{La esperada boda} - {Todos}

Hoy era un día muy especial, pues estaba invitada a una boda. Aquello me hacía mucha ilusión además no era una simple invitada tenía mi función en la boda. Iba a ser la niña de las flores, mi misión consistía en esparcir pétalos de flores, eso me hacía sentirme especial. Días antes, la novia Ari me invito a tomar un chocolate hay me pidió que fuese la niña de las flores. Al principio no sabia en que consistía. Pero enseguida me hice a la idea una vez me lo explico. La ilusión de aquella chica era contagiosa, se le veía tan feliz. Estaba deseando que llegase ya el momento que empezara la boda para poder verla radiante con su vestido de novia. Con los nervios de la boda apenas pude dormir, así que me levante muy temprano. Tras darme un baño, mamá me preparo el vestido, quede asombrada lo precioso que era. También llevaría una corona de flores blancas en el cabello. Tras vestirme gire para que mi vestido ondease, parecía una pequeña princesa o una bailarina.

Debía de ir pronto al lugar de la boda, para que me explicasen las cosas de último momento. Como me llevaban en coche no tardemos nada en llegar, de echo parecía que eramos los primeros. Me maraville con cada detalle que veía, las paredes estaban cubiertas de cortinas blancas como la nieve. Hacían un bello contrate con las flores rosadas. No podría describir el lugar con cuatro palabras, pero parecía salido del más hermoso de los cuentos. Me senté entre las primeras filas disfrutando de aquella hermosa melodía, esperando a que me llamasen para indicarme los últimos detalles. Todavía me tenían que dar la cesta con los pétalos de rosas, para estar preparada para el gran momento. Me moría de ganas de ver a Ari, pero en especial de poder felicitarla, cuando la viese le iba andar un abrazo y un montón de besos.

Mi ropa para la boda:

Me alegro saber que una de mis mejores amigas se iba a casar. Se la veía tan enamorada cuando la veía por la universidad,el era el único que la podía sacar de sus libros. Al contarme que sería la madrina, pensé en darle alguna sorpresa, por eso nada más vestirme llame a algunos pájaros a los que les había pedido ayuda, quería que estuviesen atentos al evento. Me costo bastante elegir un vestido para la fiesta, de normal no solía usar vestidos largos pero la ocasión lo merecía. Debía estar elegante y digna para ser la madrina de Ari. Quede con ella para acompañarla hasta el lugar donde se celebraría la boda. Tome mi bolso y salí de casa, al salir suspire ya que jamás sabría que era aquel sentimiento llamado amor. No tuve que andar mucho ya que mi coche estaba cerca, al subir deje el bolso sobre el asiento del copiloto y marche hacía la casa de Ari, para buscarla. Había escuchado que traía mala suerte que el novio viese antes a la novia, por eso me ofrecía a llevarla. Antes de llegar, pare en la floristería del señor French. Allí compre flores, me quede un rato decorando el coche con cintas y flores. Por suerte llegaría a tiempo ya que salí temprano, seguramente la novia estaría muy nerviosa con este día.

Volví a subir al coche y me puse rumbo a casa de Ari, al llegar toque el timbre.

My dress:

Una de las bodas más esperadas en Storybrooke iba a dar comienzo dentro de nada, por suerte ya estaba preparada. Bese la mejilla de mi niña, ella iba a pasar el día con su amiga Zelda.  Este día era muy importante para mi ya que Ari era una de mis mejores amigas, me imaginaba que ella estaría nerviosa. Era un sueño el poder casarse y poder pasar la vida junto al amor de tu vida. Termine de ayudar a Hikari a vestirse, la mire con mucho cariño y le comente lo guapa que estaba.  Mire el reloj, aún faltaba tiempo para que empezase la boda. Antes de ir a dejar a Hikari con su amiga, llame por teléfono a casa de la mamá de Zelda para avisar de que íbamos a ir en breves.

