[YRS II] La verdad te haría trizas el corazón (Ruby)

Un momento antes estaba en la cafetería, y ahora, estaba en mitad del Jolly Roger. Bonito punto para aterrizar, a decir verdad. La cubierta de ese barco me daba escalofríos. De hecho, me llevé las manos a los costados, pues aunque estaba acostumbrada al frío del mundo oscuro, tendía a evitar el puerto, en especial aquel barco en concreto, aunque en el lugar del que yo venía estaba hecho trizas.

_ Genial, y ahora esas dos están celebrándolo. El momento perfecto para meterles una bala en la cabeza y deshacer el entuerto._ Pensé en voz alta, mientras me colocaba bien la chaqueta y las gafas, no me convenía que me viesen los ojos más de la cuenta, o terminarían por saber quién era en realidad._ Dos tiros limpios y podré recuperar a mis padres.

No me di cuenta hasta dos segundos más tarde de que no estaba sola. Por una casualidad del destino, Arciria me había enviado junto a Ruby a aquel barco. Para mí aquello era, sin lugar a dudas, una broma del destino que no hubiese querido tener que soportar. Sabía que querría venir conmigo, como sabía que me iba a oponer a aquel asunto.

_ ¿Cuánto llevas ahí?

Sin saber cómo, bueno si, mediante magia, estaba en el Jolly Roger. Todo estaba oscuro, pero podría reconocer ese barco entre mil copias exactas. ¿Por qué me habrían mandado ahí? ¿Dónde estaría Killian? Estaba sufriendo por él, no sabía donde podría estar ni si estaba bien o si lo había vuelto a secuestrar Cora. En realidad por mi no temía, temía por él. Tenía que encontrarlo y regresar a su lado. Lo necesitaba a mi lado. Recorrí el timón con mis manos "si te portas bien te dejaré llevar el timón" ese recuerdo me hizo sonreír levemente. Tenía miedo de no volverlo a ver. Al parecer el destino estaba empeñado en arrebatárnoslo todo. 

De pronto escuché una voz, alguien más estaba conmigo, parecía hablar consigo misma. Entonces la vi. Era la joven que tanto me había perturbado antes, la muchacha de aquellos extrañamente familiares ojos azules. Me acerqué lentamente aunque ella no parecía darse cuenta. Por lo que se dijo a si misma su misión era matar a esas dos brujas y recuperar a sus padres. Tenía la mosca detrás de la oreja, pero era una locura como un panteón. 

-Llevo aquí el tiempo suficiente -dije cuando me preguntó -Me llamo Ruby -me presenté encogiéndome de hombros acercándome un poco más a la muchacha. Ahora estábamos las dos ahí solas sin saber que había sido de los demás. Tenía miedo y aquella chiquilla de unos diecisiete no parecía temblar ni un ápice. -Debes de querer mucho a tus padres -dije por decir algo.

Para mí era gracioso que Ruby me preguntase sobre mis padres, pero no iba a decírselo, no por ahora al menos. Tenía algo en la mirada que me hacía pensar que me había delatado, aunque estaba segura de que no era así. Además, aunque así fuese, no tenía tiempo para aquello. En estos momentos Arciria estaría más débil, no tendría otra ocasión como aquella.

_ Los quiero tanto como se puede querer a alguien a quien apenas has conocido. Arciria los mató cuando yo sólo era una niña. Pero voy a cambiar eso._ Dije, mientras daba un paso en dirección al puerto, para comprobar que el puerto no estaba. Arciria había hecho que el barco soltase amarras. Chasqueé la lengua, frustrada y subí al puente._ Necesito tomar el timón. ¿Me disculpas?

No quería acercarme a Ruby más de lo necesario, o descubriría mi tapadera. Casi parecía una broma del destino que hubiésemos acabado juntas en este juego infernal. Aunque se notaba cierto nerviosismo en mis acciones, producto del secreto que tanto me estaba costando guardar.

