Una tarde en el bosque {Shadow} Terminado "Flashback"

Era una tarde en la que no tenía colegio pero mi mamá estaba trabajando, como no quería molestarla salí a dar un paseo con mi mochila. En el orfanato apenas salía de allí, del cole al orfanato y muy de vez en cuando nos llevaban al parque. Así que estaba disfrutando del paisaje, decidí no ir muy lejos por si me perdía ya que no quería dar ningún disgusto a mi mami.
Así que encontré un claro en el bosque de tanto andar, decidí quedarme a jugar. Así que saque de la mochila un mantel con mi juego de té y algunos dulces que me había dado mamá para merendar. cogí la cantimplora y serví un poco de chocolate. Al mi lado puse mi muñeca de trapo como si fuese una invitada a mi fiesta. Cogí mi ocarina y me puse a tocar aquella melodia que me gustaba tocar. No hacía frío en exceso por eso soló llevaba una chaqueta. Hacía poco que mamá que compro ropita, le estaba tan agradecida. El bosque era tan bonito, los rayos de sol me daban un calorcito muy agradable. Y el sonido del canto de los pajaros acompañaba mi melodía.

Desde que salía con Selena la vida se hacía un poco extraña. Ahora vivía con ella, y me encargaba de sus hijas a su lado. Era una mujer muy salvaje y tenía unas marcas en mi espalda que podían atestiguarlo, pero me había enamorado de ella y no podía verle fallos. Cuando me besaba mi cuerpo hervía, y nada podía hacer por dejar de querer estar con ella, salvar su corazón y devolverle la alegría. Sin embargo algo en mi interior me decía que estaba mal lo que estaba haciendo.

_ ¡Zelda!_ Exclamé, cuando la vi sola junto al pozo de los deseos. Era una de mis alumnas más calladas, aunque desde hace un tiempo había en ella una ternura que resultaba incluso chocante. Era una niña muy buena, no podía negarse. Sabía que la habían adoptado recientemente y que por eso era por lo que debía estar tan feliz. Me senté a su lado y observé lo que estaba haciendo._ ¿Puedo tomar el té contigo?

Lo cierto es que no podía dejarla sola, me sabría mal porque no estaba segura en aquel lugar. Probablemente hubiese ido a espaldas de su madre y si ella se enteraba se preocuparía sobremanera. Lo mejor era seguirle el juego un poco y luego llevarla a casa, ahorrándose líos por todas partes.

Mientras tocaba una canción con mi ocarina para amenizar la fiesta del té, observe como llegaba la Señorita Shayker. Era una profesora muy simpatica, me caía muy bien. Ella y Mary Margaret eran las mejores profesoras del colegio:
-Hola señorita- le dije con dulzura- por supuesto que puedes tomar el té con nosotras. -Le dije señalando mi muñequita, aquella muñequita tenía una pequeña taza de té. Mientras el mantel a cuadros rojos y blancos tenía varios platos con pastas y dulces variados tambien estaba por supuesto las tazas de té con la cantimplora en el medio.- estamos celebrando la fiesta del té como en el cuento de Alicia en el país de las maravillas. Mamá me lo conto anoche y pense que sería divertido hacer una fiesta del té en el bosque. ¿Señorita, creé que en este bosque hay conejos blancos?-le pregunte emocionada con mucho interes. Ella era muy inteligente así que seguro que sí había conejos en el bosque ella lo sabría.

Entonces cogí mi cantimplora y le serví en una de las tazas que acababa de sacar de la mochila un poco de chocolate. No era té pero no tenía ni sabía hacer. Después le ofrecí unas pastas de uno de los platos que tenía en el mantel. Me alegraba poder compartir mi fiesta con alguien más, me gustaba jugar pero más en compañía.

Banda sonora

Alicia en el país de las maravillas. Por supuesto que había leído ese cuento. Le gustaba particularmente el personaje del sombrerero loco, le recordaba un poco a ella con su sombrero. De existir tenía que ser un hombre muy atractivo, aunque estuviese loco. Sabía de muy poca gente que tuviese buen gusto por los sombreros. Selena no solía llevarlos, pero si había conseguido que dejase los antipsicóticos conseguiría que se pusiese un sombrero que le quedase sexy. Pero estaba divagando otra vez, cogió el chocolate que le tendía la niña y probó una galleta.

_ Que rica pasta, su alteza. Supongo que ha sido elaborada con los mejores ingredientes del reino._ dijo, con tono solemne, mientras se terminaba la galleta, que realmente estaba muy rica. No sabía por qué, pero se sentía bien haciendo aquello, como si no fuese la primera vez que jugaba así con una niña, pero no recordaba tal cosa. A fin de cuentas no tenía hijas, sobrinas ni nada que se le pareciese, así que esa idea no tenía sentido._ No sé si hay conejos, pero creo que es posible, aunque dudo que fuesen blancos, serían muy visibles... quizás en invierno.

El conejo blanco, repentinamente le dolió la cabeza al pensar en ello. Un conejo blanco, era importante, pero no sabía por qué. De nuevo ese dolor de cabeza igual que en el hospital, y también estaba esa mujer de negro de la que no veía el rostro. Tuvo que detenerse, porque se iba a volver a desmayar.

A la señorita se le daba muy bien el juego, se notaba que sabía tratar con niños. Ver que quería jugar conmigo me hizo muy feliz. Ella tomo la taza que le dí con chocolate emulando ser té y también una de las pastas. Al probar una de las galletas, pareció gustarle, eso me alegro muchísimo.

-Muchas gracias, las has elaborado los mejores cocineros de nuestro reino-le dije con mucha emoción metiéndome en mi papel en la fiesta del té. Era muy divertido poder jugar con gente que se metía en su papel en el juego. En el orfanato como las madres no tenían tiempo de jugar, yo me inventaba sus papeles en el juego y me imaginaba que los interpretaban. Aunque claro esta que no era tan divertido como en esta ocasión. Entonces después de tomar un sorbito de mi chocolate le pregunte si había conejos blancos, me lo explico. Era una pena que no hubiera conejos blancos. Una vez en el orfanato intente hacer un peluche de un conejo blanco con un calcetín. Las madres se enfadaron por usar uno de los calcetines que me habían regalado, estuve un mes entero sin postre y para colmo el peluche no me salio.

En ese momento me fije en que la señorita parecía encontrarse mal, ¿quizás hubiera dicho algo malo? nunca se sabía con los adultos. Pero estaba preocupada por ella, con una mirada de inocencia le dije:
-¿Se encuentra bien señorita?- salí de mi papel en el juego pero era más importante mi señorita. Saque de mi mochila un botecito de medicina mágica, que en realidad eran caramelos.
Mire a la señorita preocupada y le ofrecí el botecito de la medicina mágica, que tenía escrito aquel botecito "medicina mágica"
-Tome, le ayudara a ponerse bien-le dije muy preocupada pero con ternura y cariño.

Spoiler:

Zelda se había asustado, pero lo cierto es que Shadow ya se encontraba mejor. Había sido algo repentino pero ya estaba bien. Observó los caramelos que le ofrecía y sonrió un poco. Zelda siempre le había parecido un encanto de niña. Su madre actual debía estar encantada con ella. Tomó uno de los caramelos y se lo llevó a la boca, dejando que su "magia" hiciese efecto sobre ella. Y lo cierto es que empezaba sentirse algo mejor, pues el dejar de pensar en aquellas visiones era un alivio para su cuerpo y espíritu. Acarició el anillo que llevaba colgado del cuello y despejó sus dudas.

_ Tranquila Zelda, estoy mejor, tan sólo ha sido un momento._ dijo, volviendo a tomar el chocolate, se sentía como si hubiese tenido un bajón de azúcar aunque dudase mucho que aquello se pareciese en lo más mínimo a eso. La niña había sido muy gentil y Shadow consentiría en volver al juego, aunque suponía que quizás no fuese la mejor idea de todas._ Estoy un poco Mareada, de todos modos. ¿Podemos caminar un poco?

Lo cierto es que pensaba que tomar un poco el aire la despejaría y podría relajarse del todo. Ayudó a Zelda a recoger sus cosas y las metió en la mochila, de modo que pudiesen seguir su picnik más adelante. Ver a esa niña le hacía desear tener una como ella. Pero Selena ya tenía dos hijas mayores y esa idea estaba descartada, lo cual lamentaba mucho. Ser madre siempre había sido uno de sus sueños.

La señorita cogió un poco de la medicina mágica de aquel bote, mientras la miraba con preocupación. Entonces me dijo que se encontraba mejor, que soló estaba un poco mareada. Me propuso dar un paseo:
-Por supuesto que sí-le dije con una gran sonrisa ya más tranquila, aunque en el fondo estaba preocupada por la salud de mi señorita.

La señorita me ayudo a recoger todo en la mochila, no tardemos mucho en recogerlo entre las dos. Entonces la mire con mucho cariño, poniendo en mi espalda la mochila. Con mucho cariño le dí la mano para empezar nuestro paseo, quizás veríamos algunos animales. Esperaba que no hubiera animales salvajes como lobos, como en clase de la señorita Mary Margaret, que nos estaba enseñando cosas sobre los animales del bosque. Mire a la señorita con algo de preocupación, aunque no la demostraba superficialmente ya que no le quería preocupar. Era una de las profes que mejor me caían, ella y Mary Margaret me enseñaban cositas muy interesantes. Mientras paseábamos le pregunte con interés:
-¿Que tal se encuentra señorita?

Al llegar a un claro había muchas flores, corrí junto a las flores y me puse a hacer una corona de margaritas. La elabore con mucho cuidado y delicadeza, luego fui junto a mi señorita y se la ofrecí:
-Tome, es un regalo para que se mejore- le dije con mucha ilusión.

Zelda era muy dulce, quizás demasiado. Shadow no entendía por qué le tenía tanto afecto, aunque no se quejaba por ello. Era, sin lugar a dudas, una niña encantadora. Además la habían criado muy bien y estaba muy bien educada. Ella ya se sentía bien. y no quería siquiera pensar en aquel flash. Había sucedido por algo tan tonto que no podía evitar preguntase si aquello no tendría más cosas detrás. Había ocurrido al pensar en el conejo blanco. Debía evitar pensar en ello, al menos por el momento. Se colocó bien el sombrero y miró a la niña.

_ Estoy bien, de verdad, Zelda. No te preocupes._ Le dijo. Pero la chica insistió y le hizo una corona de flores. Shadow sonrió un poco, se quitó el sombrero y se la puso sobre la cabeza, sintiéndose extrañamente aliviada. Parecía una princesa de cuento de hadas, lo cual le hizo sentir un poco estúpida, pero no se quitó la corona para no ofender a la niña que la había hecho con tanto afecto y ahínco._ Gracias, es muy bonita, no me hacen regalos como este todos los días.

Selena le había regalado flores un par de veces, principalmente rosas negras, debido a su gusto por todo lo oscuro. Pero para Shadow eso no era un problema, pues se adaptaba a lo que fuese.Se lo pasaba muy bien con Selena y aunqu disfrutaba mucho, no podía dejar de pensar en que algo no iba bien, pero no podía identificar el qué, y eso la asustaba.

La señorita me aseguro que se encontraba mejor, eso me alegro y parecio gustarle la corona de flores. La señorita estaba radiante, parecía sacada de un cuento de hadas o quizas una princesa. Termine otra delas coronas y me la puse.
-Me alegra que te guste, y que estes mejor. Estas preciosa.- le dije mientras me acercaba a su lado, le dí la mano para seguir con nuestro paseo. A pesar de estar en otoño no era un día muy frío, me preguntaba como le iría a mamá el trabajo. En ese momento vimos pasar un zorro aunque estaba a distancia se veia, aquel animal no nos vío. Pero era hermoso, me quede contemplendolo.

Y le pregunte con interes a la profesora:
-¿Los zorros son animales inofensivos?- como estabamos viendo los animales en clase tenía mucho interes en el mundo que me rodeaba y siempre estaba dispuesta a aprender cosas nuevas.-Señorita ¿le gustan los animales?- le pregunte interesada en los gustos de mi señorita, con mucho cariño. El sol nos daba calor con sus rayos aunque una bisa algo fresca empezaba a soplar , era lo normal en una tarde de otoño.

Zorros. Lo cierto es que a Shadow no le inspiraban demasiada confianza. Eran animales de naturaleza salvaje, cazadores natos. Una imagen más pasó por su mente. Ella atravesando un bosque a una velocidad que dejaría pasmados a los zorros. Otro más de los sueños que tenía con la vampiresa que representaba. Ese ser sin corazón, lleno de maldad, pero cargado de un erotismo que no podía combatir. ¿Acaso le gustaría ser así? En sus sueños disfrutaba matando, pero era sólo eso, sueños. Y debía quitárselos de la cabeza por su propio bien.

