Here and now {Jack Frost}

A pesar del tiempo que había pasado desde la ruptura de la maldición, Kristoff Iceman no se había recuperado. ¿Quién lo había hecho? Todos en Storybrooke estaban intentando poner en orden sus vidas -sus nuevas vidas que a la vez eran las viejas- y el joven Iceman no iba a ser una excepción. Al menos el asunto con Lexie se había solucionado, más o menos. Había encontrado el valor para mantener una charla seria con Elsa Norden, la Reina de las Nieves, y aunque se había contenido para no propinarle el puñetazo que la Reina merecía, había dejado las cosas en su lugar. Ahora sólo le quedaba Gerda. Gerda. No tenía ni una maldita pista sobre ella todavía, y todo apuntaba a que ella no se encontraba en Storybrooke. Tendré que hablar con el señor Gold, aunque el antiguo duende dorado tampoco le hacía demasiada gracia.


Intentó hacer su día a día normal, como antes de que se rompiera la maldición. Acudía al hospital de voluntario casi todos los viernes y sábados, cuando libraba de su trabajo en el Conservatorio. Ahora todo aquello le resultaba mucho más fácil. Después de haber recuperado la vista, tras veintiocho años ciego, Kristoff al menos se sentía un poco mejor.

La enfermera que estaba a su lado cogió la lista de nombres. El siguiente en pasar era el señor "Jack Frost". Jack Frost. Kristoff no pudo evitar esbozar una sonrisa.
-Pase, señor Frost...
-Déjalo, Leah. Yo me ocupo del señor Frost. Somos viejos amigos -continuó Kai mientras le dirigía una mirada a su antiguo amigo-Dios mío, Jack. Cuánto tiempo. Quiero decir que... No sabía que tú también estabas en Storybrooke -le tendió la mano al guardián. La historia de Jack y Kristoff (o más bien, Kai) se remontaba a mucho tiempo antes, cuando él vivía en el Norte, en el Palacio de Hielo con la Reina de las Nieves, y Jack era un espíritu rebelde e indómito. Él todavía lo recordaría como Kai, y escuchar ese nombre -su verdadero nombre- en boca de otro después de todo ese tiempo le haría sentir raro.-Dios mío, ¿qué tal todo? Lo de la maldición ha sido un poco... ¡wuau! En fin,yo todavía me estoy recuperando de... todo

Tanto los recuerdos como los poderes habían sido recobrados con la misma facilidad con la que se habían marchado, aunque la duda de que había ocurrido, seguía recorriendo las calles de storybrooke convirtiéndose en el tema más hablado de la zona. Ya habían varios culpables de lo sucedido, aunque eran solamente hipótesis, ya que nadie tenía ninguna prueba de que fueran culpables. Jack había vuelto a recobrar sus memorias, y lo más importante, sus poderes, aunque aquel hechizo había tenido efectos secundarios en él, recordaba haber descubierto su pasado como humano en las tierras de los cuentos de hadas cuando fue reconocido como guardián, pero no llegaba a recordar aquel pasado como humano que ahora se había convertido en una idea que debía volver a recordar ante todo.
Durante su periodo como humano normal del siglo XXI en storybrooke, no había tenido demasiada relación con los ciudadanos del pueblo, además de que no había entablado demasiada relación con los de su edad, es más, podría decirse que era considerado frio y distante entre los aldeanos, pero no es de extrañar, pues desde el principio jack había pensado que él no encajaba en aquel pueblo, sentía que pertenecía a otro lado, aunque no llegaba a comprender del todo a donde pertenecía, excepto ahora, ahora entendía porque las cosas no le cuadraban cuando era humano, pues al fin y al cabo, él no era un humano más, él era el guardián de la diversión con poderes del invierno.
A parte del misterio sobre su pasado como humano en el mundo de cuentos, y el de él, o la, culpable de la maldición, también había que pensar en que había pasado con el resto de lo guardianes, y si solo estaba él en storybrooke, por qué la maldición solo le había afectado a él y no a los demás. Por suerte su soledad, o parte de ella, había acabado, pues aunque sus compañeros los guardianes no se encontraban allí, por el momento, era cierto que si había visto a Iceman. Durante su periodo como humano recordaba haberlo visto por el hospital en una de sus visitas, pero durante su vida en el mundo de los cuentos fue una de las pocas personas que lo habían visto antes de que fuera reconocido como guardián.
Seguir con la vida normal en aquel pueblo era absurdo, ahora sabía que era inmortal, que sabía que tenía los poderes del invierno, y sobre todo, que sabía que podía volar, continuar con la vida que había empezado, o le habían empezado, era absurdo, él quería volver a su vida de diversión, a su misión como guardián, y eso es lo que haría a partir de ahora. Había decidido ir a informar a kai de su decisión, además de que también le interesaba saber si no era él el único de los dos que había recobrado los recuerdos y los poderes, bueno si, y si decidía volver a la vida que había dejado en el mundo de los cuentos, o más bien, que le habían arrebatado.
Me había dirigido al hospital, pues allí era donde Jack, como humano normal, había visto a Kai. Había ido volando, para recordar viejos tiempos, aunque al final acabo entrando como una persona normal, por si Kai no había recordado el pasado, pues Jack no quería asustarlo. Espero en la puerta hasta que la enfermera le dio permiso para pasar. Mientras la enfermera le daba permiso para entrar, escucho como kai le comentaba a esta que ya se ocupaba él, pues éramos viejos amigos. Jack supuso, por sus palabras y el tono que había usado, que su amigo había recordado también el pasado en los cuentos de hadas, y aquello significaba que tenía libertad para volver a ser el verdadero Jack Frost. Al entrar kai le tendió la mano a Jack, y este se la devolvió con ganas y vitalidad.-¿Dónde iba a estar si nos, Kai?-comento Jack entre risas. Jack se rio ante los comentarios de su amigo.-¿la verdad? fue una experiencia rara volver a ser un humano normal.-dijo Jack entre risas.-¿Qué tal te fue a ti?

Ver a Jack Frost ahí, verlo de verdad, era algo que Kristoff todavía no podía creerse. La burbuja en la que parecía haberse sumido después de la ruptura de la maldición todavía no había explotado. Si a la mañana siguiente se levantase y siguiese siendo un pobre diablo ciego y afinador de pianos en el aburrido pueblo de Storybrooke, a 100 millas de Maine, bueno... Digamos que Kris se lo hubiera creído, dejando estas últimas semanas como si fueran un sueño y nada más. Y sin embargo, era él; Kai. Lo que debería resultarle raro era su vida como humano, no sus recuerdos reales con la Reina de las Nieves.

-Bueno... Estuve ciego durante veintiocho años, así que ahora es como... un poco raro todo -se encogió de hombros-Me alegro de verte, Jack -y no sabía cuánto. Ver una cara conocida de su otra vida le daba cierta seguridad. Se atrevió a pensar incluso que no todo estaba perdido para Gerda. Él mismo no se había reencontrado con Jack hasta ese momento, tal vez... Sólo tal vez... -Y veo que has vuelto con el tinte plateado. Te queda bien -rió. Kai conocía los poderes de Jack, había tenido la oportunidad de experimentarlos él mismo en su pueblo del Norte. Jack Frost, Guardián de la Diversión. Era extraño si pensaba que él en parte había sido el responsable de todos los buenos ratos que Kai y Gerda habían compartido subidos en un trineo. Oh, cómo lo echaba de menos-En fin, Frost. Tú dirás. ¿Qué te duele? -esbozó una sonrisa.