-Eso es horrible... - La miré preocupada, puede que conociera a sus padres y aún así prefiriera estar lejos de ellos por si algo sale mal. Esa muchacha era más madura que el resto de las chicas de la edad que le calculaba aunque eso seguramente sería por el hecho de haber vivido lo que Arciria tenía preparado para nosotros. Era peor que Regina, y lo que se avecinaba dejaba a la Reina Malvada como una hermana del convento de Santa Melissa. No obstante la muchacha me perturbaba, no quería pensar mucho en el hecho de que venía del futuro ni de quienes eran sus padres ni por qué me llamaba tanto la atención... y sobretodo traté con todas mis fuerzas de no pensar en sus marinos ojos. 

-Pero has venido desde lejos para recuperarlos... tú misma lo has dicho -dije tratando de profundizar un poco en ella. Me parecía una persona bastante enigmática y aún no llegaba a entender por qué esa niña y yo habíamos terminado en el barco de Killian, por el que no se veía a Cora por ninguna parte. Eso era bueno, para él porque recuperaría su barco y para la bruja porque no la haría trizas. 

La muchacha se acercó a mi y me entraron ganas de estudiarla mejor para ver a quien se parecía y sacar conclusiones, aunque con los ojos había tenido bastante para sacar parentesco, pero no quería aventurarme a nada. La miré y miré el timón, el que debía estar aquí era Killian, él era el capitán del Jolly Roger, se me hacía difícil entregarle el timón pero no tuve más remedio. No dije nada pero mi cara lo decía todo. Otros ojos azules hacían navegar el Jolly Roger. -¿Cómo debo llamarte? -aún no sabía ni su nombre.

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_ Sólo es horrible cuando no tiene remedio. Y en este caso, lo tiene._ Dije, tratando de mantener serena, aunque no podía. Ese era un tema que no quería tocar, y menos con Ruby. Hacía mucho que no podía permitirme el mostrar lo que realmente sentía, no era en absoluto algo que se me resistiese. De ese modo me liberaba del dolor y de las penas con las que convivía día tras día_  Mi madrastra siempre me hablaba sobre ellos.

Tomé el timón y me quité las gafas de sol, lo que permitía a mis azules ojos escudriñar la noche. Lo viré, dándome cuenta en seguida de que llevábamos rumbo opuesto a la ciudad. No quería que Ruby cruzase la frontera y perdiese la memoria, ni tampoco alejarme de mi objetivo . Aunque a decir verdad, siempre había querido navegar en alta mar, era mi sueño desde pequeña.

_ Mi nombre carece de importancia._ Le informé, tratando de acallar la lágrima que quería correr por mi mejilla, pero no tuve éxito. Suspiré, hastiada. Eso podía decírselo, no era realmente importante siquiera para el plan. No era mucho pedir que la llamasen a una por el nombre._ Pero es Holly. Holly J... Stealer. Anzu me crió cuando mis padres murieron. ¿La conoces, verdad?

 -Eres buena navegante- Dije con un hilo de voz. Las cosas se iban entrelazando por momentos. No quería pensarlo. Quería tratar de no pensar que esa niña llevaba el mar en la sangre por como cogía el timón. Aparté la vista todo lo que pude de Holly, curiosamente sonaba similar al nombre del barco. No quería seguir encontrando coincidencias ya que lo que se nos venía encima era muy gordo y no había tiempo para eso. 

Pero si la corazonada que había nacido cuando vi a Holly entrar en Granny's era cierta que ella viajara en el tiempo para salvar a sus padres no significaba nada bueno. Y si era cierto también había cosas que debería ir comprobando y tropecientas mil cosas más. Por eso trataba de mantener mi cabeza alejada de Holly y de todo lo que estaba entorno a ella. 

Eso hubiera sido la opción más acertada... pero en un caso así el corazón puede llegar a jugar al bingo a la lotería e incluso a la brisca. Así que seguí escuchándola con atención. Al decir su nombre cambió el apellido por el de mi grandísima amiga, Anzu. 

La miré tratando de que mis ojos no me traicionaran... y lo estaba consiguiendo. No podía llorar cuando lloraba otra persona. Con la mano temblando le limpié la lágrima. -¿Y qué te contaba Anzu de tus padres? -mi voz tembló pero trató de sonar cariñosa y cálida para ella. No había mucho tiempo. Arciria tenía que ser detenida y yo no sabía que pasaría después.

Ruby no iba a liarme con sus palabras, eso lo tenía claro. De haber sido un coche hubiese parado de golpe para darle un toque de atención. Sin embargo, no iba a echar el ancla sólo para acabar con aquella conversación. Fingí que pensaba sus preguntas, antes de clavar mis ojos azules en los suyos, casi ensartándola con la mirada.

_ Si quieres saber quiénes son mis padres pregúntalo directamente._ En ese momento llegamos a puerto, y sí que pude echar el ancla directamente, provocando que todo el barco temblara. Estaba enfadada, y mis ojos se tornaron durante un momento de un tono verde oscuro._ Pero eso es algo que creo que realmente preferirías no tener que saber.

Cuando el barco llegó a puerto lancé la tabla y bajé por ella, cayendo con un ruido sordo. No quería decirle la verdad, con sinceridad. No sería justo para ella, y sería yo la única que saldría ganando con aquel asunto. Pero no me habían educado para ser egoísta. No me sentía capaz de serlo, a decir verdad. Y mucho menos en una situación tan importante.

Las cosas estaban yendo a un extremo peligroso, sobretodo para la integridad de mucha gente de este pueblo incluidos Killian y yo. Porque estaba claro que si las cosas no cambiaban moriríamos. Y no quería que eso pasara. ¿Por qué nos reservaban tanto sufrimiento? La venganza solo llevaba a que pagaran justos por pecadores y no estaba dispuesta a que el futuro del que venía Holly se cumpliera. 
Aun así aún tenía mis dudas de que la hipótesis que se estaba formando en mi cabeza fuera cierta. 

Ella se estaba alterando, no le gustaba hablar del tema y no quería incomodarla. Pero necesitaba saberlo. Desde que la vi aparecer algo dentro de mi se removió diciéndome que ella era importante para mi. Y una vez más con esos ojos fijos en los míos lo supe, aunque en realidad lo supe desde el principio. Pero al mismo tiempo me preocupaba. No tenía ningún síntoma, pero si tenía razón, que la tenía, no debería tardar en empezar a cambiar. Puede que pudiera pasar desapercibida ante otros. Tenía los ojos de su padre y por el cambio de color supe que también era un licántropo, como yo. Había miles de preguntas por hacer. Pero aún sin dejar atrás de nuevo el Jolly Roger y viéndola bajar por la tabla de espaldas a mi. 

-Holly... soy tu madre ¿verdad? -todas las piezas encajaban. Lo que no podía soportar si su pregunta era afirmativa era el dejarla crecer sola. Lucharía hasta donde hiciera falta por ella, por Killian, por mi, por todos. Por la vida tranquila que nos merecíamos, aquí en Storybrooke, en nuestro reino o en donde fuera. Pero esta loba no se quedaría sin luchar y qué motivación mejor para ello que proteger a la familia. 

Bajé tras ella. La veía tan fuerte e independiente que incluso me asustaba. Había muchas cosas que quería preguntarle, pero para eso si que no había tiempo. Teníamos que encontrar a Regina, alzarnos contra Arciria y arreglar el entuerto que esta nos había dejado. No estaba en nuestros corazones matar, pero así nos salían luego las cosas. Mi mente comenzaba a trabajar... ojalá a Jefferson y a Shadow comenzaran a funcionarles los sombreros.

Banda sonora

Cuando lo dijo me paré en seco, y suspiré. Una parte de mí quería que lo descubriese, que me dijese lo que esperaba oír. A pesar de todo era más reconfortante de lo que yo me esperaba. Sentí desde que la vi, que tenía que decírselo. ¿Me convertía eso en una egoísta? Porque si era así no me importaba. Aquella mujer era mi madre, y no podía ocultarlo más tiempo.

_ Anzu solía decir que mi padre podía matar a toda la tripulación de un galeón español él sólo. Una hazaña admirable para un hombre al que... le faltaba una mano._ Dije, con la mano posada sobre el Jolly Roger. Y no pude aguantarlo más. Me derrumbé y me eché a llorar como no había llorado durante todos aquellos años. Me di la vuelta y rodeé a aquella mujer con los brazos, como si la vida me fuese en ello._ ¡No es justo! ¡No es justo que me haya criado sin vosotros!

Estallé, porque no era justo. Había pasado mi infancia preparándome para hacer ese viaje, porque era la única que podía hacerlo. Y no era justo no poder decírselo a mis padres. No cuando ellos habían muerto para protegerme. No cuando sabía lo mucho que me habían amado.