-¿Ya estas preparada?- pregunte dulcemente a mi niña.-Ya podemos ir- comente mientras cogía mi bolso de encima de la encimera del pasillo. Al ver que Hikari estaba lista le di di la mano una vez salimos fuera.  Me alegraba pasear junto a Hikari, era muy bonito el vinculo que teníamos entre las dos.  Conocia el camino a casa de Zelda porque había acompañado alguna que otra vez a mi pequeña, no tardemos mucho en llegar. Antes de irme llame al timbre y espere a que saliese Zelda. Tras ese momento de encuentro entre las dos amigas, bese en la mejilla a Hikari:
-Pórtate bien cielo, volveré luego a por ti-sabia que se portaría bien, era una dulzura de niña. Me gustaría que mis padres la conocieran pero ellos seguirían en Fairytail land seguramente.

Todavía era pronto para ir al lugar del evento así que fui a casa de mi amiga, a ver si podía ayudar en algo para el gran evento.


Al llegar a las puertas me encontré con Ruby, estaba muy hermosa:
-Hola Ruby- le dije tras varios besos- estas muy guapa. ¿Vienes a ayudar a la novia?

Mi vestido:

Después de tocar el timbre de la casa de Ari, no tardo en abrir. Al verla pude comprobar que la pillaba en mal momento, se notaba que estaba nerviosa. Al verla le abrace con mucho cariño:
-¡Felicidades, Ari!- sonreí tras separarme un poco. Organizar una boda podía ser difícil pero más siendo la novia. Nunca me había enamorado, pero sabía que todas esas emociones más los nervios de que todo fuera bien era una mezcla explosiva.

-Aqui me tienes para ayudarte, e incluso he preparado una entrada para cuando llegues al lugar de la boda- no le desvele las sorpresas que le tenia reservadas , pero cuando marcháramos para el lugar de la boda podria ver como había decorado mi coche, con el que la llevaría hasta el lugar. Seguí a Ari tras cerrar la puerta de la calle, al llegar a su habitación quede fascinada con el vestido de novia. Cuando me contó su preocupación me gire para mirar la, le guiñe un ojo y le comente alegremente:

-Aqui tienes a tu amiga, el hada de los animales para lo que haga falta- reí alegremente para intentar que se relajase un poco ,así era, estaba para lo que hiciera falta. Entonces se escucho el timbre de la casa, Ari emitió un pequeño grito. Y me pidió que la ayudase abriendo la puerta.-No te preocupes de nada, yo me encargo. Ya veras como todo marchara bien- le comente antes de ir a abrir la puerta.

Baje las escaleras lo más rápido que pude, gire mi cabeza para que el mechón de cabello que tenia delante de los ojos se moviese a un lado. Si estaría Rosetta seguramente me regañaría por correr con un vestido. Abrí la puerta y pude ver a Ruby y Mei:
-¡Hola chicas!, ¿venís a ayudar? -me imaginaba que así era, así que les deje entrar, con una dulce sonrisa-Nunca viene mal un poco de ayuda, seguro que Ari os lo agradecerá.

Estábamos invitados de nuevo a otra boda, tanto Elizabeth como yo. No conocía apenas a los novios, ya que no me daban trabajo en el hospital, eso era bueno. Sabía que a Elizabeth le haría ilusión asistir, así de paso podríamos tomar ideas para nuestra boda. Encargue a Igor que trajese mi traje de la tintorería, así hizo. Nada más terminar de desayunar subí las escaleras hacía el dormitorio. Mi traje estaba preparado sobre la cama, no tarde mucho en prepararme. Una vez me termine de vestir baje al recibidor, donde busque en el cajón de la cómoda una sorpresa para mi amada. Tome la caja y subí, al llegar a la habitación quede prendado con su belleza, estaba deslumbrante:
-Cada día me sorprendes más, amor mio. Estas expendida- susurre a su oído mientras tomaba su mano y colocaba sobre ella una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Me gustaba tener pequeños detalles con ella, aquellas piedras no brillaban nada comparado con su hermosa mirada.