_ Los zorros son astutos cazadores, pero no creo que nos hagan daño a nosotras, somos demasiado grandes._ Así funcionaba la naturaleza, los más fuertes sobrevivían y el resto perecían convertidos en polvo. Era implacable, y por eso los que estaban por debajo huían aterrados de los seres superiores. Pero eso no se lo iba a explicar a aquella niñita encantadora que tenía a su lado. Eso era lo que la distinguía del ser de sus sueños, su humanidad._ Si nos quedamos muy quietas quizás podamos sacarle una foto.

Shadow trató de sacar el móvil para hacerlo, pero el animal había sido más rápido y se había escapado. Suspiró, frustrada, pues no era tan sigilosa como se imaginaba. Tendrían que buscar otro animal para ver si es que ese era su objetivo en aquel paseo, aunque en cualquier caso, la profesora se estaba divirtiendo con aquello.

La señorita me explico que los zorros eran unos cazadores muy astutos, me lo estaba pasando muy bien. La señorita me estaba eneñando muchas cosasi nteresantes. Me dijo que debíamos estar quietas para hacerle una foto. Me quede inmovil observando como la señorita le sacaba la foto. Pero el zorro se escapo:
-No te preocupes señorita, ya veremos más animales- le dije dandole la mano, seguro que veria mos muchisimos más animales para hacerles fotos. El zorro era tan bonito como aquel zorro del cuento que me leyo mamá la semana pasada.

Proseguimos nuestro paseo, era divertido, como ir de excursión en el cole. Mientras paseabamos veiamos algunas mariposas de colores. Corrí persiguiendo a las mariposas, estaba contemplando sus colores.
-Que bonitas, son de todos los colores, como en el libro de clase.-Pero sin darme cuenta me tropeze con una rama de un arbol. No me hice mucho daño, pero me hice un pequeño rasguño. Lo que más fue al susto, pero no llore, había aprendido en el orfanato que no debía de llorar ya que aquello no arreglaba las cosas.

Le sorprendió mucho que Zelda no llorase ante aquel golpe. No era natural en una niña de aquella edad. Sin embargo hizo lo propio en alguien de la suya y me acerqué para examinarla. Estaba bien, tan sólo era un arañazo y se curaría en unos días. Shadow miró en su bolso y comprobó que tenía algunas tiritas que guardaba dados los incidentes que solían ocurrir en clase. Cogió una con dibujos y se la puso a Zelda sobre la herida, de modo que la protegería de posibles infecciones.

_ Tienes que ir con más cuidado o vas a hacer que tu madre y yo nos preocupemos._ dijo, tocándole la nariz con uno de sus dedos. Lo importante era que estaba bien y no le había pasado nada. Era mejor por su parte acudir ahora con su madre y se hiciese cargo antes de que le pasase algo más. Shadow no podía hacerse responsable de su seguridad, más aún cuando no dejaba de tener esas extrañas visiones que la dañaban severamente._ Zelda, creo que es hora de que te lleve con tu madre. ¿Puedes decirme donde está?

No conocía a la mujer que la había adoptado. Había pasado muy poco tiempo y los papeles no estaban al día. En los registros del colegio aún figuraba como huérfana. Pero eso era algo con lo que no se podía hacer nada estando donde ella estaba. Pero sabía que la niña no le mentiría en algo así, y Shadow se fiaba de ella. Los niños suelen ser sinceros, y Zelda se encontraba dentro de ese colectivo.

La señorita me curo la herida con mucho cariño, con una herida muy bonita de dibujos. Cuando me la puso se lo agradecí con un tierno abrazo:
-Muchas gracias, tendre más cuidado, siento mucho haberla preocupada- le dije timidamente. Me había emocionado mucho con las mariposas, al mirar donde estaban aquellas mariposas ya no estaban. El tiempo empezo a refrescar así que la señorita se ofrecio a llevarme con mamá. Así que me pregunto donde se encontraría en aquel momento mamá.

Me quede pensativa y entonces le comente:
-Mamá estara trabajando ahora, ella es la ayudante del sheriff. Se llama Amy, y es muy guapa- le dije con mucha pasión. No me cansaba de hablar de mamá ya que le debía mucho. Ella hizo que mi vida mejorase, estaba muy contenta de tener una familia y de poder propunciar la palabra mamá. También me encantaba salir del colegio y encontrarmela, era tan feliz. Le dí la mano a la señorita agradeciendole todo lo que estaba haciendo por mí. Era una buenisima señorita, no sabía si tendría hijos, pero si los tendría seguro que sería una buenisima madre. Había sido una tarde muy divertida, en especial el haberme encontrado con la señorita. La mire con mucho cariño mientras caminabamos de la mano.