Ahora ya se había confirmado, era mi hija, lo había sabido desde que la había visto entrar. Esa niña de ojos grandes y azules era el fruto de un amor entre dos personas que se habían curado la una a la otra. No sabía que reacción tendría Killian cuando la viera, ni si se daría cuenta al mirarla que él y yo habíamos hecho una auténtica obra de arte juntos. Tendría que hacerme la prueba cuando todo esto terminara, estaba claro que aquella noche en el hostal hicimos algo más que consumar nuestro amor. 

Noté sus brazos aferrados a mi cuerpo como si temiera que alguien viniera y se la llevara de mi lado. Holly, estaba segura de que eso sería cosa de Killian, nunca se me habría ocurrido ese nombre que ahora me parecía el mejor de todos. Era difícil de encajar todo aquello, hasta ahora, durante mis suposiciones a cerca de los padres de Holly pensaba que me sería difícil aceptar que tenía una hija por muy del futuro que fuera. Pero me sorprendí a mi misma abrazando a esa niña, acunándola levemente y dándole un beso en el pelo-Shhh, ya está pequeña -dije tratando de calmar su llanto -espero que Anzu no te contara solo eso de tu padre -dije tratando de quitar hierro al asunto, mientras aún estaba aferrada a mi -puede que hiciera grandes alborotos para ser un hombre manco, pero a pesar de ello tiene un corazón que no le cabe en el pecho -si pudiera cogería por el cuello a la Anzu del futuro, por una parte había cuidado de mi hija, pero ella y Killian no se llevaron nunca bien así que miedo me daba lo que le hubiera podido contar. 


-Cariño, es injusto para ti por no poder estar junto a tus padres ni para nosotros que imagino que tras nueve meses esperándote no podamos verte crecer y darte una vida en la que no tengas que pensar en cosas tan serias desde tan joven. -dije mientras intentaba que se calmara, tenía que luchar por ella, para que tuviera una vida mejor. Sin separarme de ella la tomé de la barbilla para mirarla -Tenemos que reunirnos con los demás, encontrar al desastre de tu padre y arreglar eso, no pienso dejarte sola nunca Holly ¿me oyes? -estaba claro que el instinto maternal que tenía dormido se había bebido una cafetera entera y estaba más alerta que nunca

Me sorprendía a mí misma, pero lo cierto es que a pesar de todo, lo que necesitaba era abrazar a mi madre y soltar lo que me estaba pasando. Llevaba un gran peso sobre mis hombros. Ahora entendía a lo que se refería Anzu cuando me decía que le confiase lo que me preocupaba. Pero a pesr de todo, Anzu no era mi madre, y no teníamos esa unión especial.

_ No, no hay tiempo. Tenemos que atacar ahora. La maldición ha dejado tocada a Arciria. Si no actuamos ya se fortalecerá y será invencible._ Yo nunca había visto a Arciria en sus días flacos. La había visto como una reina omnipotente, que me había obligado literalmente a besar el suelo que ella pisase, aunque fuese barro oscuro._ Si no me doy prisa este viaje no habría servido para nada. Sólo tengo una oportunidad y no puedo perderla.

Lo que a mí me ocurriese me daba igual, tenía que intentarlo. Me había estado preparando durante mucho tiempo para eso. Y si fracasaba, la historia se repetiría, y mi alter ego se criaría de nuevo sin padres.

La habría consolado entre mis brazos todo el día pero coincidía con ella en que no había tiempo. Yo tenía muy claro que tenía que vivir por ella, para que no se criara sin nosotros. Deposité un delicado beso en su cabeza y le limpié las lágrimas. -Ya está, hija -le sonreí y la miré orgullosa de ella, pese a acabar de vivir un momento muy emotivo tenía muy claro cual era su trabajo y pensaba ayudarla a cumplirlo solo por verla crecer y convertirse en la joven que tenía delante. Ya habría tiempo para hablar y para pensar cuando esa maldita bruja estuviera muerta o lo que fuera que quisieran hacer con ella. 

-Vamos a por esa bruja -dije con resentimiento. No quería morir, puede que hace tres meses me diera un poco igual pero desde que conocí a Killian veía la vida de otra manera, había vuelto a disfrutar y ahora que sabía que tendríamos un bebé, aunque viniera demasiado pronto ya que me habría gustado tener más tiempo para nosotros dos, quería luchar por ella. 

La sensación de ver a mi hija no la podía comparar con nada del mundo, supongo que para Killian sería igual, además de que cuanto más la conocía más me daba cuenta de que el parecido con su padre era inmenso, no solo físicamente que también tenía rasgos míos, sino por el carácter, si la hubiera visto manejar el timón también habría estado orgulloso, no en vano ella era la heredera del Jolly Roger. 

Tenía ganas de hablarle de nosotros, del día que nos conocimos, decirle que este era el barco de su padre y lo mucho que se parece a él pero se lo diría cuando todo hubiera terminado. -No estarás sola.

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Quería darme prisa, salvar junto a mi madre la vida que me habían robado, y eso era lo primorldial. O al menos lo era hasta que la tierra empezó a temblar y el mar se agitó repentinamente. El temblor no era demasiado intenso, pero no se detenía. Por instinto desenvainé la espada y esperé, porque sabía que aquello no era un simple temblor.

Y comprobé que no me equivocaba. Una criatura colosal emergió de las aguas y bramó, dejándome sorda durante unos segundos. Una de las desventajas de la licantropía era lo fino que llegaba a ser el oído. Pero también lo era la vista, y podía reconocer con facilidad a la criatura que Arciria nos había enviado. Una gigantesca ballena, cuyo tamaño hacía parecer al Jolly Roger una cascara de Nuez.

_ ¿Dónde está August cuando hace falta?_ Pensé en voz alta. Me di cuenta en seguida de que nuestra mejor baza era huir, ya que mi rápida decisión de haber vuelto a puerto nos había salvado de ser el enésimo barco que esa criatura se tragaba, como ya me había contado el hombre que en su día, como marioneta, había escapado de él._ ¡Mamá, corre!

Si no fuera porque era así como treinta mil veces más grande que yo habría partido al maldito bicho por haberme estropeado el momento más importante de mi vida, el estar con mi hija futurista era todo un privilegio y por nada del mundo tenía ganas de ponerme a correr pero o corríamos las dos el bichejo ese nos hacía polvo... y como el Jolly Roger tuviera el más mínimo daño me encargaría bien de ese monstrenco. 

No iba a irme sin mi hija y las palabras de Holly me hicieron sonreír un poco al pensar que August hubiera sobrevivido a Arciria y que también cuidaba de mi Holly a parte de Anzu. Ella me dijo que corriera, y además me llamó mamá, creo que de haber sido en otro momento me hubiera emocionado pero ahora lo único que podía hacer era coger a mi hija de la mano y sacarla de ahí como alma que lleva el diablo. 

-No voy a irme si no me aseguro de que tu vienes conmigo -dije muy seria en medio de todo el percal. Le tendí la mano para que una vez me la diera y salir a toda pastilla de aquí.

"No voy a irme si no me aseguro de que tu vienes conmigo" Nunca nadie me había dicho nada como eso. Anzu se preocupaba por mí, pero sus palabras jamás habían sido tan contundentes. Cuando le cogí la mano, sonreí. Me sentía segura a su lado. Por un momento podía olvidarme de Arciria, de su consorte y de todas las estupideces para las que me había adiestrado durante toda mi vida.

No tardamos en salir del radio de acción de aquella criatura que, a fin de cuentas, no podía salir del agua. Eso me daba otra historia que contar. Había sobrevivido a la misma ballena que Pinocho. Eso no era algo que mucha gente pudiese comentar aparte de él mismo y su padre. Me reí, como si estuviese desquiciada de hecho. No me había divertido tanto en mucho tiempo.

_ Muy bien, volvamos a lo que importa. Arciria y su consorte. Si nos damos prisa quizá no haya transformado aún el ayuntamiento en un palacio._ Dije, volviendo a colocarme las gafas de sol. Confieso que pensaba quedarme en aquella época, entre otras cosas porque no tenía la capacidad de retornar._ Debemos actuar antes de que empiece a absorber la magia del pueblo.