-Te queda de maravilla- acaricie su mejilla y la bese con amor- te espero abajo- le comente mientras salía. Baje las escaleras hasta llegar al salón hay me senté y espere a que Elizabeth terminase de prepararse para ir juntos. Llame a Igor nuevamente y le pedí que se encargase de preparar el coche para que estuviese listo. No me gustaba llegar tarde a ningún lugar donde nos hubiesen invitado.

Mi traje:

No conocía apenas a los novios, pero Grace estaba muy ilusionada con aquella boda, con ser la chica de las flores. Y yo necesitaba estar con ella, por lo que decidí asistir para que no se sintiese sola. A pesar de todo, no era una idea del todo buena presentarme. En cuanto atravesé el portón de aquella sala empecé a notar como el cuerpo se me quedaba flojo. Me apoyé en el quicio de la puerta, respirando agitadamente, y tuve que dar un paso atrás. En ese mismo momento me sentí mejor.

Había olvidado que junto con mis fortalezas, habían retornado también mis debilidades. En los templos me debilitaba, me quedaba sin fuerzas. Y aquella iglesia no era una excepción. Si entraba, me iría agotando hasta desmayarme, y luego tan sólo me quedaba morir. Le dediqué una sonrisa a mi hija desde donde me encontraba, y le indiqué con un gesto que se acercase.

_ Cariño, no puedo entrar dentro. Pero estaré animándote desde aquí, vale cielo. Estás preciosa._ Le dije, mientras me arrodillaba y le daba un beso en la frente. Ella me necesitaba, pero le estaba fallando. Mi inmortalidad me estaba saliendo cara, eso desde luego._ Sé que lo harás bien. Siempre estoy orgullosa de ti.

Hoy era el día que Ari había estado esperando durante mucho tiempo, y que, por mi causa, no había podido ser durante veintiocho años. Que me invitase era una prueba irrefutable de que realmente las cosas entre nosotras estaban realmente bien. Me sentía orgullosa, querida. Y por eso la sonrisa que llevaba mientras me acercaba a la puerta de aquella iglesia, era realmente sincera. Aferraba a Mallory de la mano, mirándola de vez en cuando.

Desde que nos habíamos casado y se había roto la maldición que me había convertido en niña, y excluyendo pequeños asuntos puntuales sobre Arciria, estábamos más unidas que nunca. Me sentía realmente plena a su lado, feliz. Feliz como no lo había estado desde hace mucho tiempo. Y le deseaba eso a mi prima. Deseaba que se sintiese como yo, que sintiese que, junto a la persona especial por la que tanto había luchado, pudiese acurrucarse siempre. Poder mirarse la mano y ver aquel símbolo que, en los momentos duros, te recordaba que había alguien que siempre estaría tu lado.

_ Algo me dice que esta boda  no va a tener sobresaltos._ Le dije, apretando la mano que nos unía. Nuestra boda había sido, en ciertos sentidos, demasiado particular. Pero eso no significaba nada. al final, después de muchos planes para que todo fuese perfecto, lo que realmente contaba era que, al acabar el día, estuvieses casada con la persona más importante del mundo. Y aunque no lo había recordado entonces, para mí ahora era tremendamente significativo._ Apostaría por ello.

James me había nombrado su padrino. Admito que aquello me había tomado por sorpresa, pero lo cierto era que no requirió un excesivo trabajo por mi parte. De hecho, James parecía no haber tomado mucho partido en su propia boda, dado lo calculado que parecía tenerlo todos los planes asociados. Cuando le dije que Ruby y yo no pensábamos casarnos me dedicó una sonrisa un tanto particular. Y luego empezó a picarme diciéndome que lo entendía, que estaría ridículo con un anillo en el garfio, aunque se calló cuando le dije lo que iba a hacer con ese utensilio si no lo hacía.

En cualquier caso, iba a estar allí como se me había pedido, aunque por el momento no tenía que intervenir. Cuando me llegase el momento. Ruby estaba con la novia, así que yo por el momento estaba un tanto perdido en la iglesia, por decirlo de algún modo, no sabía donde colocarme. Así que me dediqué a fingir que estaba revisando que mi Garfio resplandeciese. Alguna consecuencia buena tenía que tener que te faltase una mano, digo yo.

Del mismo modo, tenía claro que no iba a decir cursilerías aunque me lo pidieran. Quizá había perdido mucho con respecto a la clase que debía tener, pero seguía siendo un pirata temible, o al menos lo intentaba, y tenía una dignidad, un honor. Algo que no iba a dejar de lado por la vida de un amigo, eso lo tenía totalmente claro.

No conocía mucho a Ariadne y tampoco a James pero sabía que este iba a ser uno de los momentos más felices de su vida. Es más, yo ya estaría casada sino hubiera sido por la maldición de Regina pero no soy una persona rencorosa. Además, este día era para estar felices y sonrientes, no para pensar en hechos pasados. Ojalá Elessar estuviera aquí... Pero tengo que dejar de pensar en eso y ser feliz. Sé que lo encontraré así que esperaré todo lo que tenga que esperar aunque pasen años.

Me peino yo sola dejando mi pelo largo medianamente suelto y adornándolo con varias flores rosas, blancas y azules. Se que puede que no peguen mucho con mi vestido azul pero no me importa. Necesito llevar estos colores porque significan mucho para mí por cosas que pasaron hace muchos años. Cuando me visto, salgo de mi casa sonriendo y me dirijo hasta el lugar donde se va a celebrar la boda para ver si veo a alguien allí. Me pregunto quiénes habrán llegado ya, si veré a Elessar y como irá vestida la novia. Son muchos interrogantes pero sé que los resolveré en cuánto llegue, algo que no me llevará mucho tiempo. Es más, aquí estoy ya.

Spoiler:

Aún no había señal de los novios, estaba algo nerviosa esperaba no cometer ningún error. Algunas personas empezaron a llegar la mayoría no las conocía más que de vista por el pueblo. Mamá se quedo atrás pero me hizo un gesto para que me acercase y así hice, fui a su lado.

Cuando llegue al lado de mamá, ella me explico que no podía entrar. Asentí dulcemente a sus palabras, entonces ella se arrodillo y me beso la mejilla. Ahora tenía más confianza en mi misma ya que ella aunque no entrase estaría cerca de mi, ella tenía confianza en mi. Podía hacerlo ahora no tenía dudas todo marcharía perfectamente. Sonreí a mamá y exclame:
-¡Gracias mamá,! lo haré lo mejor que pueda, seré la mejor niña de las flores-aún parecía que faltaría bastante para comenzar, mire hacía el lugar de la ceremonia y no veía a nadie conocido, entonces le pedí a mi madre:
-Mamá, ¿puedo quedarme aquí fuera contigo hasta que venga más gente?-le pedí, ya que parecía que aún faltaba mucha gente y allí sola me aburriría. Le mire tiernamente, esperando escuchar su respuesta. Además no quería dejarla sola, quería poder pasar un rato más a su lado antes de que empezara la boda. Mamá estaba tan hermosa, siempre lo estaba pero hoy parecía sacada de una película de lo elegante que estaba.

Paige entendía lo que me sucedía. Me alegraba de que fuese tan comprensiva conmigo después de lo mal que me había comportado como madre durante aquellos cinco años de infancia en los que me había creído muerta. Yo no había sido, precisamente, una madre ejemplar, pero está bien claro que quería a mi hija, y no iba a cometer los mismos errores que ya había cometido en el pasado con Lucrezia o con Cora. Mientras pudiese iba a estar con ella.

_ Claro que puedes quedarte conmigo cielo. Así no me sentiré sola aquí fuera._ Susurré, acariciando su cabello lentamente. Adoraba a mi pequeña, más que a nada en el mundo. Pero lo cierto es que tenía que dejarla crecer. Lo haría, con el tiempo. Pero no quería que dejase de ser mi pequeña._ Me hubiese encantado poder estar ahí dentro contigo.

Mis restricciones estaban claras. No podía asistir a templos a pesar de todo. Y era doloroso cuando se trataba de acompañar a tu familia. Pero estaría con ella en espíritu, la cuidaría con mi voluntad, con mi valor. Sabía que a ella le bastaba con eso.

Podía notar cierto reproche ante la mención de mi hermana. Pero no podía culpar a Mallory. A fin de cuentas nadie se terminaba de fiar del todo. Yo no era una excepción. Sabía que Arciria probablemente tendría planes ocultos para aprovechar la situación, en especial desde que aquella joven egipcia había hecho acto de presencia. Había algo en ella que, desde el primer momento, me había puesto los pelos de punta. Pero mi hermana parecía feliz, y por ello tenía que darle una oportunidad, igual que había hecho con ella.

_ Yo tampoco las tengo todas conmigo. Pero tenemos que intentarlo. Si no le damos una oportunidad nunca sabremos si puede cambiar._ Hice un ligero reproche pero pronto lo hice desaparecer y le sonreí. Sabía que estaba siendo muy difícil para Mallory. Pero lo estaba haciendo porque yo había decidido darle otra oportunidad a Arciria._ No creas que no valoro lo que haces por mí. Y ten por seguro que yo... te lo compensaré.

Le di un suave beso en los labios y estreché su mano con algo más de fuerza en aquel momento. Quería ser su apoyo en lo que estaba pasando, en lo que estaba haciendo por mí. Ella lo llevaba siendo desde su vuelta, cuando intentaba seducirme con aquellos vestidos ajustados que entonces me turbaban, pero que ahora me encantaban.

Parecía mentira las vueltas que daba la vida, muchas de las cosas que creímos en nuestro reino habían cambiado. Nuevas nuevas venían en Storybrooke y nuevos cimientos en los que nuestra familia se iba asintiendo. Aún seguía sin poder creer que el hermano al que apenas conocía y daban por muerto, vivía, estaba en Storybrooke y...hoy asistiría a su boda.  Era como si siempre hubiésemos pertenecido a Storybrooke, vivíamos ya acostumbrados a su tecnología, todo de lo que antes carecíamos. La verdad no me importaba donde vivir, con tal de poder ver su sonrisa cada mañana.  

Termine de ponerme el chaleco, mientras ella me ayudaba con la corbata, era una mujer muy detallista. Sabía ponérmela, pero adoraba tenerla cerca. La tome entre mis brazos a los segundos que ella termino, sin decirle nada le bese apasionadamente.
-¿No te importara llegar un poco tarde a la boda?- bromee, entre risas. La baje al suelo para dejarle que ella también terminase de prepararse. Me sentía vivo y más que nunca, mi familia se iba ampliando y eso me hacía feliz ya que sabía que siempre estaríamos los unos por los otros. Tenía la oportunidad de conocer a mi hermano, cosa que no pude hacer en nuestro reino ni tan siquiera invitarle a mi boda. No sabía nada acerca de el, pero la vida nos brindaba nuevas oportunidades.

Ya faltaba poco, mientras esperaba a mi esposa. Tome el periódico local y empece a ojearlo sentado  en el sofá. De pronto baje el periódico y hay estaba ella, radiante y hermosa, por poco no se me cae el periódico de la impresión. Me levante y la mire de arriba a abajo y bromee inclinándome hacía ella y tomando su mano:
-Princesa Blancanieves, ¿querrías casarte de nuevo conmigo?- sonreí ampliamente levantando mi mirada de su mano hacía su rostro. Al levantarme la volvía a besar mientras la abrazaba, cubriendola bajo mis brazos- ¿vamos?- propuse separándome ligeramente de ella y tomando su mano, entrelazando nuestros dedos.

Mi traje: