distraídamente miré el cabo del que me colgó a varios metros del suelo durante nuestro fortuito primer encuentro, reí con suavidad, le dije de todo colgada ahí arriba y ahora, en la misma cubierta que nos vio forcejear y discutir iba a decirle otra cosa que no tenía nada que ver con todo lo que nos habíamos dicho anteriormente. 

Me asomé a ver el mar y di un suspiro antes de girarme hacia él y mirarlo -Killian yo...

Estaba en casa de nuevo. Pues si había un lugar que podía llamarse mi hogar era el barco que en aquel momento estaba pisando. No había sido un día sencillo, desde luego, pero los había tenido peores. En Neverland pasaban cosas terribles si uno se descuidaba. Y no quería que ese tipo de cosas se tuviesen que repetir en este nuevo reino en que me había tocado vivir con Roja.

_ Ruby, sé que llevas todo el día tratando de decirme algo. Puedes decírmelo y quitarte ese peso de encima._ Coloqué las manos sobre los hombros y la mire a los ojos. Tenía unos ojos muy hermosos, me había fijado en ellos desde que nos habíamos conocido._ ¿Te preocupa lo que ha hecho esa bruja? No ha sido para tanto, y ya lo hemos solucionado. ¿No?

Lo cierto es que ha decir verdad Arciria seguía viva, pero eso no me preocupaba. Estaba derrotada, y sus poderes, minados. Por el momento dudaba que nos fuese a seguir molestando. Quizás nos sorprendiese con alguna nueva artimaña, aunque dudaba que volviese a sorprendernos como lo había hecho.

Lo miré y lo abracé tenía que decírselo pero no podía evitar estar nerviosa, no sabía donde estaba mi hija y al principio darle la noticia a su padre cada vez me ponía más nerviosa. Puede que fuera más fácil que primero conociera a Holly pero quería tener este momento con él.

Le cogí la mano y bajé la mirada, esto estaba resultando más difícil de lo que pensaba -No sé como decirte esto, cariño -tenía su mano entre las mías -es la primera vez que me cuesta hablar contigo.

Mi voz temblaba aunque yo no quería y eso que no era una mala noticia. Di un suspiro y lo miré a los ojos -yo... -lo estaría poniendo de los nervios pero tenía que encontrar la manera. -No es nada preocupante... Arciria ya está derrotada no... no es por eso.

Tenía que decirlo ya, pese a que estaba de los nervios esbocé una sonrisa y lo miré -Killian... es... estoy -respiré hondo -estoy embarazada

Me preocupaba la actitud que Ruby estaba tomando, pero no podía saber lo que pensaba. No podía leer sus pensamientos, por más que quisiese. Y me estaba preocupando porque le llegaba incluso a temblar la voz. ¿Qué estaría pasando? Juraría que cuando todo había terminado la había visto escabullirse al baño. ¿Acaso estaba enferma? ¿La habría envenenado Arciria?

Pero me equivocaba. La verdad era bien distinta. Y cuando me la dijo, la sorpresa me hizo dar un traspiés y caer sobre el timón, moviéndolo un par de grados a estribor. No pude evitar pensar en Bae, y en lo mucho que lo había fastidiado entonces. Pero esta vez, la cosa sería distinta. Esta vez mi hijo me querría, y esta vez no estaría solo.

_ ¡Vaya! Debo decir que no me lo esperaba._ Confesé, mientras me ponía en pie. Tratar de negarlo sería absurdo dado que casi me caigo por la borda al escucharlo. No obstante, sonreí aliviado al enterarme de lo que se trataba._ Eso son grandes noticias, Ruby. Pero comprendo tu nerviosismo. No sabías como me lo iba a tomar.

Reí nerviosa cuando lo vi sonreír. Respiré tranquila, para nosotros era demasiado pronto apenas llévabamos juntos un par de meses. Supongo que estaría de unas ocho semanas y eso pasaba por hacerme unos análisis... ya pensaría en ello.  Se me resbaló una lágrima de alivio, me sorprendía su reacción... quien iba a pensar que un pirata como él iba a alegrarse de ser padre.

Le di un beso y lo abracé -Es muy pronto, nos ha vido de sopetón -dije aún con el tembleque en la voz -no sabía como ibas a reaccionar es toda una sorpresa -seguí parloteando y recuperando un poco la calma.

Ahora si que se nos venía encima una aventura yo no tenía ni idea, ni siquiera tuve madre pero tendríamos a Holly para enseñarnos antes de que llegara el bebé. -Será una niña de ojos azules y grandes -Susurré cerca de su oído.

Ahora no me quedaba otra que hablarle de la muchacha que no podía negar ser hija de su padre. Ahora faltaba saber donde se había metido la correntona. Si Killian no se desmayaba ahora estaba segura de que podría soportar lo que se nos venía encima... aunque más a mi que a él. -La que se nos viene encima, cariño, esto si que va a ser una aventura.

Parecía que mi ilusión había hecho que el temor de Ruby desapareciese por completo. Me había subestimado en ese aspecto, si pensaba que iba a dejarla tirada con mi hijo. Yo mismo había tenido que pasar por eso, y no era esa clase de persona. No era el tipo de hombre que iba por ahí dejando hijos sin padre, no después de haberme quedado solo porque mi padre no había sido capaz de despertarme para que huyésemos juntos.

_ ¿Una niña? Vaya, no había pensado en una niña._ Me llevé la mano al mentón, pensando en ello. Pero entonces fue cuando me quedé congelado. ¿Cómo podía saber que se trataba de una niña estando de tan poco tiempo. Entonces recordé a la joven que había visto en el local de la abuelita, que decía venir del futuro. Recordé sus ojos, y recordé haberla visto desenvainar, la misma espada que yo llevaba colgada del cinturón._ La chica... que venció a Arciria... ella es...

Aquella joven era mi hija. Todo tenía sentido, y no podía creerme que no me hubiese dado cuenta antes. Esta vez me tambaleé y rodé por las escaleras, golpeé un barril y lo rompí. Cuando despertase del desmayo que acababa de sufrir, Cada fibra de mi cuerpo iba a oler a Ron. Al menos tenía eso a mi favor.

Lo miré con una sonrisa al ver que parecía caer en la cuenta de que la muchacha que nos había salvado a todos era nuestra hija. Por lo menos ya me había ahorrado una noticia más que dar. Pero por lo visto caer en la cuenta de que en lugar de tres seríamos cuatro le hizo eso precisamente... caer. Menudo leñazo se metió. No me esperaba que se desmayase aunque en realidad era una de las mil reacciones que podía tener, pero para lo que no estaba preparada era para verlo caer enrollado por las escaleras y terminar dándose una ducha de ron. 

-¡¡¡KILLIAN!!! -grité cuando lo vi caer. Supongo que un día de estos que nos pongamos a recordar y se nos ocurra acordarnos, por lo menos a mi porque el pirata no se acordaría ni de la misa la mitad aunque puede que si porque el chichón que le quedaría para recordarlo sería bueno. 

Bajé a su lado y me senté junto a su cuerpo, había perdido el conocimiento pero respiraba le latía el corazón y estaba todo en orden... salvo que se había desmayado claro. -Cariño -le di pequeñas palmadas en la cara para que se espabilara -Killian por favor... -seguía achuchándole para que abriera los ojos, tendría que llevármelo a la cafetería, por lo menos a la trastienda porque su cabeza necesitaría un paño con hielo para calmar ese chichón. 

-Apuesto a que el día que tenga que dar a luz estaré más serena que tú -refunfuñé para mis adentros. Le di un beso en la frente y seguí dándole palmaditas en las mejillas. -Vamos cariño, despierta -casi canturreaba, lo cierto es que ahora estaba de los nervios, pero dentro de unos días bien que me reiría a su costa... eso si, siempre en la más discreta intimidad de nuestra cama porque la situación era de chiste malo.

He de confesar que aquello me había superado. No por temor a tener que encargarme de la joven, más bien por confusión hacia la idea. Pero lo cierto es que recordé perder el equilibrio, y ahora estaba tumbado en cubierta y empapado en ron. No tardé en atacar cabos sobre lo que había pasado y quise reírme, pero Ruby aún me estaba abofeteando, por lo que tuve que esperar.

_ Al menos esta vez no me han atropellado._ Comenté, mientras me incorporaba. No había sido grave, desde luego, y estaba segura de que mi querida loba iba a estar riéndose a mi costa un par de días. Aunque, a decir verdad, mi caída reñía con como la colgué cuando nos conocimos._ Bueno. ¿Donde está esa encantadora señorita?, quiero decirle un par de cosas a nuestra hija.

Me había hecho un chichón importante en la cabeza, pero lo único que rondaba por ella era la idea de que aquella joven era mi hija, y tenía que conocerla mejor. ¿Cuántos años había perdido ya? ¿Una veintena, acaso? Esa sería una de las primeras cosas que tendría que averiguar.

OFF:

Estuve tentada a darle más fuerte cuando vi que se recuperaba, pero ya me vengaría esta noche jugando al fútbol en la cama. Después de un día como hoy no quería más sustos y cuando lo vi caer creí que iba a partirse el cuello, pero finalmente resultó bien parado, aunque también es normal, suele llevar más palos que una estera el pobre mío.

Esto iba a transformarse en una odisea y Holly no aparecía pero bueno, por lo menos pese al chichón que se le haría tenía buen humor. Lo ayudé a levantarse tratando de que no se cayera al suelo otra vez -No me des estos sustos que no estoy para trotes -lo pinché un poco, tampoco quería que se pusiese sobreprotector. -Tendré que ir a por hielo -dije mirándole la cabeza con detenimiento y notando al tacto que comenzaba a inflamarse. -Y de paso veré si encuentro a tu hij... -en ese momento escuché la voz de la muchacha y me volví con una sonrisa. -Hola cielo -la saludé y estirando una mano la invité a acercarse más a nosotros. 

Reí con levedad ante las palabras que le dedicaba a su padre -Veo que los ojos no ha sido lo único que has sacado de tu padre -dije casi en voz baja que sabía que Holly había escuchado y mi piratesca pareja puede que también. Miré a uno y otro con una sensación extraña ver a mi hija frente al hombre del que estaba enamorada, un hombre por el que mataría, la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. 

Normalmente cuando una mujer ve a su hijo en brazos de su padre suele ser hecha polvo desde una cama o camilla y la criatura no suele tener unos veinte años. -Voy a por hielo para la cabeza de este buen hombre -le dije a Holly -cuídamelo. 
A parte de que cuanto antes le pusiera el hielo a Killian en la cabeza menos le subiría la inflamación, me fui para que los dos tuvieran un rato de intimidad, pero tampoco quería tardar mucho porque quería estar con mi familia. Me acerqué tranquilamente a la lonja donde siempre había hielo para el pescado. Lo puse en un trapo que me dejaron los pescadores y volví al Jolly Roger a paso calmado.

Banda sonora

Casi que me había olvidado del dolor al ver aquella joven. Cuando se enfrentó a a Arciria apenas pude verla de refilón, pero ahora que la tenía delante, sí que observaba las muchas similitudes que tenía con su madre, y conmigo. Mi clásica sonrisa adornó mi rostro cuando me puse en pie y me quedé delante de ella. Cuando quise darme cuenta Ruby nos había dejado solos.

_ Esa es una de esas cosas que aunque sepas te gusta escuchar. ¿O me equivoco?_ Le dije mientras la miraba de arriba a abajo. Si hubiese tenido que escoger un atuendo con prendas de este mundo, cosa que aún no había hecho, probablemente se parecería bastante a ese. Y si bien su rostro se asemejaba mucho al de Ruby, mirarla a los ojos era como ver los míos en un espejo._ Confieso que es una verdadera sorpresa. Pero una sorpresa agradable.

Me acerqué y la rodeé con los brazos. Tuve cuidado con el garfio, lo que menos me apetecía era dejarle una herida en todo el costado. Superaba todas las expectativas que podría haber tenido, y no necesitaba que ella misma me lo dijese. Me valía con verla, con haber visto su espíritu, propio de un pirata. Y ahora, parecía calmada como una loba en reposo.

_ No me tengas en cuenta lo de la caída.

¿Osea que eso era lo que sentía la gente cuando utilizaba "esa" mirada? Lo cierto es que era desconcertante ver que usaban tus armas contra ti. Casi tanto como cuando el cocodrilo me robó la espada para matarme con ella. Era una situación bastante complicada, a decir verdad. La rodeé con los brazos y le besé la frente, tratando de tranquilizarla.

_ Lo que te contó Anzu es cierto. Tuvimos nuestras diferencias hace tiempo y las resolvimos de un modo digamos que poco civilizado._ Le dije, sin dejar de abrazarla._ Digamos que nunca se le acabó de pasar el resentimiento, pero también es cierto que hay mucho más en mí que ganas de provocar el caos. Lo que siento por madre es prueba de ello. Y tú también lo eres.

Tal y como me imaginaba Holly estaba necesitada de amor. No es fácil criarse sin padres, eso era algo que yo conocía bien. No iba a dejar que Holly pasase por eso otra vez, estaría con ella y la apoyaría. Y quería dejarle claro que mi desmayo repentino había sido sólo por la sorpresa que me produjo saber quien era. Fue muy repentino.

Quería darles unos momentos a solas e incluso dármelos a mi. Con todo lo de Holly casi me había olvidado de que en mi interior se había iniciado una vida, alguien pequeñito y fruto de un amor tan potente como el que nos profesábamos su padre y yo, un amor que ignoraba las habladurías de la gente, un amor que no había tenido fáciles inicios, un amor que en teoría no debería de haber nacido dadas las circunstancias en las que Killian y yo nos dimos ese primer beso, desde que aún presa por aquel cinturón le juré que no iba a dejarle solo nunca. Él me había secuestrado en ese barco, que luego durante unos días fue su cárcel. Creí que ese beso nunca existió pero después volvió a mi y tengo la certeza que la mañana siguiente fue cuando hicimos a Holly, la primera vez que estuve entre los brazos de un hombre, lo sé porque fue la única vez que no llevamos cuidado, él tampoco sabía lo que eran los métodos anticonceptivos... y digamos que a mi se me fue la olla.

Me llevé una mano al vientre cuando estaba ante las escaleras del imponente Jolly Roger, un navío como el que jamás había visto, un navío que iba a aguantar contra viento y marea. Han sido solo dos meses los que he pasado entre los brazos de este hombre, el pirata manco de infame reputación... pero ya no concebía la vida sin él y ahora no sin mi hija. Subí las escaleras y los vi abrazados, me sonreí al ver que todo iba bien. Lo que más amaba estaba ahora en este barco. Me limpié una lágrima de emoción que cayó al verlos, quería ser discreta. Me acerqué a ellos lentamente y le puse el paño con el hielo a Killian en donde tenía el chichón -Veo que me lo has cuidado bien -dije aunque en realidad no sabía qué decir. 

Le di un beso en la cabeza lejos del chichón porque si no vería las estrellas, menudo castañazo el que se había dado -Tienes que llevar más cuidado... siempre terminas de morros contra el suelo -sostuve el hielo en el chichón para que le bajara la inflamación. -¿Te ha contado tu padre como nos conocimos? -dije riendo para mí y esbozando una sonrisa. Supongo que se la contaría Anzu o puede que Christina pero nunca la había oído de quienes la vivieron en primera persona. Por otra parte sostuve el cuerpo de Killian por si se caía al escucharme decir "tu padre" ya de mi pareja me lo esperaba todo.

Debo reconocer que mi caída había tenido su gracia, pero no era cuestión de seguir con ese tema. A fin de cuentas, teniendo en cuenta la noticia que me habían dado era una reacción más que lógica teniendo en cuenta la noticia que se me había dado. Afortunadamente no me había caído de cubierta, porque era algo que podría haber pasado perfectamente.