No sé en que momento la cogí de la mano y dejé el Jolly Roger detrás corriendo como nunca había corrido. Lo único que tenía en mente era sacar a mi hija de ahí, en tenerla a salvo y en protegerla a toda costa. No podía impedirle enfrentarse a esas dos porque era la mejor adiestrada para ello. Regina y Anzu hicieron un buen trabajo con ella, aunque también se nota que le faltaba el cariño de sus padres. 

Quería que todo esto acabara y poder ver la cara de Killian al ver sus ojos en esa extraordinaria muchacha. Cuando paramos y comenzó a reírse me pegó su risa. Ambas coincidiríamos en que no era momento, pero la situación que acabábamos de vivir era como poco rocambolesca. Temía por el Jolly Roger, no quería que terminara hecho añicos, era un barco con personalidad y Killian no se recuperaría después de algo como eso, aunque estuviera yo a su lado. 

Cuando habló de todo lo que pensaba hacer Arciria se me congeló la sangre en las venas, no dije palabra pero mi cara lo diría por mi. Tenía que acabar aquello, había que finiquitar a esas brujas lo antes posible para mañana por la mañana servir el desayuno como lo hacía todos los días... eso no me lo creía ni yo. -Pero solas no podemos detenerlas, hará falta la ayuda y el trabajo de todo el pueblo. -en realidad no pensaba dejar a mi hija sola y yo sin la luna llena no sería de mucha ayuda. -Tendremos que buscarlos a todos... trazar un plan.... y arreglar esto lo antes posible. 

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Tenía un plan, pero a pesar de todo, ella tenía razón. No podía vencerla sola, aunque así lo quisiera. Necesitaba la ayuda de todas aquellas personas capaces de entregar su vida por aquella causa. Aunque esperaba que al menos esta vez, no fuese necesario. El camino que habíamos escogido era el más duro. Pero era la única manera de salir airosos de aquello.

_ Yo tengo un plan. Pero es estrictamente necesario hacerla pensar que ha triunfado. Aunque sabiendo lo ególatra que es, no será demasiado difícil._ Me dije, mientras le tomaba la mano. Yo sabía el camino que había que tomar, eso era algo que tenía a mi favor. Anzu me había dado descripciones detalladas de todo cuanto había hecho las personas aquel primer día._ Creo que lo mejor será que tomemos prestado un coche.

Busqué con la mirada, hasta encontrar una furgoneta a la que los terremotos no habían mandado por los aires. Con cierta naturalidad usé la llave especial que tenía que abrirla y arrancar, esperando a que mi madre se subiera al asiento del copiloto. Cierto era que eso que acababa de hacer era ilegal, pero esa era lo de menos.

OFF:

He ahí mi primer conflicto moral como madre. Tenía que dejarla enfrentarse a la bruja pero eso la ponía en peligro y por mi carácter y el de su padre sabía que si la hacía quedarse en la retaguardia se las arreglaría para salirse con la suya. Por otra parte lo de coger la furgoneta "prestada" tampoco era muy legal pero la situación lo requería... esto iba a traerme muchos dolores de cabeza. Tampoco sabía que pasaría con ella cuando todo esto terminara. Sería raro que se quedara en este tiempo y ella misma se viera nacer y crecer, serían la misma persona pero parecerìan hermanas. Al mismo tiempo tampoco quería que se marchara porque ella tal y como era ahora no volvería porque si salía bien no tendría que criarse sin nosotros... era un dilema moral muy grande.

Aunque ahora a lo que íbamos era a por esa maldita ególatra que se había emperrado en destrozar la felicidad de unas personas que no le habían hecho nunca nada. Merecía quedarse presa toda la vida en una celda como la de Rumplestilskin aunque espero que el Hada Azul mejore la técnica ya que de no ser porque él quería el Oscuro podría haber salido cuando hubiera querido.

Tenía muchas cosas en la cabeza a parte de lo que Holly decía que nos daba la ventaja de conocer lo que ese monstruo nos haría. No iba a estar tranquila hasta que no abrazara a Killian y a la abuelita. Después todo se andaría. La abuelita era toda una estrategia y contando con todos nosotros con la ventaja que Holly nos daba teníamos muchas probabilidades de ganar

Miré a mi hija mientras conducía y le apoyé una mano en el hombro. -Holly Jones... confío en ti