Amando a través de los siglos (Jefferson)

Banda Sonora
Me coloqué el sombrero sobre la cabeza y observé la mansión. Era realmente imponente. Me preguntaba el motivo por el que Regina se la habría regalado con la maldición. Sentí como me congelaba delante de la puerta y una sonrisa extraña me adornaba el rostro.

Cada recuerdo que hacía apenas unos minutos me había bombardeado era más feliz que el anterior. Es cierto que con Selennaya había sentido calor, e incluso podría decir que había estado enamorada. Pero Jefferson era, sin duda, el gran amor de mi vida. Toqué la puerta un par de veces, y al comprobar que no había respuesta usé mi magia para abrirla.

_ ¿Jefferson? ¿Estás en casa?_ Llamé. No obtuve respuesta pero mi fino oído escuchó uno sonido que conocía muy bien, el de mi marido trabajando. Me deslicé por la casa hasta llegar al origen del sonido, y no me había equivocado. Me apoyé en el quicio de la puerta a verle trabajar un poco, pues siempre me había gustado verle dedicado a lo que realmente le gustaba._ Buenas tardes.

Banda sonora.

Pensé que tendría que explicarme, y de hecho estaba tramando como abordarlo mientras le miraba. Pero en cuanto me vio, se dio cuenta. Y lo supe antes incluso de que hubiese hablado. El brillo en sus ojos lo delataba. Y supuse que eso debía haber sido lo que me había delatado a mí. Verle así era a la vez triste y encantador. Parado delante de mí, con la esperanza de que su mayor sueño se hiciese realidad. Se había arriesgado, porque la señorita Shayker habría tomado por una locura aquellas palabras. Me acerqué y lo rodeé con los brazos. Tuve que hacer un esfuerzo para no apretar tanto como podía y terminar destrozándole la columna.

_ El hechizo se ha roto. Tiene cierta gracia porque todos parecían confusos. No sabían qué hacer o a donde ir. Yo lo tuve claro desde el principio._ Le miré a los ojos y no pude evitar sonreír como una idiota. Habían pasado muchos años, y él lo recordaba todo. Por eso me había regalado el sombrero que todavía llevaba puesto. Por eso mismo se había quedado embobado en el momento que me había visto._ Sabía que mi sitio estaba aquí junto con mi marido. El hombre que sé que lleva treinta y tres años echándome en falta. El hombre que sé cuanto necesita que haga esto.

Cerré los ojos y me acerqué despacio, acariciando sus labios con los míos. Primero fue un beso delicado, pero al final no pude contener las ansias de Jefferson que tenía. La pasión se había desatado en mi interior, mientras le besaba en un beso que de no ser porque él necesitaba respirar, podría haber durado horas, pues no me habría cansado de él. Jamás me cansaría del sabor de aquellos labios que me enloquecían, que me enamoraban.

_ Te amo...

La historia de Jefferson era conmovedora, y me hacía entender que no le molestaría que yo fuese un vampiro. Llevaba todos aquellos años deseando volver a estar juntos los tres. Y nada iba a estropearlo. Era el momento de que recogiese el testigo y me encargase de que las cosas fuesen como debían ser. Con todo, tenía incluso que darle las gracias a la reina, porque al final había cumplido su palabra y me había permitido estar con mi amor.

_ Relájate Jefferson. Estoy segura de que Grace quiere volver con nosotros más que nada. Yo hablaré con ella, y con las personas que han hecho la labor de sus padres. Yo me encargaré de todo._ Le sonreí, besándole con mucha calma, sin prisas._ Tú ya has tenido bastante estos años. Yo me ocuparé de que todo vuelva a ser como antes, o incluso mejor.

Le dediqué la mejor de mis sonrisas, una que auguraba paz, tranquilidad. Él me había creído muerta, me había visto morir, y sin embargo, ahora conseguiría que dejase de temer. Yo protegería a la familia, de modo que nada malo pudiese pasarnos. Y al mirarlo, supe que me entendería. Me mordí ligeramente el labio, mirándolo.