_ Mi relación con el suelo no es asunto del que quiera tratar en estos momentos, no es asunto vuestro._ Dije, mientras hacía girar mi garfio, para quitarle hierro al asunto. Las cosas tendían a estar bastante tensas con los asuntos de las maldiciones, y eso no me agradaba en lo más mínimo. Si por mi fuese, haríamos uso de una judía mágica para viajar a otro mundo y empezar una nueva vida._ ¿En serio vas a contarle esa historia?

Era única, desde luego. Pero no creo que fuese muy apropiado contar a nuestra hija que había conocido a su madre porque la había secuestrado. Podría sentar un precedente desagradable que no me apetecía que tuviese.

No pude evitar dejar escapar una sonora carcajada cuando escuché lo que dijo sobre su "relación con el suelo". No me cabía en la cabeza como no tenía más de un hueso roto porque tenía un arte para terminar de morros contra el suelo que daba miedo. Seguí aplicando la bolsa de hielo con cuidado sobre el chichón para que le bajara la inflamación y los dolores de cabeza fueran más leves.

-Hay veces que sospecho que sigues teniendo una estable relación con el suelo porque sabes que luego te cuido muy bien -lo pinché. En realidad me pasaba el día tratando de buscarle las cosquillas al pirata y me encantaba conseguirlo pues se le encendía un brillo pícaro en los ojos.  

-Cariño, por supuesto que pienso contar esa historia -dije tras una risa irónica -no tenemos que avergonzarnos de como nos conocimos -sabía que a él le daba un poco de apuro ese tema dado que él fue el que me mantuvo cautiva... aunque poco a poco aquella mañana me lo fui ganando y ahora teníamos ante nuestros ojos la obra de nuestra vida. -no creo que muchas parejas puedan conocerse de una manera tan espectacular como nosotros -esta vez no lo pinchaba, esta vez trataba de animarlo, era mucho mejor persona de lo que él mismo pensaba... y por lo visto solo me daba cuenta yo. 

En ese momento Holly me pidió que le contara las cosas buenas de su padre... me iba a poner las botas -Podría pasar horas hablando maravillas de tu padre pero creo que haré un resumen. -La mano que tenía libre acarició el mentón de mi pirata con cariño. -Tu padre tiene un corazón que no le cabe en el pecho, tras esa apariencia de pirata duro y frío como un témpano de hielo es un hombre tierno y cariñoso. Él es el único que ha conseguido volver a hacerme sonreír tras muchos años de oscuridad -hablaba de él con adoración, creo que después de esto no habría duda alguna de que mi amor por el pirata era amor verdadero -no me rechazó cuando supo lo que era como hace la mayoría de la gente, aceptó a la mujer y a la loba... y aún podría seguir con los pequeños detalles que me gustan de él pero si no no terminaríamos... también tiene sus cositas defectuosas pero lo amo con cada una de ellas. 

Las dos estaban de acuerdo en reírse a mi costa. ¿Qué podía hacer? Eran cosas de familia, a fin de cuentas. Tenía que empezar a acostumbrarme o iba a pasarlo bastante mal durante los años que nos tocaba vivir juntos. Puse mi mejor semblante para que no se notase lo que me dolía el chichón que tenía en la cabeza. Lo de mi relación con el suelo estaba llegando demasiado lejos.

_ Bueno, no es por exagerar pero tu madre no se equivoca. Soy todo eso y mucho más. Pero no tengo cosas defectuosas._ Dije, altivo. Aquello quedaba un tanto ridículo teniendo en cuenta que estaba completamente herido y parecía un despojo comparado con lo que solía ser._ La historia comenzó a escasos metros de aquí cuando ambos dábamos un paseo, sin tener idea de que ese paseo sería el que lo cambiase a todo.

Le pasaba a el testigo a Ruby porque quería saber como contaría ella lo del secuestro, porque esa era la palabra aunque me empeñase en buscar otra o en justificarme. Lo cierto es que no pensaba que aquel cinturón mágico fuese a serme tan útil como yo había pensado.