Hombres libre bajo la bandera negra.

por **Regina Mills** Sáb Ene 25, 2014 6:08 pm

Se escuchaban gritos, disparos y explosiones en la cubierta del barco enemigo. El bergantín se escurrían por entre las rocas, esquivando las andanas del poderosa navío de guerra inglés. Su rival, mucho más pesado, no podía hacer lo mismo. El capitán Kenway dio la orden, y una andanada de su artillería pesada colisionó contra el navío. Los marinos ingleses escucharon un crujido, y el mástil del navío se les vino encima. El barco chocó contra las rocas y se quedó encallado, sin posibilidad de retorno. En ese momento se escuchó un grito, seguido de una maldición, y los piratas comenzaron a surgir de ninguna parte.

Un hombre encapuchado, fue el primero en tocar la madera del buque. Los marinos, desesperados, se lanzaron contra él. Se escuchó el sonido de la pólvora, y los cuatro que se habían aventurado cayeron al suelo, fulminados. Y después, con una calma que resultaba escalofriante, comenzó a recargar su arma, como si la veintena de hombres vestidos de rojo que estaban delante de él, fuesen invisibles. Dado que los demás piratas comenzaban a trepar por la superficie del navío, tuvieron que recuperarse de la impresión, aunque la voluntad no les duró mucho.

Si el hombre encapuchado les había causado impresión, la figura que los abordaría en esos momentos era sin duda mucho peor. Parecía el mismo demonio, salido de una pesadilla. Los marinos sabían bien de quien se trataba. Barbanegra era conocido y temido por toda la armada británica y gran parte de la española. A pesar de que su objetivo había sido él desde un inicio, no pudieron evitar replantearse su misión. Tan sólo el sonido de las espadas fue capaz de devolverlos a la realidad. El encapuchado y Barbanegra se colocaron juntos, despachando a cuando se les acercaban. Era un espectáculo de técnica, del arte de la batalla. Sus rivales no tardaron en formar un cerco a su alrededor.

_ ¡Os abriré en canal gusanos! ¡Este es el camino a la perdición!_ Bramaba en pirata barbado, cargando contra sus enemigos usando su hombro como ariete. Ambos se dividieron, y el encapuchado se encontró rodeado cuando escuchó a Barbanegra gritar._ ¡Kenway!

Edward se desprendió de su capucha y lanzó una pistola a su compañero herido, que si bien la recogió y pudo disparar al marinero que tenía más cerca, no pudo evitar los sablazos que se sobrevinieron. Herido y magullado, el legendario pirata apenas pudo tenerse en pie. El horror se dibujó en el rostro del capitán Kenway mientras observaba lo que ocurría, impotente.

_ ¡Kenway! ¡En un mundo sin oro, podríamos haber sido héroes!_ Exclamó el pirata. Edward quiso acercarse, pero alguien lo empujó y salió despedido hacia el agua. Derrotado y magullado, se acerco a su barco y trepó por su superficie. Casi se arrastró hasta el timón y balbuceó como pudo las órdenes para que pusieran el navío en marcha._ ¿Y Thatch? ¿Ha caído?

Edward no contestó, su silencio fue más que suficiente. Mientras el barco surcaba las olas, huyendo, nadie habló, no se cantaron salomas. Los piratas no lloran, pero no son de piedra. Y aquella noche, ninguno de los marineros del Jackdaw seguiría con vida. Ninguno contaba con que Thatch siguiera vivo, y desde luego no contaban con que, si volvía, sería con intención de vengarse de su capitán.

***

Aveline observaba en silencio la oscuridad, la inmensidad del mar, aquello siempre la había relajado. Aliviaba su sensación de fracaso constante pues el mar no había cambiado, al menos no desde fuera. Si bien, tuvo que frotarse los ojos pues, en la oscuridad, le pareció ver un barco, un bergantín. Trató de seguirlo con la mirada, pero era imposible. Sus velas eran oscuras, su mascarón inexistente. En aquellos momentos Aveline echó en falta unos prismáticos. Estuvo un buen rato esperando por su volvía a verlo, pero no fue así. En cambio, la visión que sobrevino después fue bastante menos discreta.

Una colosal fragata, enarbolando la bandera pirata, y ataviada con velas escarlata, hizo acto de presencia, como salida de la nada, y lanzó una andanada de aviso contra la ciudad. Esta vez Aveline no se lo pensó. Se concentró y, transformada en águila, se dirigió hacia el navío, en donde hizo acto de presencia. Intentó explicarse, pero los piratas que en él se encontraban la atacaron sin darle ocasión a hablar. Ella lanzó un golpe al suelo, que hizo volar a los marinos y provocó que el barco crujiese.

Y cuando se volvió, se encontró con una visión que sólo había visto en libros. El pirata Barbanegra. Trató de hacerle frente, pero el propio navío se volvió en su contra, los amarres la abofetearon, y lanzaron su Tomahawk por los aires, y cayó al mar. Ella misma lo siguió, con las ropas rasgadas, destrozadas. Los piratas habían llegado a Storybrooke.

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Así comienza nuestra trama para enero. Espero que os gusten las historias de piratas, porque vais a vivir una en Storybrooke ^^. Originalmente esta trama estaba pensada para principios de Enero, pero en vista de los exámenes universitarios, decidí postergarla hasta el día de hoy. Las inscripciones están abiertas, y la trama comenzará en breve. divertíos.

Participantes: