¿Quieres hacer un castillo de arena? {Savanna}

Otra de las cosas que había recuperado tras la ruptura de la maldición era a mi hermana pequeña, Savanna, cuando ocurrió lo de mi madre descubrí que tenía otra hija y sin dudarlo un segundo la llevé conmigo. Podría decirse que éramos totalmente la noche y el día, ninguna sabíamos quién era nuestro padre pero por cómo habíamos salido podría decirse que el mío era moreno y el de Savanna era totalmente rubio. 

La había estado criando un matrimonio durante la maldición, me habían pedido seguir siendo sus padres pero ni la niña quería, aunque la habían tratado muy bien, ni yo tampoco porque entre las dos se había creado un extraño vínculo pese a la enorme diferencia de edad. Puede que precisamente fuera eso, Anita no era muy maternal y como figura materna lo más cercano he sido yo. 

Estaba en la cafetería, hacía buen día y estaba terminando mi turno para llevarme a Savanna a la playa durante un ratito, no le había dicho nada de que me la llevaría, pero llevaba algunos días insistiendo en que quería darse un baño en la playa y hacer castillos de arena. Era la sorpresa del día, la pequeña pensaba que iba a quedarse aquí pintando en alguna mesita mientras la abuelita y yo trabajábamos pero en realidad tendríamos las dos juntas una tarde de playa.

Estaba acabando de recoger lo último que quedaba cuando Savanna se acercó pidiendo helado. Si había algo que la pequeña adoraba de este mundo eran los helados. Pero hoy había poco tiempo si aún queríamos pillar un buen rato de sol, así que le guiñé un ojo y le acaricié la naricita con el índice -Como aprovechas cuando no está la abuelita -le di un beso de gnomos y me fui en dirección al congelador a por dos polos, a decir verdad a mi también me apetecía porque estaban fresquitos y hoy hacía mucha calor. La abuelita normalmente siempre era algo más estricta que yo, pero es que también quería consentir un poco a la pequeña, puesto que aunque lo pareciera, yo era su hermana y no su madre. 

Le di uno de fresa a la pequeña y me quedé con el de limón. Volví detrás de la barra y saqué la mochila con todos los trastos necesarios para pasar la tarde en la playa. Con la mano que tenía libre la cogí en brazos y le di un beso en la mejilla -¡Esta tarde nos vamos tú y yo a hacer castillos de arena y a bañarnos en el mar! -llevaba todo el día con ganas de decirle a la pequeña que por fin iban a ir a la playa.

Habíamos perdido entre tres y cuatro años la una de la otra pero desde el momento en el que cruzamos la mirada nos entendimos a la perfección, aunque Savanna es una niña pequeña después de todo -¿Te gusta la idea? Hoy vamos a estar tu y yo solas toda la tarde -dije en tono soñador mientras salía de la cafetería con ella en brazos. -Y creo que hoy es un día genial para que vayas aprendiendo a nadar.

-Si por ti fuera vivirías a base de helados -fingí regañarla -Y como tienes que comer otras cosas la abuelita es la que se pone seria -le guiñé un ojo. No podía negarle nada a ese pequeño monstruito, le tenía un amor descomunal desde que la conocí y me dio su manita por primera vez. Es una niña que atrapa con tan solo una sonrisa, no podía estar mas contenta de tener una hermana. Siempre había estado sola y desde niña me habría gustado tener un hermanito pero como mis padres "habían muerto" sabía que era algo con lo que solo podría soñar. 

Sonreí de oreja a oreja cuando me dio ese beso en la mejilla y yo le di un pequeño toque en su diminuta naricita y luego le saqué la lengua, esa niña desde luego era mi absoluta perdición. i
Iba caminando con ella en brazos hacia la playa y como ella era más bien peso pluma y yo tenía más fuerza que la de un humano normal no me molestaba. 

-Vamos a hacer castillos enormes y a bañarnos en el mar hasta que salga la luna -dije mientras llegábamos a la playa y una vez me metí en la arena la dejé en el suelo -Ahora vamos a buscar un buen sitio donde dejar las cosas -eran las cinco de la tarde y el sol no picaba mucho así que no traje sombrilla, pero a la renacuaja la enganché para ponerle la crema, porque si no visto estaba que no la iba a pillar.